Capítulo 12
Sanji y Zoro compartieron un día juntos. Un día lleno de sentimientos.
Luego de aquel día, la isla no volvió a ser un tema de conversación. Pero no era por resentimiento, sino porque estaban muy ocupados regañando a su nakama peliverde por no querer descansar.
Al llegar a una nueva isla lo primero que el espadachín hizo fue como siempre ignorar las advertencias de sus nakamas.
Horas más tarde Roronoa al ir caminando por aquellas calles visualizo a su rubio nakama entrar a un callejón y eso le extraño.
-[¿Que hace el ero-cook en un callejón?]- Se preguntó mas no le dio mayor importancia y siguió su caminata pero no dio ni unos cuantos pasos cuando se llevó una gran sorpresa, Sandi acababa de salir de aquel callejón en el que había entrado el rubio.
Zoro al ver a la rubia se quedó sorprendido.
-[Tenía que ser casualidad aquello ¿verdad? Ellos no podían conocerse o peor ella no…]- Pero no había mejor manera de descubrir lo que estaba pasando que observar. Cuando el rubio ya estaba lo suficientemente lejos para que el moreno pasara desapercibido, con cautela reviso aquel callejón descubriendo algo que hizo que miles de dudas aparecieran en su mente. Pero la principal era “¿Cómo?”.
Aquel callejón donde un rubio entro y una rubia salió no tenía salida, y podía ser muchas cosas pero sin duda no era tan tonto como para no darse cuenta.
Y la vio. Vio a aquella chica caminar unos cuantos cada vez más lejos de él. Vio a aquella chica con la cual compartió tantos momentos. Y por mucho que quiso encararla no pudo, no pudo decirle todo aquello que en esos instantes pasaban por su mente porque descubrió que a pesar de todo la seguía queriendo; y tras una última mirada se alejó de aquel lugar, tragándose todos sus sentimientos con el solo fin de resistir hasta llegar al barco.
-[Bien. Ahora solo debo encontrar al marimo]- Sonrió para luego enseriarse- [Es un idiota si solo hubiera descansado y no escapado yo no tendría por qué estar haciendo esto]- Pensó “irritado”. Aunque le agradaba la idea de poder estar con su nakama a solas. Pasear con él y….- [Diablos Sanji concéntrate]- Con su haki activado se dio cuenta que su nakama estaba detrás de él pero caminando a sentido contrario- Zo…- Pero antes de terminar de pronunciar aquel nombre el moreno había desaparecido. Se dio cuenta que se dirigía al barco por lo que supuso de nada serbia que estuviera como Sandi. Adiós a su plan.
~*~*~
Minutos más tarde Zoro encuentra el Sunny, el nido del cuervo es su primera y única opción. Ese es su lugar, pocas veces sus nakamas le interrumpían.
-Zoro- Le llamo Nami a lo que el joven la ignoro olímpicamente- Oye tu…- Estaba a punto de gritarle una reprimenda cuando Robín la detuvo.
-No lo hagas- Negó cuando la pelinaranja la miro de forma inquisidora- No es el momento- Y si la morena no le hubiera advertido el peliverde hubiera dicho algo ofensivo, no estaba para soportar a nadie. Ni siquiera a sí mismo.
Al llegar al nido del cuervo se separó de sus amadas katanas porque de tenerlas juraba que correría sangre.
-Se burló en mi cara soy un imbécil como no lo vi antes.
*-mi nombre es Zoro.
-Sandra pero puedes decirme Sandi un gusto*
-Jajaja un gusto Sandi o mejor dicho Sanji y es que soy tan idiota hasta su “nombre” es igual, todo de ellos es igual pero no, yo fui tan ciego de creer que era una mujer que solo quería de mi compañía, aunque se portaba tan amable conmigo y yo fui cediendo -Suspiro- Sin embargo algo en él es…- Y no termino la frase, porque ni el sabia a lo que se refería.
*- Zoro cuéntame de ti*
-Ahora conoces más de mí, no es así ero-cook- Sonrió con melancolía. No es que eso le lastimase, si el rubio hubiera preguntado aunque sea con una de sus típicas peleas pero podía haberle contado, lo que le lastimaba es que utilizara una treta tan sucia como hacerse pasar por alguien más.
*-Zoro que alegría verte- Exclamo alegre la rubia.
-Lo mismo digo pero que haces aquí.
-jjjj solo pase por esta isla a ver a unas amigas*
-Si claro, unas amigas- Escupió las palabras con remordimiento- Así que eso significa que no soy al único que has estado mintiendo todo este tiempo.
*-Parece que la pasaste bien anoche marimo.
-Eh?
-Lo digo porque no apareciste en toda la noche.
-jajaja preocupado por mi cejillas*
-Pero claro que no estabas preocupado por mí- Pensó con rencor- Eso explica que hacías esa noche tan tarde, claro si estabas hace apenas unos minutos conmigo, el estúpido marimo de que te estuviste burlando todo este tiempo.
*-[Solo es el cejillas]- en lo que iba a seguir con su camino, se dio cuenta de algo y detuvo su andanza-[No puede ser posible o si, talvez me confundí y no es él o mire mal]*
-Ese día- Recordó- Ese día en aquella isla no había visto mal. En realidad eras tú cocinero- Su sangre hirvió en la cólera- Pero como le hiciste para cambiar tan rápido- Le asalto la pregunta en la mente. Y esa era la pregunta que más le inquietaba, porque estaba claro que Sandi era una “mujer”.
*- No me digas que el gran Roronoa Zoro se ha enamorado- Dramatizo la frase.
-Puede que si- Contesto a la provocación solo para fastidiar al rubio- Pero eso a ti no te incumbe ero-cook.*
-Pero claro. Yo de idiota siempre le seguí el juego.
*-Sandi tu… sé que no llevamos mucho tiempo de conocernos- Dijo a lo que la chica asintió- y sé que es menos tiempo el que hemos compartido- Le confeso para luego atraerla así mismo dejando a la rubia sorprendida- pero tú me gustas- Junto sus labios en un casto beso que representaban los sentimientos de Roronoa, era un simple roce de labios para cualquiera pero para aquellas dos personas era mucho más que eso, lo sentía en lo más profundo de sus almas.*
Tras ese pequeño recuerdo se cubrió el rostro con una mano.
-Le bese- Se reprendió- Le dije lo que sentía.
*-Y pienso luchar por ti.
-Entonces no te alejes de mi Roronoa.
-No tienes que decírmelo, te buscare sea el lugar que sea.*
-Y lo peor de todo es que ese día pensé que podría tener una oportunidad- La furia por su orgullo herido fue tanta que el pobre suelo recibió un golpe para poder ser liberada- Pero porque demonios seguiste, fui sincero contigo, sabias que te quería, porque no simplemente hiciste que mis esperanzas murieran.
*-De la chica rubia con la que estabas, es muy bonita ¿Es tu novia?- Pregunto picara -Se ven bien juntos- Zoro se sonrojo -NO PUEDE SER- Grito la del cabello naranja- TE GUSTA.*
-Y resulta ahora que ese día dejaste que tu querida dama creyera una mentira- Sonrió con ironía- Quien lo habría pensado de ti ero-cook, mintiéndoles tan descaradamente.
*-Hasta que despiertas marimo- Paso de largo mientras una sonrisa aparecía en su rostro.
-Cállate, ero-cook- Correspondió la sonrisa.*
-Me pregunto porque hiciste todo aquello el día que me salvaste. Hiciste lo que ella habría hecho- Y tras ese pensamiento el espadachín se dio cuenta como si una cubeta con agua hubiera caído sobre su cuerpo.
Y eso era que se suponía que él estaba enamorado de la rubia. Pero la rubia era el cocinero.
-Eso significa que estoy enamorado de Sanji- Pensó alarmado- Pero yo no siento nada más que camaradería por Sanji- Su corazón se aceleró por aquello. Pero solo era por la impresión, el no sentía nada parecido al amor por Sanji.
-Pero…-Pensó un poco más detenida la situación- Significa que mi amor por ella o el- Eso ya no lo sabía- Es tan superficial para que solo fuera por ella. Porque si son la misma persona eso significa que Sanji tendría que gustarme- Aquella duda le carcomió la mente.
Como podía explicarse aquello. Él siempre estuvo seguro que le gustaba como la chica le trataba y su forma de ser. Pero se suponía que el rubio debía ser igual. Eso significaba que solo le gustaba Sandi por su forma física, es decir por ser ella (mujer). Porque de algo siempre estuvo bien en claro, él no era del tipo de persona que se fijara en género. O eso es lo pensó hasta ahora, Sanji le hacía dudar de sus propios ideales.
-Ella me gusta- Agarro su corazón, bueno su camiseta donde sabia debía estar su corazón.- Pero ella no existe todo fue una mentira- La rabia volvió a consumirle- La invento, todo en ella lo invento- Y esa fue su respuesta, el cocinero había mentido. Y la persona que creyó que era Sandi nunca existió. Todo en ella era falso.
Y con esa respuesta su corazón dolió. Porque el amor que una vez proclamo no debía existir, ya que dicho amor iba dirigido a alguien que no existía.