Un tiempo ha pasado ya, mi madre se preocupó un poco al saber que había golpeado a Ken y le dejé algunas heridas, pero ciertamente, la situación en la que nuestra amistad se encontraba, ya no me dejaba reaccionar de otra forma.
—Pero Takeru, solo quiero que me expliques lo que sucedió— me pidió mi madre mirándome a los ojos —Tu y Ken eran muy buenos amigos— me dijo ella.
—Así es, mamá, éramos, pero todo cambió cuando su padre se fue del país— dije apretando los puños —Gh… El me lo dijo hace ya algunos meses, me tiene envidia, me odia porque mi padre no nos abandonó como el suyo— dije mirando a mi madre —Solo actuábamos como amigos porque tú y su madre son amigas, pero no porque nosotros lo fuéramos… ¡Y no podía permitir que ese malparido se viniera a burlar de mí en mi casa!— grité corriendo a mi habitación.
Desde ese momento, la situación entre Ken y yo fue para peor, empezamos con miradas furtivas, de ahí siguieron los insultos, y no sé cuando lleguemos a los golpes. Sin embargo, los meses siguen su curso natural.
Lo he estado pensando... Debería darle una oportunidad, sus ojos demostraban sinceridad cuando me lo pidió... Él no tenía esa mirada que tienen todos esos bastardos de afuera... Su mirada me inspiraba confianza, a pesar de que no me presiona, ya va una semana y se ve algo nervioso, procura pasar tiempo conmigo y apoyarme, creo que eso es lo que me ha convencido más que nada de que es honesto lo que siente. Ya van 2 veces que se pelea por defenderme, creo que es muy lindo conmigo, es alguien muy lindo, pero si me falla... No, no pienses cosas negativas... ¿O sí? Ya no se y... tengo miedo, quisiera poder encontrar la respuesta acertada, la que me hará 100% feliz, pero... La respuesta no me va a caer del cielo ¿Verdad?
-¡Takeru, ya es hora de ir a la escuela!- gritó mi madre
-¡Ya voy!- grité levantándome, era ya Octubre, hacía frío por el viento de otoño, no solo mi forma de ser cambio, también mi forma de vestir, ahora me desagradaban los colores vivos, llamativos, mi ropa colorida la refundí al fondo de mi ropero, ese día lo tengo presente, mi sombrero blanco lo bote por ahí y me puse uno de fieltro negro, una camisa gris, un pantalón de mezclilla negro, unos botines del mismo color al igual que una gabardina negra, tras bañarme eso fue lo que vestí, desayuné con mi padre y luego de tomar mi mochila, me lave los dientes y me fui, al llegar, todos me miraron, unos sorprendidos, otros con desprecio y unos cuantos más con algo de miedo
-Takeru... ¿P-Por qué vistes así?- preguntó Davis
-No es gran cosa… Me gusta este color… Es muy práctico - dije de forma seria, mirando a Davis
-Takeru... Qué bueno que estés aquí- dijo Davis abrazándome en frente de todos, yo me sorprendí un poco, pero con una pequeña sonrisa, correspondí aquel dulce abrazo
-Ya tengo tu respuesta- dije susurrándole al oído
-¿E-En serio?- me miro sonriente
-Te la diré en el receso- dije tomando asiento en mi lugar, justo cuando entró la profesora, debo admitir, ese fue mi peor periodo escolar, no podía concentrarme en clases, usualmente me ponía a dibujar, o a escribir frases, de lo que fuese. La profesora, en lugar de llamarme la atención o algo, me miraba, me pedía salir del salón y platicábamos afuera, este fue uno de esos días
—¿Otra vez piensas en ello, Takeru?— Preguntó mirándome a los ojos
—¿En qué más pensaría ahora?— dije tristemente mirando a mi profesora
—¿Han intentado hablar con un psicólogo?— Me preguntó acariciando mi mejilla
—Lo hemos pensado, pero no sabemos con quién acudir— le dije cabizbajo
—Tengo un amigo de la facultad de psicología, es un buen psicólogo, los puede ayudar— dijo anotando el número de aquel hombre en un papel que luego me entregó
-Por cierto Takeru, no escondas tu cabello- dijo quitándome el sombrero -Tienes un cabello muy lindo y no deberías ocultarlo con ese sombrero negro- dijo sonriéndome
-Hace frío, es más por eso que lo uso- dije sonriendo, ella me sonrió por igual y me puso nuevamente mi sombrero
—Verás que tu familia y tu saldrán adelante— dijo abrazándome, a aquella maestra, yo la veo, aún, como una amiga cercana, en quien puedo confiar plenamente
—Gracias... maestra— dije sonriendo y correspondiendo aquel abrazo, luego regrese a la clase y trabaje un poco mejor, llegando la hora del receso, salí al patio con Davis tomado de la mano, nos fuimos al lugar más privado que conozco de la escuela y ahí lo mire a los ojos y le dije lo siguiente
—Davis... Yo lo he pensado mucho y... también has demostrado mucho— dije mirando serio a mi contrario
—S-Si... ¿Y qué pensaste?— preguntó el moreno mirándome nervioso
—Yo... acepto tu propuesta Davis, quiero ser tu novio— dije acercándome tímidamente a su rostro y luego dándole un suave y dulce beso en los labios, que obviamente el correspondió
—Yo... cuidaré muy bien de ti... Te prometo que no dejaré que te lastimen— dijo tomando mis manos
—Lo sé... Gracias por… Por cuidar de mí todos estos meses… Sé que tus padres te han regañado por las peleas en las que te metes por mí… De verdad lo siento Davis— dije abrazando al moreno, el acarició mi espalda correspondiendo el abrazo.
—No es nada, de verdad—me dijo él sonriendo y me apretó fuerte contra su pecho, acariciando mi cabello —Me gusta mucho tu cabello, ¿Sabes?— me dijo sonriendo.
—Tonto… No digas esa clase de cosas— le contesté con un ligero sonrojo en mi rostro