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No body say It was easy por girlutena

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No podía concebir estar enamorado de un hombre de quien apenas conocía, de un hombre que le había acogido bajo el techo de su casa, después de encontrarlo inconsciente en medio de la calle, un hombre que no solamente lo había rescatado, sino que además se encontraba cuidando de él y de su pequeño bebé. Aquel hombre que tanto le había ayudado, que tanto le había dado sin pedir nada a cambio.


Había perdido la cuenta de cuantas veces su cuerpo se había estremecido cuando las fuertes y grandes manos del mayor acariciando su rostro, de cómo pasaba su nariz por su cuello, enredando sus dedos por sus rubios mechones, o cuando lo aferraba fuertemente contra su pecho, para susurrarle dulces palabras en su oído.


El aroma a canela y tabaco que siempre inundaban sus pulmones, era un fuerte y varonil aroma que él ya se había acostumbrado, así como su propio cuerpo buscaba permanecer lo más próximo a aquel hombre. Pero, aun así, él no podía caer enamorado en alguien más, necesitaba pensar en su bebé y poder protegerlo del hombre que intentó deshacerse de él.


Inconscientemente llevó sus pequeñas y temblorosas manos sobre su vientre, notando la pequeña curva que había empezado a aparecer, sus ojos azules empezaron a picar y pequeñas lágrimas luchaban por salir de sus cuencas.


-Hey, ¿Estás bien? -El cálido viento trajo consigo el aroma del moreno, pudo sentir como Sasuke cruzaba sus brazos alrededor de su vientre, posando sus labios sobre su oído, besando suavemente su cuello. -Tienes algo que contarme.


-Yo… quiero trabajar. -Los brazos del mayor se afianzaron con más fuerza, podía sentir el golpeteo del corazón del mayor contra su pecho, haciéndole sentir aún más nervioso. Pero sus ojos azules intentaron perderse en los altos árboles del parque, al igual que las risas de los pequeños niños corriendo de lado a otro junto con el suave sonido de las aves, del viento moviendo las delgadas ramas, llevándose consigo las pequeñas hojas del otoño. Posó sus delicadas manos sobre las del mayor, sintiendo como su corazón golpeaba con fuerza cuando las manos del varón se cruzaron entre sus dedos.


-¿Tienes algún plan? -El mayor había apoyado su quijada sobre sus rubios cabellos, así que no tuvo necesidad de hablar, solo negó lentamente, no deseaba que pudiera ver su miraba nublosa por las lágrimas.


Sus ojos siguieron al pequeño Haru, quien corría detrás del balón que le había regalado su abuelo, el pequeño había empezado a reír divertido al ver como uno de sus amiguitos rodaba por el verde jardín, intentando llegar antes al balón. Deseaba que su pequeño bebé tuviera esa vida, una vida tranquila y llena de felicidad, junto a personas que lo amaran y le cuidaran. Junto a un abuelo que lo mimara demasiado, junto a un padre que intentara cuidarlo y amarlo.


-He pensado en algo. -La profunda, pero suave voz del mayor le hizo salir de su ensoñación, dándose cuenta de que se encontraba sentado sobre las piernas del moreno, debajo de aquel gran árbol, cerró suavemente sus ojos y se dio el lujo de poder descansar su cabeza contra el fuerte pecho del varón. -Obito tiene una pequeña guardería, y estaba pensando que tal vez te gustaría trabajar ahí.


-¡¿De veras?! Abrió sus enormes ojos azules y sin darse cuenta casi saltó de los brazos del mayor, pero necesitaba calmar su corazón, una enorme sonrisa se plantó en su rostro al ver como los ojos carbón del mayor le miraban fijamente. Sasuke pudo sentir como se quedaba sin aire al ver como los hermosos ojos del pequeño doncel brillaban con toda esa emoción desbordante.


-Bebé, yo nunca te mentiría. -Acarició suavemente la tersa mejilla del rubio, había sentido como su propio corazón saltaba al ver aquella sonrisa, aquellos ojos llenos de emoción y sus mejillas teñidas de un fuerte carmín.


Ya no podía negarlo y tampoco tenía intención de hacerlo. El pequeño rubio doncel lo tenía bajo su pulgar y él sin problemas estaba dispuesto a dar hasta su vida por aquellas dos personitas que habían llegado a su vida sin siquiera proponérselo.


-Pe- pero, ¿Obito-san querrá tenerme trabajando con él? -Su voz empezó a sonar cada vez más opaca, triste. -Yo- yo nunca he trabajado-


-Bueno, fue idea de él. -Le mostró una pequeña sonrisa, decidido a nunca soltarlo, decidido a que aquella hermosa sonrisa se desvaneciera. -Así que mejor no lo hagamos molestar.


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Haru caminaba aferrado fuertemente de la mano a un nervioso Naruto, sabían que Sasuke y Kakashi se encontraban detrás de ellos, pero aquello no hacía que los nervios y el miedo se fuesen con facilidad, era la primera vez que iba a salir de casa para poder hacer algo bueno, algo para el futuro de su bebé. La pequeña manito de Haru se aferró con más fuerza al llegar a la pequeña escuela.


Los altos arboles de cerezos daban sobra al enorme patio de juegos, la caja de arena, donde varios pequeños niños se encontraban armando sus castillos, otros un poco más grandecitos se encontraban jugando en los bajos columpios y otros riendo al lanzarse por el tobogán.


Los ojitos curiosos de los pequeños se fijaron en el cuerpo del nuevo doncel, muchos niños se emocionaron al ver sus rubios cabellos y sus hermosos azules, y de pronto se vio siendo rodeado por emocionados niños.


-Él estará bien. -Obito se había acercado a su familia, todos ellos se habían preocupado al tener que dejar que el pequeño rubio se fuese solo, nadie quería alejarse del menor, y aquello le causaba gracia, rio ligeramente al ver como su pequeño niño intentaba acaparar la atención de Naruto.


Después que pudo alejarse de los más pequeños, Obito lo llevó hacia el interior, donde las altas paredes se encontraban pintadas por animalitos infantiles, los bajos estantes tenían los nombres de los más pequeños y cada uno resguardaban las pertenencias de los infantes, las amplias ventanas dejaban que el lugar se iluminara por sí solo.


Los dos donceles se colocaron en el centro de la habitación siendo rápidamente rodeado por un circulo de niños, con ojos curiosos y emocionados, sonrió suavemente al ver como los niños se sentaban alrededor de ellos, tranquilos.


-Niños, niños. -Obito se detuvo en el centro del salón, sonriendo al ver los ojitos llenos de emoción de los pequeños niños. -Hoy tenemos un nuevo profesor.


-Mi nombre es Naruto, espero que nos llevemos bien. Cuiden de mí. -Sasuke se detuvo en el umbral de la puerta observando feliz al ver como los pequeños niños se lanzaban emocionados hacia el hermoso doncel.


-Sasu ojii-san, no me gusta. -Agachó su rostro para ver al pequeño Haru de brazos cruzados y con su ceño fruncido, haciendo un gracioso puchero. -Todos ellos están besando a Naru-chan.


-¿Celoso, mi pequeño niño? -Se agachó para ponerse a la altura del más pequeño, acarició sus cabellos, sonriendo al ver como su ceño se fruncía cada vez más.


-Naru y el bebé son nuestros. -El pequeño soltó un gracioso bufido, haciendo notar su inconformidad ante la situación, pudo ver las miradas divertidas de su familia, para que negar lo obvio, el pequeño rubio era de él.


-Lo sé mi pequeño, pero es hora de que entres a clase y lo cuides por mí. -Besó sus cabellos, sintiendo como el pequeño asentía suavemente, para luego correr corrió hacia el interior del salón.


Sus ojos se posaron sobre el cuerpo de Naruto al ver como ayudaba a Obito con la clase, como los niños levantaban sus bracitos cuando no entendían alguna cosa o solo para poder tener al rubio cerca de ellos.


El suave sonido de su celular le hizo soltar un pequeño gruñido, vio el nombre de su mejor amigo y se vio siendo obligado a alejarse de aquella hermosa vista.


-Tengo algo.


-Bien, voy para allá. -Sasuke no necesitaba que le digan nada más, la voz parca y suave de Suigetsu le decía más de lo que cualquier persona pudiera entender, observó a lo lejos como los pequeños niños habían rodeado a Naruto escuchando entretenidos un cuento. -Tengo que regresar a la oficina.


-Bien, yo me quedaré un rato más. -Sasuke asintió aún con la mirada en el rubio doncel. -Ve tranquilo. Ellos estarán bien.


Naruto pudo ver como Sasuke se alejaba de la pequeña guardería, llenó sus pulmones intentando tranquilizarse, al ver la mirada feliz del pequeño Haru y su papi. Además, el moreno había prometido ir a recogerlo, llevó levemente sus dedos hasta palpar el pequeño bulto donde se encontraba su bebé.


 


El edificio de la familia Uchiha había crecido con el paso de las generaciones, ahora era


-Uchiha-san, Hozuki-san (Suigetsu-san) lo está esperando en el interior.


-Muchas gracias Shino. -El piso reluciente reflejaba sus lustrosos zapatos, el sonido de sus zapatos resonaron en el silencio acogedor de su oficina, pasó directamente a su oficina.


-Nadie conoce su paradero, pero se hace llamar Pain. No existe información sobre el sujeto, casi como si nunca hubiese existido.


-Creo haber escuchado ese nombre antes.


-Me parece que una vez Itachi lo nombró. -Giró su silla hasta poder caminar hacia el gran ventanal, podía ver toda la ciudad desde lo más alto. Escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón, frunciendo su ceño al recordar la mirada aterrorizada del pequeño doncel. -Creo que deberíamos hacer una rápida visita a Shinsekai.


-Bien, tienes razón. -Una ligera sonrisa se plantó en sus labios al ver la mirada filosa de su mejor amigo, claro que podía confiar su vida a Suigetsu, era uno de los pocos hombres que conocía, quien podía matar sin sentir pena alguna. -Tengo que ir a recoger a Naruto, te veré en la planta a las 18 horas.


-Listo, jefe.


 


Cuando llegó al pequeño colegio, los padres de familia ya se encontraban esperando a sus pequeños niños, quiso reír al ver las miradas tristes de los infantes al verse obligados a separarse del doncel rubio.


-Nos veremos mañana’tteba. -Sus tersas mejillas se tiñeron de un ligero rosa al darse cuenta que tenía la penetrante mirada del varón sobre él. Le dio una pequeña sonrisa para luego seguir cuidando a los niños.


-Le ha ido muy bien con los niños. -Obito había terminado de guardar los trabajos de los mas pequeños sonriendo divertido al recordar como su niño se comportaba celosamente con el rubio.


-Tiene ese brillo que hace que quiera estar de él.


-¿Has encontrado algo?


-Voy a ir Shinsekai. Suigetsu encontró el nombre de alguien, sí que le haremos una visita.


-Entiendo. -Ambas miradas sobre Naruto quien despedía al último niño, junto a su padre. -Llévalo a almorzar, pasa un rato a solas con él y por favor, hazle saber tus sentimientos.


 


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Una enorme sonrisa se había plantado en su rostro al recordar que el moreno iba a ir a recogerlo, casi saltó de alegría al verlo de pie, con los brazos cruzados sobre su fuerte pecho, apoyado sobre el capó del auto, esperándolo.


Se había emocionado al saber que iba a tener una de esas esperadas citas con el moreno, imágenes de aquel hombre pelirrojo habían llegado como flashes de un momento a otro, pero ya habían pasado pocas semanas y podía jurar que Sasuke no era nada parecido a aquel hombre. Mordió ligeramente su labio inferior al ingresar al pequeño cubículo del auto, intentó calmar su corazón al recibir un pequeño beso sobre sus labios, un beso que ya se había acostumbrado a recibir.


-¿A dónde iremos?


-Es una sorpresa.


El moreno le dio un pequeño guiño y sonrió al percibir el suave sonrojo en las mejillas del pequeño doncel, aspiró profundamente el frio aire de la cabina, recibiendo un toque dulce de la esencia del menor.


El viaje se había hecho en un agradable silencio, sus ojos azules se habían fijado emocionados sobre los altos edificios de Tokio, y su corazón dio un ligero salto al ver el mar, abrió de para en par sus hermosas cuencas y abrió la ventana, dejando que el viento revoloteara sus cabellos.


-¡Es el mar’tteba!


-Pensé que te gustaría pasar un día en la playa.


Naruto no esperó que el moreno apagara el motor del auto, bajó tan rápido como el auto se hubo estacionado, y corrió esquivando a las pocas personas que se encontraban en la playa. No escuchó la suave risa del moreno cuando se sacó tan rápido como pudo los zapatos para ingresar al mar. El agua fría recorrió como miles de alfileres por sus pies, pero aquello no le pareció doloroso, se agachó para tomar un poco del agua translucida entre sus manos para mojar su enrojecido rostro.


-Me alegro mucho de que te haya encantado la sorpresa, pero creo que es hora de que nuestro polizón coma algo. -Los brazos del mayor se cerraron con suavidad alrededor de su cintura, apoyando las palmas de sus manos sobre la pequeña curva de su vientre. -Haru me a contado que casi no has tocado tu almuerzo.


Casi tuvo que alzarlo entre sus brazos para llevarlo a uno de los pequeños restaurantes de la playa al ver la resistencia del pequeño doncel de no querer salir del mar. Tuvo que prometerle que antes de partir le compraría un traje de baño y le acompañaría al mar.


-¿Qué desean ordenar?


-¡Ramen! Y de postre una tarta de queso con muchas frutas del bosque y crema chantillí.


-A mi me trae una ensalada de tomate.


-Teme, si solo sigues comiendo eso tu cara se va a volver roja como un tomate.


-¿A sí? ¿qué me dices de tu preciado ramen?


-¡No te metas con mi ramen-ttebayo. -Sasuke se sintió culpable al ver como los hermosos ojos azules del pequeño doncel se teñían de una nebulosa de lágrimas, el menor había ocultado su rostro entre las palmas de sus manos, dejando que el moreno le abrazara para calmarlo.


-Lo siento, perdóname bebé. -Naruto limpió sus lágrimas en la camisa del moreno, sintiendo su fuerte aroma llenando sus pulmones, calmándolo.


-¿Me llevarás al mar?


-Todo lo que quieras.


-Entonces quiero un montón de esa tarta de queso para llevar.


-Bien, pero la compraremos antes de irnos.


Sasuke vio con una pequeña sonrisa en su rostro, como el menor comía su tan adorado ramen, tuvo que ocultar su asco al ver como lo combinaba con la tarta de queso, reprimió sus ganas de soltar un abatido suspiro y empezó a comer su ensalada, escuchando los gemidos llenos de satisfacción del menor. Rápidamente retuvo sus pensamientos del pequeño doncel gimiendo bajo su cuerpo, mientras él lo embestía con fuerza.


-¿Sasuke, te encuentras bien? -Abrió rápidamente sus ojos al sentir la pequeña mano del menor sobre su frente. -Estas caliente-ttebayo. ¿Tendrás fiebre?


-Estoy bien. -El calor se había instalado en todo su cuerpo, rápidamente alejó aquellas imágenes, deseando que el menor alejara sus pequeñas manos de su rostro, lentamente cerró mano sobre la del rubio, para besar sus nudillos. -¿Así que, como te ha ido hoy?


-¡Fue divertido’tteba!. -El moreno descansó su cabeza sobre la palma de su mano, perdiéndose en la suave y emocionada voz del menor, en sus hermosos ojos azules y sus cabellos dorados. -Los niños son tan energéticos y maravillosos.


-Me alegra mucho. -Sus ojos se posaron sobre los finos labios del menor, su corazón se encontraba latiendo con fuerza, sabía que sentía algo por el pequeño, deseaba aferrarlo entre sus brazos y poder llenarlo de todo el amor que merecía. Podía sentir el nerviosismo llenaba el pequeño cuerpo del doncel, pero no se alejó. -Me gustas.


Quiso reír al ver el asombro en aquel rostro, sus ojos azules se abrieron de par en par, sus tersas mejillas se sonrojaron con fuerza y sus labios rosados se abrieron en una pequeña y perfecta O.


-Yo- también me gustas mucho. -Los dedos del menor se cerraron con un poco más de fuerza alrededor de los del mayor. -Pero yo-


-Deja que yo me encargue de todo. Tú solo preocúpate por este pequeñín. -Sasuke apoyó suavemente su mano sobre el vientre levemente hinchado del menor, sonriéndole suavemente. -Ven, vamos al mar.


Había odiado comprarle aquel traje de baño, aunque no se le pegaba al cuerpo del menor, dejaba su pecho desnudo y se podía notar su vientre levemente hinchado, su piel trigueña brillaba bajo el sol, sus cabellos rubios se veían tan brillantes gracias a los rayos del sol, algunos mechones se habían pegado en su aniñado rostro. El menor se encontraba tan feliz, mojando su rostro con el agua, riendo al sentir como las olas golpeaban suavemente su cuerpo, mientras poco a poco iba introduciéndose al mar.


Frunció su ceño cuando un malestar se plantó en su estómago al ver como un par de jóvenes varones empezaban a acercarse a su hermoso rubio, rápidamente el menor empezó a ponerse nervioso al percatarse de la intención de los varones, caminó con más prisa hasta rodear su cintura y lo aferró sobre su cuerpo. Les dedicó una fría y molesta mirada a los jóvenes y se sintió satisfecho al ver como se alejaban.


Besó suavemente la cabellera rubia y lo llevó hasta el interior del mar, se detuvo cuando el pecho del doncel fue cubierto por el mar, sintiéndolo estremecer cuando las olas empezaron a golpear sus cuerpos.


Los colores azules y naranjas oscilaban en el hermoso cielo, Naruto se acomodó sobre el pecho del mayor, observando feliz como los colores se reflejaban en el inmenso mar. Apoyó sus pequeñas manos sobre las del mayor, sonriendo feliz al sentir al sentir como el calor del mayor traspasaba sobre su cuerpo.


-Tendré que hacer un viaje. -El menor alzó su mirada al escuchar la voz del mayor, frunció ligeramente su ceño al entender las palabras que le decían. Dejó que acomodara sus mechones detrás de su oreja. -Solo necesito que te quedes en casa. ¿Bien?


-Sí, pero ¿A dónde irás?


-Tengo que visitar a unos clientes.


 


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Haru le miraba con su ceño fuertemente fruncido y sus labios haciendo un gracioso puchero, y ya no era extraño verle aferrando su pequeña manito a la del doncel. Evitando soltar un suspiro dejó la pequeña maleta en el suelo para mirar a su pequeño sobrino.


-Ven aquí, mi niño. -Haru corrió hacia sus brazos para enterrar su carita en el hombro de su tío, sus pequeñas manitos se aferraron a su pulcra camisa sin importarle mancharla con sus lágrimas. -Debes ser fuerte y grande para poder proteger a Naru-chan y al bebé. Confío en ti.


-Pero y si no puedo.


-Podrás. -Besó los cabellos del más pequeño, pero fijando sus ojos en los del rubio. -Cualquier cosa podrás preguntarle a tu padre o al abuelo.


-Está bien, pero promete que traerás muchos regalos.


-Lo prometo. -Naruto se había acercado para tomar la pequeña maleta entre sus manos y caminaron tan despacio detrás del mayor. -Te prometo regresar.


El pequeño Haru se aferró con más fuerza y Naruto asintió suavemente, con sus ojos empañados de translucidas lágrimas. Besó los cabellos del más pequeño para dejarlo en los brazos de Kakashi. Acarició la mejilla del pequeño rubio, sintiendo como su corazón bombardeaba con fuerza, el menor cerró sus ojos esperando su beso, acunó entre sus manos el rostro del rubio y acercó sus labios, sintiendo como el dulce néctar bajaba por todo su cuerpo.


 


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