Capítulo 16
Sanji pasa tiempo de calidad con sus hermanos mientras Zoro le espera.
-[Cuatro días, han pasado cuatro jodidos días]- Pensaba entre preocupado y enojado el espadachín- [¿Cuánto tiempo más es el que le debo de esperar?]- En ese punto Roronoa ya no se encontraba en sí. Todos esos días pensando en lo mismo, el retorno del cocinero. Pensando en la pelea que tendría con él, pensando en cómo luego el cocinero le pediría disculpa y el orgulloso le daría una paliza para luego decirle que es un idiota. Pero porque entre más lo pensaba más tiempo pasaba, más añoraba el regreso y lo peor la parte en que le golpeaba iba desapareciendo de sus planes. Cada vez que pensaba como sería el recibimiento algo cambiaba.
El Sunny en esos momentos se sentía tan vacío, o tal vez no era el barco, tal vez el que estaba vacío era él. Pero como saberlo, Zoro nunca había sentido algo como aquello. Se sentía peor que en el momento en que descubrió la verdad detrás de Sandi.
Era de noche, y según sus cálculos solo quedaba el día de mañana y al siguiente tendrían que partir al igual que el cocinero.
-Sino regresas mañana yo mismo te traeré de vuelta ero-cook- Se prometió así mismo levantando su puño.
-Has decidido lo que harás- La voz tan conocida de su nakama le sorprendió.
-Qué haces aquí Nami, hoy me toca guardia a mí- Le miro aun acostado en el césped.
-Solo pase a hacerte una visita, es que no puedo preocuparme por mi nakama- Se acercó al moreno.
-Tks- Zoro conocía a su nakama, no por algo habían navegado tanto tiempo juntos, pero parecía que ella lo subestimaba un poco si pensaba que él no se daría cuenta que algo tramaba- ¿Qué quieres Nami? No estoy de humor para tus cosas
-Si serás mal agradecido- Se contuvo de golpear al espadachín- ¿Qué harás Zoro?
-A que te refieres- Levanto su ceja interesado, ahora sentándose para estar más cómodo mientras hablaban.
-Me refiero a que ¿Qué harás con Sanji-kun?- Para Nami la pregunta era obvia, de que más podría estar hablando.
-¿Qué?- Eso le sorprendió, como ella sabía lo de Sanji.
-No fue muy difícil de averiguar, primero tu encierro, la preocupación de Sanji-kun que es como un libro abierto aunque intente no demostrarlo, lo ignorabas y no trataste de disimularlo. Ahora Sanji-kun desaparece, y por lo que escuche hace unos momentos lo traerás pero ¿Qué pasara después? Hay cosas que todavía no entiendo pero ese no es mi asunto. Zoro debes de pensar muy bien lo que sientes. ¿Sanji-kun es un simple nakama para ti? O ¿Es algo más que eso?
-Como se supone que debo de tomar eso... Él y yo no tenemos nada más que ser parte de una misma tripulación.
-Estas seguro de eso. Entonces porque te afecta tanto- Y al ver la cara de desconcierto de su nakama supo que su trabajo ya estaba hecho. Él también estaba dudando, solo necesitaba descubrir lo que sentía- Piénsalo Zoro y no la arruines.
Y en ese momento Roronoa comenzó a pensar que las mujeres solo servían para dejarle dudas. Sandi, la hermana del cocinero y ahora Nami. Se iban sin más luego de dejarlo hecho un lio.
-Fufufu sabía que te darías cuenta- En lo que Nami iba para la habitación de las chicas escucho la voz de su nakama mujer por lo que se asustó.
-Robín- Le reprendió- No aparezcas así.
-Lo siento Nami fufufu.
-Algo me dice que no lo sientes realmente- Hizo un pequeño puchero- Tu pensabas hacer lo mismo no es así- La miro perspicaz.
-Fufufu algo así- Camino junto a la navegante hacia su camarote.
-Son un par de idiotas.
~*~*~
A la mañana siguiente.
-Está decidido iré por ese idiota- Se levantó del pasto del barco fue hacia la ciudad en busca de su nakama.
Su plan era simple, le buscaría, lo convencería de quedarse, hablarían y luego dejaría las cosas como antes.
Pasado algunas horas comenzó a desesperarse, donde se suponía que estaría el rubio, la hermana del cocinero no le había dicho nada, sin contar con su mal sentido de la orientación, en realidad estaba buscando a ciegas.
Ya estaba cansado, había perdido el desayuno, el almuerzo y si seguía así la cena también. Se sentó en el primer lugar que encontró.
-Podrías callarte ya Yonji- Se escuchó una voz irritada. Eso le alegro, conocía perfectamente ese tono de voz. Esa que siempre utilizaban con él.
El espadachín se acercó a aquel grupo, todos se veían felices aunque unos lo demostrasen más que otros.
-Pero porque debo callarme, solo quería regalarle un vestí...
-Cocinero- Se escuchó un grito que provenía del espadachín interrumpiendo así al menor de los hermanos. Sanji se tensó, no estaba listo todavía para enfrentarse a su nakama. Y muy contra lo que pensaba, pasar junto a sus hermanos le había hecho olvidar por momentos que en realidad tenía problemas.
-Zo... ¿Zoro? ¿Pero qué haces aquí?- Miro a sus hermanos y luego al espadachín ¿ahora que podía hacer?
-Yo quiero hablar contigo- El espadachín pidió privacidad a los hermanos Vinsmoke con la mirada.
-Sanji- Le tomo las manos la única mujer del grupo- Arigatou- Sanji se quedó sorprendido al ver que sus otros hermanos asentían para luego irse sin decir más. No era la despedida más emotiva pero esperaban volverse a encontrar.
Ahora los únicos que quedaban en aquella calle eran el moreno y el rubio. El joven cocinero se preguntaba si es que acaso nadie salía de noche en aquella ciudad.
-No tengo nada de qué hablar contigo Zoro- Mentía, vilmente mentía y lo sabía.
-Cocinero- No quería alterarse, debía mantener la calma- Antes de hablar de lo que debemos hablar- Suspiro- No te vayas.
-¿De que estas...?
-No abandones la tripulación y menos por mi culpa.
-Quien te lo dijo- No iba a abandonar a sus nakamas pero quería saber.
-Tú hermana. Pero no pensé que lo harías... hasta hoy- Zoro estaba sincerándose, y Sanji se sentía confundido que era aquella platica tan inusual entre ellos. O bueno entre Sanji y Zoro porque entre Sandi y Zoro se daba cada que se encontraban.
-Zoro no puedo...- No término la frase, porque en realidad no sabía que era lo que quería decir. Que es lo que no podía exactamente. ¿No podía volver? nunca deseo irse en primer lugar ¿No podía estar a su lado ocultando lo que sentía? Seria doloroso pero lo haría por el bien de la tripulación, serian solo nakamas si así lo quería el moreno. Lo único que sabía que no podía hacer era decirle lo que quería pero eso no tenía nada que ver en esos momentos ¿verdad? Porque dijo esa frase en primero lugar.
-No puedes ¿qué? Puedes hacerlo- Se acercó lo suficiente como para catalogarlo como invasión al espacio personal.
-¿Que se supone que debo hacer?- Ya no le encontraba sentido a esa conversación. Que es lo que Zoro quería que hiciera.
-Has lo que quieras- Le tomo de los hombros- Por una maldita vez dime que es lo que quieres.
-Lo que quiero- Rio irónico pero lleno de tristeza y melancolía- Sabes... lo que deseo hacer no me está permitido, no me está permitido en ninguno de los sentido, se supone que ni siquiera lo debería de desear, tienes una idea de lo que se siente desear algo con todo el corazón pero saber que nunca podrá ser tuyo porque no es tu maldita decisión el tenerlo.
-Con un demonio eres un jodido pirata, no nos guiamos por las reglas, si queremos algo lo tomamos. Que te detiene para hacer lo que quieres.
-Y si te digo que lo que quiero es irme- Las palabras anterior dicho por el espadachín jugaron en su contra- Y si te digo que no quiero estar más aquí [A tu lado], se me está permitido el desearlo.
-No mientas- Se alteró- No es eso lo que deseas.
-Y como lo sabes.
-Porque te conozco maldición- Y en medio de la pelea se dio cuenta que era verdad, la mirada del rubio nunca le podría engañar. Esos ojos eran el espejo que reflejaban los sentimientos del rubio. Y ahora sin dudas y conflictos emocionales podía ver claramente a través de ellos. Conocía al cocinero y por un momento eso le emociono.
-Te mentí... Entiendes lo que significa eso- Miro duda en el contrario- Significa que nunca más podrás confiar en mí. Significa que no sabes si soy verdadero- Repitió las palabras que el espadachín le dijo aquel día donde todo se le vino abajo- Pero es verdad, no es eso lo que deseo- Bajo su mirada.
-Entonces no me mientas más- Le tomo la barbilla para que le viera- Y muéstrame al verdadero tú. Dime lo que deseas y enséñame a confiar en ti.
-Dices que me conoces pero no sabes lo que deseo- Sus ojos transmitían tristeza desde que esa conversación había comenzado, pero ahora era acompañada de temor. Temor por lo que pasaría, temor por lo que diría a continuación- Esta bien. Te lo diré... te deseo a ti, quiero todo de ti. Pero sé que no puedo tenerlo- El rubio sonríe tristemente mientras se separa de su nakama- Eso es lo que deseo. Eres feliz con mi respuesta.
- No soy feliz con ello. Porque el tú que yo conozco lucharía por lo que desea- Le enojaba que el rubio se rindiera tan fácil. Él no era así.
-Es una lucha perdida idiota- Es que el espadachín era estúpido o que, se preguntaba el rubio. Le alteraba el que parecía tener esperanzas cuando sabía que no era así- Porque tú la amas a ella- Y como muestra se transformó en Sandi- Porque como competir contra la perfección de un cuerpo femenino y delicado- Toco parte de su cuerpo- Como puedes preferir a Sanji en vez de Sandi. Tú quieres estos labios, quieres este cuerpo. Nunca desearas un cuerpo masculino- Regreso a su forma masculina- Ahora dime ¿Vale luchar cuando la batalla ya está perdida?
-La batalla puede estar pérdida pero la guerra no.
-Podrías callarte- Le grito ahora alterado- Dime acaso te doy lastima, estas aquí solo para jugar conmigo... No te entiendo, para que has venido y porque estás diciendo todo esto. ¿A caso tengo una posibilidad? Porque por más que lo intento no encuentro lógica a lo que estás haciendo.
-Y tú crees que esto es fácil para mí. No entiendo nada de lo que hago, todavía no entiendo porque tengo esta necesidad de tenerte a mi lado- Y al rubio se le fue el aliento Zoro estaba diciendo lo que él creía que estaba diciendo. Y el moreno también se dio cuenta que había dicho algo que no estaba en sus planes pero supo que no lo decía solo por decir -[Así que eso era lo que me tenía así]- Se burló de sí mismo mentalmente- [Entonces no importa si es hombre o mujer, me gusta por ser él]- Ahora que ya tenía claro lo que sentía, seguiría el concejo de Nami, no lo arruinaría.
-Zoro tú...
-Dime que no es demasiado tarde para darme cuenta- Sonrió de lado, se sentía tan estúpido. Tantos días ignorado al rubio para darse cuenta que solo necesitaba enfrentarlo a él y a sus sentimientos.
-Eres un gran y completo idiota- Una lagrima traicionera surco su rostro- No debes de jugar así- Mas lagrimas acompañaban a la primera- Esas cosas no se dicen cuando estas en una plática tan seria. Marimo estúpido- Se limpió las lágrimas con su mano, estas no dejaban de salir.
-Yo no bromeo Sanji- Y ese fue el detonante para Sanji, las lágrimas que antes intentaba retener a toda costa ahora salían cual cascada, Zoro nunca le llamaba por su nombre. Y hasta el momento la única vez que se lo dijo fue para encararlo. Él no estaba mintiendo, él en verdad le quería.
-Recuerdas Zoro que una vez le preguntaste a Sandi si tenía un secreto- El espadachín asintió- Su secreto es que tu nakama, el cual se transforma en mujer para atraer a otras mujeres- Sanji intentaba controlarse- pero sabes otra cosa- El moreno le atrajo hacia si intentando reconfortarlo- poco tiempo después de eso comencé a tener otro secreto- Le tomo de la camisa con fuerza.
-Creo que yo comparto ese secreto contigo- Zoro ya sabía a qué secreto se refería. Estaba seguro.
-Así- Levanto su ceja dudoso- Entonces dilo conmigo.
-El secreto- Roronoa inicio con aquel juego mientras acercaba su rostro al del rubio hasta quedar a escasos centímetros de sus labios- Es que...
-Te quiero- Y tras ambos terminar de decirlo juntaron sus labios en un casto beso. Sus labios se reconocieron y como si estuvieran destinados a estar juntos encajaron a la perfección haciendo que ambos jóvenes sonrieran a través del beso. Como podrían saber el día que se conocieron que terminarían de esa manera.
A lo lejos se veía a cuatro personas observando lo que estaba sucediendo con la joven pareja.
-Tenemos un nuevo integrante en la familia- Se cruzó de brazos la joven.
-Debemos decirle a nuestro padre que somos 3 hermanos y 2 hermanas, creo que le gustara la sorpresa- Mientras todos se marchaban de ese lugar para darle mayor privacidad a la pareja el menor se reía, su padre estaría feliz de saber que Sanji estaba bien, además de que tenía personas que le querían.