Tuvo que salir de la taberna lo más rápido que pudo, lo había hecho sin pensar, pero lo había deseado, nunca había deseado besar a nadie de ese modo tan natural. Y aquello sí que le sorprendió, porque hubiera seguido besando a Potter, si no se hubiera separado a tiempo, aún así no podía dejar de sonreír.
Debía reconocer que se había sentido a gusto con el chico, una sensación que rara vez experimentaba con nadie. No deseaba analizar en ese momento su existencia, pensando que quizá esa capa no solo escondiera su cuerpo sino también sus miedos y complejos. Quería disfrutar de ese día fuera del castillo.
Notó cómo se le aproximaba Potter, aún algo sorprendido de que no le hubiera perdido la pista, tenía que ponerle más cuidado, seguro que estaba dejando huellas en la nieve.
Con el corazón mucho más ligero que lo hubiera sentido en años, caminó justo detrás de Potter, este le iba guiando por caminos por los que sabía no dejarían huellas. Disfrutó del aire libre, de una buena caminata y de la compañía silenciosa del Gryffindor.
Cerca de la Casa de los Gritos, le indicó que se parara.
- No es el lugar más encantador, pero sí uno de los más solitarios ¿Te apetece un picnic?.- le dijo
- Claro.- respondió.
Bajo la capa continuó avanzando tras el moreno, cuando llegaron a la puerta principal, un escalofrío le recorrió la espalda, Potter miró hacia ambos lados, y con un simple "alohomora" abrió la puerta.
Sintió la mano del moreno buscando la suya, era una estupidez sentirse impresionado por el lugar, de seguro ambos habían estado en sitios peores.
- Mi padre y sus amigos se transformaron en Animagos para poder acompañar a Remus Lupin.- dijo mientras avanzaban por el hall.- fue mordido por un hombre lobo cuando era un niño y cada luna nueva se transformaba, ellos venían aquí y no le dejaban solo.
Su voz sonaba grave, aquellos recuerdos aún le dolían. Draco apretó su mano esta vez, y cuando la puerta se cerró, se desprendió de la capa, aún seguían tomados de la mano caminando por la casa.
- Black era tu padrino, ¿verdad?.- preguntó quedamente.
- Sí, aquí le conocí.- concluyó el moreno, sus ojos estaban húmedos. Y no pudo evitar abrazarle, a lo que el otro no opuso ninguna resistencia.
Sintió cómo lo estrechaba contra sí fuertemente, como si fuera su ancla en esos momentos.
- Maldita guerra… .- realmente lo pensaba, les había quitado todo, estúpidas ideas que no servían para nada y te arrebataban a tus series queridos.
- Pero te tengo a ti.- le susurró el moreno, casi podría decir que no le había escuchado, pero no era así, había sentido su aliento sobre su cuello susurrándole esa confesión.
Se separó un poco, queriéndole mirar a los ojos. Los ojos verdes estaban cargados, sabía perfectamente que le acababa de confesar cuán importante se estaba volviendo para él. Algo con lo que jamás hubieran contado ninguno de los dos.
Draco se sentía ligero y pesado a la vez, abrazados aún, no quería estar en ningún otro lado. Y Potter acarició sus labios con los dedos, separándolo levemente. Depositó primero un pequeño beso, después otro, y otro más. Hasta que ya no pudo separarse más. Atacó su boca con avidez, y Draco le respondió, él también lo había estado deseando, desde … bien, desde siempre.
El beso se fue volviendo más y más intenso, ya no bastaba con la boca, necesitaba tocarle, apretarse contra él, sus manos recorrieron su espalda hasta llegar a su trasero, agarró con ambas manos cada una de las nalgas del rubio.
Éste le obsequió con gemido dentro de su boca, y sin poder aguantar Harry embistió al chico, clavándole su ya importante erección. De nuevo un gemido de aceptación, si no se controlaba un poco acabaría tirándolo al suelo y montándolo. No es que no jadeara ante la idea, pero también quería que fuera de otra manera, lo cierto, es que Malfoy desataba todo lo animal que no sabía llevara dentro.
- Me vuelves loco.- le dijo separándose un poco de sus labios. Éste abrió sus diamantinos ojos, llenos de deseo. Sus labios hinchados, y una cara de puro placer que nunca había podido disfrutar hasta ahora.
Por toda respuesta, el rubio se pegó más a él, demostrándole a su vez, cuánto deseo sentía también, ambas erecciones se tocaron, y Harry gimió de gusto.
Demasiada tela, quería sentirle más cerca, bajando su mano, buscó el bulto en lo pantalones de Malfoy, agarrándolo sobre el pantalón, rodeo con toda su mano su miembro. Se imaginó a si mismo, de rodilla saboreándolo completamente, eso tenía que pasar, sí. Buscó la cremallera de los pantalones del chico, que contuvo la respiración hasta que Harry se hizo con todo su pene, era cálido y duro, largo y suave como no había podido imaginar. Lo tenía para él, en su mano, y la humedad que sintió en ella le hizo bombeársela mientras el rubio buscaba su boca.
La imagen que le estaba otorgando Malfoy era la más erótica que hubiera tenido nunca, jadeando, con los ojos entornando, susurrando su nombre. Se deleitaba, sosteniéndolo por la cintura con una mano y la otra en su pene, duro y húmedo, no podía apartar los ojos de él, quería hacerle llegar al final, verle derramarse diciendo su nombre. Pero el rubio tenía otros planes, y acarició su olvidada erección sobre la ropa.
- Yo también quiero tocarte.- le dijo con una mirada cargada y la voz ronca, ¿cómo podía ser tan condenadamente sexy?
- Hazlo.- fue lo único que atinó a decir, y el rubio apretó su mano sobre su dura erección antes de sacársela del pantalón.
Disfrutó mirando su cara, y cómo se mordió los labios cuando la tuvo completamente fuera, sintió que él también tenía ganas de saborearlo y eso le hizo sentir muy pero que muy bien.
Harry les había estando sujetando a los dos, pero con la mano de Malfoy bombeando fuertemente su polla, no podía aguantarlo más, fue avanzando hasta empujar al rubio contra la pared más próxima, apoyó su mano libre sobre su nuca, y reclamó su boca, mientras ambos seguían agarrándose mutuamente, sentía que iba a explotar, que iba a derramarse de un momento a otro, y cómo si el rubio fuera consciente, acarició con su otra mano sus huevos, duros e hinchados, esto fue demasiado para Harry que se corrió en el momento, tironeando con fuerza la polla de su compañero, lo que hizo explotar al otro a su vez.
Ambos seguían unidos por sus bocas, con besos suaves y perezosos recobrando el aliento.
Harry no quería separarse, pero veía que debían hacerlo, limpiarse, y recuperar el aliento, pero de mala gana se separo del rubio, sacó su varita, susurrando un hechizo de limpieza sobre ellos.
Temía que pasara el momento y el rubio volviera a arrepentirse, no quería confortar su mirada temiendo el rechazo, una cosa era el calor del momento, y otra el después, y sabía que Malfoy tenía sus reservas.
Cuando alzó la mirada y se encontró con sus ojos plateados, tragó saliva, el momento de la verdad había llegado.
- Me habías prometido un picnic.- dijo éste con una sonrisa.- ¿faltarás a tu palabra, honorable Gryffindor?
- Jamás.- contestó Harry con una de las sonrisas más sinceras que hubiera tenido en los últimos tiempos.