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Serpientes y leones por Sh1m1

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Notas del capitulo:

De nuevo aquí con otro capítulo, me alegro que os gustara el anterior.

Capítulo 2. Brasov

 

Theo despertó abrazado al cálido cuerpo de Hermione, hundió su nariz en el cuello de la mujer, realmente le gustaba su olor, aquel que quedaba después de una noche de sexo continuado. La Gryffindor era  decidida en el sexo, y reconocía que ninguna mujer con la que hubiera estado antes era así, tampoco mucho de los hombres que había frecuentado si tenía que ser sincero. Pero esa cesión de “poder” le tenía del todo hipnotizado, tenerla tranquila y relajada entre sus brazos solo le mostraba las dos caras de aquella moneda que le abrasaba entre las manos.

 

En ese momento la morena comenzaba a salir de su sueño, y los músculos de su cuerpo se sentían contra el suyo, el suave roce de su trasero sobre su muy despierta entrepierna fue del todo agradable. Ella parecía aún dormida, pero el suave gemido que dio cuando él introdujo su miembro entre los pliegues de ella, frotando su exterior despacio la trajeron de vuelta.

 

—Buenos días, princesa—le susurró él, ella bufó, pero justo el roce se intensificó en ese punto que sabía la haría gemir más fuerte.

 

No hubo más palabras, solo gemidos y jadeos por partes de ambos, ese sexo fue mucho más suave que el salvaje de la noche anterior, pero Theo lo sintió más profundo, alguna barrera de intimidad traspasada, quizás por la somnolencia, un punto donde ella vivía a pesar de lo que exteriorizara.

 

 

Blaise despertó con resaca de la noche anterior, si bien no era debida al alcohol que había ingerido, la cabeza le daba vueltas pensando en el beso fallido en la puerta de su habitación, en el suave roce de las manos del pelirrojo separándolos. Él había tenido experiencia con más de un hetero en su larga vida sexual, y había tenido de todo, desde accesos de violencia hasta entrega total. Tener que catalogar a Weasley en esas experiencias le parecía demasiado equivocado, pero la realidad es que él le había rechazado y eso había dolido.

 

Antes de salir de su habitación tendría que componer ese escudo que había ido perfeccionando a lo largo de su vida, pero debía reconocer que aquella mañana soleada no le estaba resultando tan fácil como en otras ocasiones.

 

Finalmente bajó al comedor donde se servía el desayuno, constató en el espejo más próximo que lucía impecable, y porque no decirlo, apetecible. Él conocía los encantos de su cuerpo, que su fantasía no cayera ante ellos no era motivo para no regalarles la mirada al resto. Le gustaba saberse magnánimo.

 

Le sorprendió no ver a Theo, a veces pensaba si su amigo no sería un vampiro, sus horas de sueño solían ser escasas desde que lo conoció en Hogwarts y sabía que seguía con la costumbre de darle a su cuerpo pocas horas de sueño.

 

Ni rastro, pero pudo ver a Longbotton y Lovegood sentados, le pareció correcto acercarse a ellos, finalmente habían compartido una velada la noche anterior, no era cortés hacer como si no los conociera. 

 

—Buenos días—fue su cortés saludo, ambos respondieron contentos, al parecer ellos sí habían tenido reservas de que él se acercara. En fin, a Blaise le gustaba sorprender.

 

El camarero le trajo su desayuno, sí, una buena taza de café rumano despertaría a cualquier muerto y su cerebro no estaba del todo recuperado.

 

Cuando estaba dando un pequeño sorbo, apareció Weasley, el auror lo miró y una suave sonrisa apareció en sus labios, mierda, pensó Blaise, no debería habérsele parado el corazón por eso.

 

El pelirrojo fue a la mesa que todos compartían y los saludó, Blaise hubiera esperado algo de incomodo de su parte. Pero el muy cabrón no solo le rechazaba sino que además le sonreía como si nada.

 

Por primera vez en mucho tiempo Blaise se sintió vulnerable, él estaba por encima de muchas cosas, las había ido saltando a lo largo de su vida, una madre que encadenaba marido tras marido y que nunca tenía tiempo para su único hijo le había hecho ser un poco como era; su declarada homosexualidad desde bien joven le había agenciado más de un mal entendido, y él siempre había estado por encima de ello. Una simple sonrisa de un estúpido que le había rechazado de un modo más que correcto no debería ser una diferencia. Pero ahí estaba, sumido en su café mientras los demás hablaban, y el malnacido de Theodore Nott le había dejado solo con todos ellos. 

 

En ese momento, su mal amigo apareció por la puerta del comedor, y a su lado Granger, podía parecer que se habían encontrado en la puerta, pero el conocía a su amigo y  le dejó claro que no solo era un mal amigo sino que había tenido toda una noche de sexo con la Gryffindor. 

 

 

Estaba claro que no era el único que había notado el detalle de como ambos se aproximaban sin esa rigidez que dos meros conocidos tendrían.

 

—Buenos días, chicos. ¿Pasaron buena noche?—dijo alegre la rubia mientras comía sus tostadas.

 

Ninguno dijo nada pero la sonrisa felina que a veces se le encajaba a su amigo en su serio rostro le confirmó que la noche acabó hacía bien poco.

 

Había malos amigos con suerte, ya se lo haría pagar.

 

 

Esa mañana recorrieron Brasov con Draco y Harry como guías, el sexteto resultó más armonioso de lo que todos hubieran podido comprobar. Pero Theo podía notar la incomodidad de Blaise; algo le decía que la casual distancia que tomaba del pelirrojo era la clave. Sus bromas y sonrisas no le llegaban a los ojos, él había tratado de advertirle que aquella empresa no tendría el resultado deseado, estaba claro que Weasley era un necio, pero tampoco que uno cambiaba sus gustos tan fácilmente.

 

Sus ojos fueron hacía la grácil figura de su amante, reconocía que si bien había disfrutado con ella la cosa podría quedar simplemente ahí, pero su cuerpo parecía estarle mandando otras señales. Y tuvo que sonreírse a sí mismo cuando sus manos no querían más que masajear su lindo trasero, ella no parecía prestarle más atención que en la noche anterior hasta que se desnudó ante de sus ojos, por lo que había asumido que no podía dar todo por sentado con ella.

 

—¿Todo bien, Blaise?—le dijo a su amigo alcanzándole el paso.

 

—Fabuloso, este lugar en el culo del mundo es realmente encantador—dijo con su más cínica mirada.

 

—¿Qué pasó anoche?

 

—Nada tan interesante como lo que sí te pasó a ti anoche—le dijo este algo molesto.

 

Theo dirigió una mirada a Granger, y un escalofrío le recorrió cuando recordó como ella le montaba.

 

—¿Por qué rehuyes al pelirrojo si ayer estabas prácticamente sobre él?

 

—Te creía más inteligente, amigo.

 

—Te lo advertí.

 

—Sabes que nunca te hago caso—dijo Blaise colgándose de su brazo mientras caminaban.

 

Intentó sonar como siempre, con su frivolidad natural, pero había un poso de tristeza en su voz.

 

—Lo siento, Blaise.

 

Él hizo una mueca con su mano como restándole importancia, y le miró divertido.

 

—¿Y bien, qué tal tu experiencia heterosexual?—le dijo con sumo desagrado, como si en vez de la mejor noche de sexo que Theo hubiera tenido hubiera pasado por una repugnante tortura.

 

Theo solo meneó su cabeza riendo, mientras deshacía el nudo en su brazo y tomaba a su amigo acercándolo con su propio brazo por el hombro mientras continuaban andando.

 

Como si algo le quemara el cogote Theo dirigió la mirada hacía atrás y pudo ver los ojos claros de Weasley fijos en ellos, aquella sincera sonrisa que tanto le gustaba mostrar había desaparecido. Theo sonrió y apretó algo más a su amigo.

 

Bien, quizás los niveles de heterosexualidad del grupo estuvieran cambiando de lugar.

 

Buscando el motivo de su desequilibrio sexual, ella también los estaba observando sutilmente mientras hablaba con Potter a escasos pasos del pelirrojo, en sus ojos un rastro de lo que había conocido la noche anterior, lujuria. Esa chica iba a matarle, Merlín, ya estaba completamente cachondo de nuevo.

 

 

El plan que tenían para esa tarde era una visita a la reserva, Blaise no le encontraba la gracia en visitar a seres cuanto menos primitivos y cuanto más peligrosos. Pero le parecía una grosería haber sido invitado y denegar la oferta. 

La sorpresa que sintió cuando la magia del lugar le golpeó le dejó por un momento aturdido, sus compañeros parecían haber sufrido un efecto similar, Draco y Potter parecía que ya estaban acostumbrados. Y el rubio les sonreía malicioso mientras ellos trataban de recuperarse. 

 

Pero no fue solo la magia, Merlín bendito, ¿qué era aquello? ¿su paraíso sexual oculto en los montes perdidos de centro Europa? Demasiados hombres sexys con sus indumentarias de vikingos, no pudo evitarlo y soltó una risita estúpida, aquello era el Honeydukes de un homosexual promiscuo como él.

 

La mirada de aquellos magníficos especímenes era del todo agradable sobre su cuerpo, quizás aquella visita fuera mucho más divertida de lo que había supuesto.

 

—Movámonos, Zabini—le dijo alguien a su lado, Blaise rechazó la oferta, él prefería quedarse un  poco más allí, empezó a sentirse acariciado por todo su cuerpo.—Muévete, Blaise.

 

Blaise se giró, era Weasley muy pegado a él, con un rostro que no se parecía en nada a aquella indulgente sonrisita que se gastaba con él.

 

—¿Por qué? No quiero ver dragones, prefiero verlos a ellos.—Buenas tardes, ¿dónde has ido inhibición? Bueno, nunca es que la hubiera tenido muy desarrollada, pensó girándose a contemplarlos sonriente. 

 

El pelirrojo se puso delante de él, mierda era tan sexy o más que esos vikingos encuerados. 

 

—Ven conmigo—le dijo de nuevo serio.

 

Blaise rodó los ojos, pero finalmente le acompañó, a cada paso que iban dando notaba como las caricias sobre su cuerpo iban siendo menores. Maldito Weasley, pero vio como Potter tenía ceñido a su cuerpo a su amigo; Theo hacía de guardaespaldas de Granger gritando con su cuerpo, “mía, mía”; Luna Lovegood sonreía divertida como si aquello fuera algo común, a su lado y tomado de su mano un sorprendido Longbotton tenía problemas para caminar.

 

Weasley no le tocaba, pero no hacía falta para notarle junto a él, mientras más se alejaban más volvía dentro de sí.

 

—¿Qué fue eso?—dijo aún confuso.

 

—Magia primitiva—dijo Potter sonriendo.

 

—Es excitante—confesó Draco, totalmente pegado a Potter.

 

Theo iba saliendo también del trance en el que había estado sumergido.

 

—Refrescante—dijo divertida Lovegood, el chico a su lado, ahora parecía tener una tonalidad verdosa.

 

—La primera vez que vinimos también lo sentimos, pero poco a poco te vas inmunizando—dijo Granger sin darle más importancia.

 

A su lado, Theo parecía del todo molesto. Estaba claro que a su amigo no le había gustado tanto su reacción. 

 

—Hola—dijo alguien a su izquierda, todos se volvieron.

 

Un nuevo pelirrojo vestido a la vikinga se unió al grupo, el primero en saludarlo fue Weasley que se fundió con él en un fuerte abrazo.

 

—Hermano—fue su saludo.

 

Acababa de reconocerlo como uno de los hijos de los Weasley, al parecer en esa familia sabían crear magníficos ejemplares, el hombre fue saludando a todos los que conocía. Le sorprendió lo seco que había sido Draco en el saludo, casi resultándole cómico.

 

Cuando saludó a los conocidos, Potter le presentó a Theo y a él, los ojos de este nuevo Weasley también eran completamente azules, pero no como el cielo de un día plácido, eran más salvajes. Blaise decidió en ese momento que ellos dos iban a tener sexo, y un sexo muy bueno, de hecho.

 

La sonrisa de Charlie era atrayente y no se despegó de su lado en toda la visita. 

 

Definitivamente esa visita era mucho más de lo que hubiera imaginado. Blaise puso todo su encanto en “on” rápidamente, y el cuerpo del pelirrojo mayor se hizo más presente.

 

No fue su primera opción, pero sin duda iba a ser una muy grata experiencia.

 

Theo estaba confundido, él no se consideraba una persona posesiva, quizás a los únicos que pudiera extender dicho sentimiento fuera a sus propios amigos. Pero no ese tipo de posesividad que hizo escoltar a Granger todo el camino hasta que el grupo se quedó a solas.

 

Si no fuera por su férreo autocontrol hubiera montado a la mujer para dejarlo bien en claro. Se felicitó a sí mismo no haberse dejado dominar por el efecto de la magia primitiva del lugar.

 

Había notado que no fue el único que había actuado de esa forma, Blaise llevaba pintada en su cara la palabra “orgía” y a su lado un muy molesto Weasley le hacía moverse. Bueno, quizás fuera ese el empujón que ese tipo necesitaba para aceptarlo.

 

A pesar de todo, no pudo separarse mucho de la morena que inundaba sus pensamientos desde la noche anterior. Ella hablaba con unos y con otros tranquila, pero debía estar también influenciada por la magia, pues su completa indiferencia de la mañana había cambiado a miradas bien cargadas.

 

Potter les enseñó a una distancia prudencial a sus dragones, debía darle crédito al novio de su amigo si lidiaba día a día con ellos, eran criaturas completamente impresionantes. Draco se había convertido en todo manos con su compañero, si estaba sintiendo lo que él mismo, no le extrañaba.

 

Él mismo no podía separarse de la chica, mientras todos miraban a las bestias, ellos se encontraban algo más apartados y al final del grupo. Notó como la distancia entre ellos menguaba y la mano femenina acariciaba su entrepierna. Su más que despierta hambre por ella solo se intensificó. Introduciendo su propia mano bajo la cinturilla de los pantalones que la morena vestía, agarró con fuerza una de sus nalgas. Si seguían así estaba claro que él iba a correrse en sus pantalones. Ella intensificó sus caricias sobre la ropa, y él le introdujo uno de sus dedos entre sus humedecidos pliegues desde atrás. La devoraría allí mismo pero esa mutua satisfacción que se estaban dando era tremendamente excitante. Ella lo miró mientras ambos se corrieron.

 

Definitivamente necesitaba más de ella.

 

o0o

 

Blaise estaba en el salón del hotel esperando a los demás antes de salir a cenar. Las “parejas” habían corrido a sus respectivas habitaciones, no tenía duda de lo que se encontraba en aquellos momentos haciendo su amigo Theo. Pero él estaba reservando toda aquella tensión para la noche. 

 

 

Dejaron a Potter haciendo su turno en la reserva, tanto él como el mayor de los Weasley los acompañaron a la salida, la despedida con este estaba más que cargada de significado, muy mal tenía que estar funcionando su intuición si no lo veía aparecer esa misma noche.

 

—¿No subes a descansar?—escuchó a su lado.

 

El auror lo miraba con su habitual sonrisa, Blaise intentó no sentir nada, pero nuevamente fracasó. Le devolvió la sonrisa y negó con la cabeza.

 

—¿Quieres una copa?—le ofreció—.Odio beber solo.

 

El moreno asintió, aún se sentía nervioso a su lado, pero al parecer el pelirrojo no tenía en cuenta el momento vivido la noche anterior. Mejor así.

 

 

Cuatro cervezas para el otro, y tres copas de vino para él más tarde, se sentía relajado con Ron Weasley. La conversación había fluido fácil, y ambos estuvieron poniéndose al día de esos años después de la guerra. 

 

Blaise se perdía en los relatos de misiones y entrenamientos que al parecer eran su vida. Se sentía cómodo contándole cómo él cambió de país con su madre y como había acabado montando el club con sus amigos.

 

Lo sintió cercano cuando el tema de los matrimonios de su madre le puso tenso, Weasley tenía la extraña cualidad de impedir que su lado más frívolo saliera a la luz, dejando tan solo a Blaise, el chico que odiaba compartir a su madre y que no daba un Knut por las relaciones amorosas.

 

Weasley le confesó como la relación más larga que había tenido había sido con Granger y como no se veía teniendo otra, ese terrero le resultaba demasiado pantanoso y complicado como para querer adentrarse nuevamente.

 

Profundamente Blaise le entendió, ¿no le había sucedido a él también? Nada en sus amantes le hacía desear algo más y para él estaba bien con eso. Weasley era solo una fantasía y las fantasías no computaba ¿cierto?

 

Un momento sumamente íntimo y de conexión se produjo entre ambos, y Blaise sintió el impulso de besarlo de nuevo, como si no hubiera tenido suficiente con la negativa de la noche anterior.

 

Sus amigos los sacaron de aquella íntima conversación que habían acabado teniendo, y de nuevo aquel telón que escondía una parte de sí mismo que pocos conocían cayó. 

 

A pesar de lo agradable de la conversación se sentía algo turbado, como si hubiera depositado algo de sí mismo en alguien más que sus propios amigos. Durante toda la cena, ambos compartieron miradas y sonrisas cuando hablaban, y una parte de él quería compartir más con él, y por una vez,  no fue sexo lo que cruzó su mente.

 

Como había esperado el hermano mayor apareció vestido de modo informal, era un espécimen realmente suculento, y Blaise se relamió de anticipación, pero había un pequeño regusto amargo al final de su boca. Y la mejor opción que consiguió para camuflarlo fue un buena dosis de alcohol, quizás excesiva como se dio cuenta cuando su caminar vacilante hacia su habitación en el hotel le hizo chocar contra lo que le pareció un muro de hormigón. No fue más que el duro pecho del auror, en esos momentos no le apetecía mucho hablar con él, el alcohol siempre le soltaba la lengua, y no era ahí donde debería acabar esa noche.

 

¿Dónde estaba el otro con el que iba a acostarse? 

 

Sintió una mano en su cadera, oh, sí, ahí estaba.

 

—No creo que sea necesario que le acompañes, Charlie—escuchó decirle en la bruma de su borrachera.

 

No se había dado cuenta que tras el golpe contra su pecho el menor del clan no le había soltado el brazo, y en un momento se vio unido a los dos hermanos a través de su cuerpo; su imaginación desmedida imaginó las posibilidades y por primera vez no le gustó lo que imaginó, no por sus lazos sanguíneos, Merlin sabía que eso no era impedimento, sino porque en su fantasía solo podía contemplar al menor.

 

—Vete a dormir, Ron—le contestó el de los dragones, ¿Charlie, cierto?

 

—¿No ves que está completamente ebrio?—le dijo irritado su fantasía, oh era tan apuesto con su ceño fruncido, pero definitivamente le gustaba más sonriendo. 

 

Sintió un tirón de sus caderas y el cuerpo tras  de sí reclamándolo, pero eso hizo que se separa un poco de Ron, no, le gustaba estar más cerca de Ron, le gustaba como sonaba su nombre en su mente.

 

—Charlie, suéltale, ya.—Blaise se quedó estático ante la orden férrea de su fantasía, mierda si le hablaba a él así quizás se corriera sin tocarse. Sí, seguro. Casi dio un paso hacia él.

 

—Eres un completo aguafiestas, Ronnie.—La sujeción en su cuerpo cedió y se vio perdiendo el equilibrio, los brazos fuertes de “Ronnie” le agarraron, no, él prefería Ron.

 

—Nos vemos, preciosura.—Oh, sí, este era el de los ojos salvajes.

 

—Ciao—le dijo con una sonrisa, la verdad que le gustaba más el calor que sentía en los brazos de Ron.

 

 

—Blaise Zabini estás completamente borracho.—En sus oídos aquello se escuchó como un “Blaise Zabini te voy a hacer completamente mío” quizás por eso el “sí” suplicante que salió de sus labios le hizo reír.

 

Sus ojos azules cielo le miraban, ya no había arruga en su entrecejo, sino la bonita sonrisa sincera que a pesar de todo tanto le gustaba. 

 

Alzándose de nuevo depositó un suave beso en sus labios, sí, eran como los recordaba, suaves y gruesos. Tan solo un poco más, pero él de nuevo gentilmente se separó de ellos.

 

—O bien me estás confundiendo con mi hermano o estás adquiriendo una curiosa fijación por besarme delante de tu puerta—le dijo no lo suficientemente lejos para no sentir su respiración.

 

—No—le dijo acariciándole el entrecejo liso—Tú eres Ronald...—Su labios eran demasiado sugerentes y depositó un nuevo beso que él le permitió.—...Ronnie...—dijo separándose apenas.—...Ron...

 

Sus brazos eran cómodos, y su embriaguez hicieron el resto dejando a un  inconsciente moreno entre sus brazos, quizás no hubiera un mejor lugar, ¿cierto?

 

 

Notas finales:

No me digáis que no es socorrido tener a Charlie por ahí poniendo celoso al personal... pobre, en el fondo me da pena, no consigue consumar nunca jajjaja

 

Lo del lemon hetero aún no lo tengo claro, la verdad que no me siento muy cómoda con él porque nunca he escrito nada de ello. 

Gracias a los que leísteis y comentasteis el anterior, espero leeros pronto.

 

 

Hasta el próximo!!!

 

Besos, Shimi.


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