Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tradición impensable por 1827kratSN

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

Refugiarse en su mejor amigo era sinónimo de inmadurez, tal vez no tanto tomando en cuenta que iba con la esperanza de encontrar lo que tanto buscaba desde la mañana de ese largo y pesado día. Como fuere, estaba ahí, en la entrada, con los nervios a flor de piel e intentando respirar profundamente para recobrar compostura. No tardó mucho en ser guiado a la entrada de esa mansión y cuando le fue abierta la puerta, un profundo silencio lo aturdió

No podía ocurrir eso

 

 

—Tsuna — sonreía el pelirrojo que mostraba una nueva bandita en su nariz, seguramente por un accidente reciente puesto que el día anterior no la tenía — me alegra verte

—Lamento ser inoportuno nuevamente

—Para nada — Enma lo invitó a pasar y lo guio enseguida a un lugar más privado, en ese caso su oficina porque ahí podrían hablar sin ser escuchados ni interrumpidos — ¿viniste por él?

—Sabes la respuesta — su cuerpo le gritaba que en esa mansión no había nada y por eso ya no le sudaban las manos, aunque sí crecía su ansiedad

—Quisiera decirte que sigue aquí — se rascó la mejilla — pero salió con Skull

—¿Venganza por decirme cómo se veía? — elevó una de sus cejas, aunque la respuesta era obvia

—Eso parecía — rio nerviosamente — sólo espero que no lo dañe tanto — Enma sabía que a los arcobalenos no se los podía detener, por eso no trató de interceder demasiado en la pelea de hace poco. Además, el propio Skull le impuso que no se entrometiera en aquello, era la extraña forma de aquel gamberro de decirle: quédate aquí porque no quiero que nada malo te pase en manos de Reborn

—¿No deberías decirme que los detuviera? — Tsuna ahora estaba preocupado por el novio de su amigo, se sentía culpable por haber abierto la boca y dictado un nombre

—¿Y dañar tu pacífico día? — sonrió sutilmente — claro que no

—Pero tu día con Skull estará arruinado

—Ya tuvimos una cita en la mañana, con eso está bien

—Entonces… ¿qué hacemos? — Bueno, en ese punto ya no sabía dónde encontrar a Reborn, así que estaba perdido

—Tardarán un rato, así que podemos cenar. Por este día, al menos, quiero tener a mi amigo en la cena

 

 

Gastar tiempo hasta que fuera conveniente, es decir, cuando Skull apareciese en la mansión, esa sería la señal de que Tsuna debía volver a su hogar y de nuevo tratar de aplicar su plan.

El castaño jamás pensó que perseguir a su antiguo tutor fuera tan complicado, pero… ¡vamos! Era Reborn, con él las cosas nunca eran fáciles… además… llegar a su corazón tampoco debía serlo y eso era poco motivador

 

 

Noche…

 

 

Limpiaba el polvo de su traje y verificaba el no tener ninguna evidencia que delatara su crimen recién cumplido. Aunque en realidad Skull era inmortal, así que lo vería otro día cuando éste lograra recuperarse de todos los agujeros y daños varios. Pero por ahora Reborn estaba muy satisfecho y desestresado, su cabeza ya estaba fría, su cuerpo liberó el exceso de energía y malhumor, en resumen, estaba perfecto. Porque sí, esa fecha lo estresaba bastante y no era por el acoso que sufría por parte de adolescentes calenturientas que lo tomaban como el ideal de novio… si tan sólo supieran que era mucho -por varias décadas-, mayor que ellas. El hecho de que hasta hace poco tuviese apariencia adolescente no quería decir que lo fuese, ¡por dios! Al menos ya se libró del peso que representaba ser más bajito que todos los guardianes, incluso del idiota de Lambo, pero había algo más que le estresaba en prioridad

Cuando se enteró que Skull estaba saliendo con el líder de Simon, su sangre hirvió en rabia porque se le habían adelantado. En sí, su ego había sido pisoteado por aquel vasallo de cabellos lilas porque, aun siendo tan idiota como era, tuvo más valor que él. Sin importar el tamaño o apariencia, Skull había decidido demostrar sus sentimientos, incluso logrado ser aceptado y vivir una feliz –pero oculta- relación como la de cualquier adulto bien formado. Lo detestaba, por eso ese preciso día lo persiguió y castigó como se debía; obviamente Reborn buscó una excusa para hacerlo y esa fue que Skull revelara el cómo se veía en apariencia adulta. Ahora nadie sospecharía sobre su derrota personal

Sin embargo, había algo más importante que una simple venganza y era el hecho de ir a reclamar lo que desde hace mucho tiempo decidió como suyo.

Durante años escuchó murmullos sobre su sobreprotección con Tsuna, y no era para menos, porque alejaba a toda mujer u hombre que pretendiera acercarse en tono romántico al castaño, pero sus motivos estaban muy alejados de la estima paternal que todos dedujeron tenía hacia Tsuna. Su verdadero motivo eran los celos, el egoísmo, el deseo y por su puesto cierto calorcito estúpido que nació en la marchita alma que tenía, todo causado por aquel descuidado de cabellos anti gravitatorios de nombre Tsunayoshi Sawada. Obviamente lo iba a obligar a tomar responsabilidad por aquellas cosas innecesarias que empezó a sentir desde hace años, cosas que inicialmente adjudicó al cuerpo adolescente que en esos tiempos adquiría de apoco

 

 

—Apuesto que tus guardianes hicieron un alboroto de nuevo — murmuró mientras caminaba por los jardines aun destruidos — sólo espero que no te hicieran llorar de nuevo — una amenaza al aire que no debía ser ignorada por nadie, pero que, a la vez, ninguno escuchó

 

 

Como supuso, dentro de aquella mansión todavía había alboroto. Algunos riéndose, otros insultando, pocos tratando de dar paz al ambiente y al final estaba él quien simplemente ignoró a todos y pasó de largo hasta llegar con Hayato que caminaba por el pasillo contiguo mientras leía unos documentos. Claramente la mano derecha del décimo Vongola le daría un informe completo como siempre hizo, después de todo, era único que sabía sobre sus intenciones con el décimo o al menos las sospechaba desde hace un tiempo prudente, sin embargo, Gokudera no parecía rechazar la idea mientras ambas partes estuvieran de acuerdo

Nada raro, todo en orden. Frustraron todos los posibles intentos de Tsuna por darle el chocolate a la persona indicada, y como un extra, el robo del dulce que mantenían en custodia por tiempo indeterminado. Sonaba bien, pero presentía que no todo iba a ser color de rosa

 

 

—Bienvenido, juudaime — saludaba como era costumbre cuando su jefe lo encontraba en la oficina — ¿quiere que lo acompañe a cenar?

—No, está bien así — Tsuna sonrió sutilmente mientras se aflojaba la corbata — puedes tomarte libre el resto de la noche

—No debe saltarse las comidas

—Está bien. Ya cené con Enma y supongo que ustedes también lo hicieron

—La verdad lo estábamos esperando — confesó Gokudera mientras analizaba el semblante decaído de su jefe y adoración

—Entonces… pediré sólo un té y los acompañaré — no sonrió, por el contrario, formó una línea recta con sus labios por unos segundos antes de suspirar y encaminarse a la puerta nuevamente

 

 

Una cena en donde todos notaron los suspiros que constantemente soltaba la cabeza de familia, el cual intentaba ser partícipe de la plática mientras se servían los alimentos, desearles lo mejor en sus vidas amorosas, y felicitar a quienes ya empezaban a trazar un camino adulto, como Ryohei que estaba plenamente casado con Hana y que se disculpó para poder ir a pasear con su esposa. Tsuna era feliz al notar que todos crecían a la par de él, agradecía tenerlos cerca, adoraba la idea de verlos a todos con una pareja, pero también quería tener la suya, sin embargo, el propio destino le estaba dando la indirecta de que aún no era tiempo, así que se resignó.

Dolía, pero aceptaba que el desastre le precedía y no sería buena idea tentar al destino, además… aun no lograba encontrar el chocolate que con tanto esmero hizo.

Era una pesadilla.

Lo tenía tan cerca y estaba tan lejos a la vez.

 

 

—Si te sientes mal deberías retirarte a tu cuarto, dame-Tsuna — Reborn usó un tono de voz pacífico, escondiendo cierta insatisfacción al notar a su cielo sombrío

—Juudaime, ¿se siente bien?

—Sólo estoy cansado — se excusó mientras terminaba su té — creo que me retiraré por ahora. Por favor, disfruten de este día libre — una sonrisa forzada, pasos cansados y algo arrastrados, un suspiro final antes de verlo desaparecer

 

 

Todos estaban conscientes de la situación por eso se miraron entre sí y de nuevo se sentían miserables, porque sin el verdadero cielo resplandeciente, nadie podía estar en paz. Tenían que reparar su error, aunque sólo faltaran un par de horas para que terminase el día.

Olvidarían su egoísmo y dejarían que lo que tuviese que pasar, pasase.

Acordaron en colocar el chocolate en un lugar que el décimo notara sin mucho esfuerzo, todos colaborarían en eso, o casi todos puesto que Reborn se retiró poco después de Tsuna cediéndole la laboriosa tarea a los demás.

Había sido un pésimo San Valentín para todos, o para la mayoría, pero un último intento no estaría mal

Quien inició eso, terminó aquello. Lambo, con ayuda de Chrome, colocó el chocolate en la mesita del pasillo en la que posaba un florero con petunias, el cual Tsuna tenía que cruzar para llegar o salir de su cuarto; lo dejaron a completa vista y esperaron pacientemente en vigilia, mas… Tsuna no salió.

Ahora se sentían más culpables que antes, pero como el reloj marcaba diez minutos antes de las doce de la noche, se resignaron, pues, tal vez Tsuna podría encontrar el chocolate al siguiente día y hacer algo para reparar el pésimo 14 de febrero

 

 

Pesares…

 

 

Reborn, por su parte, se limitó a quedarse en el balcón que le pertenecía a su cuarto, obviamente por algo eligió esa habitación y era porque desde ese punto podía admirar si las luces de la habitación del jefe –pero no su jefe– estaban encendidas, apagadas o si éste hacía algo raro. Podían decirle acosador, pero él lo definía como un acto de prevención, un gesto noble de su parte y una estrategia para asegurarse de que su inocente alumno siguiera así… inocente.

Pudo haber aprovechado ese día para acorralar a Tsuna, decirle un par de cosas, ponerlo color de tomate y al fin obtener una respuesta afirmativa –o esos eran sus planes-, pero escuchar que el castaño tenía a alguien para confesar su amor, le generó un par de pesares contradictorios. El primero dictaba que alejase a quien fuera que llamó la atención del castaño, cosa que hizo usando a todos los guardianes y sus niñerías, pero la otra dictaba dejarlo ser feliz porque así el cielo seguiría siendo brillante, acogedor y calmado. Sin embargo, era egoísta y por eso mantenía la vigilia… mas, las luces de esa habitación se apagaron para no encenderse más.

De cierto modo era bueno pues tal vez esa ilusión murió y él podría tomar ventaja

 

 

—No ha sido nada bonito — murmuraba Tsuna mientras abría la puerta de su habitación en penumbras — y me costó reunir el valor — suspiró por centésima vez ese día y salió a caminar por los pasillos. Ni siquiera se había cambiado de ropa, seguía con el intacto traje, pero poco le importaba

 

 

Estaba desganado mientras atravesaba el pasillo en dirección a la cocina. Arrastraba los pies, pero no hacía tanto ruido como para que alguien se diera cuenta, sólo estaba aprovechando la soledad en esa noche para perderse en el abismo de su miseria. Odiaba cuando se identificaba con el Grinch en las fechas que no eran correspondientes a esa película, pero no podía evitarlo. Sus planes se fueron al carajo desde hace tiempo y su valor disminuyó hasta que en ese momento sólo quería que la tierra se lo tragase porque recordó un detalle: colocó un dibujito de Leon en el chocolate que le iba a dar a Reborn… si alguien encontraba el dulce seguramente deduciría a quien le cedería sus sentimientos y sería un caos, un bochorno, y un posible rechazo público

 

 

—Qué desastre — masculló mientras posaba su mejilla en la mesa de la cocina — un desastre… desastroso

 

 

Sin nada más que hacer, se sirvió una copa de vino tinto y la bebió sorbo a sorbo en un intervalo de dos minutos entre bocado. Al menos así aliviaría su cuerpo, aunque la verdad pensaba que podría volverse adicto a eso que calmaba sus ansias y nervios. Se plantearía el dejarlo cuando su mala suerte se terminara, pero por el momento una copa le servía de mucho y tal vez otras dos le ayudaran a conciliar el sueño

Mientras retornaba a su cuarto, ya sintiendo su corazón más alivianado, balanceaba sus brazos como cuando en la secundaria lo obligaban a participar en los escuadrones para los eventos deportivos y tenían que imitar una marcha militar. No sabía ni porqué lo hacía, sólo… estaba frustrado y aburrido y solo… y no correspondido

 

 

—Soy patético — murmuró para sí mismo mientras suspiraba una vez más en ese día, pasaba sus manos por las paredes y los muebles que encontraba, tal y como hacía de niño mientras pasaba por los locales comerciales junto a su madre — ¿eh? — mas, sus dedos tocaron algo extraño — esto es…

 

 

Estaba todo oscuro, apenas iluminado por las luces bajas de una lámpara lejana, así que tomó aquella cosita posada en una mesita de adorno y la acercó a sus ojos. De inmediato una sonrisa se formó en su rostro pues lo que encontró era su más preciada creación. El chocolate acorazonado envuelto en fino papel brillante y atado con una cinta de color amarillo que representaba el color de llama del destinatario. Estaba intacto, tal y como recordaba haberlo guardado, pero en ese momento poco le importó la rareza de hallarlo fuera de su habitación… sólo sabía que la vida le estaba diciendo que no se rindiera

Rió bajito mientras deslizaba sus dedos por la envoltura y recordaba que ésta escondía el dibujito infantil que se le ocurrió hacer con chocolate blanco que resaltaba sobre el negro que predominaba en el chocolate. Lo acunó en ambas manos y su corazón saltó lleno de dicha. Estaba feliz.

Miró su reloj con esperanzas… mas, de nuevo se hundía ante una oleada de tristeza. Eran cuarenta minutos pasada la media noche y el día 14 se había terminado hace mucho… si tan sólo se hubiese fijado un poco antes… si tan sólo hubiese tenido la oportunidad de hallar a Reborn o hacerle frente sin regalo en mano… si tan sólo no fuera tan cobarde y obedeciera a su corazón

 

 

—Pareces un vampiro que deambula entre las sombras — esa voz hizo que la piel de Tsuna se erizara y que por inercia tratara de esconder el chocolate tras su espalda. Cosa muy estúpida porque la voz le llegó desde atrás

—¡Reborn! — en cuanto pudo se giró en dirección del sonido para, ahora sí, ocultar el regalo no entregado

—¿Insomnio… Tsuna? — evitó el apodo porque estaba complacido por encontrar al –últimamente- dueño de sus pensamientos más asquerosamente cursis de toda su maldita (y lo decía por la maldición de los arcobalenos) vida

—Sí — rió nerviosamente mientras desviaba la mirada porque la felicidad se le fue y se transformó en un miedo incontrolable

—Me estás ocultando algo — fue una afirmación mas no una pregunta y eso se debía a que no hacía falta ser un buen observador como para descifrar a su antiguo alumno

—No, claro que no — Tsuna usaba una de sus manos que soltó el chocolate para negar

—¿Qué tienes? — era divertido presionarlo un poco

—¡Nada!

—¿Qué ocultas tras tu espalda? — dio un par de pasos para acercarse y sonrió al ver que el castaño retrocedía igualmente mientras se ponía más nervioso aun

—Nada de nada — sintió un cosquilleo en su estómago debido al pánico y a la falta de ideas para excusarse

—¿Por qué tan nervioso? — sonrió de lado — y no me mientas

—Es que — apretó el chocolate en su mano oculta y respiró hondo buscando una excusa creíble — tu… tu forma adulta me pone… nervioso — sonrió mientras trataba de alejarse del, ahora, más alto Reborn

—Eso es bueno — sonrió dando los últimos pasos faltantes para acorralar a Tsuna contra una de las paredes puesto que el camino en el pasillo se terminó — deberías halagar mi porte y nueva apariencia

—Egocéntrico — acusó en un susurro, pero luego se recompuso y sonrió — te ves bien

—Lo sé — Reborn se divertía al ver las leves muecas de aquel chiquillo — pero que tú lo digas, lo hace mejor

—¿Eh? — miró aquellos ojos negros y se vio tentado a suspirar porque sentía su aire querer escaparse con rapidez — ¿a-a que te refieres?

—A nada — sonrió de lado mientras acercaba su rostro al ajeno, tanto como para que sus respiraciones chocaran — ahora me dirás qué escondes

—No — por inercia negó, pero en realidad no debería hacerlo. Desde la mañana anterior llevaba planeando confesarse y ahora que tenía oportunidad, ¡se acobardó!… Es que tener a Reborn de frente era una cosa diferente a las simulaciones mentales que hizo decenas de veces — bueno… sí

—Sí, ¿qué?

—E-escondo a-algo — masculló mientras se agachaba un poco y se deslizaba por un lateral hasta escapar de la cercanía de aquel hombre… tal vez si Reborn todavía fuera un adolescente hubiese sido más fácil… o tal vez más bochornoso 

—¿Y qué es? — estaba adorando cada expresión nerviosa que Tsuna hacía y si por él fuera seguiría jugando con el muchacho durante toda la noche… eso sin llegar a tocarlo porque respetaba al chiquillo — Tsuna

—… — Maldijo entre dientes porque su nombre sonaba tan bonito con esa voz aterciopelada y varonil, pero se recompuso para intentar tal vez disminuir el leve sonrojo que no pudo prever — Yo… tengo

—¿Qué cosa? — Reborn se centró en esas mejillas rosadas que eran iluminadas por la luz de una lámpara cercana y sonrió. Era bello, más bello sería tenerlo entre sus brazos mientras le robaba el aliento… pero no… sin una autorización no… Debía respetar a su adorado cielo... aunque acorralarlo de nuevo contra la pared no pudo evitarse. Tsuna era tan lindo cuando se abochornaba

—Un… re-regalo — al fin lo dijo, aunque sonó un poco torpe, pero lo dijo —. Tengo un regalo para ti, Reborn — sintió su alma en paz cuando dijo aquello

 

 

Fue como una eternidad hasta que Tsuna reuniera el coraje para mostrar el regalo que tenía en una de sus manos detrás de su espalda. Fue otra eternidad para que Reborn dejase de sonreír sutilmente y tomara distancia del décimo para dejarlo respirar un poco. Se miraron un momento, al menos hasta que el castaño no soportó el bochorno y bajó la mirada mientras con ambas manos sostenía el regalo y lo cedía

 

 

—Con esto expreso mis sentimientos — dijo en automático mientras ofrecía el chocolate — espero… lo aceptes, Reborn — sí, se quedó sin aire

—Hum — ¿satisfecho? Si hasta sentía sus mejillas querer agarrar color, pero no… sólo se sonrojaría cuando estuviera en otra ocasión más íntima con aquel castaño al que los oídos se le pusieron de color rojo intenso

 

 

Me gusta el chocolate amargo.

Te tardaste.

Pareces colegiala enamorada.

Creo que te vas a incendiar por el color que estás adquiriendo.

Sé que soy el dueño de tus pensamientos.

Puedo devolverte el regalo en mi habitación, o en la tuya si prefieres.

Ya eres mío y que te quede claro.

Me gustas.

Te ves demasiado adorable e indefenso cuando te sonrojas.

Hazte responsable por las cursilerías que estoy pensando.

 

 

Decenas de respuestas que Reborn pudo dar, pero en vez de eso se quedó callado, sólo sosteniendo el chocolate y admirando como el castaño se atrevía a huir del lugar sin esperar una respuesta a la “declaración”.

Divertido, inocente y lindo. Incluso sintió su corazón acelerarse y quiso maldecir por el cursi escenario que se formó y por ser partícipe de ello. Reborn hasta agachó un poco su cabeza y soltó un par de carcajadas porque, a pesar de que se imaginó una declaración así, jamás pensó que iba a ser tan… tan… perfecta. Tal vez debió toparse con el castaño más temprano y aprovechar el resto del día para dejarles en claro a todos en esa mansión, y a todo el maldito mundo, que él era el destinatario de los sentimientos más puros que Tsuna podía ofrecer.

Joder, sí que estaba siendo cursi.

Hace mucho que había escuchado el portazo que Tsuna dio tras la huida, pero él seguía en el pasillo, mirando el chocolate como si fuera un lingote de oro, demasiado bello incluso para ser moldeado, manipulado o tocado. Con paciencia quitó la envoltura y soltó una risita divertida al diferenciar un dibujo forzado en la forma de un camaleón o algo parecido… era tan lindo… ¡Y se golpearía él mismo si es que vuelve a pensar en cosas tan “rosadas”!

Dudó en probarlo porque si mal no recordaba, el año pasado todos se enfermaron tras consumir el chocolate de amistad que Tsuna preparó; obvio él no consumió nada porque vio a Bianchi acercarse a esa cocina cuando Tsuna salió a atender una llamada. No dijo nada en esa ocasión, pero tal vez debió hacerlo y evitar las lágrimas ajenas. Pero esos eran detalles…

Y acababa de recordar que debía castigar a quienes hicieron sufrir a SU cielo

Mordió un extremo de ese chocolate y lo saboreó con paciencia, detectó de inmediato el sabor distintivo del café en pequeños trocitos que se mezclaban con el dulce. Sonrió porque su lengua apreció el detalle y debía admitir que estaba delicioso… tal vez exageraba, aunque pensándolo bien, si era Tsuna quien preparó eso, el sabor siempre tendría un toque hogareño, dulce y amoroso… ¡De nuevo pensaba en cursilerías y juraba que Tsuna pagaría por eso! Pero por esa noche, él solamente comería ese chocolate en pequeñas porciones y planearía como devolverle el favor al muchachito que robó su corazón

 

 

—Definitivamente cobraré esto — murmuró — me siento extraño pensando en mis sentimientos — incluso sintió escalofríos, placenteros, pero escalofríos de todas formas   

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Sigo con el corazón acelerado. No sé ustedes, pero eso me provocó este capítulo XD

Creo que cambié un poco las personalidades de estos dos, pero ya, quería hacer un fluff o algo parecido XD

Krat los ama~

Besos y abrazos~

 

PD: Sólo faltan dos capítulos más *-*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).