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Habitual irony por FumiSaho

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Notas del capitulo:

Hey!! Buen inicio de semana, personas!! <3

 

CAP 5.

 

Estando en diciembre, los dos idiotas detuvieron a Tsukishima en el pasillo de la escuela para interrogarlo y saber lo que realmente pasaba con Yamaguchi, pues de vez en cuando lograban verlo y en un estado tan somnoliento que consiguió preocuparlos. Kei no les dijo con exactitud lo que sucedía, sino que esperó al día siguiente, cuando Tadashi se presentó y él mismo les dijo que estaba esperando un bebé. Hinata brincó de emoción y a pesar de que Kageyama intentaba parecer indiferente, estaba realmente curioso sobre el tema.

—¿Por qué no te protegiste? —preguntó Tobio frunciendo el ceño, evidenciando que el vóley debía serlo todo.

El rostro de Tadashi se puso pálido por un segundo y al siguiente sus mejillas parecían haber cobrado un sutil sonrojo. Era vergonzoso pensar que, en esa ocasión, lo último que le cruzó por la cabeza fue un condón.

—¿No habías estudiado para ir a la universidad? —inquirió. Aparentemente, para Tobio no había nada más que las metas personales a lograr y si algo se interponía en el camino, simplemente debías quitarlo de en medio. No obstante, ¿Cómo se quitaba un bebé del camino que uno se trazaba?

—¡Q-que insensible eres, Kageyama kun! —exclamó Shoyo palmeando la espalda de su compañero, sin poder esconder su rostro totalmente colorado.

Pero Tsukishima sabía que Kageyama tenía razón, incluso él sabía que cada uno tenía prioridades. Ante esto, no pudo evitar el sentirse el más idiota de todos ahí, superando incluso a Hinata.

—¡Oh, cierto! Yachi-san ha preguntado por ti, Yamaguchi. —recordó Shoyo. —La vi en la entrada…

Tsukishima, cerca de Tadashi, se percató de la sorpresa que sus ojos reflejaban y la emoción convertirse en una sonrisa desdibujada en sus labios. En su interior ocurría una guerra entre querer reclamar a su amigo como propio, contra dejarlo hacer lo que le había prometido. Pero ¿Qué hacía con el miedo que en su pecho crecía al pensar que Tadashi podría dar a luz a su hijo, pero elegir irse con alguien más? ¿Qué haría si Yachi aceptaba las circunstancias? No, no. Debía dejar de pensar en eso, ni siquiera sabía si Hitoka sentía algo por Yamaguchi.

Liberando un suave resoplido, se separó del grupo de chicos que parecía haber cambiado ligeramente de tema. Yamaguchi preguntó a donde iba, tal vez lo acompañara, pero Tsukishima quería estar solo, en ese momento no quería estar cerca de Tadashi. Con decirle que iba al baño, Tadashi permaneció junto a Hinata, que parecía querer acariciar algo que aún no tenía forma en el vientre del otro chico. Lo más extraño era que, aun sabiendo eso, él también quería tocarlo.

Tratando de distraerse ya que el hambre huyó de él, recorrió los pasillos recordándose que sus tres años en aquella escuela fueron efímeros. La nostalgia comenzaba a reptar por sus pies, lentamente a la espera de que Kei cayera en buenos recuerdos para poder llegar a trepar su pecho y dominar su cabeza, sin embargo, cual yerba mala fue arrancada de un tajo al percatarse de una pequeña presencia que parecía a punto de escapar de algo, mirando a ambos lados de la puerta que sostenía con ambas manos. Sus pasos se detuvieron en seco y la pequeña chica chocó contra él al momento de querer salir con prisa del aula.

—¡Lo siento! —se disculpó apenas se separó del cuerpo del rubio. —Ah, Tsukishima. —sonrió avergonzada.

—Yamaguchi… —¿de verdad quería decirle que Tadashi se encontraba en la escuela? —¿Qué quieres con él? —preguntó mirándola con recelo. No había podido evitarlo. El solo pensar en una posibilidad de que Yamaguchi sonriera para alguien que no era el, era por mucho, algo que le perforaba la boca del estómago.

—¿Eh?

—Hinata dice que lo has buscado.

—Ah, sí. —se rascó la nuca notablemente nerviosa, desviando la mirada de sus ojos. —Bueno… como últimamente comes solo y no lo veo cerca de ti…

—¿Qué quieres con él? —volvió a preguntar, esta vez, de una forma hostil que Hitoka no conocía.

—Ta-tadashi kun…

—Está en el aula, con Hinata y Kageyama. —acotó pasándola de largo, como si solo se hubiese detenido por el choque anterior.

¿En qué demonios estaba pensando? Es decir, ¿Qué derecho tenia Kei para decidir si Yachi debía o no ver a Tadashi? No obstante, le irritaba saber que tenían una relación tan estrecha como para llamarse por sus nombres. Ni siquiera Tsukishima le decía por su nombre. No eran pareja, solo amigos de la infancia que compartirían algo más que una vida. No quería ni tenía el derecho de estar celoso.

 

Caminaban juntos bajo la luz nítida de las farolas que acompañaban la orilla de la calle. Tadashi parecía ensimismado, avanzando solo porque sus piernas se movían, siendo observado de reojo por Kei, quien no sabía si hablar o dejarle en su solitario mundo sin interrupciones.

—Kageyama me sorprendió. —comentó Tadashi con la vista fija en el camino. —Hinata está súper emocionado. —rio ocultando su risa con su mano izquierda. Si no fuese porque la sonrisa que ocultaba era más que fingida, Tsukishima habría podido hacer un comentario, sin embargo, se limitó a observarlo por el rabillo del ojo, pues sabía que quería agregar algo más, algo que no podía decir con tanta facilidad. —Sé… sé que no te importa, pero también me confesé. —rio esta vez avergonzado. Sus pómulos se encontraban ligeramente sonrojados. Kei quiso pellizcarlos con sus labios.

—Que bien. —dijo monótono. Aparentando tener frio, hundió sus puños en los bolsillos de su chaqueta, ocultando sus labios fruncidos en el cuello del gakuran.

—No tanto. —soltó un suspiro. El vaho que surgió de su boca desapareció a los pocos segundos de ser liberado en el gélido ambiente que los envolvía. —Le conté que estaba esperando un bebé y también que supiera que me gustaba desde primero. To-todo… A ella yo también le gusto.

Una sonrisa nació lentamente en los labios fríos de Kei y sus puños dolieron de tanta fuerza con la que los oprimía. ¿Por qué Hitoka tenía que ser tan buena? ¿Por qué Yamaguchi era tan bueno con él? ¿Por qué no lo odiaba?

—No puedo hacerle eso a ella. —murmuró cabizbajo.

—Quédate con ella. —dijo sin realmente quererlo. La ira que burbujeaba en su interior era imposible de controlar cuando presenciaba los sentimientos puros de Tadashi hacia Hitoka. —Todavía puedes deshacerte del saco de células en crecimiento o si te estorba, regálamelo, como una mascota…

Su comentario fue razonado en el momento preciso que abandonaba sus labios para ser anunciado. Abrió los ojos como si de un sueño despertara y sus pies detuvieron su paso advirtiendo que Tadashi se había quedado atrás. Al girarse notó el dolor en los brillantes ojos del pecoso. Las lágrimas espesas cayeron una detrás de otra manteniendo las miradas. Kei sintió que todos los sentimientos guardados en su pecho eran comprimidos para darle espacio a la estupidez que sentía por sí mismo al decir eso.

—No quiero, Tsukki. —quiso sonreír, pero solo consiguió aumentar su llanto. —Perdón… —se disculpó en el instante que pudo recuperar el aliento. No quería verse tan patético frente a Tsukishima. Siempre quería darlo todo para poder estar junto a él, para poder pararse a su lado y merecer ser su amigo. Sin embargo, cada vez que lo intentaba, parecía descender un escalafón.

No quería abortar. Cuando supo la posibilidad de un bebé, sonrió. Cuando razonó la posible decepción del rubio dio todo de sí para pensar que no era un bebé, que no tenía forma y que podía quitarlo sin recordar nada. No obstante, al saber que Kei quería que lo tuviese se guardó la felicidad para sí mismo, y el deseo de que naciera un bebé sano fue lo único en la mente de Tadashi. No quería abortar.

Y tampoco quería decepcionar a Tsukishima.

—Yamaguchi —estiró el brazo queriendo calmarlo. Sabía que Tadashi sufría cambios y no los expresaba, lo conocía de bastante tiempo. También sabía cuan emocionado estaba por la noticia de ser mamá. 

—¡Ah! ¡Lo hiciste llorar! —exclamó una voz aguda detrás de Tadashi.

Tsukishima no apartó la mirada de las manos de Yamaguchi, que trataban de secarle las lágrimas. No sabía qué hacer. Era un idiota, lo sabía, sobre todo al tratar a su tan preciado amigo.

—Eres un tonto, Tsukishima. —se interpuso Hinata, estirándose para alcanzar a Tadashi. —Tontoshima. —murmuró por lo bajo al lograr quitarle las manos del rostro. Miró a Yamaguchi y la nariz rojiza tanto por el frio como por el llanto. —¿No te han dicho que no debes hacer llorar a alguien embarazado?

—Que idiota eres. —farfulló Kageyama sin apartar los ojos del otro par.

—Ohh... mira quien habla.

El sarcasmo flotó entre ellos, silenciando los labios fríos de Kei, quien solo pudo mirar desde su lugar como Hinata calmaba a Tadashi mientras le contaba lo que su madre hacia cuando estaba embarazada.

La impotencia en sus puños los acompañó de camino a casa, con el par de idiotas acompañaba al chico que tanto hería al intentar demostrarle su amor.

 

Notas finales:

El martes tengo examen de reposicion... espero que ustedes no vayan por los suelos, como yo ahora por temas quimicos.. :/ 

Gracias por leer!! :}

Nos vemos en la actualizacion!!


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