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War of hearts. por FumiSaho

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Notas del capitulo:

Hola, Personas!!

No pude subirlo antes, pero disfrutenlo. :)

 

 

Por más increíble que pareciera, estaban en otoño. Las hojas de los arboles estacionales se arremolinaban entre las raíces que sobresalían. La noche ya estaba en su apogeo y el viento frio hacia acto de presencia arrancando pequeños escalofríos a aquellos que no iban bien abrigados. Sin embargo, para el par de chicos que se encontraban sentados uno junto al otro, compartiendo anécdotas triviales para muchos, pero llenos de significado para ellos, el frio era algo que no les llegaba por las risas que abrigaban sus pechos.

—Pensé que te llevabas mejor con Tetsuya. —confesó Akashi con una sonrisa escéptica.

—Todos piensan eso —admitió riendo. —Pero luego de Kawahara, Kagami suele ser alguien que da buenos consejos. Kuroko es como tu conciencia, ese que te reprende cuando haces algo mal.

—Heh… creo que te entiendo. —asintió. —¿No tienes frio? —preguntó al ver que cuando Kouki rió, el vapor que despidieron sus labios era claramente visible.

—No. —mintió negando con la cabeza.

 Increíble que no se hubiese dado cuenta antes, pero el viento mecía con arrebato las copas de los árboles, inclusive, ahora que desviaba la atención del castaño hacia las personas a su alrededor, se notaban claramente incomodas por el clima o bien, se iban por la misma razón. Notó entonces que Kouki ocultaba sus manos en las mangas de su suéter. Con mesura e intentando no parecer muy brusco, Seijuuro tomo una de sus manos, descubriéndola de la tela antes de poder entrelazar los dedos contrarios con los suyos.

—Estas más frio de lo que pensé. Vamos a casa. —instó levantándose de la banca.

Furihata no repuso nada, la voz quedo atorada en su garganta y su corazón encerrado en su jaula de costillas, revoloteaba golpeando su pecho. Los pulmones parecían temblar de frio, pero sus manos por otra cosa. Se puso de pie y guardó su mano desocupada en el bolsillo de su pantalón, pues Akashi parecía renuente a soltar la otra, manteniéndola ajena a la gelidez exterior.

En silencio, disfrutando del contacto mutuo y del silencio que había nacido entre ellos, caminaron hacia la casa. Las voces animadas quedaron atrás, los gritos de niños jugando siendo amonestados, el calor de las llamaradas a lo lejos, las luces que colgaban iluminando los caminos de los puestos del festival; todo continuaba detrás de ellos.

 

 

 

 

—¿Te gustó el festival? Aunque no vimos mucho… —preguntó antes de sacar sus llaves y abrir la puerta de madera, por la misma que salió a recibir a Kouki en la tarde. Metió solo la llave y espero bajo la luz automática que les daba la bienvenida.

Las personas que trabajaban para el probablemente se encontraran dormidas a excepción de los guardias que le abrieron la primera puerta de rejilla.

—Completamente. —aseguró el castaño dedicándole una sonrisa. —Los fuegos artificiales fueron lo que más me gustó. Iluminaron el cielo de una manera que no me esperaba… Gracias. 

Podría ser que Seijuuro supiera cuan encantadoras podían ser las sonrisas de Furihata, o creer que se había acostumbrado a ellas, pero eso era una burda mentira que no engañaba a nadie, pues su corazón continuaba sobrecogiéndose al ser testigo de tal acción. Y fue por eso mismo que no contuvo las ganas de delinear con uno de sus dedos fríos el contorno del labio inferior de Kouki. Con lentitud se inclinó al castaño con la intención de darle un beso antes de entrar, pero esto se vio interrumpido por la abertura repentina de la puerta.

—¡Bienvenidos! —saludo un alto rubio que mantenía una sonrisa socarrona en los labios.

Kouki dio un respingo ante la sorpresa, mientras que el chico que vivía ahí, fulminaba con la mirada al intruso.

—Nash. —saludó cortésmente el pelirrojo, tomando automáticamente la mano de Furihata. —¿a qué se debe tan… repentina sorpresa? —inquirió seco, sin abandonar la amabilidad inculcada.

—Bueno, no quería perderme la oportunidad de pasar la noche con dos de mis buenos amigos japoneses. —justificó con descaro.

A los ojos de Kouki, el acto de Nash no solo fue sorpresivo, sino incómodo. El ahora solo quería platicar con Seijuuro, pasar el tiempo y quedarse dormidos sin darse cuenta, como cuando disfruto de la noche del tanabata. Sin embargo, también era amigo del pelirrojo y aunque no le agradara la idea de compartir el tiempo, no debía comportarse tan egoísta. Lo que no sabía, era que, si hubiese expresado su inconformidad, Seijuuro con gusto se deshacía del muchacho extranjero.

—¿Por qué precisamente hoy? —indagó el joven Akashi, adentrándose a su casa, de la mano de Furihata. La casa se sentía mas abrigadora que el exterior, pero, aun así, estaba fría.

—Porque sabía que encontraría aquí a Furihata Kouki y no quería que le pasara nada malo.

—¿Qué quieres decir con malo? —terció Kouki con real curiosidad. Nash sonrió por un segundo antes de darle la cara al castaño. Le dedicó una ojeada a Seijuuro a espaldas de Furihata y entonces su semblante se vio ensombrecido por la tristeza.

—No quería decirlo tan crudamente y frente a Kouki, pero creo que deberías decirle que solo quieres acostarte con él. —atacó Nash. Los ojos azules se clavaron con pena en los grandes ojos de Furihata, que parecía no poder procesar las palabras dichas. —Te llamé en la tarde, ¿recuerdas? Me dijiste que esta noche te cogerías al cachorro del que me hablaste y en cuanto pronunciaste su nombre, supe que debía venir.

En la cabeza de Furihata todo se hilaba de a poco, dándole sentido a las palabras que Nash le dijo en un principio, a los hechos que hablaban por si solos. No obstante, Akashi era la persona que le gustaba, habían pasado una tarde y noche increíbles; Seijuuro era una persona buena, lo sabía.

—¿Por qué haces esto? —preguntó Furihata en un hilo de voz.

El corazón de Seijuuro se apretujó con fuerza dentro de su pecho y la paciencia tocaba sus últimas notas. No le gustaba para nada el ver a Furihata así. Si creía que los asuntos que Nash había metido en cabezas de ambos se solucionarían con el tiempo y sin hablarlo inmediatamente, se había equivocado.

—Te dije las dos opciones que había con Seijuuro. —murmuró solo para ellos regalándole una suave caricia hipócrita a su mejilla, como si limpiara una lagrima inexistente.

La sangre dentro de las venas de Akashi burbujeo de furia al ver aquella acción. Algo le había dicho al castaño, algo que le había dejado perplejo, pues no pareció darse cuenta del contacto que hizo el rubio.

—Será mejor que te vayas. —pidió Seijuuro perdiendo la gracia. —Kouki, —se adelantó para tomar su brazo y hacer que le dedicara su atención. —No hay necesidad de creer lo que dice. —aseguró. Pero Kouki no lo miraba

—No reservé un hotel pensando que me invitarías a pasar la noche.

—Debiste pensar en toda posibilidad.

—¿Tu lo haces? —inquirió enarcando una ceja.

—¿Te llevo a la puerta o te das cuenta de que está detrás de ti?

—Jaja… Gracias por la hospitalidad. —inclinó la cabeza antes de mirar de reojo al chico que flanqueaba a Seijuuro. — Nos vemos.

Tras la salida de Nash escucharon su auto ronronear no muy lejos de ahí. Las llantas crujieron con las piedras del suelo, alejándose rápidamente. El silencio que reinó entre ellos no fue como el mutismo acostumbrado, lleno de cosas que se romperían al pronunciarlas, incomodidad, inseguridad y miedo.

—La llamada de la tarde, cuando llegué…

—Era él. —confirmó Akashi soltando el aire en un resoplido. —Pero no hablamos de eso, créeme, Kouki. —pidió postrándose frente a él. Sus manos estaban sobre los hombros contrarios, suplicando que lo mirara, que le confirmara que estaba con él.

Una sonrisa nada convincente nació en los finos labios de Furihata y solo entonces miró a Seijuuro a los ojos.

—Te creo.  

Las palabras tenían peso y Seijuuro supo que debía de aclarar los malentendidos lo más pronto posible. ¿sería ahora el momento preciso para hacerlo? ¿no sería demasiada carga emocional para ambos en un solo día? ¿Cuánto tiempo debería esperar para hacerlo? ¿pero, y si Furihata malentendía su espera?

—¿Vamos a dormir? —preguntó con real cansancio. Sus ojos adquirieron un tono rojizo que hizo sospechar a Seijuuro y por ello mismo detuvo el paso de Furihata cuando este trato de irse primero.

—Espera. Dime lo que estás pensando, por favor. —suplicó Akashi y en el pecho de Furihata un malestar brotó como pinchazo arrebatándole toda defensa. Nunca había presenciado tal expresión.

Si solo tenía dos opciones, como decía Nash, no quería ser de utilidad solo para el sexo, así que iba a tomar, o por lo menos enfocar su esperanza en la opción me quiere como yo lo quiero.

Arrebató su muñeca del agarre contrario y con ambas manos retuvo el rostro de Seijuuro, plantando sus labios en los de él. Si bien el otro se había sorprendido, no tardó en sostener su cintura, acercando el cuerpo del castaño al suyo, tan cerca que podían sentir el cuerpo ajeno.

Mordió su labio. Juraba que nunca probó una boca tan adictiva. Sintió la lengua del pelirrojo deslizarse por sus labios, acelerando su ritmo cardiaco. Sus manos trémulas abrazaron el cuello de Seijuuro, aferrándose a él y por una razón, sentía miedo: Nash.

Seijuuro soltó los labios del castaño antes de inclinarse un poco y sostener sus muslos para levantarlo. Las piernas de Furihata se aferraron al torso del otro ansiando estar todavía más cerca. No fue mucho lo que camino Seijuuro con Kouki en sus brazos sino hasta que llegó a la mesa del lobby, depositando ahí al castaño antes de volver a su tarea. Su mente se encontraba en blanco, invadida por Kouki, su piel, la suavidad, el aroma que desprendía y que tanto codiciaba probar. Sus manos serpentearon en la espalda del castaño, buscando su piel, adentrándose en las prendas del otro. su nuca se erizó al escuchar y sentir el jadeo de Kouki chocar contra su oreja cuando sus dedos hallaron la piel cálida de su espalda.

Era exquisito. Quería más.

Sus labios se deslizaron con ferocidad hacia el cuello de Kouki, besando la piel de suave textura. El corazón se agitó dentro de su pecho y en su abdomen bajo sintió el agitar de la excitación siendo llevaba a niveles más altos al sentir que el castaño mordía su oreja. Le fue inevitable no morder el cuello de Kouki, ciñendo su espalda hacia él.

Fue cuando su izquierda se escurrió hacia la espalda baja de Kouki, metiéndose con facilidad a su pantalón, que Furihata se abrazó aún más cerca de Seijuuro, provocando que la mesa se tambaleara y a pesar de que a ninguno de los dos le importaría si la mesa se caía pues Akashi sostendría sin dudar a Furihata, el jarrón con unas cuantas flores no pudo equilibrarse, cayendo estrepitosamente contra el suelo.

Kouki dio un respingo ciñendo a Seijuuro, mientras que el pelirrojo se daba cuenta de lo que estuvo a punto de hacer. Retiró sus manos de donde se encontraban, separándose suavemente de Furihata, quien lo miró después de ver el jarrón roto en múltiples fragmentos.

—No quiero esto. —murmuró con voz baja y ante la mirada confundida del otro, añadió: —No quiero tener sexo… no contigo.

Ante las palabras dichas, algo dentro de su corazón se quebrantó provocándole una sensación de vacío y dolor. El miedo tenia razón en estar ahí, las palabras de Nash volvieron restregándole que no era lo suficientemente bueno para Seijuuro, diciéndole que no lo deseaba de esa forma.

Con vergüenza, saltó del mueble para acomodarse las ropas.

—En-entiendo. —asintió Kouki con el corazón en la garganta. —Yo…

—Puedes adelantarte, limpiaré esto. —la voz de Seijuuro era monótona y eso terminó por romperlo.

—De acuerdo. Buenas noches. —se despidió mordiéndose el labio con tal fuerza que ya no sintió su corazón contra su garganta, sino la sangre escurrirse hacia el interior de su boca.

Subió las escaleras con velocidad, sus pasos apenas se oían. No sintió las lágrimas hasta que hubo cerrado la puerta. Su pecho punzaba tanto que pensó en una posible fractura en el esternón ¿pero con que probabilidad? Se sujetó con fuerza el suéter a la altura del pecho, deseando que el dolor aminorara.

 

 

 

 

Furihata dormía hecho ovillo con las mantas cubriéndole la cabeza. Una sonrisa se asomó de los labios de Akashi al entrar sin hacer ruido, pues a pesar de que había llamado para entrar, era obvio que se encontraría dormido. Rodeo la cama yendo hacia la mesita de noche, dejando en ella una nota por si Kouki despertaba antes de que el regresara. Con la misma cautela salio de la habitación.

Para cuando el castaño despertó, la luz de la mañana ya entraba por el gran ventanal y dañaba sus ojos sensibilizados por el llanto de anoche. Se estiró y se talló los ojos antes de sentarse en la orilla de la cama. Logrando enfocar mejor, vio lo que era una hojita doblada por la mitad, con su nombre escrito en ella. Curioso, la desdobló encontrando la caligrafía perfecta de Seijuuro.

 

 

No quise entrar sin permiso, pero continuabas dormido.

Salí a correr. Regreso 8:30.

 

Alarmado, Kouki miró a todos lados buscando un reloj antes de recordar que llevaba puesto el suyo. Faltaban diez para la hora. Esa nota era probablemente un aviso para que se fuera antes de que llegara, ya que luego de lo que sucedió anoche, comprendía esa acción. Con prisa salio de la cama, corriendo a cambiarse y arreglar su mochila, sin embargo, en el momento que quiso sacar su pantalón, la tela trajo consigo unos papeles doblados por la mitad. No los recogió sino hasta que se enfundó el pantalón. Contempló ambos papeles por un par de segundos, pensando en qué hacer con ellos y con un resoplido, los recogió dejándolos en la cama, que tendió con anticipación.

Ajustó la mochila en sus hombros.

No miró atrás al cerrar la puerta.

 

 

 

Notas finales:

Nos vemos en la actualizacion!! :}


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