Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crónicas de un villano por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 95]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

Volvemos al pasado en este capitulo, aunque esta vez es un poco diferente, hay varias cosas importantes en este flashback, así que pongan atencion ;)

El notario me observa con una curiosa desconfianza. El papel que le extendí aun en sus manos. Espero unos momentos mientras sigue leyendo.


—  No sabía que los Von Nacht tuvieran un hijo— Y no lo tienen.


—  Solo mi padre. Decidí no vivir aquí cuando se casó, pero ahora que murieron…—  dejo la frase inconclusa.


—  Sí, un terrible accidente—  si, muy terrible.  He pasado los últimos meses planeando esto, no puedo seguir vagando solo por ahí. He escuchado de los espíritus que las cosas van a cambiar, es necesario quedarme fijo por un tiempo. No tengo nada, no puedo solo quedarme en un lugar donde seré tratado solo como alguien más. No, yo necesito algo más. 


La oportunidad se me presento cuando vi este lugar, la casa más grande, incluso tienen uno de esos nuevos automóviles, la familia no era una familia muy grande, una pareja y dos hijas, él es dueño de varias fábricas. O era, de no ser porque este término en un precipicio mientras iba de paseo junto con su familia. Conseguir que me dieran estos papeles fue de lo más sencillo, o lo es si dominas  como yo una forma de manipulación.  ¿Por qué conformarme con ser una simple persona más cuando puedo ser el dueño de todo lo que tenía alguien más?


—  Es una pena—  respondo—  ¿están los papeles en orden?


—  eso parece, señor Von Nacht—  estas personas no sospechan nada, y aunque sospechen no hay nada que puedan hacer. Es raro tener al fin un apellido después de tanto tiempo. Con tantas cosas, hasta me parecía algo innecesario. No cabe duda que estar aquí es parte de mi destino, es casi poético.


—  ¿entonces puedo usar ya la casa?


—  si… lleve estos por si tiene algún problema.  


— Bien—  me doy la vuelta, saliendo. Es una alegre villa alemana, parece que aquí nunca pasa nada. Ah, lástima que tiene que quedarse así por un tiempo, no voy a perder la oportunidad de hacer esto solo por enfrentar al parlamento.  Sigo calle arriba, hasta la que ahora es mi casa.


¿Por qué esta? Solo porque sí. Tendré unos agradables años de tranquilidad aquí.  Desde que conocí la magia, entiendo que el tiempo no es nada para nosotros, no es más que algo a lo que dejamos de estar sujetos cuando queremos. Si por mi fuera, no hubiera cambiado nada, pero realmente es fastidioso parecer un chiquillo por siglos.  Algún día voy a tener que dejar este lugar, espero para entonces tener ya algo más en mente.


—  ¿Qué busca en este lugar?—  suena a voz de un hombre en la reja de la casa. Le miro, es un hombre viejo y a leguas se ve que tiene un carácter horrible.


—  Vengo a habitar este lugar—  le extiendo los papeles. Si me cree o no, me da lo mismo. Me mira con desconfianza—  ¿puede abrir la reja? Quiero conocer mi nueva casa—  quiero aprender todos esos comportamientos de la clase alta, de los ricos que tienen todo. La reja se abre, y el hombre me regresa los papeles.


—  no tenía idea de que hubiera alguien más emparentado con esta familia.


—  ¿hay gente aquí?


—  los empleados se fueron apenas se enteraron del accidente.  


—  llámelos, dígales que todo seguirá como antes. Si no quieren venir, consigue más. Ahora tienen un nuevo amo a quien servir.


— como diga— me da una llave y sigo por el camino que me lleva  a la puerta. La casa es tan grande como había esperado. Los muebles  estaban cubiertos por sábanas blancas.  Suspiro de placer cuando levanto una y dejo al descubierto un sofá de madera con cojines de aspecto caro. Ahora todo esto es mío.  Podre hacerme cargo de esto… yo… lo hare.   


Mi vida se fue así, de pronto me vi convertido en el dueño de más cosas de las que jamás tuve. Necesite un poco de ayuda, no tenía idea de qué hacer con los negocios, pero aun así, todo eso fue agradable.


Es de noche, el salón de fiestas está lleno de personas vestidas con sus mejores ropas. He asistido a muchas fiestas como esta últimamente. A veces se ponen aburridas.


—  ah, he esperado mucho tiempo para verte.


—  ¿Te conozco?—  ¡No es más que un jovencito!


— dudo mucho que hayas escuchado de mi antes, Hadrien ¿Por qué no vamos a hablar a un lugar más fresco? Está un poco acalorado aquí—   ¿Quién es? Es más bajo que yo, claro, incluso sus ropas elegantes le quedan un poco grandes. No puedo verle del todo, su piel es muy blanca, de aspecto delicado, su cabello color caoba tiene un brillo bonito. Todo es… muy perfecto para ser un humano. Se gira hacia mi cuando llega a la salida y puedo ver sus ojos, de color rojo oscuro.


—  ¿Quién eres?


—  Viktor, así me conocen todos.


—  No me preguntaba tu nombre—  él sonríe, una sonrisa tranquila. Comienzo a sentir la magia, una magia que conozco muy bien.


—  Si te preguntas si soy un mago, la respuesta es evidente—  levanta la mano, vaporosas líneas de oscuridad caen de ella—  también soy un nigromante. Hace un tiempo que quería hablarte. Estoy sorprendido por la forma en que conseguiste esto—  hace un gesto que abarca todo—  un plan sencillo e infantil.


—  mira quién habla de infantil.  


—  oh, no te equivoques. No por ser sencillo quiere decir que no sea perfecto—  le miro. Hay algo en la forma que se comporta que me hace pensar en alguien que ha vivido mucho.


—  ¿Cuántos años tienes?


—  ¿importa? ¿Qué importancia tiene para ti si he vivido diez, cien, mil o cinco mil años?


—  ninguna, solo es curiosidad. Entonces, eres un nigromante.


—  Me ofendí un poco cuando no me buscaste a mí, pero ese  viejo tampoco estaba tan mal—  no me gusta. No me inspira nada de confianza.


—  nunca oí de ti en el parlamento, ni después.  


—  ¿el parlamento? No son más que un montón de anticuados magos que temen a lo que no conocen y juegan a ser héroes—  sonrió, porque eso no está muy alejado de la realidad—  no tienen nada que ver conmigo, les he dejado atrás.


—  ¿ah sí?


—  te sorprendería saber lo mucho que puedes hacer.  


—  tengo una idea, gracias.  


—  Es fácil tener una idea—  le miro, sintiéndome irritado.


—  ¿Qué es lo que buscas?


—  ven conmigo. He esperado por ti, ¿sabes? me he sentido fascinado  por tu presencia desde que escuche sobre ti. Eres increíble—  le miro, ya sonriendo con burla.


—   ¿sí? pues para decir esas palabras, parece que eres alguien débil.


—  no es tu poder lo que me atrae. Aunque es increíble eso que haces con las almas vivas. Me gustaría que vinieras conmigo, abandona esa ridícula tontería del  parlamento, no sirve de nada. Puedo enseñarte cosas que no sospecharías jamás. Hadrien. Eres tan… increíble. Tu apariencia, me gusta también tu obstinación, como no dejas que nada te derrote, te adaptas con facilidad a todo. Acompáñame, yo puedo enseñarte más. Seremos solo nosotros.  


—   No—  su frente se arruga, entrecerrando sus ojos. El crio no parece tener más de  quince años. Aun sin la implicación de sus últimas palabras, porque para mí eso sonó a una  propuesta más íntima que solo enseñar, no iría con él.


—  ¿Por qué? te estoy ofreciendo algo invaluable.  


—  no me interesa. No contemplo tu presencia en mis planes.


—  estas cometiendo un error, Hadrien. Soy la persona que conoce más en este mundo, no encontraras a nadie como yo, haremos cosas grandiosas si actuamos juntos.


—  no quiero actuar con nadie. No me interesa conocer todo ni mucho menos. No necesito más de alguien que me guie, no necesito a nadie más. No espero que lo entiendas.  


—  no lo entiendo.


—  además ¿Qué te hace pensar que iré contigo de buenas a primeras? No te conozco, nunca te había visto—  baja la mirada.


—  creo que pensé erróneamente.


—  Me alegra que te des cuenta—  me giro. No me gusta la vibra que tiene este sujeto, por más angelical que luzca su apariencia. Me sujeta de la muñeca.


—  quizá no vengas conmigo ahora, Hadrien. Pero un día lo harás, estaré esperándote—  intento soltarme—  te pido que recuerdes algo, si me necesitas estaré ahí.


—  Bien—   no creo verle nunca más. Viktor sonríe.


—   un día vendrás a mí por tu propia voluntad, Hadrien. Estaré esperando—  repite, ladeando la cabeza de forma infantil—  cuando eso pase, crearemos cosas grandiosas, Hadrien.


—  sí, sí. Como digas—  me suelta, y doy la vuelta. No quiero nada que ver con él.  No dudo que sea poderoso, lo siento. Hay algo más oscuro en esta persona, y no porque use magia negra. Los días siguientes, vi y sentí la presencia de Viktor cerca de donde estaba, pero no se acercó más a mí.


¿Quién es Viktor? ¿Por qué no sé nada sobre él y él parece saber mucho sobre mí? Ja, quizá no tanto. Da lo mismo quien sea, no iré con él.  ¿Abandonar todo? no he trabajado años para convertirme en el enemigo de Kiran como para que vengan a decirme que lo deje solo así. No.


 


—  Señor—  miro al mayordomo— tiene visita.


—  ¿Sí? voy enseguida—  suspiro, guardando el escrito que estaba leyendo. Cuando llego a la sala, la inusual presencia de Viktor está ahí—  creí que ya no vendrías— sentando en el sofá, con los pies colgando, no cabe duda de que es adorable. Aunque no sea para nada un niño. Probablemente ha vivido más que yo.


—  Me iré mañana—  no respondo—  ven conmigo—  no había notado que cuando habla lo hace sin tono, es totalmente inexpresivo. Es un poco perturbador, pero no me siento amenazado, solo siento desagrado por la forma en que se expresa, no le importan los demás. Ahogo una risa. Claro que no deberían de importarle los demás. A mí tampoco me importan.


—  ya te dije que no.


— estaba intentándolo antes de partir. Quiero que me pertenezcas, Hadrien. Que seas solo para mí—  pero que chiquillo tan egoísta.


—  No pertenezco a nadie—  él tiene una tenue sonrisa—  ¿A dónde iras? ¿Dónde vives?


—  En todos lados, es muy mediocre atarse a un solo sitio, el mundo es mi hogar—  pega un brinquito para bajarse del sofá—  en vista de tu negativa, me marcho—   ah, por fin. Comenzaba a sentirme acosado.


—  la puerta está libre.


—  Búscame cuando llegue el momento—  es todo lo que dice.  


— Espera… ¿Por qué tienes esa apariencia?—  que idiota, ¿Por qué le detengo? Él se gira, sin sorprenderse—  ¿Por qué no muestras tu verdadera apariencia?


—  he olvidado cual es mi verdadera apariencia. He cambiado tantas veces… puedes llamarlo castigo. Ya no puedo cambiar de apariencia. Al menos no de momento—   sigue caminando, con ese paso tan impropio de un chico de esa edad—  Mientras llegas a tu destino, disfruta el camino, Hadrien—  no me estremezco con sus palabras, aunque hay algo  macabro en ellas. ¿Cómo podría estremecerme si he hecho cosas peores?  


Que se vaya, es un alivio deshacerse de su presencia.


________________________________________________________________________________


   Año ¿….?


Paso con pereza las hojas de un libro. Esta por atardecer, y el viento sopla de forma agradable, sentando debajo de un árbol, reclinando en el tronco a un lado del camino que lleva a la pequeña ciudad.  Con más frecuencia de lo que me gustaría, pasan autos entrando a ella, simplemente me limito a ignorarlos y tratar de leer.  Uno de los autos pasa con gran alboroto, al parecer es una graduación escolar o algo así.


 Las cosas han cambiado mucho los últimos años. Los humanos han cambiado también en apariencia, ya no le temen a la oscuridad, han olvidado algunos de los horrores que viven en ella. Se han inventado cosas que antes solo podía leer en libros.


— Aun así, es tan decadente—  murmuro, mirando cómo se aleja el auto. Es más fácil pasar desapercibido en estos días, casi pareciera que hay tantas personas que no hay lugar para ellas. Edificios enormes, de un lujo extravagante. Ya no tengo que ocultarme de los humanos, ahora, al contrario, muchos me buscan.  Estos nuevos días, me dedico a crear maldiciones y venenos y venderlos a los humanos, me  da lo mismo para que lo usen.  ¿Todos los magos pasan por algo así? Es extraño, siento que si no sigo este camino, me quedare atrás.


Una pareja de ancianos pasa por la carretera en bicicletas. Es la señal que necesito para volver a leer. En unas horas, seguiré a la ciudad y me quedare a dormir en algún hotel. Una corriente de aire, mas frio, me hace levantar la mirada.  El espectro de una mujer está de pie ante mí.


—  no me interesa lo que busques. Vete—  si me pusiera a hablar con cada espíritu que me encuentro, nunca haría nada más que eso. Sin embargo, la presencia de esta mujer no se desvanece. Alzo la vista de nuevo, y sigue ahí—  vete si no quieres que te envié yo mismo al otro mundo—  no se ha movido desde que la vi, solo siento el frio que desprende su presencia.


«Ven»


No es una voz, más bien solo es como el deseo sonando en mi cabeza.  Hago una mueca, ignorándola. Si no desparece pronto, hare que se largue. No pasa ni un minuto, cuando algo frio me roza el  brazo, mas frio que nada. Casi inmediatamente me sofoco, comienzo a sentir una desesperación inmensa, la desesperación me invade y es lo único que puedo sentir. Mezclándose con la desesperación también hay un profundo dolor. Nada de estos sentimientos es mío.


—  Tsk—   me levanto. El espectro de la mujer se ha alejado, pero aun siento ese vacío en mi pecho. No es común que los espíritus puedan hacer esto, sea lo que sea que quiere, debe ser muy importante para que pueda tener tanta presencia en este mundo. La sigo, caminando a la ciudad. El lugar me recuerda a esas ciudades que salen en las películas, un lugar pequeño donde pasa de todo. Camino entre las casas, girando de vez en cuando hasta llegar a una casa grande y de aspecto viejo. El espíritu de la mujer desaparece antes de que entre a la casa. No hay luz en la casa. Es raro… se siente demasiado la muerte en este lugar. Subo los tres escalones de madera que hay para entrar. La puerta está cerrada, pero se abre cuando giro el pomo.  


—  ¿Quién eres?—   trueno los dedos y una luz amarillenta se enciende. Hay una sala, una amplia habitación con muebles pesados de madera dignos del siglo pasado. En el centro de la sala, tendido boca abajo, está el cadáver de una mujer, hay una mancha roja en la camisa clara y un charco de sangre a su alrededor. El cuerpo de la mujer que me trajo—  ¿Quién eres?


—  eh…—  busco con la mirada el lugar de donde proviene la voz. En la entrada de la que parece la cocina, está el cadáver de un hombre, reclinado en la pared, dejando una marca de sangre en el lugar donde resbalo. A su lado, encogido contra el cadáver, está el culpable de la voz—  ¿Qué paso?


—… ¿quieres hacerle daño a mis padres?


—  no.


—  ¿Por qué hicieron eso? golpearon a papá, mamá me dijo que me escondiera—  ah, puedo imaginar que paso aquí.  ¿Un robo que se puso feo? No parece, veo cosas bastante lujosas por aquí que un ladrón no pasaría por alto—  gritaron. No entiendo… ¿Quién eres?   


—  ¿Puedes acercarte?—  la camisa del niño tiene manchas de sangre, no trae zapatos.


—  ¿Por qué hay dos mamás?—  ¿Qué? le miro con más atención—  me dijo que estaba bien, que podía salir. Papá no paraba de decir cosas feas. Me asusto, no quería oírle, le grite que se callara y no ha vuelto. ¿Sabes porque no me pueden tocar? quiero que mamá me abrace, pero no puede.


—  ¿Cuántos años tienes?


—  seis. No me has dicho tu nombre—  el espectro de la mujer se mueve, llamando mi atención. Con que esto es lo que le atormentaba. Y vaya que me equivoque. Esto es interesante. El niño tiene la mirada perdida, parece que está por enloquecer.  La mujer señala al niño con un gesto de desesperación, luego me señala a mí.


—  ¿tienes más familia?


—  no le gusto a mi familia. Dicen que soy raro, se alejan de mi—  entiendo eso.


—  soy Hadrien.


—  ¿Quién eres?— le levanto usando magia, acercándolo a mí. Por primera vez, su mirada se centra en mí, atento, coherente.


—   No puedes mantener a tu madre aquí, tiene que irse—  no creo que me entienda. Le toco la frente, su cabeza cae a un lado, le he dormido, todo será mejor así. Es demasiado pequeño para tener que pasar por esto. Esta huérfano, sin un lugar a donde ir más que una casa con cadáveres, posiblemente será rechazado a donde vaya. No tiene ni diez y ya tiene una vida difícil.


«Promételo»


—  hare lo que pueda—  salgo de la casa, con el niño en brazos. Es mejor que acabemos con esto ahora, así que hago que la casa estalle en llamas. El fuego ilumina la calle mientras me alejo. Vaya, que inusual coincidencia ¿Qué probabilidades hay de que pasara esto justo cuando estoy de pasada por aquí?


Tengo que cubrir con mi saco al niño para poder entrar al hotel, una mancha de sangre en su ropa es algo llamativo.  Aún es muy temprano, y no son ni las diez cuando despierta.


—  ¿Dónde estoy?


—  en un hotel.  Tu casa no te servirá más.  


—  ¿eres un brujo? ¿Vas a ayudarme…?


—  no voy a ayudarte.  Brujo, hechicero, como sea. Lo soy—  el niño no sonríe. Hay curiosidad en su mirada— soy un nigromante, uso magia oscura, hago cosas que solo aparecen en pesadillas. Hablo con los muertos—  esto lo digo mirándolo—  como tú, al parecer.


—  ¿Yo?


—  sabes que tus padres están muertos. Tú los mantuviste ahí por tu propia voluntad, incluso desaceleraste el proceso de descomposición de sus cuerpos. No murieron hoy, ni ayer—  agacha la mirada. No me equivoque, este niño lo sabe, sabe que hay algo raro con él—  ¿Cuál es tu nombre?


—  Hanley— este niño no debería pasar por todo lo que pasa un nigromante. ¿Cómo puedo dejar que quede a su suerte con solo seis años? Vivir en la calle es duro, si no eres fuerte no sobrevives. Yo tuve que aprenderlo de la peor manera.


—  bien Hanley, desde hoy serás mi aprendiz. Te enseñare como usar esos poderes tuyos—   sus ojos amarillos, como de gato,  brillan alegres por primera vez, sonríe.


—  ¿voy a quedarme contigo?


—  Sí, pero ni creas que será fácil—  él se levanta, muy rápido, e intenta correr hacia mí pero sus pies se enredan en las sabanas, y tropieza, golpeando una mesita con un florero feo que termina hecho pedazos en el suelo.


—  lo siento.


—  no hagas eso de nuevo. ¿Tienes hambre?—  es extraño. Nunca he tenido a nadie, siempre he estado solo. Preocuparse por otra persona es extraño—  hay comida ahí—  como para confirmar que si tiene hambre, su estómago gruñe audiblemente—  ve a comer, ¡Y no rompas nada!


—  Si—   creo que tener algo de compañía no está mal. ¿Qué destino le puede esperar a este niño si lo dejo? Claro, eso solo si lo dejo. Arg, deben ser esos sentimientos de la mujer. 

Notas finales:

Y aquí entra Hanley en la historia de Hadrien. Y aclaro que aunque no lo parezca, hadrien no se quedo con Hanley por lo que sentia el fantasma de su mamá, solo fue una excusa.


Espero que les gustara, nos leemos la proxima semana.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).