La espalda de Ya-chan era suave y me trasmitÃa calor. Era agradable abrazarlo, sentir sus dedos entrelazados con los mÃos.
Me sentÃa algo molesto y resignado, odiaba saber que tenÃa secretos, odiaba verlo llorar y más aún no saber el por qué. Besé su espalda una vez más pero al parecer ya se habÃa dormido, escuché su respiración acompasada y me concentré en ella hasta relajarme lo suficiente como para dormir. Cuando por fin sentÃa que estaba entrando en el sueño, mi celular comenzó a vibrar.
Me movà con rapidez para que él no se despertara y corrà hacia el celular. Và el número de la llamada entrante, no lo tenÃa registrado, pero sabÃa muy bien que pertenecÃa al celular de Sakura. Me extrañó, sin embargo lo primero que pensé fue que lo dejó en cualquier lugar e intentaban devolverlo.
- ¿Diga? - pregunté. Vi a Sakura moverse, asà que salà de la habitación para no despertarlo del todo. Espere unos segundos pero nadie respondió. - ¿Diga? - repetÃ. Escuché una respiración del otro lado de la llamada que me impacientó - Oye, ¿vas a hablar o no?
- Eres tú... Asà que tú eres la esposa de Sakura. - respondió una voz neutra. Tragué saliva.
ConocÃa esa voz.
- Tazawa... ¿por qué tienes el celular de Sakura? - soné enfadado por mis incontenibles celos de imaginar a Sakura con él. En mi interior maldije a mi pareja por guardar mi número como esposa, siempre le dije que eso tal vez nos ocasionarÃa algún problema, pero jactándose de que era nuestra broma privada lo mantuvo asÃ.
- ¿Desde cuándo están juntos? - exigió saber. Me coloqué nervioso, si habrÃa querido que alguien supiera, definitivamente no serÃa él. - ¿Desde cuándo? - su tonó me irritó, como si él tuviera algún tipo de poder sobre Sakura para exigir saber algo.
-Te pregunté por qué tienes el celular de Sakura niño, contéstame.
- Porque estuvo aquÃ, ¿No lo sabÃas? - Me tragué mis celos y las ganas de insultarlo, sin embargo, mi tono continuó siendo poco amigable.
- ¿Y qué haces llamándome? No creo que no puedas devolverlo en otro momento. - quise hacerlo enojar y apresurarme en cortar la llamada evitando asà soltar alguna palabra demás.
- ¿Desde cuándo están juntos? Maldición contéstame. - Insistió. Pensé en decirle que realmente no estábamos juntos, que era una broma de parte de Sakura guardar mi numero como esposa, pero no pude, mi maldito orgullo, egoÃsmo y los infinitos celos no me lo permitieron.
- Desde hace veinte años niño. Ahora que sabes hazme el favor de alejarte de mi pareja. - mi voz sonó tan enfadada que yo mismo me impresioné del odio que le tenÃa a Tazawa. El permaneció mudo unos segundos antes de contestar.
- Necesito hablar contigo. Veámonos, ahora. - Su voz tenÃa un tono levemente diferente, más que impresionado, esta vez sonaba amenazante.
- No tengo nada que hablar contigo.
- Si lo tienes, porque tengo en mis manos todo el historial de mensajes de texto de ustedes dos y si no quieres verlo publicado en alguna revista, será mejor que vengas por este celular.
- Le diré a Sakura que vaya por el en unos minutos, no quiero verte la cara niño.
- Esta bien, déjalo a él venir, estoy seguro de que él si querrá verme la cara o... tal vez más que eso - sus ultimas palabras me dejaron en una especie de shock y se repitieron en mi mente un par de veces antes de que fuera capaz de decir algo.
- ¿Estas insinuando que a Sakura le gustarÃa verte? Ni en tus sueños.
- Si crees eso es porque en veinte años no lo haz conocido demasiado, ven a buscar el maldito celular y atrévete a darme la cara.
- Esta bien, iré, envÃame tu dirección niño- Dije resignado antes de cortar la llamada. InsistÃa en llamarle niño y hacer notar su inmadurez, me sentÃa mejor conmigo mismo tratándolo asÃ.
Entré nuevamente en la habitación teniendo cuidado de no despertarlo. Mientras me vestÃa me pregunté cómo abrirÃa el clóset de junto a su lado de la cama sin despertarlo, pero entonces vi el abrigo que habÃa subido cuando buscaba su celular y opté por llevar ese. Me quedaba grande, pero poco me importaba como fuera vestido. Al salir de la casa, mi móvil nuevamente vibró, era el mensaje de Tazawa con la dirección; un condominio que quedaba a tan solo 20 minutos de mi casa. Me impresioné y entonces comprendà que Sakura habÃa llegado congelado al caminar desde allÃ.
No sabÃa como sentirme al respecto, solo diferenciaba los celos entre la mezcla de enfado y tristeza. Evité sobre pensar ya que no harÃa nada de bien a la situación.
En cuanto me subà al auto respiré un par de veces para controlarme. Me propuse mentir lo necesario para proteger mi relación, nuestro secreto, mi dignidad y por sobre todo, evitar golpear al niño o hacer algo que agravara la situación. SerÃa difÃcil, pero debÃa hacerlo.
ConocÃa el camino, no dejaba de inquietarme la cercanÃa de la casa de Tazawa a la mÃa. No me gustaba para nada. Pensé en dar un par de vueltas por los alrededores antes de llegar donde él solo para que él no notara lo cerca que me encontraba, pero estaba demasiado impaciente para cuidar de aquellos detalles. En alrededor de 20 minutos llegué a la dirección que me indicó, para mi sorpresa, a pesar de lo frÃo de la madrugada, me estaba esperando fuera de la casa.
Me estacioné y bajé del auto sin dejar de mirarlo mientras caminaba hacÃa él. Sus ojos estaban rojos, tal vez por llorar o tal vez por el frÃo.
- Bien, aquà estoy, dame el maldito celular niñito. - estiró su mano hacÃa mi con el celular en ella. Se lo arrebaté de forma brusca y me volteé sin decirle nada dispuesto a irme ya que tenÃa lo que querÃa en la mano. No le dije nada. Caminé hacÃa el auto, él hablo en un tono alto.
- Me enamoré de Sakura hace cuatro años... - Me detuve sin dejar de darle la espalda.
- Lo sé. - le respondà sinceramente. Lo tenÃa claro, esa era la razón por la que siempre me dio celos.
- Siempre...- continuó como si no me hubiera escuchado - siempre tuve claro que tenÃa a alguien más, lo sabÃa, porque a diferencia de los demás casi siempre se comportaba como un hombre con la soledad resuelta... pero en ocasiones... habÃan momentos en que las noches se le hacÃan largas, se notaba que no dormÃa, que sufrÃa y que extrañaba a alguien... En ocasiones se emborrachaba hasta dormir, otras noches solo se aislaba evitando preguntas... Ese hombre, al que pareces proteger como una perra salvaje, no lo cuidas lo suficiente.
Volteé a mirarlo realmente enfadado; ¿Qué sabÃa él?
- No opines sobre lo que no tienes idea... aléjate de él - amenacé. Tazawa caminó hacÃa mà con una expresión enfadada.
- Si hace una semana yo me hubiera enterado de esto, tal vez si te hubiera hecho caso y me hubiera alejado con todo lo que eso me hubiera dolido. Pero en este preciso instante no lo haré, no ahora, no después de lo que Sakura me demostró.
- ¿De qué mierda estas hablando? - Me acerqué también a él dejando mi rostro sumamente cerca de él como una amenaza. Necesité recordarme que no debÃa golpearlo.
- Sakura me demostró que también podÃa quererme y a ti Hyde, con tus aires de grandeza, de perra celopata y posesiva lamento decirte que no lo tienes. Sakura ya no es tuyo. - Sus palabras nublaron mis sentidos.
- No te metas con lo que es mÃo niñito, no tienes idea de la relación que Sakura y yo tenemos, por años hemos mantenido...
- Hace un par de horas me hizo el amor - interrumpió dejándome callado como si me hubiera dado una bofetada. - No fue solo sexo o algo que sucedió, él me hizo saber que me querÃa y no me importa que discurso de mierda me des, no me importa que pasó entre ustedes, pero entiéndelo, Sakura ya no te pertenece, y no me alejaré de él, lo quiero y él me quiere. - Tazawa esperó a que yo contestara.
Me quedé congelado asimilando lo que él habÃa dicho. No tenÃa sentido. El niño me sonrió triunfal y dio la vuelta en dirección a la puerta de su casa.
- Estás mintiendo... - susurré - ¡Estás mintiendo! - grité sin considerar el tono de mi voz. Él volteó a observarme con molestia.
- Ese abrigo que traes puesto, yo se lo dÃ. - dijo antes de entrar a su casa y dejarme allà a mi parado en frente de su casa, solo en medio del frÃo.
Permanecà de pie allà hasta que mi nariz dolió por el frÃo.
Mi mente estaba nublada, en blanco, en shock.
Me arrastré hacÃa el auto pensando en que tal vez Tazawa me mirarÃa desde dentro, evité llorar. Cuando estuve en el auto, el labio me tembló, querÃa explotar. Aún asà me contuve y respiré contando hasta cien con toda la velocidad de la que fui capaz, avancé hasta salir del condominio y en mitad de la carretera estacioné cuando la niebla de mis ojos no me permitió distinguir el camino. Me miré las manos temblar y allÃ, en medio del camino, con el cielo comenzando a amanecer, me quebré.
- Ay no... - casi grité antes de comenzar con un fuerte ataque de llanto. - ¡No, no, no!... ¿¡Cómo pudiste!? - me abracé a mi mismo en el asiento del conductor. Por varios minutos las lágrimas simplemente escaparon. Me mordà a mi mismo intentando calmar mi nivel de ansiedad y golpeando mi pecho me rogué respirar, sentÃa que me faltaba el aire. Abrà la ventana unos minutos hasta que el frió me congeló nuevamente la cara húmeda. No me quedarÃa allÃ. Sequé mis ojos y continué el camino.
Cuando entré en casa mi mente aún estaba nublada, no habÃa espacio para pensar, solo repetÃa en mi cabeza una y mil veces que Sakura me habÃa cambiado. Y no habÃan repercusiones ni debates sobre ello, la frase sola derrumbaba cuanta defensa que mi autoestima quisiera inventar, todo lo demás de mà pareció esconderse y dejar que mi rabia y mi aturdimiento lo sucumbieran todo.
Tomé una botella de whisky, una copa, la subà y me metà en la habitación. Antes de entrar en el baño observé a Sakura durmiendo. Su pelo estaba hecho una maraña esparcido por toda la almohada, sus labios semi abiertos y sus brazos estirados, como si buscara algo entre las sabanas... Allà estaba mi Sakura, la única persona con quien habÃa compartido mi vida, él único que habÃa tenido la paciencia para esperarme... para quererme.
- ¿Por qué? - pregunté en voz alta, él dormido no escuchó nada y yo sin respuesta ni de mi mismo entré en el baño. Llené la bañera con ambas llaves de agua, no me importaba si quedaba más frÃa que caliente, solo querÃa esconderme unos minutos bajo las burbujas.
Me quité la ropa con rabia como si en ella hubiera quedado plasmado el olor de Tazawa y me metà en la bañera, no habÃa ni terminado de entrar cuando un sollozo se me escapó. Me sumergà por completo en ella dejando que mi cabeza cayera bajo el agua.
Allà abajo, aguantando la respiración, mis hombros temblaron e intenté aguantar. Entre todo el agua se perdieron las primeras lágrimas. Luego necesité salir a la superficie por aire. Bebà el whisky de la copa pero decidà tan solo tomar la botella, me senté en la bañera y me abracé a mi mismo.
"¿Por qué?", "¿No soy suficiente?", "¿Nunca lo fui?", fueron las primeras preguntas que aparecieron. Pensé en Sakura, en nosotros, en nuestra historia y los recuerdos me sacudÃan con fuerza mientras el agua se oleaba por el movimiento de mi cuerpo al temblar.
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Sakura nos habÃa invitado a una fiesta en su departamento. La verdad no tenÃa ganas de ir, sus amigos, los cuales no me daban confianza, estarÃan allÃ, lo que aseguraba una fiesta salvaje, posiblemente sexo en el suelo, en el baño y tras las cortinas, borrachos por todos lados, música tan alta que no permitirÃa siquiera hablar... Ese tipo de ambiente no era de mi preferencia. Pero de todas formas Tetsu me habÃa arrastrado allà y estábamos a unos cuantos pasos de entrar.
Tetsu y Ken conversaban animados, ambos estaban a cada uno de mis costados listos para sujetarme si intentaba escapar.
- Es bueno que como banda compartamos juntos. - insistÃa Tetsu, no le respondÃ. La verdad era que me asustaba qué verÃa de Sakura, a pesar de ser consciente de tener ganas de estar allà con él, sabÃa que era mejor no conocer demasiado ese lado de su persona. TemÃa huir o encontrar una diferencia que me repeliese, la proximidad que tenÃamos era lo único que me causaba emoción en aquellos dÃas.
Al entrar de inmediato fuimos conscientes de la gravedad del asunto. En el departamento no muy grande de Sakura habÃan al menos 50 personas, la mayorÃa mujeres, y un par de ellas saltaba sin brasier sobre el sofá. Ken-chan fue a saltar con ellas. Tetsu y yo fuimos hasta la cocina donde abrimos unas cervezas.
Encontrar a Sakura dentro de su pequeño departamento parecÃa que serÃa misión imposible, hasta que de pronto lo divise junto a la ventana. Estaba con una chica, besándola... mejor dicho, metiendo su lengua hasta sus amÃgdalas. La chica tocaba el trasero de él y este sus pechos. Me quedé expectante observando la escena como esperando que la vida me hiciera un favor y un terremoto les jodiera las intenciones a ambos, pero nada sucedió. Tetsu comenzó a hablar con otra chica y yo me escondà entre la multitud hasta que por inercia, buscando donde estar solo, entre en el cuarto de Sakura.
Encendà la luz, por primera vez vi esas paredes de color blanco con discos de vinilo adornando el lugar, no estaba precisamente desordenado, más bien, desorganizado, olÃa a su perfume por todo el lugar. Me senté en la cama y observé un peluche de un koala que estaba sobre la cama de apariencia pajoso, se veÃa viejo, como si fuera de su infancia. Me pareció cursi que conservara ese tipo de cosas, pero no me sorprendÃa demasiado, pues Sakura era muy apegado a los recuerdos y ya me habÃa comentado que tenÃa cajas con fotos y recuerdos escolares. Me acomodé sintiéndome solo y abrazando ese koala que tenÃa impregnado el peculiar olor suyo; tan agradable para mà desde que habÃa aprendido a diferenciarlo. No era primera vez que veÃa a Sakura besar a una chica, pero si era la primera vez desde que mi interés por él habÃa cambiado a atracción y en muchas ocasiones estuve seguro de que él también la sentÃa, aunque jamás hacÃa ni decÃa nada... solo en una ocasión, en un camarin habÃa parecido sincerarse un poco. Me sonrojé al recordar el abrazo desnudo de aquella vez...
Movà mi cabeza evitando caer en el recuerdo...
Suspiré. En otras ocasiones sus ojos también parecÃan expresar sentimientos que callaba, pero no tenÃa como estar seguro de nada.... tal vez todo sucedÃa en mi cabeza y el solo querÃa que fuéramos buenos amigos.
Me defraudaba aquello, no querÃa verlo con nadie, no querÃa que nadie lo tocara, mis celos estaban por las nubes, mi enfado con él crecÃa; por confundirme, por ser diferente conmigo, por lograr que yo quisiera de él lo que parecÃa que él no querÃa darme.
Me recosté en la cama, pero no alcancé a apoyarme del todo en la almohada cuando de pronto la puerta se abrió con una chica semi desnuda rodeándole la cintura con sus gordas piernas. Se besaban, gemÃan y casi sin verme se lanzaron junto a mÃ. Solo entonces Sakura me vió. Se quedó con los ojos abiertos por la sorpresa y de la misma forma sus labios estaban abiertos. La chica me vio y me ignoró, no parecÃa importarle el público porque continuo besando a Sakura como si nada.
- Hide... ¿Qué haces aquÃ? - arrastraba las palabras visiblemente borracho. Bufé de rabia y solo me puse de pie para salir huyendo de allÃ. Troté rápido entre la gente de la sala y cuando volteé, Sakura venÃa trás de mÃ. No querÃa verlo, estaba tan enfadado, tan celoso que temÃa gritarle algo de lo que me arrepintiera después. Corrà hasta salir de allÃ, bajar las escaleras y esconderme debajo de ellas. Sakura al parecer observó desde las escaleras buscándome pero no me encontró. Lo observé mirar frustrado en muchas direcciones antes de volver a la fiesta.
"Debió regresar con la chica", pensé enojado antes de buscar un taxi que me llevara a casa, solo en ese momento noté que el koala de peluche estaba en mi mano. Lo miré con algo de tristeza. Pensé en dejarlo en la escalera pero no estaba seguro de que llegara a manos de Sakura... tan solo me lo llevé.
Al llegar a casa me servà un chocolate caliente y busqué una pelÃcula arrendada de las que no habÃa devuelto por olvido. Cualquiera de acción lograrÃa distraerme. Me dejé caer en el sofá rodeado por una manta grande acompañado por un viejo koala, me concentré en cada estupidez de la pelÃcula; desde el modelo de los autos, el guión, hasta visualicé como serÃa la trama de la historia desde el punto de vista de los antagonistas. Se me acababan las ideas de distracción cuando el timbre sonó.
Eran las 4:45, sospeché de que fuera algún ladrón, por lo que preferà preguntar.
- ¿Si?
- Hide abre, necesitamos hablar.- La voz de Sakura me revolvió el estómago.
De inmediato abrà la puerta dejándolo entrar. TraÃa el cabello mojad además de un fuerte olor a jabón y shampoo.
- Buena hora para darse un baño - comenté con algo de molestia al verlo.
- Si... bueno, era necesario para despertar de... el alcohol. - respondió nervioso. Nos miramos a los ojos, ambos parados incómodos frente a la puerta.
- Eso o quieres quitarte el olor que te dejó esa chica, ¿te acostaste con ella? - mis celos se me escapaban por los poros por primera vez y de forma tan evidente. Sakura me contempló con impresión.
- No... cuando te vi ahà yo... los saqué a todos de mi casa y luego... me bañé para estar más despierto y venir aquÃ... - su cuerpo estaba tenso, su voz nerviosa. Lo miré con algo de duda en los ojos.
- ¿Y a qué has venido? - soné más molesto de lo que quise. Sakura se miro las manos y mordió su labio antes de decir algo.
- Te estoy molestando, ¿no? Será mejor que me vaya... - se volteó y abrió la puerta. De prisa camine un par de pasos hasta él y tomé su brazo.
- No... no... lo siento... pasa por favor... - le pedà sin mirarlo a los ojos. Me tragué mis celos como pude, lo que no fue tan difÃcil teniendo en cuenta mi arrepentimiento al ver su reacción, no era normal que Sakura estuviera nervioso y parte de mà se enterneció al verlo.
Lo lleve hasta el salón donde estaba viendo la pelÃcula, ya estaban pasando los créditos finales con una música muy dramática que ambientaba la escena de forma graciosa. Decidà apagarla, y entonces le hice un gesto a Sakura para que se sentara. Me senté junto a él.
El vio el koala y lo tomó, luego me miró.
- ¿Qué hace esto aqu� - le acaricio los pelos pajosos al peluche, como una caricia para algo que cuidaba. - ¿Te lo robaste? - su tono sonó inocente.
- ¿Ah? No, no... solo... lo tomé cuando estaba en tu habitación y cuando me fui... bueno, no noté que lo llevaba... asà que lo traje aquÃ. Pero pensaba en devolverlo - me defendÃ.
- Ya... - dijo mientras lo dejaba con cuidado a su lado. Estábamos sentado uno al lado del otro, cerca pero no lo suficiente como me hubiera gustado. Suspiró y me miró de reojo. - Hide... ¿Por qué te fuiste asÃ? - exigió saber. Lo miré con los ojos bien abiertos... siempre creà que entre nosotros todo estaba claro aunque no fuéramos explÃcitos con palabras.
- No me hagas decirlo en voz alta... - le pedÃ, esta vez yo también escondà la mirada.
- Necesito escucharlo... - susurró. Observé sus manos, se presionaba los dedos, siempre lo hacÃa cuando estaba nervioso.
- Sakura... - dudé. ¿Por qué yo tenÃa que decirlo y él no? Estaba claro que lo sabÃa.
- Por favor... dilo. - insistió de forma inmadura, reaccioné a la defensiva.
- ¿Qué quieres que te diga? ¿Que soy uno más en tu lista? - me atrevà a mirarlo a los ojos, enfadado y culpándolo de mis sentimientos, los que sentÃa que estaban siendo pisoteados. - Pues lo soy, uno más que babea cuando lo miras, como casi todas esas putas en tu casa.
- Ash, dilo bien idiota. ¿Te gusto? - nos miramos a los ojos unos segundos. Bufé.
- ¡Sabes que sÃ! - me puse de pie enfadado no dispuesto a mirarlo después de decirle aquello.
- ¿Entonces por qué cada vez que me acerco a ti te escabulles, te vas, te escondes? - él también se puso de pie. Sus ojos reflejaban la misma culpa que yo le echaba a él segundos atrás.
- ¡Porque me asustas! ¡Porque hablas de mujeres, de fiestas, de que no quieres una relación seria y entonces te acercas, me hablas diferente, me gustas más y más y yo no puedo olvidar que lo que buscas en tu vida no es lo que yo necesito de tÃ! Yo te quiero Sakura... - le susurré, mirándolo a los ojos y por primera vez desde que nos conocimos. Me acerque enternecido por su mirada y acaricié su rostro - Te quiero de verdad y tengo miedo de que tus intenciones no sean quererme por igual...
- También me gustas, también te quiero.... también me asusta... - susurró mirándome de la misma forma. Sentà el sonido de mis latidos en mis propios oÃdos, la cercanÃa me estaba comiendo de ansiedad - Yo nunca... pensé enamorarme de un hombre Hide... la idea jamás pasó por mi cabeza hasta que te conocÃ... no sé como enfrentarlo... y no creas en lo que has escuchado, la única mujer a la que he besado desde que mi atracción por ti es evidente, fue la que viste hoy... Intenté... - su mirada observó el piso, luego el tejado, luego a mà y a mis espaldas, como buscando respuestas en el aire, unas que no encontró - Intenté volver a lo mismo, a ser él que creÃa que era antes de conocerte, pero si no estoy con los sentidos alcoholizados no puedo sentir nada por nadie... yo... me rindo. Soy tuyo. - sentenció finalmente con una mirada de disculpas directamente en mis ojos más un movimiento de hombros, como quitándole importancia a lo dicho.
Lo contemplé unos segundos más, y suspiré.
No podÃa creérmelo, habÃan sido meses de una tortura mental, de estar seguro que solo era un juego, de cansarme de adivinar y de inventarme un significado para sus miradas especiales, esas que solo creÃa que eran para mà y que luego de verlo besando a aquella chica, estuve seguro de que no era asÃ.
- Me estas mintiendo... no sé hacia donde va esto Sakura... yo... estoy confundido... cansado... - movà mis manos intentando explicarme, pero entonces él las tomó, entrelazando los dedos con ambas.
- Te quiero, en serio Hide, te quiero... - acercó su rostro, y cuando estuve seguro de que me besarÃa, levantó su rostro para besar finalmente mi frente. Sus labios hicieron un sonido suave y se desprendieron con delicadeza de mÃ. No pude evitar hacer un puchero de resignación. Sakura bajó su rostro rozando su mentón por el camino de mi frente hacia mi nariz llegando finalmente a ella y depositando un suave beso en la punta. Abrió sus ojos. VeÃa cariño en ellos, una mirada diferente a las anteriores, esta me causo un revoltijo en el estómago. Estuve seguro de que querÃa besarlo como jamás quise nada en la vida. Mi mirada cayó en sus labios para que no le quedara duda de donde necesitaba el siguiente beso. - ¿Puedo besar tus labios? - preguntó en un tono ronco, asentà sin despegar mi mirada de ellos, me sentÃa hipnotizado. Se acercó lentamente, sentà su aroma antes de que la suavidad de su boca tocara la mÃa. Y en cuanto ocurrió, cerré fuertemente las manos presionado sus dedos entrelazados con los mÃos, sin quererlo le hice notar mi ansiedad. Sus labios se desprendieron con la misma suavidad y delicadeza con la que habÃa besado mi rostro, besó cada lado de la comisura de mis labios para entonces volver a besarme en la boca, esta vez profundizándolo. Me concentré en el tacto húmedo y el movimiento lento y erótico de su rostro mientras me besaba, un gemido se escapó de él cuando sus manos soltaron la mÃas para tomar mi rostro y acariciar mis mejillas mientras continuaba besándome dándome caricias con perfecta presión de parte de su lengua. Me sentà soñando, era el mejor beso que me habÃan dado en la vida y definitivamente, el que más habÃa esperado. Al separar nuestras bocas Sakura mantuvo el rostro recargado sobre el mÃo, le habÃa faltado el aire para continuar besándome, su respiración me lo decÃa. Yo estaba igual de alterado, excitado y lleno de adrenalina. Me miró a los ojos unos segundos apenándome, me picaban los labios y querÃa volver a besarlo, pero aún no recuperábamos el aliento. No me contuve y lo abracé fuerte, como habÃa querido hacerlo tantas veces. Él rió bajito.
- No te arrepientas de esto... - le pedÃ.
- Nunca.- prometió.
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Volvà a beber un poco de whisky apoyando mi cabeza en un extremo de la bañera, las lágrimas resbalaban por mi nariz... continué llenándome la cabeza de recuerdos...
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Me removà en el sofá notando que me cubrÃa una colcha gruesa, con los ojos medio abiertos divise el rostro de Sakura frente a mÃ. Me estaba mirando, inclinado sobre mÃ.
- ¿En que minuto me dorm� - le pregunté.
- En cuanto la pelÃcula comenzó - comentó. Me acomodé sentándome, sintiendo mis mejillas ruborizadas por la cercanÃa de su cuerpo junto al mÃo.
¿Cuanto habÃa pasado desde que estábamos juntos? Seis o siete meses, y aún continuaba aquella sensación de nervios y ansiedad cuando estábamos juntos, más aún cuando su cuerpo estaba demasiado cerca... tanto como para querer más de él y al mismo tiempo correr de miedo por lo que podrÃa pasar.
Nadie además de nosotros mismos sabÃa lo que pasaba entre nosotros, para Tetsu y Ken, simplemente nos llevábamos mejor. No demostrábamos nuestros sentimientos frente a los demás, nos daba pavor que vieran lo que sentÃamos como un problema para el trabajo y que de alguna u otra manera se viera todo comprometido por nuestra relación. Lo habÃamos conversado, mientras menos se enteraran mejor serÃa para nosotros.
- No sé para qué me invitas a ver pelÃculas si siempre te duermes. - Comentó recostándose en mis piernas mirándome directamente a los ojos.
- Mmm... supongo que duermo bien contigo. - comenté sin pensar. El rió con una voz ronca, ya era tarde y aquel dÃa nos habÃamos despertado muy temprano. Lo sentà cansado.
- InvÃtame a dormir entonces - susurró desde mi regazo. Volvà a ruborizarme, esta vez no logre esconderlo ya que desde el ángulo que él me miraba no podÃa esconder el rostro. Sakura se rió y se volteó hacÃa mi ombligo, la posición en que quedo y la cercanÃa de su rostro a mi entrepierna me hizo aguantar la respiración. Pensé; "Ey, ¿qué no te enseñaron que habÃa partes a las que uno no se debe acercar?", pero no le reclame nada, solo permanecà inquieto en aquella posición - ¿Por qué te da miedo? - preguntó con tono inocente. Se removió hasta esconder por completo el rostro en mi estómago.
- Hum... ¿De qué hablas? - pregunté para estar seguro. El rió nuevamente y levanto mi playera, me quede petrificado mientras lo veÃa meter su rostro por debajo de mi ropa para depositar un suave beso en mi piel. No estoy seguro pero creo que abrà la boca como reacción.
- Sexo. - contestó sin tapujos. Lo miré enojado. Maldito, ¿TenÃa que ser tan directo para ese tipo de cosas?
- Hum... creo que... es lo... normal. - logré decir con una voz que a penas yo mismo escuchaba.
- ¿Normal? - insistió.
- Si... ya sabes... eso de, experimentar cosas nuevas... no lo sé, me asusta mm... ¿el dolor?
- Ah entonces ya asumiste que serás el pasivo. - susurro en un tono serio. Movió su rostro nuevamente mirándome a los ojos, yo lo miré algo dudoso.
- ¿Quieres serlo tú? No me molestarÃa - me apresuré en aclarar - Para nada, solo que pensé que... por tu personalidad... hum.... - Sakura rió fuerte y se levantó, sentándose junto a mÃ, inclinándose frente a mi rostro.
- No, no quiero ser el pasivo, al contrario, me he imaginado constantemente sobre ti. - susurró. Su aliento rozó mis labios, nuevamente un nudo en mi estómago se hizo pesado. ¿PodÃa ser más vergonzosa aquella conversación?
- Sakura... no digas esas cosas. - Me movà de su cercanÃa abrazándome a mi mismo y escondiendo el rostro de él.
- Vamos Hide... ¿De verdad no tienes ganas?
- Hum...- continué escondiendo el rostro, entonces sentà su aliento cerca de mi oÃdo causándome un escalofrÃo que me hizo temblar en cuanto Sakura habló.
- No me mientas, porque te he escuchado gemir entre besos...
- ¡Sakura! - levanté la mirada para observarlo molesto. Sus labios estaban demasiado cerca y sus ojos no dejaban de mirar los mÃos. TemÃ, vi la excitación en su mirada.
- Me asusta ser malo en la cama... - confesé. - No sé cómo se supone que deba ser...
- Yo tampoco, no creo que sea demasiado difÃcil definir lo que nos guste o lo que queramos hacer, pero debemos atrevernos a intentarlo...
- Tu solo quieres violarme, pervertido. - le regañé a medida que se acercaba más a mÃ.
- ConfÃa en mÃ. - se inclinó un poco. Me besó suavemente con los labios cerrados.
- Sakura... - mi tonó denotaba lo inseguro que estaba.
- Solo di que no si no me deseas...
- Claro que te deseo... pero...
- Entonces confÃa en mÃ. - abrió los ojos en espera de mi respuesta, lo contemplé indeciso.
"A la mierda, también me excita este hombre", pensé antes de suspirar. AsentÃ.
Me besó con fuerza haciéndome inclinar por debajo de él mientras se quitaba la chaqueta que llevaba seguido de la sudadera. Desde abajo contemplé su pecho desnudo, que ya habÃa visto tantas veces, pero que esta vez tenÃa permitido acariciarlo.
- Sakura... - susurré cuando sus labios se apartaron de mà unos segundos.
- ¿Mm?
- El sofá es incómodo... - ninguno de los dos cabÃamos bien acostados. Abrió los ojos y observó el escenario, por su gesto pareció estar de acuerdo. De pronto me tomó en brazos y me levantó. - ¡Oye! ¿Qué haces?
- Llevo a mi princesa a la cama. - reà abrazándole con miedo de caer.
- No me sueltes. - alcancé a decir cuando entre juegos fingió dejarme caer - !Aah cuidado! - Sakura solo rió mientras me arrastraba hasta mi cuarto. La cama era grande, casualmente solo tenÃa un par de semanas desde que la habÃa cambiado, no era que planeaba nada, pero considerando que tenÃa una visita frecuentemente muchas cosas de casa se habÃan adaptado para dos.
En cuanto llegamos a la habitación me dejó sobre ella, habÃa entrado tan solo una vez pero parecÃa recordar bien que el interruptor de la luz estaba junto a la cama y no junto a la puerta como usualmente ocurrÃa.
- No enciendas la luz... - le pedÃ. Él me miró con cierta impresión cuando ya la habÃa encendido.
- ¿No quieres ver mi cara de placer? - preguntó seductor.
- Solo no la enciendas... - volvà a pedirle sin mirarlo a los ojos, él la apago. Lo siguiente que escuche fue el ruido de la bragueta de su pantalón y luego los escuche caer al suelo. Luego algo más, tal vez su ropa interior.
La silueta desnuda de su cuerpo se acercó a mà y me sentà temblar de nervios.
No recordaba haber sido tan tÃmido con nadie, pero la verdad era que mis nervios salÃan a flote gracias a la personalidad fuerte de él.
Se sentó junto a mÃ, su mano se metió por debajo de mi playera para acariciar mi abdomen, sus dedos largos subieron acariciando mi piel a su paso hasta llegar a los pezones. Besó mi cuello una, dos, tres veces.
- Mm...- se me escapó.
- Relajate... si en algún momento dejas de disfrutarlo, solo pÃdeme que me detenga... - su voz excitada me resultaba más erótica de lo usual.
Quitó mi playera de mangas largas y me recosté permitiéndole besarme el pecho. QuerÃa que lo hiciera, llevaba semanas deseándolo. Su lengua saboreó mis pezones con delicadeza y por más rato del que hubiera imaginado. A medida que su lengua los acariciaba sentà mi erección presionarse en mi pantalón y mis dedos se enredaron en su cabello guiándolo más abajo.
Besó todo a medida que bajaba, su garganta producia sonidos de placer a medida que me besaba, yo estaba seguro de que mi respiración se podÃa escuchar hasta fuera de la habitación.
Cuando tocó el borde de mi pantalón, sin notarlo lo guié hasta mi entrepierna.
- Quieres que... - insinuó con el mentón apoyado en mi entrepierna. Me reà nervioso ¿Lo querÃa? Negarlo serÃa ridiculo.
- No tienes que hacerlo si no quieres...
- Calla. - Me interrumpió. - Solo me impresiona saber que eso deseaba mi princesa y aún asà me negaba el placer de hacerlo.
- Eres un idiota, disfrutas ponerme nervioso. - ambos reÃmos.
- No sabes cuánto. - abrió la bragueta lentamente, no podÃa ver bien su rostro por la oscuridad, pero si podÃa diferenciar entre la penumbra su cabello al rededor de mi cintura. DebÃa reconocer que mi excitación habÃa superado los nervios de un comienzo. Lamió aún con la ropa interior puesta, luego la quitó con un dedo liberándola un poco - Mmm... no es pequeño - comentó con asombró.
-¡Ya-chan! - me incliné para regañarle.
- ¿Qué? - respondió inocente.
- ¿Por qué se supone que deberÃa ser pequeño? - le pregunté con el orgullo herido.
- Porque tu eres pequeño. - respondió en el mismo tono inocente.
- Ash.- Su lengua acarició la punta de mi erección.- Ah.
- No te enojes... - susurró antes de volver a lamer esta vez desde la base hasta la punta.
- Mm...
Continuó su tarea tomándose su tiempo, acariciando con la lengua, chupando un poco, masturbando luego, volviendo a lamer... ParecÃa entretenido con mis quejidos, sobre todo cuando tomé la almohada para intentar callarlos. En ese momento comenzó a moverse rápido chupando fuerte y con los dientes rozando. La almohada no hizo milagros y mi sudor apareció en mi pecho, me tensé tanto que presioné su rostro con las piernas sin quererlo. Él se detuvo cuando creà que el lÃquido pre seminal habÃa aparecido.
Subió lentamente besando todo a su paso hasta que llegó a mis labios. Dejándome llevar abrà las piernas y lo rodeé con ellas mientras su lengua acariciaba la mÃa.
- ¿Alguna petición? Además de... ¿ser muy cuidadoso? - preguntó rozando su nariz con la mÃa
- Bésame mucho - pedÃ, él asintió y su mano volvió a masturbarme - tu... ¿tienes alguna petición?
- Di mi nombre hasta que no puedas hablar. - mordà mi labio cuando lo escuché decir aquello. DebÃa aceptar que Sakura siempre me pareció un conquistador muy excitante, pero verlo en el acto y escuchar su voz afectada habÃa superado mis expectativas.
Asentà luego de un rato de silencio en que continuó masturbándome. Con la humedad que ello le dio a sus dedos, metió uno en mÃ.
- Auch.
- Lo siento... - sentà el sonido de su boca ensalivando sus dedos antes de repetir el acto. Entró un poco más, mi mano se dirigió a su brazo para presionarlo. No era demasiado doloroso, pero si extremadamente invasivo.- ¿Estás bien?
- Mm... creo... que sÃ...
Sakura se inclinó para besarme mientras su dedo entraba de a poco, nuestra postura algo incómoda se mantuvo hasta que mis caderas por si sola tomaron el ritmo de sus dedos.
No supe en que momento cedà al pequeño calor agradable que en aquella zona comenzó a aparecer y luego se expandió.
- ¿Se siente bien?
- Mmm... si...
Volvió a mis labios y su erección entro en mà reemplazando sus dedos. Lo abracé con fuerza.
- Te quiero Hide... te quiero... - susurró para mà en mi oÃdo.
- Au... yo también, te quiero Ya-chan. - Permanecimos quietos mientras yo me acostumbraba a la sensación.
- Prométeme algo -
- ¿Ahora? - pregunté incomodo. Ambos reÃmos por la situación.
- Solo... tenme paciencia. Sé que soy algo bruto y constantemente mi actitud te frustra... pero sé paciente conmigo... - asentà sonriendo. Me hacÃa feliz escucharlo hablar de forma sincera.
- Tu... sé mÃo. - pedà a cambio.
- No sé si eso se pueda más de lo que lo estoy siendo en este momento. - respondió antes de besarme. Me perdà en aquel beso húmedo. Sakura comenzó a moverse lentamente, mis manos se fueron a su cadera y fui consciente del erótico vaivén de su cintura mientras me embestÃa con cierta pasión y cierta suavidad.
Me besó hasta que ya no pudimos respirar.
- Sakura... mmm... más...
- Aahh...
- Mmm...
Con su rostro sobre mà pude contemplar a pesar de la oscuridad, sus labios abiertos y su mirada intensa sobre mi rostro. Ambos sudábamos y me di cuenta de que no podÃa sujetarme a su cuerpo bañado en sudor, mis manos resbalaban. En ocasiones mi espalda se inclinó victima del placer de la zona baja, en aquellas oportunidades Sakura besaba mi pecho, deteniéndose en un sensible pezón.
Durante un par de minutos mis piernas temblaron demasiado, sentà vergüenza de lo que sentÃa, pero Sakura susurró en mi oÃdo:
- Me gustas Hide... - su voz llena de pasión barrió mis miedos de una sola vez.
Aceleró el paso mientras el sonido de la zona hacÃa más evidente nuestros movimientos a los oÃdos. Tomó mi mano dirigiéndola a mi erección. Entendà que querÃa que me masturbara, pero no me atrevÃ.
- Hazlo... no puedo masturbarte y sujetar mi peso al mismo tiempo... - susurró.
- Asà esta perfecto... - intenté convencerlo.
- Hide... no te veo, está oscuro, quiero que te masturbes, tú conoces tus ritmos, solo hazlo, quiero que disfrutes...- inflé las mejillas en un acto de niñerÃa que percibió al desinflar mi cachete con un beso. - Vamos cariño... solo hazlo...
Sakura no insistió cuando yo no respondÃ, pero si aceleró al embestir, solo allÃ, cuando ambos estábamos sumergidos en el placer, me atrevà a tocarme a mi mismo frente a él.
- Aah Sakura... Sakura... - repetà muchas veces su nombre mientras mis piernas temblaban y mi cuerpo se movÃa sin control propio. Él gemÃa bajo y ronco, escucharlo era un deleite y solo me excitaba más.
Continuamos con aquel rápido movimiento por varios minutos, fui quien primero terminó gritando algo extraño que en algún momento tuvo la intención de ser su nombre, él continuó unos segundos más hasta que finalmente lo sentà temblar sin control al igual que yo. Se quejó con una voz temblorosa, lo que me hizo percatarme de que habÃa alcanzado su orgasmo, el lÃquido caliente invadió una zona que ya se sentÃa arder. Su erección resbaló al salir de mà y él la masturbo un poco hasta que estuvo seguro de que no quedaba nada por salir, en la oscuridad vi sus hombros subir y bajar sin control por su respiración acelerada. Sus hombros temblaban un poco por el orgasmo, estuve seguro de que mis manos estaban igual.
Se dejó caer sobre mà y a tientas tome la colcha que cubrÃa la cama, tiré de ella para secar un poco su sudor y el mio.
- Dios... soy una babosa... - dije con la respiración entre cortada.
- Somos. - respondió. - ¿Estás... bien?
- Si...
- Estuvo genial. - dijo tirando de mà para que lo abrazara, le seguà el juego.
- Si... - me limité a responder con voz tÃmida antes de abrazarlo fuerte. - Eres mÃo. - sentencié feliz.
El rÃo.
- Nunca imaginé que serÃas tan posesivo.
- ¡No te vayas a arrepentir ahora de ser mi novio! - le regañé.
- ¿Asà que somos novios? - preguntó aún con el tono divertido en la voz. Me indigné y él lo notó.
- ¿Ah? ¿No lo somos? - pregunté, habÃa asumido que asà era.
- ¡Claro que si tonto! Solo que nunca lo habÃas dicho.
- Ah, es que no me preguntaste, pero supongo que estaba implÃcito, asà que tienes que casarte conmigo. - le dije jugando.
- ImplÃcito. - repitió con sospecha.
- ¿No quieres? - fui consciente de que mi voz sonó herida.
- PÃdemelo. - exigió.
- Ash, Sakura, ¿Quieres ser mi novio? - pregunté en voz baja con voz entre tÃmida y enojada.
- Si, si quiero. - respondió con una voz tierna. - Pero quiero más que eso...
- ¿Ah? No podemos casarnos Sakura...
- Lo sé pero... si puedes permanecer conmigo para siempre. - fue su voz la que esta vez sonó tÃmida y me descubrà apretándole los cachetes bañado en ternura.
- ¡Si eres tan cursi a veces! - le dije a penas le solté las mejillas, él se las acarició como consuelo. Me acomodé sobre él susurrándole viéndolo a los ojos, estando seguro de que él también podÃa verme bajo la suave luz. - Mientras me quieras junto a ti, ahà estaré.
Buscó mi mano entrelazando nuestros dedos y la dejó caer, estaba cansado. Nos quedamos inmóviles hasta calmarnos del todo, solo cuando mi cuerpo volvió a su temperatura natural me levanté. Sakura permanecÃa en silencio, estuve seguro de que se habÃa dormido.
- ¿Sakura?
- Mm. - respondió casi dormido del todo. Me reÃ, nunca lo habÃa visto dormir por alguna razón, era algo que me causaba emoción. Se puede ser muy ridÃculo cuando se esta enamorado.
- Métete bajo las sábanas, hace frÃo. Iré por comida. - Encendà la luz y lo vi removerse para esconderse de ella. Se levantó a tientas arrastrándose bajo las colchas, sin vergüenza de que yo lo viera desnudo, lo contrario a mà que permanecÃa con ambas manos cubriéndome la entrepierna, pero estaba tan dormido que no me miró en ningún momento.
Me lavé un poco el sudor y me vestà con tan solo un calzoncillo y una playera grande. Luego bajé por comida, hice una sopa de fideos que en sus mejores intentos aspiró a ser ramen y la subà a la cama. Sakura roncaba fuerte, por lo que solo comà yo mientras lo miraba, también me comà su plato. Lavé mis dientes y me recosté junto a él que de a poco se acomodó abrazándome.
En aquel instante, me jure a mi mismo que si los dioses del universo me permitÃan compartir mi vida con él, jamás le harÃa daño.
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El agua frÃa de la tina me hacÃa doler los huesos, tenÃa tanto frÃo a pesar del lÃcor que no podÃa contener los temblores y estuve seguro de que no eran sollozos, ya no quedaban más lágrimas, hasta me sentÃa deshidratado y algo ebrio. Me levanté con dificultad y me coloqué la bata de baño sin secarme, las gotas y la humedad me hacÃan difÃcil no resbalar, pero me las ingenié para llegar junto a Sakura en la cama. Solo entonces noté lo ebrio que estaba, veÃa un poco borroso, la ideas no conectaban.
- ¿Te arrepientes Sakura? - pregunté en voz más alta de lo necesario mientras lo miraba dormir. Él se removió entre las sábanas. - ¿Te arrepientes de todo lo que me dijiste?, ¿De quererme? - continué preguntando en voz alta, Sakura abrió los ojos un poco dormido y se sentó. - ¿Te arrepientes de haber desperdiciado tanto tiempo?
- ¿De qué estas hablando? - preguntó roncó, solo entonces pareció oler el licor.- ¿Estás borracho? - Abrió bien sus ojos mirándome con duda en el rostro.
- ¿Por qué? - le pregunté esperando que realmente me contestara algo que pudiera calmar el dolor de no ser suficiente para él.
- ¿Por qué, qué? Hide... sécate un poco... - Se levantó de la cama con prisa directo hacia el cajón de las toallas.
- ¿Por qué ya no me quieres? - le pregunté. - ¿Que hice mal? - Se volteó a observarme con dudas en los ojos y supe en ese instante que esa duda especifica ya habÃa llegado a él. Él sabÃa que yo ya lo sabÃa todo. Lo vi en sus ojos, lo sentà en su postura y ese rostro que jamás fue capaz de mentirme.
- ¿De qué estas hablando? - caminó hacÃa mà lentamente pero mantuvo distancia.
- Sabes de qué estoy hablando. - Mi tonó ebrio no sonó lo suficientemente enojado como me hubiera gustado. Continuó dudando. - Te lo aclaro entonces, ya que no te dignaste a decÃrmelo tu mismo; te acostaste con Tazawa y pretendes que aquà no ha pasado nada.
- Hide... - se acercó a mi buscando mis manos. Lo empujé.
- Vete a la mierda o donde sea, pero te quiero fuera de mi casa y lejos de mÃ. - le gruñÃ.
- Déjame explicarte lo que pasó.
- ¿Qué me vas a explicar?, ¿Cómo le metÃas el pene? Esa técnica me la sé bien. Veté Sakura, veté de aquÃ. - Sus manos continuaron buscando las mÃas y volvà a empujarlo, hasta que finalmente las tomó y la sujeto con firmeza.
- Escuchame, yo pensaba que habÃas estado con alguien más, que esto se habÃa acabado, habÃa bebido y...
- ¡Yo jamás habrÃa estado con otro, maldito imbécil! ¡Solo contigo! - comencé a llorar y entre la mezcla de tristeza y ebriedad no supe si mis palabras se entendÃan - Yo jamás habrÃa dejado que otro que no fueras tú me tocara... yo jamás habrÃa estado con otro, yo jamás.... ¡veté! ¡Sal de aquÃ!
- Escúchame, Hide soy yo, me equivoqué, ni siquiera sé bien que pasó, no estoy seguro de que hice, pero por favor... no dejes que esto nos separe...
Entre palabras comenzó una especie de forcejeo en cámara lenta del que terminó conmigo en la cama y Sakura sobre mà suplicándome perdón. Cuando por fin pude liberar mis manos, me tapé los oÃdos y comencé a gritarle que saliera.
Todo lo que sucedió en ese instante fue muy confuso, pero recuerdo haberlo visto intentando que lo escuchara no sé por cuanto rato, y finalmente se fue, sin llevarse nada y al mismo tiempo sentà que se llevaba todo.
Me quedé completamente solo.
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