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Out of the Darkness por Lunita Shinigami

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Out of the Darkness

 [Hannibal]

 

 

 

Nota: los personajes de Hannibal no pertenecen, este fic es sin ánimo de lucro.

 

 

Luchemos contra el plagio entre más seamos, más se escucharan nuestras voces, no dejemos que personas inescrupulosas se lleven nuestro trabajo… propuesta liderada por Katrinna Le Fay y adoptada por Luna Shinigami.

 

Si el fic no es de tu agrado, no te gusto el final, el comienzo o las notas de autor, no te gustan los personajes, ni te agrada la autora, por favor, a riesgo de ser grosera, no comentes, pero si tienes una crítica constructiva decente, soy toda oídos.

 

Atentamente Luna Shinigami

 

Hannibal Au

 

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Warriors

 

 

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Hannibal sonrió al escuchar los pequeños pasos de la casa en Florencia - ¿qué te he dicho jovencito de correr?- pregunto al ver al niño aun en pijama, con unos preciosos bucles negros cayendo por su rostro delicado cincelado por el mismo Miguel Ángel.

 

-que es descortés- dijo haciendo pucheros - pero huele a comida- dijo suavemente alzando las manos para ser alzado por el rubio.

 

William había empezado a desdibujar al monstruo de sus visiones y termino viendo al joven rubio que le sostenía, con los pómulos altos y los ojos marrones casi rojos, la piel blanca y dientes imperfectos que él, en secreto adoraba. Sus dientes eran la única cosa que mostraba a Hannibal como  un monstruo.

 

-sabes que te daré comida Will- le aseguro - además hoy es sábado, no tengo prácticas y tú no tienes colegio- le acaricio con suavidad el rostro, ya redondo y sonrió, dejándolo en una silla alta - después del baño ¿Dónde quieres ir?-

 

Will sonrió - al parque de perros- dijo con una sonrisa ratonesca que amaba Hannibal. 

 

-Al parque de perros será- le dijo - ahora vas a comer todo Will- le ordeno sirviendo todo un banquete para el pequeño y él.

 

Ya había pasado casi de seis meses en Florencia, ahora William Lecter, su hijo, comía con ganas; algunas veces aun las pesadillas le atacaban y esperaba ansioso que Hannibal cantara alguna nana lituana que no entendía pero que amaba.

 

Lady Murasaki había hecho todo, organizado desde los papeles hasta la casa, desde el colegio de Will hasta las prácticas de Hannibal. 

 

 

Y Hannibal no podía estar más que agradecido con ello.

 

 

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-William sin correr- le ordeno, mientras se sentaba en un banco a dibujar y Will asentía acariciando los perros, la inocencia de Will era arrolladora, era como tener de nuevo a Misha, era ver sus ojitos brillantes y el intercambio de palabras, un "hermano"... por un "papa".

 

Hannibal estaba encontrando su redención en Will, pero en el fondo de su alma aún estaba el cazador, el guerrero, el alma cruel, el padre, el león que cuidaba de su cachorro.

 

Hannibal no dejaría que Will volviera a sufrir en sus años venideros, así debiera sacrificar a todos los cerdos a sus pies.

 

-papa ¡mira!- dijo sonriendo el niño acariciando a un perro callejeo... Hannibal hizo una mueca y se levantó de su asiento, acercándose a Will.

 

En aquel parque había perros finos y su pequeño se debió fijar en el perro más sucio y callejero que había.

 

-Will- advirtió

 

Will abrió sus ojitos azules -papa nadie lo quiere, porque es callejero, los demás perros son bonitos y tienen dueño, pero míralo, él esta solito como yo antes de conocerte-

 

Bien jugado, pensó Hannibal, Will podía manipularlo sin saberlo y esperaba que pasaran muchos años para que se enterara, de lo fácil que era hacerlo.

 

El rubio se arrodillo - bueno haría una buena adición a nuestra familia ¿No? mi pequeño niño, yo estuve solito hasta que te encontré también, aunque... si lo llevamos, primero debe ir a la veterinaria y un buen baño y tenerlo te acarreara obligaciones Will, deberás limpiar sus desechos, acordarse de su comida y de sus paseos- le dijo al pequeño.

 

Will sonrió y se abrazó a su papa, a su monstruo - si papa gracias gracias- rio cantarinamente en su oído y para Hannibal fue un coro celestial.

 

 

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-¡Winston!- le jalo Will - papa dijo que no debes ensuciarte o deberás bañarte de nuevo- le regaño moviendo su dedito sobre el perro, que ahora gozaba de un nuevo collar con su identificación, un merecido baño y todas las vacunas que Hannibal pudo ponerle.

 

 

El animal solo lamio la cara de su dueño.

 

-No me convencerás, no sucio- le advirtió- papa está leyendo y no querrás enojarlo o dormirás afuera de la casa...-

 

Hannibal no pudo evitar sonreír al ver a Will reclamándole al cachorro.

 

Su vida estaba completa con su pequeña voluntad, con su pequeño Will, con la parte buena de su alma y la única parte de su corazón.

 

-es hermoso- dijo una voz femenina sentándose a su lado, el rubio se sentó perfectamente.

 

-lo se

 

-y educado también- aseguro la mujer japonesa a su lado 

 

-es mi hijo después de todo- aseguro girándose solo un poco al verle - ¿No hay inconveniente a tu visita, Lady Murasaki?-

 

La mujer negó y miro al niño, sin mirar a Hannibal - quería cerciorarme de la falsedad de mis palabras- sonrió cuando Will lanzo una pelota al perro - que había aun algo de ti para amar; yo no pude hacerlo, no pude hacer que me amaras más de lo que amaras la venganza, no pude hacer que mi amor superara tu dolor y rabia, pero este pequeño logro que haya una parte grande para amar, logro hacerte sonreír y no como una cascara vacía o una máscara, un traje de persona, William logro que haya mucho aun de ti para amar y vine a agradecerle, aunque no haya sido yo quien gane tu amor de esta forma-

 

Hannibal le miro - yo la ame- le recordó - demasiado, pero mi corazón estaba herido, destrozado, Will me está ayudando a sanar, Will es mi hijo y mi tesoro, me reconoce y me quiere aun sabiendo mi oscuridad- sintió como se tensaba Lady Murasaki - es empático, me vio como un monstruo antes de verme como Hannibal, me reconoció como un Wendigo cuyas astas no han terminado de crecer, me reconoció como un monstruo que lo libero de una bestia y así me amo... Will me ama como monstruo también-

 

-¿empático?- pregunto 

 

-Su nivel de empatía es un don, pero también una maldición, lo hace gritar de pesadillas, lo hace entrar en las mentes ajenas con solo verlas a los ojos, lo hace recrear escenas fatídicas ante sus ojitos y son cosas que no permitiré, mi niño merece una infancia feliz, como no la tuve yo, como no la tuvo Misha, si ese era tu temor-

 

-no voy a negar que es mi temor que lastimes a William- vio como Hannibal apretaba las manos y tomo suavemente una de ellas con su mano delicada pero letal – pero ahora me convenzo que no tengo nada que temer, le amas, pondrías el mundo a sus pies, así lo conviertas en un camino de cadáveres- aseguro la mujer y luego beso suavemente la mejilla, más bien esos pómulos que la enamoraron desde que lo vio llegar a su mansión, mudo, desnutrido y destruido – me gusta tu cabello largo Hannibal- le sonrió entre maternalmente y amorosamente.

 

Lady Murasaki no podía negar que aún le amaba.

 

Siempre iba a amarlo.

 

Se levantó con gracia y solo se alejó, como una bella sombra entre las calles artísticas de Florencia, sabiendo que Hannibal iba a verla como se fundía con las calles como un fantasma de su pasado.

 

-siempre te amare- susurro Hannibal levantándose para sonreírle a Will que venía corriendo y alzarlo – mi niño  es hora de ir a casa.-

 

-Si papi, vamos a casa- le dijo con sus ojos azules brillando con amor ante el monstruo que le salvo y que amaba.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o. continuara o.o.o.o.o.o.o.o.o.oo.o

 

perdón la tardanza y muchas gracias por apoyarme, las quiero y los quiero

 

Luna Shinigami

 


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