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A quien amo por MaryHyuga

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Notas del capitulo:

Hola :3

Capítulo 11

 

Y continuamos con dos chicos enamorados, que lo que más desean es poder estar con su amado.

Después de aquel agotador día lleno de aventuras, celos, compras y amor. Por fin todos los mugiwaras se encontraban reunidos en la cocina del Sunny. Todo era igual que siempre hasta que Nami se quedó mirando fijamente a Roronoa.

-Que miras- Pregunto con tono enfadado a lo que Nami hablo.

-Es muy bonita- Todos sus nakamas con excepción de Robín se quedaron pensando a que iba aquel comentario.

-¿De qué hablas?- Ese día se encontraba de buen humor por lo que no utilizaba los típicos motes contra la chica.

-De la chica rubia con la que estabas, es muy bonita ¿Es tu novia?- Pregunto picara. A lo que Zoro resistiendo todo lo que podía intento no sonrojarse, no pensó que sus nakamas le vieran- Se ven bien juntos- Y ahí Zoro no pudo más y un pequeño sonrojo casi imperceptible gracias a su color de piel apareció en su rostro.

Pero Sanji se encontraba en un dilema. Primero feliz porque Nami dijera aquel comentario, pero luego molesto porque se referían a “ella”.

-[Diablos cómo es posible que pueda tener celos de mí mismo]- Pensaba ya cansándose de su situación.

-NO PUEDE SER- Grito la del cabello naranja- TE GUSTA- Le apunto feliz con una cuchara.

-Tsk… eso a ti no te interesa- Está bien, el moreno debía admitir que aquello le avergonzaba. Por esa razón no quería que sus nakamas se dieran cuanta de su “relación” con Sandi, pero tampoco la negaría y menos frente a sus nakamas, su única familia.

Y en ese momento fue en que todos sus nakamas se dieron cuenta de la gran noticia, Roronoa Zoro estaba enamorado.

Algunos hicieron chistes, Franky lloro, Brook dijo que eso le inspiraba y muchas otras cosas más. Que hicieron que en un punto el espadachín saliera enojado por la actitud de sus nakamas pero de cierta manera aquello se sentía bien. Eran familia al fin y al cabo.

~*~*~

Un día más estando en aquella isla, un espadachín esperando encontrarse de nueva cuenta con Sandi; y un cocinero pidiéndole a su corazón el no volver a caer en la tentación. Necesitaba estar cerca del moreno pero como él mismo.

Siete de los nueve mugiwaras se encontraban en el barco para aquel momento. Estos eran Nami, Robín, Zoro, Usopp, Chopper, Franky y Brook.

Todos realizando lo que particularmente hacían es decir, entrenar, inventar, investigar y relajarse.

Cuando de repente fueron emboscados.

El plan había surgió luego de que alguien (hágase saber el tipo que coqueteo con Sandi) hiciese notar a la marina de que Roronoa Zoro ex cazador de piratas se encontraba en aquella isla. Si, un patético plan de venganza contra el moreno.

Los mugiwaras no tardaron en comenzar a luchar para proteger a su amado barco y con ello sus sueños.

En un momento dado, sin saber cómo sucedió los 7 mugiwaras fueron separados, y sin razón alguna arrastrados hasta tierra.

El primero en llegar tras escuchar todo ese ajetreo fue el imperativo capitán. Llegando justo a tiempo para salvar a Nami, que sin darse cuenta por poco fue golpeada por un hombre de unos 2 metros.

-Gracias Luffy- Sonrió agradecida.

-Shishishi- Sonrió con orgullo el chico de la cicatriz. No podía permitir que nadie lastimase a sus nakamas.

Unos metros más alejados se encontraba Chopper y Usopp peleando con una coordinación casi envidiable. A decir verdad todos los mugiwaras podían coordinarse si así lo requiriera la situación.

Robín y Franky también se encontraba juntos. Defendiéndose mutuamente si se necesitase. Aunque por sus habilidades esto era casi nulo.

Mientras tanto Brook se movía de un lugar a otro mientras su ~Yohohoho~ Se dejaba escuchar.

Zoro con sus infalibles espadas se deshacía a sus oponentes sin miramiento alguno.

No se sabe cómo fue posible aquello. Cada uno de los mugiwaras presente estaba en su correspondiente pelea hasta que un cuerpo se escuchó caer tras un disparo. Que ¿Qué tenia de especial aquello? Que no solo el cuerpo hizo sonido, sino también el grito que se escuchó acompañado de él. Un grito de una voz más que conocida para todos, una voz que hizo que cada uno de los mugiwaras mirara desconcertado hacia aquel punto.

Y es que ¿como era posible que Roronoa Zoro pudiera ser atravesado por una bala? Aunque todos quisieran socorrerlo no podían, estaban muy lejos y los enemigos cada vez aumentaban.

Pero su alivio fue casi instantáneo al reconocer como un chico rubio con una velocidad casi vertiginosa se acercaba al moreno. Y es que el cocinero vio como aquel marine, ataco por la espalda al moreno. Mientras otro marine hizo algo que no pudo ver para que Roronoa no se diera cuenta hasta ya muy tarde.

Con sus patadas a diestra y siniestras acabo con los marines más cercanos al espadachín. Que a pesar que se encontraba consiente cada vez se le hacía más difícil el estarlo. Y eso era casi un milagro porque la bala había atravesado el pecho del joven. El rubio deseaba en aquellos momentos que no hubiera tocado un punto importante o vitalicio del cuerpo del peliverde.

No podía luchar en aquel lugar, y menos con su nakama herido y era casi imposible el acercase a sus otros nakamas cuando estos estaban tan lejos y peor aun luchando. Miro a su alrededor. A unos pocos metros de donde se encontraba recordaba había un bosque, no era el lugar más apropiado pero si el más cercano y en el que podría esconderse para tratar un poco a su nakama.

Con sumo cuidado tomo al espadachín para minutos después de despejar un poco el camino. Corrió lo más rápido que pudo, intentando no lastimar al moreno.

En un lugar donde los árboles se amontonaban pero casi teniendo el aspecto de una pequeña cueva fue el lugar que el cocinero considero perfecto.

Al entrar deposito el cuerpo del contrario que tenía la respiración acelerada por culpa del dolor.

-Zoro- Tomo la mano de su nakama. El rubio pensó que eso se veía mal, el cuerpo del espadachín estaba bañado en su propia sangre- Resiste por favor.

A ese punto el moreno ya no podía escuchar nada, poco a poco su conciencia se iba perdiendo. Pero si alcanzo a distinguir como una pequeña lagrima surcaba la mejía de su rubio compañero. Que dando esta como la última imagen que tuvo antes de caer desmayado.

Aunque en un principio Sanji se asustó por el repentino desmayo y creer que el otro había muerto. Suspiro aliviado al descubrir la verdad.

Al ir revisándole la herida se dio cuenta aun no siendo médico que aquella bala no había tocado nada que no se pudiera curar. Y se sorprendió al ver el tamaño de la bala, bien aquello pudo matar a un oso. En momentos como aquellos agradecía que su nakama fuera un monstruo en cuanto a fuerza y resistencia se tratase.

No puede evitar que sus manos repasen aquella herida que ahora la siente como propia. Con sumo cuidado la limpia para luego vendarla, que ¿que había servido como venda? Su propia camisa la cual rompió en largos trozos.

El cocinero vio que no había ningún cambio en el espadachín. Su respiración seguía tan agitada como cuando estaban en batalla. Con cuidado acomodo la cabeza del peliverde en sus piernas.

-Eres un idiota- Susurro mientras acariciaba aquel verdoso cabello- Dejándote engañar así- Una traicionera lagrima cayo en el rostro del moreno- Pero si tan solo yo- Mordió su labio hasta el punto hacerse una pequeña herida- Si yo hubiera llegado antes tu no estarías así…. Pero tu estarás bien- Se intentó animar- Tú tienes que estar bien- Esta vez recordó algo. Acerco su boca al oído del espadachín- Recuerda lo que prometiste- Ahora si quería llorar. Aquello era doloroso. Pero bien dicen que eso sirve para animar a las personas a seguir viviendo- Tú serás el mejor espadachín del mundo y prometiste luchar por “ella” y nunca dejarla.

Y como si estas palabras lo hubiese sanado la respiración del moreno se regulo, dejándole por fin dormir en total tranquilidad.

Horas más tarde entre infinitas caricias al cabello del espadachín el rubio sucumbió ante el cansancio.

 

 

Roronoa Zoro fue el primero en despertar de aquel bello sueño donde se encontraba en un hermosísimo lugar.

Antes de abrir sus ojos lo primero que surco su mente fue la imagen de un Sanji llorando, haciendo que se extrañase y abriera sus ojos algo sorprendido.

Encontrando a los instantes a un rubio dormido. Sorprendido intenta levantarse de las piernas del rubio, pero un fuerte dolor en el pecho se lo impide recordándole de inmediato lo sucedido el día anterior. Sin otra opción que quedarse en las piernas del rubio lo único que puede hacer es ver el rostro del cocinero.

-[Lloraste por mi… Eso es estúpido, porque tú llorarías por mí. Tu celebrarías el que yo no estuviera]- Frunció el ceño mientras examinaba cada rasgo del rubio- [Se ve bien]- Se sonrojo ante tal pensamiento- [Pero qué demonios estoy pensando]- Se enoja consigo mismo.

Sin poder dormir, a pesar de lo cómodo que se siente el estar en las piernas del rubio, se quedó pensando un rato. Al sentir movimiento por parte de su nakama se avergonzó por tal bochornosa posición, cerro sus ojos y como si dormido se encontrase relajo su cuerpo.

Sanji al despertar miro al moreno y una pequeña sonrisa apareció en sus finos labios. Amaba ver al otro dormido era de las pocas veces que su facciones estaban relajadas, alejando así su imagen atemorizante.

Su mano como la noche anterior viajo por el cabello de su nakama en una suave caricia.

Zoro aunque sorprendido por el acto no se dejó notar el estar despierto. Su corazón se aceleró un poco por aquella caricia, como un pequeño acto podía sentirse tan bien.

La respuesta puede ser que esa caricia era dada con amor, pero a Zoro esa opción nunca paso por su mente.

 -[Porque yo…]- Aquello no podía ser verdad. Su corazón no había latido de aquella manera por el cocinero. Él ya amaba a alguien- [No es como que me guste el cocinero]- Se convenció-[Es que nunca habíamos tenido acercamientos tan íntimo]- Pensó como una tonta escusa que le sirvió para dejar de pensar.

Sanji con miedo de que el moreno despertase con todo el cuidado que pudo lo acomodo en el suelo. Tenía que verificar que la zona ahora era segura. Cuando Zoro sintió que el lugar era “seguro” abrió sus ojos viendo al rubio desaparecer.

 

Minutos más tardes Sanji regreso. Ya podían regresar al barco, en la cueva Zoro al sentir a su nakama volvió a “dormirse”.

El rubio se acercó a Zoro para ver la herida pero antes de que pudiera hacerlo el moreno abrió sus ojos.

-Hasta que despiertas marimo- Paso de largo mientras una sonrisa aparecía en su rostro. Que el peliverde haya despertado significaba que este ya estaba mejor.

Lo que el rubio no noto fue que el moreno por unos minutos se quedó fascinado ante tanta calidez.

-Callate ero-cook- Correspondio la sonrisa.

Minutos más tarde ambos jóvenes estaban siendo recibidos por sus nakamas. Y Chopper no se hizo de esperar curando de inmediato al moreno.

 

Se podría decir que fue un día un tanto extraño para el espadachín pero que se quedaría guardada en los recuerdos del rubio y aunque el moreno no se diese cuenta también en los suyos pero en un lugar no tan visible en su memoria.

Sanji odiaba que hayan herido a Zoro pero gracias a eso se sintió más cerca que nunca de aquel hombre que se había vuelto su mayor delito.

Notas finales:

Espero que les haya gustado <3

Bendiciones para este año y hasta el proximo (*^*)/


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