Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crónicas de un villano por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 95]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola de nuevo a los que siguen leyendome, espero que esten listos para un capitulo mas.

Ya nos acercamos al final de esta historia, aunque quedan varias sopresas mas.

Kiran no me deja voltear a ver al que fuera su amigo. Sé que está muerto, le mate.  No me arrepiento… no, si me arrepiento pero de no haberle hecho sufrir más. Estaba tan molesto… tenía todo al alcance de mi mano. Todo. Y se esfumo con la misma rapidez.  


Me agacho, observando a la chica gemela. No tengo nada de humor para intentar salvarla, me recuerda el gran fracaso que acabamos de tener. Aun así, comienzo a intentar salvarla.   


— ¿lo sabías?


— no, pero algo iba mal, la otra noche atacaron a dos de mis rastreadores. Murieron, no había nadie que pudiera revertir la maldición—Kiran está hablando con el tal Keegan. Me sorprende que no esté ahora mismo intentando atraparme. Supongo que incluso él sabe lo grave que es lo que acaba de pasar.


—   No lo puedo creer…— la voz de Kiran suena tan triste, tan carente de alegría. No es para menos.


—   Quería hacerles mis preguntas, ustedes eran los únicos que sabían perfectamente sobre los ataques. 


—  Si hubieras dicho eso desde el inicio podríamos haber evitado esto— murmura Kiran.


— Tenía que tomar mis precauciones, sabía que estaban con él— supongo que me señala. Pero por dios, que hombre tan complicado. Les miro, alzando apenas la mirada. Ivette va de la mano de Keegan.     


—  como sea. Ivette, lo siento… llegue a desconfiar de ti, todos… y tú solo…


— no importa, yo debí decirles la verdad también— arg, pues yo no me voy a disculpar. Toda la situación se tornó bastante sospechosa, ni siquiera leyendo el futuro se puede predecir todo. Aún hay magos alrededor, todos cautelosos, al pendiente de mí. Es un alivio que supieran que esto no es un acto mío, aunque no me importaría llevarme la gloria por todo.


—   es una pena que terminara así. No tenía que morir…—   Kiran le pasa el brazo a la chica asiática, parece que ha estado llorando todo el rato.


— Iba a ser condenado de cualquier modo— eso mismo estaba pensando. ¿Qué si le ahorro al parlamento horas y horas de deliberación? Quizá ahora si Kiran termine por odiarme. Les ignoro, no me importan los detalles de lo que paso. Miro a Hanley, sentado en la tumba de alguien, con el chico gemelo a su lado, quien luce igual de abatido que todos. Han esta contándole algo, haciendo exagerados movimientos con las manos.


No hay nada que pueda hacer por él ahora. El zafiro está destruido. ¿Qué otra cosa puedo usar? Mi último recurso tiene que ser solo eso ¿Cómo podría someter a Hanley a algo así? ¿A cambiar su alma a otro cuerpo? No sé si será doloroso, mucho menos  si va a funcionar. No hay mucho tiempo tampoco para practicar. Una cosa es crear una maldición, crear un procedimiento como esto requiere de prueba y error. 


— Hadrien.


—  ¿umm?


— deberíamos irnos pronto—   Hassim se agacha. Tiene razón, esto ha terminado, no hay nada más que hacer aquí y yo sigo siendo el malo rodeado de buenos. Es mejor evaporarse ahora mismo.


—   terminare con ella y nos vamos. Ve por Han—   no falta mucho para contener la maldición de la chica, cuando despierte será el momento perfecto para marcharnos.


—   ¿me llamaste?


—   Quédate cerca—  término de hacer el último hechizo, unos segundos después, ella comienza a moverse. Me aparto cuando se sienta, mirando aturdida a todos lados.


— ¡Violet!— Ione, recordé su nombre otra vez, se deja caer a su lado. Kiran y los demás la miran.  Supongo que les dejara un poco de alegría después de  tanto. Todos lucen tan contentos, tan unidos. Tomo a Han del brazo, apartándonos lo más discretamente que puedo.


— ¿A dónde vamos?—   Han parece entender. Le hago una seña para que se calle. Hassim nos sigue, no podemos alejarnos mucho de cualquier modo, pero si lo suficiente como para que Hassim pueda desaparecernos.  No miro atrás cuando nos vamos.


No hay nada ahí para mí.  


— Vamos, tengo que… buscar…— ¿buscar qué? No sé si exista algo que sea capaz de quitar esa maldición. 


Camino para salir de la calle donde aparecimos. Hassim me sigue en silencio mientras llevo a Han del brazo. Conozco donde estamos, un barrio viejo en Finlandia. Este es uno de mis lugares favoritos, siempre termino viniendo aquí cuando ya no hay nada que hacer, incluso tengo una casa a unas calles, que Hassim nos trajera aquí me hace sentir mejor. La casa sigue tal y como la deje.


— ¿Ya no vamos a volver con los demás?


—No, hemos… terminado— le tomo del brazo de nuevo, subiéndole la manga del abrigo que trae puesto—   muéstrame.


— ¿es necesario? De todos modos, no hay más que hacer ¿o sí?— se me hace un nudo en la garganta al verle sonreír. No le importa lo que le vaya a pasar.


— ¿Quién dijo eso? yo siempre encuentro la manera.


—  siempre dices eso… ¿no deberías matarme de una vez? Sería menos complicado... Auch.


— De ninguna manera—  le digo, después de darle un golpe en la cabeza. Encontrare algo, algo debe haber aun—  ve a dormir, es tarde—  me sigo derecho hasta donde sé que esta el baño, con una tina. No hay agua caliente, así que me conformo con  el agua fría. Dejo mis ropas sucias en el suelo, de todos modos no las usare de nuevo.


¿Puedo hacer algo con lo que tengo? Tengo los dos diamantes ¿podría usarles aun?  Ah, no, eso está incompleto, no hay forma de saber que había en el zafiro. No puedo dejar que Hanley muera. Lo demás ya no importa, ¿a quién le importa seguir luchando contra el parlamento? Ya habrá cientos de ocasiones para hacer eso después. Me quedo en la tina,  aun con el agua fría, mis pensamientos me dan dolor de cabeza. Me siento tan frustrado, tan inútil.   Aun así no puedo darme por vencido ahora, no.  


¿Estoy pasando algo por alto? Aun debe haber algo, hay cientos de objetos malditos en el mundo, alguno debe ser útil. ¿Algún libro? Me duele la cabeza solo de repasar y repasar todo lo que recuerdo.


La puerta se abre, giro la cabeza perezosamente.


—  ¿Qué se supone que estás haciendo?  


—  Dándome un baño ¿Cómo llegaste aquí?— Kiran está de pie, en la entrada de la puerta, con los brazos cruzados.


— Olvidaste esto— me muestra un libro. Ah, sí, el libro de salomón, se supone que estaba haciendo todo por ese libro.


—   No cumplí con mi parte del trato, soy un villano de palabra—  no esperaba que me lo diera. ¿Podría controlar a un demonio para salvar a Han? Arg. Me reclino, deseando hundirme en la tina.


—  no seas ridículo. Hiciste mucho por ayudarnos.


— En realidad me estaba ayudando a mí mismo— estoy temblando. Aunque no lo quiera, es imposible no estar emocionado… feliz de que Kiran esté aquí, aunque sea por un motivo tonto. Él no me odia. ¿Acaso nunca va odiarme?—  mate a tu amigo.


—… lo sé—   no veo la cara que pone Kiran, pero su tono es completamente triste.


—   ¿y aun así estas aquí?


—   Jency… él… no sé qué fue lo que paso—   hasta las mejores personas tiene un lado oculto, algo que no dan a conocer jamás. Por eso los buenos no son confiables—   no puedo creer que haya hecho algo tan… horrible.   


—   ¿Horrible?—   yo he matado a cientos de personas, creo maldiciones y venenos, quiero acabar con el parlamento, crear más nigromantes, y Kiran nunca ha dicho eso de mí.


—   atacar a sus amigos, mentirnos así… no importa. ¿Qué haremos ahora?


—   ¿haremos? No hay nada que hacer.


—   vamos, Hadrien. No me dirás que te darás por vencido ahora.


—   no. pero no…


— ni hablar. Seguimos juntos en esto hasta que encontremos una solución—   le miro, arqueando una ceja. Eso suena tan típico de un héroe.


—  entiendo. Pero la verdad… no sé qué hacer—   reconozco, mirando de nuevo el agua de la tina. Kiran no dice nada—   por primera vez no sé qué hacer, no me importaría  de no ser porque Han esta también… él…


—   ya veo.


—   No puedo dejar que muera, no así—   no por algo tan tonto e insignificante como los celos de un pobre idiota—   es ridículo que hayamos perdido el zafiro.


— lo siento. Ese niño significa mucho para ti—   idiota ¿Por qué te disculpas? Nada de esto fue tu culpa. Me levanto, saliendo de la bañera y mojando todo a mí alrededor mientras tomo una toalla y me envuelvo en ella.


—no sé qué más hacer, Kiran, y eso me molesta.


—ya encontraras algo— me dice, siento que me abraza por las espalda.  Me besa el hombro—   estás helado.


— Quizá—   me alejo. Kiran me sigue. Hassim nos mira desde uno de los sofás, pero no dice nada—   Kiran, si vas a quedarte… busca una habitación. Quiero estar solo esta noche—   le dejo en la sala. Quiero seguir pensando. Algo, tiene que haber algo.


—   bien. Descansa—  su mano me acaricia el brazo,  y da una caricia más a mis dedos, como si hubiéramos estado tomados de la mano.  Me encierro en mi habitación.


Quiero demasiado a Kiran. Lo he intentado negar, he huido de estos sentimientos, les he querido convertir en odio. Kiran simplemente me atrae, me hace querer estar con él. No puedo dejar que me atraiga, no cuando tengo que estar pensando.  No puedo ser yo cuando estoy con Kiran, ¿Cómo puedo ser malo cuando él solo es bueno?


— Maldición—golpeo  el mueble  junto a la pared con el puño. Algo golpea el suelo con un golpe sordo.  Me dejo caer en la cama, me cubro la cara con las manos. No puedo dejar que Hanley muera, no.  Maldición, maldición…


— ¿está todo bien?


— Largo—   no distingo quien es quien me habla. Estoy perdiendo el control de mi magia otra vez, puedo ver la magia oscura moviéndose a mí alrededor. Me levanto, sacando ropa de los muebles. Cuando me pongo el pantalón, pateo lo que cayó y que no había notado: un libro.  Lo levanto. No recuerdo tener este  libro. Frankenstein, de Mary Shelley. ¿Es de Han? De seguro lo olvido aquí.  Lo regreso al mueble.


 Lo miro de nuevo. Recuerdo… tuve el zafiro en mis manos cuando fue destruido. Estaba tan molesto que ignore todo, solo podía pensar en que ya no podría salvar a Han. Ahora un vago recuerdo del momento en que se destruyó. Las cosas con magia, al ser destruidas, evaporan su magia, la magia se libera para luego desparecer.


Sentí la magia del zafiro. Una magia que he sentido un par de veces antes. Es curioso que ese libro este aquí. Lo tomo, suspirando. Tengo la desagradable sospecha de quien es el creador de la última joya maldita.   


—  ¿vas a salir?


—   Solo unos momentos— no veo a Kiran en la salita.


— Deberías descansar—ignoro a Hassim. No debería hacer esto, pero nunca me he caracterizado por hacer las cosas que debería. Además, si no puedes sacrificar todo, no puedes cambiar nada. Quiero cambiar el destino de Han ahora mismo. Salgo de la casa, afuera hay una ligera capa de nieve, mi respiración se eleva en forma de vapor blanco.  Camino, y camino. No sé qué va pasar. No me detengo hasta que llego a un lugar que considero lejos, cierro los ojos y me tomo todavía unos minutos más antes de abrir los labios y pronunciar su nombre.


— Viktor…—   no pasa nada al inicio. La calle sigue tan vacía como cuando llegue. El viento sopla un poco nada más. Ah, quizá no es lo que pensaba, quizá me equivoque.


— me preguntaba si ibas a llamarme— pero yo nunca me equivoco. Como salido de las sombras, Viktor está de pie, a unos pasos frente a mí. Sigue tan joven como la última vez que le vi. Un elegante abrigo azul con botones en plata le cubre.


—   y yo si ibas a venir.


—si eres tu quien me llama vendré. ¿Me necesitas?— le miro unos momentos. Su cabello oscuro, sus ojos rojos.


— ¿para qué preguntas? Has estado involucrado en esto— sus labios se curvan en una sonrisa.


—   los espíritus me dijeron que estabas en una búsqueda peligrosa. No podía dejar que te pasara nada.


—   Tú nos llevaste a la casa del mediterráneo—  él asiente con la cabeza.


—   Estuviste muy cerca de la muerte—   parpadea, despacio.  Sigue siendo tan enigmático como recuerdo. Hace mucho que no pienso en él, casi le he olvidado.


—  el zafiro, ¿es tuyo?


—  ¿esa baratija? Sí, yo la hice. Y supongo que lo que necesitas es esto—   levanta un papel, escrito con tinta roja y una caligrafía hermosa.


— eso…


—  El hechizo para revertir la maldición que tiene tu aprendiz—   si no fuera Viktor, mi primer impulso seria lanzarme a quitárselo—   dime, Hadrien ¿Qué darías por esto?    


—   ¿Qué quieres?—   él me mira, ladea un poco su cabeza, en un gesto que parecería tierno en un humano normal. Finge que lo piensa, sé que finge porque sus ojos no se despegan de los míos, puedo ver la malicia, la victoria en sus ojos. Lástima que no entiendo a qué se debe esta mirada hasta que no vuelve a hablar.       


—   ¿estás listo para venir conmigo?


—  ¿Qué?


— Quiero que vengas conmigo—   le miro, evaluando sus palabras. Él siempre quiso que me fuera con él,  nunca lo considere una opción a pesar de que se que Víktor es fuerte y podría ser de utilidad. Eso era antes, ahora dudo que haya algo que pueda enseñarme y que no pueda aprender yo por mi mismo.   


—   Si voy contigo, me lo darás—   no es una pregunta.


— nunca te he dado motivos para dudar de mí—   así que… así es como termina todo. Siempre me pregunte como es que Víktor podía estar tan seguro de que algún día iría con él por mi propia voluntad.  Si es la única forma de poder salvar a Han, lo hare las veces que sea necesario.   


— lo hare, dámela— Víktor sonríe, una sonrisa demasiado feliz. Yo estoy sintiendo justo lo contrario. Ir con Víktor implica que posiblemente no vuelva a ver a nadie más.  Eso no sería problema porque no tengo demasiados conocidos cercanos, el problema es que esa categoría de nadie más, también incluye a Hanley y a Kiran.


— ¿en serio?


— solo… deja llevar esto. Voy a arreglar todo.


— Bien, esperare aquí— aun sonríe. Es un demonio con sonrisa de ángel. Tomo el papel, el hechizo es muy complicado, no podría haberlo encontrado tan fácil por mi cuenta. ¿Desde cuándo sabe que lo necesito?  Ja, en verdad sabe jugar sus cartas.


Camino de regreso. No siento el frio… de hecho no siento nada. No hay nadie en la sala, ni en el camino a la habitación.  Nunca me he despedido de nadie, nunca he tenido la oportunidad, y no quiero tenerla. No necesito una despedida.  No llevo nada, solo ordeno unas cosas y las dejo sobre la cama. Me dirijo a la habitación de Han, está muy dormido en la cama.  Le acaricio el cabello.


Suficiente.  Deber y deseo… deseo quedarme, pero ya no es posible. No le temo a Víktor, pero esto es como encadenarme.  Dejo la hoja que me dio Víktor sobre la mesita de noche. ¿Debo dejar alguna nota? Quizá, pero no se que podría escribirle.  No temo dejarle solo, confió en que Kiran le cuide y se haga cargo de él, me lo debe.  Tomo una hoja y solo pongo eso y que me iré. Me doy la vuelta, notando el anillo de Hassim. Ah, tampoco puedo llevarlo. Terminamos la misión, encontramos las joyas. Dejo el anillo sobre la nota.


No puedo tener más despedida que esta. ¿Cuánto tiempo me iré? Deseo saber si volveré a verles.


— ¿Vas  a salir?—   la voz de Kiran me congela cerca de la puerta.


— ¿no dormías?


— ¿A dónde vas?


— Solo a dar un paseo— no me cree, lo veo en su mirada. Intuye que algo va mal, me alegra que no lo sepa.


— ¿Por qué me has estado evitando?


— no te evito.


—Hadrien— me dice, tomándome del brazo— ¿de verdad no sientes nada por mí?—  Ja,  ¿nada? Considere estar a su lado por unos increíbles momentos, me convertí en lo que soy solo para poder seguirle viendo, aunque sea como enemigos.


— ¿Sabes? Hace unos días dijiste que no entendía como se sentían ustedes. Pero la verdad es que si lo entiendo. Están derrotados, traicionados, perdidos y sin saber qué hacer. Así estuve yo cuando descubrieron que soy un nigromante—  Kiran hace un gesto de dolor. No tiene nada que ver con lo que me pregunto, lo sé. Mi intención ahora es herirle, lastimarle tanto que no me detenga, que no sepa lo que pasa hasta que sea demasiado tarde.


— eso no…


— ¿si siento algo por ti? Deseo quererte, Kiran. Pero no puedo hacerlo. Mucho menos después de ver… de ver cómo te esfuerzas por todos. Hiciste que fuera hasta el parlamento solo para salvar a la chica, no pudiste hacer nada con tu amigo. Siempre luchas por todos Kiran, y eso me gusta de ti, pero dime ¿alguna vez luchaste por mi?


— yo…— su rostro es la viva imagen del dolor. Ignoro su expresión, ignoro el frio que se extiende el mi pecho, ignoro el dolor que me causo. Es como si estacas de hielo cayeran por mi pecho, congelando todo, causando solo destrozo.


— no lo hiciste. ¿Qué me hace diferente?— expreso. Mi dolor toma el control, expresando todo lo que no quiero— ¿Por qué yo no merezco que hagas algo por mí? ¿Qué me hace diferente? Te espere… espere que fueras por mí, que me dijeras que estaba todo bien.


— no hagas esto… 


— es la verdad. ¿Cómo puedo sentir algo por ti más que rencor? 


— eso no es verdad. Sé que no me odias, no odiaste estar conmigo— sonrió. Se interpretar muy bien el papel de villano, tanto que incluso me rio. Kiran me mira, puedo ver el dolor en sus ojos.


— No…— no me creerá. Tomo aire, cerrando los ojos. Me adelanto, poniendo mis manos en su rostro y le beso.  Es un beso desesperado, cargado solo de dolor. Será la última vez que le vea, ya no habrá más planes  para acercarme a él haciendo algo malo. Soy yo quien termina el beso— te regreso.


— ¿umm?


— te libero de mi hechizo, ya no me perteneces. Busca a alguien más— doy dos pasos hacia atrás. Veo que Kiran se lleva la mano a los labios, me parece ver que cae una lágrima por su mejilla. Me doy la vuelta, saliendo rápido de ahí.  ¿Cuándo fue la última vez que llore?  No puedo recordar. No estoy llorando.  


Si no puedes sacrificar todo, no puedes cambiar nada, y con esto ya he cambiado todo. Mañana Han estará bien, Hassim podrá volver a Egipto, Kiran podrá salvar a sus amigos y posiblemente encuentre una persona mejor. Una persona buena. Todos felices. 


Víktor sigue en el mismo lugar donde lo deje. Me mira, con el  ceño levemente fruncido.


— tardaste mucho.


— tenia asuntos que terminar.


— ¿y ya no? ¿Te has despedido de esos amigos tuyos?— no me gusta como habla Víktor de los demás.  No me gusta que sepa tanto de mí.


— he terminado con eso. ¿Puedo estar seguro de que estará bien?


— sí. ¿Vamos?— me extiende la mano.  Sonrió. Normalmente este sería el momento en que el héroe llega e impide que lo haga,  una entrada heroica donde me dicen que hay otra forma, que esto no es necesario y que todo estará bien. Eso no va pasar. Tomo su mano, pequeña a comparación de la mía.  En medio de la oscuridad, dejamos la calle.


Hoy he aprendido algo más: Las despedidas son amargas y dolorosas.

Notas finales:

A que esto no se lo esperaban ¿O quiza si?  Viktor no era tan solo relleno, aunque como dice por alla, hizo una bonita jugada.

¿Suficiente castigo para Kiran?(Si, este es el tan ansiado castigo por ser tan lento )


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).