Se sentía acorralado, pero jamás en su vida un acorralamiento había sido tan jodidamente excitante. Se había quedado sin réplica, sí, Draco Malfoy sin un comentario hiriente, sarcástico, ninguna burla. Maldito Potter, por qué estaba tan deseoso de que éste se le volviera a tirar encima, estaba por empezar a pedírselo, pero se mordió el labio para contenerse.
Les separaban pocos centímetros, podía notar el calor que irradiaba el moreno, deseaba que estuviera mucho más cerca. ¿Estaría invocando un hechizo calentador sobre ellos?
Tenía esa resolución en la mirada que ya le había visto antes, pero en contextos diferentes, y supo que tenía la batalla perdida, él no iba a pararle, no deseaba hacerlo.
Sintió los brazos de Potter colocarse a ambos lados de su hombros en la pared, Malfoy le sacaba unos pocos centímetros, pero sintió como todo su poder le abarcaba, el negro de los ojos del chico estaban desbordándose sobre el verde, su fuerte cuello con potentes venas hipnotizaron a Draco, podía verse lamiendo cada una de ellas, pero se quedó atrapado en la media sonrisa que tenía dibujada en los labios.
Potter era noble, casi rallando los estúpido, según su opinión, esa sonrisa no era propia de un Gryffindor santurrón, aquella sonrisa devoradora era más propia de un Slytherin, más propia de la que él mismo hubiera podido utilizar, pero jamás pudo imaginarse así mismo tan sumamente caliente como al moreno en esos momentos. Y él lo sabía, tenía que saber lo que estaba causando el Draco, a poco que se pegara a él podría notar cómo con esa maldita sonrisa le estaba provocando de nuevo un húmeda erección.
- ¿Se te comió la lengua el gato?- dijo Potter con aquella voz baja y ronca, que hizo que a Draco se le erizara el vello de la nuca.
- Me pillaste desprevenido.- dijo lo primero que se le ocurrió.- Sólo eso.
Potter alzó una ceja, parecía que le estaba dando poco crédito a lo que escuchaba, desde luego Draco no se lo daría, recordó como había jadeado su nombre y enrojeció al instante.
Algo en la mirada del moreno se volvió ávido, parecía como si fuera a morderle, aquella imagen no le pareció nada descabellada a Draco.
- ¿No quieres que lo vuelva a hacer?.- mierda - pensó - aquello sí que lo ponía en un dilema, una cosa era lo que estaba sintiendo, incluso lo que deseaba tan ardientemente, y otra decirlo, mostrarse ante Potter, esa faceta jamás la había experimentado.
No quería mirarle, no quería delatarse, claro que deseaba que le volviera a besar, y mucho más, todo lo que el otro quisiera, pero quería también contenerse, aquel chico que tenía delante siempre había sido su obsesión, además de deberle la vida por sacarlo de la sala de los menesteres, súmale que tenía ante sí a un nuevo Potter con el que jamás había lidiado nunca, uno condenadamente sexy que quería besarle.
Esquivó su mirada, esquivó su pregunta, sin darse cuenta comenzó incluso a temblar, menudo cobarde que se estaba volviendo.
Notó una mano en su mejilla, no quería levantar la mirada, aunque esa mano se notaba tan cálida y casi sintió ganas de llorar, eso sí que no lo esperaba.
- Draco.- le dijo Potter casi en un susurro.- No voy a hacer nada que tú no quieras, perdóname.
Eso sí que le hizo levantar la mirada, los ojos verdes que enfrentó parecían arrepentidos, pero cálidos como si pudiera quedarse dentro de ellos y que nada malo pudiera pasarle nunca más.
- Sólo quería hablar contigo y me he desviado un poco del tema.- siguió diciendo algo sonrojado.- Me gustaría que pudiéramos ser amigos, amigos de verdad…
Le miraba expectante, ese chico se asemejaba más al que él conocía, ya no había esa mirada depredadora, sólo la amigable mirada cálida que le había mostrado en su clases de pociones.
- ¿Por qué quieres ser mi amigo?- realmente se había estado preguntando eso desde que empezara el curso.- Nunca lo fuimos antes.
- Nunca es tarde.- sonrió el otro.- Reconozco que empezamos con mal pie, y que nuestros bandos nunca fueron parejos.- dijo esto más serio.- Pero la guerra nos ha marcado a los dos, creo que compartimos más cosas que las que en su día nos separaban.
Eso era cierto, podía jurar que se sentía más cercano a él que antes de que empezara todo, él también había sentido el aliento del Señor Oscuro en su nuca, acosándolo, amenazándolo, éste se había llevado a su familia, a sus amigos, incluso una parte de sí mismo y su mundo conocido. Huérfano, marcado y sólo, sí compartían mucho más de lo que se había parado a pensar.
- Eso es cierto.- afirmó, la sonrisa en los labios del otro era tranquila.
Potter se estaba convirtiendo en su puerto seguro, le estaba ofreciendo una amistad que siempre había deseado, no sabía qué podría significar eso, sus amistades mal que le pesase siempre habían sido por interés, amigos de sus padres, personas que se le acercaban por su apellido, su fortuna, y en esos términos se había relacionado. Ahora que todo aquello se le había vuelto en contra, Potter le ofrecía su amistad en sus horas más bajas.
- En cuanto a Hogsmeade tengo un plan.- sus ojos verdes brillaron animados.- este fin de semana si quieres te lo puedo mostrar, ¿trato hecho?.- dijo extendiendo su mano hacía Draco.
- Ya sabes que no tengo permiso.- dijo tristemente.
- Lo sé.- dijo el Gryffindor.- Confía en mí, anda.
Seguía con su mano extendida, Draco se dio un empujón a sí mismo "confía" se dijo y ambos estrecharon sus manos sellando el trato.