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Un año después por Sh1m1

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12 años después

 

Harry miraba a todos lados, ¿dónde demonios se había escapado ese condenado mocoso? Un mar de cabellos rojizos actuaba como una cortina de humo para las travesuras de aquel pillo que tenía como ahijado.

Molly estaba hablando tranquilamente con Andrómeda, las mujeres habían desarrollado una verdadera amistad con el paso de los años. Harry se alegraba que ambas hubieran podido apoyarse en los momentos duros que vivieron tras la guerra y la pérdida de sus hijos.

Ron y Hermione estaban hablando con Ginny y Neville, se sentía orgulloso de poderlos seguir teniendo como amigos después de los años, habían pasado momentos complicados pero allí estaban, siempre con una sonrisa y unos brazos para recibirle. Aunque mirándolos siempre podía entrever a aquella niña sabelotodo de cabello enmarañado y al pelirrojo que siempre hablaba con la boca llena. La niña asustadiza que se había convertido en una excelente buscadora y aquel chico tímido y torpe que la había enamorado. Sus mejores amigos.

George y Charlie, charlaban animadamente, seguía siendo extraño verlo aún solo, daban igual lo años, seguía teniendo ese carácter alegre y bromista, siempre inventando nuevos productos para la tienda. Pero sus ojos siempre tenían un pequeño rastro de tristeza, su otra mitad se había ido, y con él una parte de sí mismo. Charlie seguía recorriendo el mundo al cuidado de dragones, con ese aire aventurero, a veces Harry pensaba cómo hubiera sido su vida si se hubiera terminado decantando por esa profesión.

Junto a la chimenea estaban Arthur y Percy, junto a la pequeña Molly que nunca se separaba de su padre. Si alguna vez alguien le hubiera dicho que Percy, sería un padre cariñoso y desvivido por sus hijas, nunca se lo hubiera creído. Pero aquel lado bonachón y cariñoso de todo Weasley le invadía cuando Molly o Lucy estaban cerca, abandonando sus pomposas maneras que eran más habituales verle en el Ministerio. El señor Weasley seguía con sus ojillos vivaces hablando de sus objetos muggles, estaba encantando con un aparatito que tenía entre las manos, Harry reconoció un Ipod conectado a los que parecía una bocina con dientes y lengua, aquellas combinaciones de objetos muggles y mágicos seguían pareciéndole del todo bizarro.

Audrey, Bill y Fleur, estaban sentados charlando tranquilamente vigilando a los más pequeños, rodeados de una fina barrera mágica. Bill y Fleur siempre estaban juntos, eran como la luna y la tierra, siempre girando uno al lado del otro. A Harry siempre le había parecido del todo romántico, Hermione le había dicho que era parte del vínculo de una veela con su pareja, y Fleur no dejaba de tener un cuarto de esa herencia.

Y ese era el problema que estaba tratando de buscar, unos mechones verdes entraron en su campo visual, Teddy Lupin, su ahijado; no más que un niño aún, estaba "locamente enamorado" de Victoire, como el mismo niño le había confesado. La hija de Fleur y Bill, era una niña encantadora que había heredado la belleza de su madre, pero también su astucia, y la pequeña brujita era de armas tomar. Su magia natural ya había actuado tirando por las escaleras a su ahijado en el último cumpleaños infantil. Pero Teddy, en vez de olvidar el encaprichamiento infantil había corrido a su padrino confesándole sus sentimientos y que ella iba a casarse con él.

¿De dónde había sacado ese carácter? Y allí estaba, con el objeto de su amor infantil, lo sorprendió cuando pensaba que tendría que socorrerlo de la magia de la pequeña cuando ella estaba tiernamente sonriendo encantada ante las bromas de su ahijado.

—Potter, ese niño es demasiado parecido a ti—dijo una voz susurrante en su oído.

Harry se volteó para encarar a las risitas a su espalda, Draco y Angelina estaban allí.

—¿Disculpa?—dijo Harry atónito, aquel niño era más avispado de lo que él había sido en su vida.

Su platinada ceja subió cuestionándose mis dudas, bueno, quizás y sólo quizás pudiera ser que en su nuestro último año en Hogwarts fuera tanto o más insistente que su pequeño Teddy, pero él solo tenía 13 años, no quería ni pensar en lo que les esperaba.

—No te preocupes, él también ha heredado tu honor—le dijo con un suave beso.

Harry ya no iba a poder pensar más en el Casanova de su ahijado, su marido era capaz de eclipsar cualquier preocupación que tuviera. Y también solía tener razón casi siempre. Un último vistazo a los niños que no paraban de reír, y la cálida mirada de la plata de su amor, dejaron ir sus preocupaciones.

Parecía que todo lo que podía pasar para bien, pasó, por una vez no tuvo que luchar con toda la comunidad mágica. Ser el Salvador del Mundo Mágico también le había ayudado y en este caso, él no había hecho nada para librarse de ello. No cuando beneficiaría a Draco, y recordaba aquel primer verano como uno de los más felices de su vida.

Ambos decidieron continuar sus estudios, Harry se había convertido finalmente en Auror y Draco se decantó por la medimagia, ahora era sanador en San Mungo. Y uno de los mejores genetistas del mundo mágico. Sin las trabas de la tradición de su familia Draco se había podido introducir en el mundo muggle, y aprender muchas de las cosas en la que ellos se había adelantado a los magos.

Harry estaba orgulloso de los logros que había obtenido Draco, y también de la aceptación dentro de sus amigos, los Weasley eran su familia y ellos habían aceptado a Draco, le habían aceptado por él, pero luego poco a poco le habían empezado a tomar cariño por ser quien era, más allá de ser la pareja de Harry. Su sueño de Navidades pelirrojas con un destello de platinado se habían hecho realidad y su corazón brincaba de alegría cuando todos podían estar juntos.

Teddy y Andrómeda habían acabado viviendo con ellos, el niño era como un hijo para ellos y se les hacía muy duro a los tres tenerse que separar tras un fin de semana, Andrómeda no había querido causarle problemas y dejarles vivir su juventud sin responsabilidades, pero finalmente se convirtieron en una curiosa familia.

Draco le había confesado conteniendo las lágrimas a Harry, que ella era como tener a su madre, salvo que una versión más edulcorada de ella. La educación Black a pesar de los años seguía en ella, y como a Draco a ambos les costaba expresar abiertamente sus sentimientos, pero tía y sobrino se profesaban un cariño genuino. Y a todos sorprendió cuando en la graduación de Draco apareció orgullosa con su cámara de fotos inmortalizando cada momento, tenía un álbum de recortes con todos los logros médicos que había cosechado el rubio y hablaba orgullosa a sus amigas de él.

—Auror jefe—le dijo divertido Draco—¿Hay alguien ahí?

Harry volvió a la realidad, y estrechó en un fuerte abrazo a Draco, daba gracias a Merlín, a Dios o Buda o Alá, por haberle dado el coraje de luchar por él y tenerlo cada noche entre sus brazos.

Angelina, empezó a reír divertida.

—No sé cómo hacéis para que un simple abrazo en vosotros sea la cosa más sexy del mundo—dijo la chica con descaro.

—Pervertida—le gritó Draco.—Y dame a mi hijo, eres una mala influencia para él.

La morena, los miraba divertida le encantaba provocarlos, aunque siempre había pensado que esos dos juntos tenían que ser pecado puro.

En sus brazos una pequeña bolita de pelo plateado dormía plácidamente.

Harry lo tomó en brazos, su hijo, aún le resultaba increíble. Si tener a Draco en su vida era un regalo, tener al pequeño era un milagro, un milagro de la ciencia como le llamaba Draco.

Luna Lovegood y él trabajan codo con codo para llevar la reproducción asistida al Mundo Mágico, para todas aquellas parejas con problemas reproductorios y en su caso para padres del mismo sexo.

Su corazón no podía describir lo que cargar a ese pequeño ser humano le hacía sentir, el amor de la manera más pura que había llegado a sentir, la responsabilidad de dar su vida por él y de hacer de este mundo un lugar mejor donde creciera. Y los ojitos del pequeño Albus Scorpius Potter-Malfoy se abrieron mostrándole una mirada tan verde como los suya.

Con su marido agarrado de su cintura, a su hijo en los brazos y rodeado de todas las personas que amaba, Harry Potter se podría denominar a sí mismo como El-Niño-Que-Vivió-Para-Ser-El-Hombre-Más-Feliz-Del-Mundo.

Notas finales:

Colorín colorado este fic se ha acabado.

 

Un año después, y nunca mejor dicho acabo esta historia, me ha encantado escribirlo y que vosotros lo leyerais.

 

Gracias por la paciencia.

 

Nos vemos en otras historias.

 

Shimi


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