Capítulo 17
La joven pareja ha aceptado sus sentimientos, dándose así la oportunidad de amarse.
-¿Esto es real?- El rubio aún no se creía que frente a sus ojos estuviera la persona que inconscientemente le hizo amarle, besándole.
-Nunca dudes de ello- Y el rubio en un intento de comprobar que era verdad tomo la mejilla morena de su nakama- Sanji… se mío- Susurro aun con sus frentes juntas.
-Con una condición- Sonrió el cocinero- Que tú también seas mío.
-Te advierto que no puedes devolverme- Jugó.
-Me estas amenazando- Le siguió el juego.
-Hmp- Fue su contestación, se encontraba divertido.
Sanji rio ante las ocurrencias del contrario.
-Ahora ¿cómo le explicamos esto al resto?- La pregunta fue por parte del peliverde.
-¿Crees que es hora de decirles mis secretos?- Estaba avergonzado, aunque ahora que Zoro lo sabía y se sentía más aliviado, se preguntaba cómo reaccionarían el resto de sus nakamas.
-Solo si tú quieres hacerlo Sanji, no voy a obligarte.
-Yo…- Se la pensó por un momento- Quiero hacerlo pero hay que pensar en cómo decirles ambas cosas- Sonrió, se le estaban ocurriendo algunas ideas de cómo hacerlo.
-Está bien, te daré tu tiempo.
-Ahora marimo de pacotilla debes de pedirme una cita por lo menos.
-Que dices cejas de diana.
-Es que te cuesta tanto pensar musgo- Y tras eso el espadachín supo que era lo que quería el de los ojos color cielo. Ya eran una pareja pero nunca “ellos” habían salido o compartido una cita por lo menos.
-Sanji- Ahora el moreno se encontraba nervioso- ¿Quieres tener una cita conmigo?- Fue directo aunque se le notaba los nervios en sus palabras, el cocinero casi se ríe, eso fue algo patético a su parecer pero era el hombre que amaba así que ¿Qué podía hacer? Así le amaba.
-No te fuerces pequeño- Le palmeo el hombro- Pero está bien. La cita será mañana temprano y regresaremos al barco minutos antes de partir.
-Debemos regresar al barco- Zoro le iba a tomar la mano para dirigirse al lugar dicho.
-No- Sanji evito el contacto- Yo debo regresar al hotel, tengo cosas que hacer.
-Sanji- Se le notaba preocupado, y si el rubio no quería regresar a la tripulación por su culpa.
-Volveré para la cita de mañana- Beso la mejilla del moreno para luego comenzar a correr- en este mismo lugar a las 7:00, está bien- Prácticamente el rubio ya no se encontraba a la vista del espadachín.
Zoro solo lo vio irse, se dirigió al barco para pensar en lo que haría.
Apenas subir al barco el espadachín fue interceptado por Robín.
-¿Debo darte un reporte? - Fue lo primero que salió de sus labios apenas verla, si Nami ya lo sabía entonces estaba más que claro que Robín estaba enterada.
-Fufufu de que hablas Zoro.
-Yo… -el espadachín se sorprendió, y si se había revelado el solo.
-Fufufu Sanji ¿está bien? - Zoro se molestó un poco, la arqueólogo estaba jugando con él de eso no había duda.
-Si- Su respuesta fue tan cortante como solo él podía ser, dejando así a su nakama. Pero antes de estar muy lejos como para no oírla, ella hablo.
-Solo se tú mismo y todo irá bien- La pelinegra siguió vigilando el horizonte, ese día le tocaba guardia.
Al legar al hotel el rubio se dio cuenta que sus hermanos ya no se encontraban hospedados en el.
Entro a su habitación y pensó en lo loco que había estado todo desde que se encontró con Zoro aquel día.
-Marimo tonto- Estaba acostado en aquella espaciosa cama mientras se tapaba el rostro con su brazo, la tonta sonrisa y el sonrojo implantada en su rostro no se escaparía pronto. No quería que el peliverde lo viera en esas condiciones.
~*~*~
Ya era de mañana y el espadachín no tenía ningún plan. Decido bañarse antes de salir, sin plan pero por lo menos aseado.
A la hora de vestirse fue el inconveniente, si utilizaba su habitual atuendo el cocinero se podía sentir poco ¿importante? Aunque tampoco quería verse muy formal.
Luego de un rato pensando y viendo que se le hacía tarde, busco lo mejor que pudo decidiéndose al final por una camisa en negro dejándola abierta, acompañado de un pantalón verde oscuro, sus infalibles zapatos y hamaraki. Hizo lo mejor que pudo.
Ya listo salió de la habitación encontrándose con sus dos nakamas mujeres que al verlo le detuvieron. Robín con sus poderes traía flores.
-Dáselas- Le entrego la del cabello naranja.
-Yo…
-Solo hazlo- Sonrió alentándolo.
-Sanji espera- La arqueóloga le hizo recordar que ya era tarde, y con su sentido de la orientación era probable que tardara.
Zoro salió deprisa del barco, por un motivo llego justo a tiempo a su cita. En realidad Robín lo guio con sus poderes sin que él se diese cuenta.
-Cook- Le llamo ya que el rubio sentado miraba a la dirección contraria. El rubio al verle se topó con un ramo de flores.
-¿Marimo?- Se levantó de su sitio, al hacerlo el moreno le vio. El rubio vestía un pantalón rojo, una camisa gris y una chaqueta café se veía muy bien.
El espadachín vio que Sanji observaba el ramo de flores, sus nervios se hicieron presente.
-Son para ti- El cocinero se sorprendió. Que Zoro le regalara flores nunca había estado en sus planes.
-Gracias- Un titubeo se hizo presente en sus palabras, todavía no se creía que algo así le estuviera pasando. Pero en realidad si estaba agradecido, hasta le parecía un lindo detalle de parte del espadachín.
-No es nada- Removió su cabello en evidente nerviosismo, y ahora que se suponía que haría.
El rubio al notar el nerviosismo del moreno supo que no sabía qué hacer.
-Marimo idiota- Susurro para sí. Y tan pensativo se encontraba el contrario que no le escucho.
Comenzó a caminar siendo a los segundos seguido por el peliverde.
-Es un bonito lugar.
-Si.
-Qué te parece si disfrutamos de él.
El moreno le sonrió en agradecimiento.
Y así pasaron su tan ansiada cita. Caminando por aquella bella ciudad, comieron en un buen restaurante, y cuando se les hizo la hora regresaron al barco para zarpar.
-Zoro… No quiero arruinar el momento pero… ¿esperaras?
-Hasta que tú estés listo.
-Gracias- Le sonrió.
Caminaron unos cuantos pasos cuando escucharon el grito de la navegante.
-Ustedes dos ya vamos a zarpar.
Y ambos jóvenes corrieron mientras eran recibidos por sus nakamas.