Un impulso en Eric había hecho que lo besara, cuando notó que Damián estaba a punto de hacerlo sintió sus mejillas enrojecer al igual que su nuca mientras que su corazón latía rápidamente, pero se dio cuenta que Damián se había arrepentido, no podía dejarlo así.
Talvez en la mañana se arrepentiría, pero solo quiso vivir el momento, esos pequeños segundos de felicidad no le hacían mal a nadie.
-¿Qué estás haciendo? - Damián se apartó, pero sin alejarse mucho de su rostro- No deberíamos... somos amigos- esto le dolió a Eric, pero no lo pudo culpar, era la verdad.
-E-es normal- dijo con voz tenue tratando de convencerlo y acercándose más a su rostro, esta podría ser su única oportunidad de sentir los labios cálidos de Damián- las chicas lo hacen todo el tiempo, es solo para... probar- Damián no le creyó, pero una parte de él quería convencerse de que lo que decía Eric era cierto y no debería preocuparse tanto, le hizo caso a esa parte.
Fue esta vez Damián quien se acercó y lo besó, agarró su rostro entre sus dos manos y se dejó llevar, sus labios se movían a un ritmo lento. Eric llevo sus manos hacia sus hombros para después pasarlo por su nuca y acercarse un poco más, sentía que se derretía entre el beso, de vez en cuando se separaban para tomar aire, pero rápidamente unían sus labios de nuevo. Pasaron así durante un tiempo, no hubo palabras, solo las caricias que se daban el uno al otro sobre sus pieles, Damián ya no pensaba con claridad, en su mente solo se encontraba la sensación de las manos de Eric sobre su nuca que se deslizaban suavemente sobre su cabello acariciándole, entre el beso abrió sus ojos y se encontró a Eric con los suyos cerrados fuertemente y las mejillas sonrojadas, los cerró de nuevo deleitado por aquella vista y esta vez rodeó con sus brazos la cintura de Eric y lo atrajo más hacia él.
El beso rápidamente no fue suficiente para ambos, Damián metió sus manos dentro de la camisa de Eric y la recorrió con sus dedos, como estudiando cada parte de ella, su textura, la temperatura y su curvatura.
Eric jadeó ligeramente al sentir sus manos acariciándole, el moreno lo acostó suavemente sobre su cama y se posicionó entre sus piernas para seguir besándole, acarició sus brazos suavemente mientras se apoyaba con su antebrazo en la cama. Siguieron besándose apasionadamente, Eric pensaba en lo bien que estaba en ese momento, se sentía dichoso y en ese punto se dio cuenta de cuanto le gustaba Damián, trató de vivir el momento, pero poco a poco su mente se fue nublando de las preocupaciones del futuro ¿Qué pasaría después? ¿Acaso iban a empezar a salir? Y aunque con todo su corazón anhelaba esto esa idea se deshizo en un santiamén. Damián no sabía sobre sus sentimientos, ni siquiera hacia enserio lo que estaban haciendo ahora, era producto del alcohol y de su persuasión para que Damián le siguiera, una gran tristeza invadió su ser, tanto que apartó abruptamente a Damián. Tenía ganas de llorar, pero se sentiría estúpido si lo hacía en un momento como ese así que aguanto las lágrimas y dio su mejor sonrisa.
-Y- ya es suficiente- le dijo y bajó su mirada. Se sentía como un idiota, el mismo fue el que le dijo a Damián que todo estaba bien y ahora lo rechazaba, pero si seguían podrían llegar a algo más y se ilusionaría, además las cosas con Damián se arruinarían, eso era lo menos que quería. Damián pareció salir de su trance y asintió, algo decepcionado, se acostó a la par de Eric y cerró sus ojos.
Todo parecía como un sueño, como si lo que acababa de pasar no fuera real, solo un simple producto de su alcoholizada mente, miró de reojo a Eric sin que se diera cuenta y en ese preciso momento se dio cuenta que no era solo una ilusión, no podría. Rápidamente despejó su mente, sabía que si seguía pensándolo se sentiría mal así que decidió dormir.
Eric no pudo dormir, aunque trató no lo pudo conseguir ya que el recuerdo se mantenía tan vivo en su mente como si hubiera pasado unos segundos atrás, no sabía identificar sus sentimientos, era una mezcla entre tristeza, culpabilidad y vergüenza, pero también con temor de lo que le dijera Damián en la mañana. Solo de pensar que él lo alejaría o le pareciera repulsivo lo entristecía cada vez más, se enojó consigo mismo, se dejó llevar y ahora se arrepentía pues no quería que las cosas terminaran.
Se levantó cuidadosamente de la cama, abrió la puerta con cautela y vio por última vez a Damián dormido plácidamente, al llegar a la sala se encontró con Sebastián aun dormido en el sofá, pasó discretamente hasta llegar a la puerta y se fue.
Al amanecer Damián se encontraba con un gran dolor de cabeza, sentía que algo faltaba y se acordó de Eric, salió de su habitación para buscarlo, pero no estaba por ningún lado, solo estaba su primo dormido en el sofá mientras babeaba por la boca.
-Levántate- le dijo Eric malhumorado mientras lo pateaba con el pie ligeramente, solo recibió un gruñido por parte del mayor, vio la hora del reloj de pared y se dio cuenta sorpresivamente que eran las doce de la tarde. Para su buena suerte ese día tenía libre al igual que su primo, pero solo el hecho de haberse levantado a esa hora le hacía sentir que había desperdiciado un día.
Pasó a la cocina para continuar buscando a Eric, pero tampoco estaba, ni en el baño ni en la otra habitación. Rápidamente se acordó de todo lo que había pasado la noche anterior, paso su mano por su rostro y negó lentamente. "Mierda" pensaba, sentía que había mandado a al diablo toda su amistad con Eric, solo de pensar en cuando Eric le dijo que se detuviera hacía que toda su cara hirviera de cólera, y vergüenza consigo mismo. Tenía miedo de que las cosas no fueran iguales y eso le entristecía.
De seguro se habría ido antes de amanecer para no verle el rostro, sentía vergüenza de sus acciones y quiso volver al pasado para golpearse a sí mismo en el rostro. Escuchó a Sebastián levantarse de mala manera dando un gruñido bastante sonoro.
-¿Qué hora es?- dijo con los ojos entrecerrados por la luz del día
-Mediodía- le dijo sin dejar de pensar en Eric. El mayor bostezó y estiró sus brazos y cuello, se dio cuenta del gran olor a alcohol que tenía la sala, o más bien él, y arrugó su nariz en señal de disgusto. Tenía una jaqueca bastante fuerte debido a la resaca.
-¿Tenemos aspirinas?- dijo mientras se levantaba pesadamente.
-En mi escritorio- Damián fue a la cocina y agarró su caja de cereal, buscó un plato y sacó la leche del refrigerador, todo con movimientos lentos pero bruscos, su enojo se podía ver.
-¿Dónde está Eric?
-Se fue- le dijo sin mirarlo, concentrándose en su cereal.
-¿Por qué?- preguntó mientras iba a la habitación de su primo arrastrando los pies.
-¡No lo sé!- exclamó molesto
-Tranquilo, tranquilo, solo preguntaba, no te alteres gruñón- fue a la cocina y se sirvió un vaso con agua, después se sentó a la par de su primo en el desayunador.
-Espero que limpies la sala- le dijo indiferente Damián haciendo que frunciera su ceño.
-Pero me ayudaras, tú también hiciste un desastre- esa frase se quedó en su mente "tú también hiciste un desastre" y cuánta razón tenía.
-¡Todo fue tu culpa!- se fue de la cocina dejando su cereal a medio comer y se metió a la ducha, Sebastián se confundió por su comportamiento tan malhumorado, alzó sus hombros haciendo un ademan de "no me importa" y siguió comiendo el cereal que su primo había dejado.
Al día siguiente fueron ambos a la universidad, Damián se encontraba con sus amigos de siempre, pero estaba decaído, no había dejado de pensar en lo último que había pasado con Eric y esto se notaba.
-Estas amargado- recalcó uno de sus amigos, como si él no lo supiera- ¿Qué pasó? Acaso te botó una chica- lo dijo en voz alta para que los demás a su alrededor lo oyeran y rieran, era el típico chico que se hacía el gracioso, pero en realidad a todos les caía mal.
-Que te importa- respondió con desprecio haciendo que los demás lo miraran atónitos, el amigo, que se llamaba Ricardo, se sorprendió ya que nunca había escuchado a Damián expresarse así. El moreno al ver la reacción de todos giró y se fue caminando solo, había buscado a Eric por todas partes, pero nunca lo encontró, definitivamente lo estaba evitando.
Y estaba en lo correcto, Eric había estado evitándolo constantemente, cuando lo veía con su grupo de amigos se giraba y se iba al otro lado del campus o lo más lejos posible ¿Como podía encararlo? se sentía tan apenado y furioso con él mismo.
Al finalizar las clases el cielo se oscureció, una gran nube negra se posicionó en el cielo, como si el clima quisiera combinar con su humor, se fue por otro camino para no correr el riesgo de encontrarse con Damián, aunque era más largo no le importó. Iba con su cabeza mirando al pavimento mientras caminaba y pudo sentir como unas gotitas caían sobre él, maldijo al destino y al universo ya que ese día no llevaba sombrilla, aligeró el paso, pero de pronto una fuerte lluvia azotó contra él.
-Tienes que estar bromeando- dijo mascullando mientras apretaba su mandíbula fuertemente, ahora estaba furioso- ¡Maldición! ¡Maldición! ¡¿Por qué?!- gritó fuertemente mientras pateaba un arbusto que se encontraba a su lado.
Un auto que había presenciado todo el alboroto de Eric se estacionó a unos metros más a delante de él.
-¡Hey!- escucho decir a alguien, se giró rápidamente y vio al chico rubio de aquella fiesta- ¿Necesitas que te lleven? - se sintió abochornado porque alguien lo vio haciendo algo tan infantil pero su enojo en ese momento era más grande. Corrió hasta llegar al auto y abrió la puerta para entrar apresuradamente en él.
-Hola- les dijo a ambos ya que también se encontraba el otro chico castaño que estaba aquel día.
-Hola- dijo Chris y después Marcus quien era el que estaba conduciendo.
-¿Cómo estás?-le preguntó amablemente el rubio.
-Bien- Eric vaciló en su respuesta, se había escuchado más deprimente de lo que pensó
-No lo creo, si estabas maldiciendo y actuando como un loco- dijo Marcus sin una mala intención.
-¡Marcus!- le reprimió su copiloto
-¿Qué? Es la verdad- siguió con sus ojos en el camino-, sin ofender.
-Tranquilo, es solo que hoy no ha sido mi día- a Christopher le había intrigaba aquel chico desde que lo había conocido en la fiesta.
-¿Qué pasó? Si se puede saber- le preguntó Chris, escuchó como su acompañante rio ligeramente- ¿Qué? - le preguntó sin dejar de ver el camino.
-Siempre tan educado- le dijo en voz baja mientras sonreía burlonamente.
-Tuve una pelea con un amigo- aunque no era la verdad completa se acercaba a lo que realmente estaba pasando.
-¿Con el de la fiesta? - preguntó ahora Marcus
-Si
-¿Fue algo muy serio?-preguntó el rubio, Eric quiso decir: "No, ahorita nos contentaremos y todo seguirá bien" pero lo dudaba mucho. Pasó sus manos por su rostro y dio un suspiro pesado llamando la atención de los otros dos, ambos decidieron no seguir preguntando.
-¿En dónde vives?- le preguntó Marcus para alivianar el ambiente, Eric le dio la dirección aun decaído mientras miraba la lluvia por la ventana.
-Vamos a hacer una parada antes ¿Esta bien?
-Claro, no tengo nada más que hacer- dijo en un tono deprimente haciendo que Marcus y Chris se miraran de nuevo extrañados.
Eric no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido, aunque lo intentara, ya daba por muerta su amistad con Damián sabía que el chico no era de confiar fácilmente en las personas y cuando finalmente él se había abierto lo mandó todo para la mierda. Pensó en lo feliz que estaba ese día más temprano, como quiso regresar a ese tiempo.
-¿Qué hay que comprar?- preguntó Marcus a Christopher quien tenía una lista en su mano de compras.
-Jabón para los platos, leche y algunas verduras...pero siento que falta algo más.
-Y condo..-Christopher se sobresaltó y antes que respondiera le dio un golpe fuerte en el hombro, Marcus dio un quejido llamando la atención de Eric el cual no había puesto atención a su conversación.
-¿Ustedes son familiares o algo? - les preguntó con curiosidad, se notaba que eran muy unidos.
-No en realidad- le dijo Chris con una risa nervioso- somos...
-Somo pareja- respondió Marcus indiferente. Eric no pudo ocultar su sorpresa y se sintió estúpido por haber preguntado si eran parientes, no se parecían en nada.
-Oh- respondió mientras apartaba de nuevo la vista a la ventana- eso lo explica- ambos habían escuchado su ultimo comentario, pero no dijeron nada.
Llegaron hasta su destino, era un mini super, los tres bajaron e hicieron las compras. Marcus y Christopher iban uno a la par del otro muy cerca mientras hablaban, Eric se mantenía espacio lejos de ellos, vio en oferta sus galletas favoritas y se quedó un rato mirándolas y decidiendo si las compraría, giró su cabeza a la izquierda para buscar a la pareja y los miro de perfil, vio como Marcus llevó su mano hasta la cintura del rubio y lo acariciaba de arriba abajo haciendo círculos, al parecer estaban hablando de algo gracioso ya que reían de vez en cuando, Eric no pudo dejar de ver esa imagen y pensar lo afortunados que eran, estaba celoso.
Terminaron de comprar los víveres, Eric ayudó a llevar algunos, los tres entraron al auto y se dirigieron a la casa de Eric, al llegar este se bajó, junto a sus galletas, agradeció por llevarlo y se despidió de ambos. Entró a su casa y vio a su madre y hermana viendo una de sus telenovelas mientras comían botanas en el sofá. Las saludó a ambas y se fue directo a su habitación, encendió su computador y se puso a escuchar música mientras comía sus galletas, necesitaba despejar su mente.
Mientras tanto Damián se encontraba en su casa, en la sala mientras veía una película pero que no le estaba prestando nada de atención, tenía en su mano su celular con el número de Eric en la pantalla, estaba decidiendo si llamarlo o dejar pasar un poco de tiempo entre ambos, se veía bastante concentrando y no dejaba de mirar su pantalla, después de unos segundos optó por llamar y cuando estuvo a punto de apretar el botón le entró otra llamada, era Sebastián, bufó y contestó rápidamente.
-¿Qué pasa?
-Dios, veo que aun estas de malas- le dijo desde la otra línea-, solo te aviso que llegaré más tarde hoy, mi superior me dejó más encargos de los que debería- dijo lo último con bastante molestia.
-Está bien- respondió Damián antes de que Sebastián empezara a quejarse de su superior... como siempre lo hacía.
-Sabes, él es realmente molesto- rodó sus ojos con molestia, ahora no dejaría de quejarse, siempre pasaba cuando hablaba de su jefe-, de hecho, es el tipo más molesto que he conocido, es egocéntrico y desagradable, nunca dice gracias y me trata como si fuera su asistente personal o más bien su esclavo.
-Pero eres su empleado
-¡No los soy! Trabajo para la empresa y la jefa del departamento, que está enamorada de él, pero no para él, solo porque tiene un cargo un poquito más alto que el mío no lo hace mi amo- su voz ahora sonaba más cansada que molesta.
-Solo haz el trabajo, puede ser que te recompensé en el futuro
-No lo hará, el tipo es un orgulloso de mier...- la voz de Sebastián se acortó bruscamente dejando a Damián confundido.
-¿Hola?
-Tengo que colgar- dijo apresuradamente- creo que me oyó- dijo esto en un susurró y Damián no pudo evitar sonreír.
Alejó su celular hasta tenerlo al frente del rostro, vio como aun el número de Eric seguía en la pantalla, arrugó su frente y lo bloqueó, talvez era mejor darle algo de tiempo.