Estaba Damián en los vestidores de la universidad alrededor de sus compañeros de equipo, todos se encontraban cambiándose a una mudada más limpia después de un partido amistoso de fútbol para ir a comer hamburguesas más tarde. El moreno se encontraba solo con la pantaloneta mientras que con otra camisa secaba las gotas de sudor de su frente, su mente estaba deambulando perdidamente hasta que escuchó una carcajada provenir de la boca de uno de sus compañeros.
- ¿Supiste que Diego se hizo marica?
- ¿Qué? ¡Debes estar bromeando!- respondió uno de la chicos con sorpresa.
-Te digo que es verdad. Tiene hasta un “novio” y todo.
-Que puto asco- dijo otro chico con expresión de desagrado.
- Lo sé… no sé qué está pasando últimamente ¿Ya no hay más hombres de verdad? - todos rieron, todos menos Damián el cual se hacía el desentendido mientras se cambiaba, quería irse de ahí. Un chico notó esto y lo incluyó en la conversación para que no se sintiera excluido en un intento por ser amable.
-Qué asco, ¿verdad, Damián? - los demás lo vieron expectantes de algún comentario grotesco o burlón, Damián apartó la mirada y en voz baja respondió:
-No lo puedo imaginar- fingió una sonrisa la cual se desvaneció rápidamente al ver que no le ponían atención.
-Ni yo- concordaron varios chicos- imagínate que te la metan en el culo.
-Cállate, es una mierda. Debes de tener algo mal en la cabeza para dejar que te hagan eso- todos en el lugar concordaron, recogieron sus cosas y salieron de los vestidores dejando atrás a Damián que aún no había terminado de cambiarse.
- ¿Vienes?- preguntó uno de ellos.
-Vayan sin mi- le sonrió al chico y siguió cambiándose, todo se veía bien hasta que el golpe de la puerta cerrándose quitó su sonrisa del rostro.
Se quedó un momento analizando todo lo que habían dicho ellos, llenando su cabeza de argumentos contradictorios y produciéndole una jaqueca.
Llego a casa arrastrando sus pies hasta su cuarto, llegaba más tarde de su hora habitual, se había quedado en un parque escuchando música y simplemente dejando su mente en blanco, y sin darse cuenta ya había oscurecido.
- ¿Me puedes decir porque llegas a esta hora? - reclamó un molesto Sebastián.
- ¿Que putas te importa?
-No me hables así… Tienes razón, no me importa a qué horas llegues, solo mándame un puto mensaje.
- ¿Te puedes callar?- Damián ya estaba de mal humor, se levantó de la cama y lo encaró al rostro- No soy un niño ni tú mi madre para que estés jugando a la casita.
- Solo me preocupo- suspiró derrotado por la actitud de su primo, aunque ya estaba acostumbrado a eso- esto no pasaba muy seguido, pero Damián, al escuchar la voz cansada del mayor se sintió culpable de hablarle de esa manera desquitando toda su frustración.
-Lo siento- regreso a su cama a tomar asiento mientras dejaba a Sebastián sorprendido- Debí…enviar al menos un mensaje.
Sebastián sonrió con ternura, se sentó al lado de Damián y despeinó su cabello.
-Te perdono, idiota- Damián movió su cabeza ligeramente y miró en un breve momento a Sebastián- ¿Qué pasó? ¿Por qué estás tan molesto?
-No estoy molesto, solo estresado, no sé qué hacer y siento que todo se me está complicando- chasqueó con su ceño fruncido y evitó mirar a Sebastián.
-No se está complicando, tú lo estás complicando- el menor bufó sacando así una risita de su primo.
- ¿Tiene que ver algo con Eric?
Damián asintió suavemente, Sebastián continuo:
-Creo que hice mal en darte aquel consejo- admitió.
- ¿Por qué?
-No tienes que presionarte por darle una respuesta a Eric, solo tomate tu tiempo y contesta sinceramente.
-Si me hubieras dicho esto antes me hubiera ahorrado mucho estrés- Sebastián carcajeó con culpa.
-Si, supongo que estaba emocionado-un momento de silencio se hizo presente, hasta que Damián lo rompió al confesar:
-Odio darle etiquetas a todo. Simplemente las cosas deberían darse a su tiempo y no cuestionarse que son, todo estaba bien con Eric siendo mi amigo, pero ahora todo cambió.
-Bueno, para ser justos es algo que uno no controla- Damián recordó las palabras de Eric, “hubiera sido más fácil si fueras una chica” y él pensaba lo mismo. Si Eric fuera una chica todo este asunto tendría un fin rápido.
- ¿Desde cuando eres inteligente?- preguntó para molestar a Sebastián
- ¿De qué hablas? Soy más inteligente que tú ¿Sabes por qué? -Damián negó-porque no me hago embrollos en la cabeza por situaciones tan simples.
No puedo evitar reír, en parte tenía razón Sebastián, aunque nunca lo iba a admitir.
Al día siguiente Eric había quedado verse con Damián en su apartamento. Estaba muy feliz, sentía que las cosas iban en buena dirección y que podría terminar con un final feliz, si le hubieran dicho antes que esto pudiera pasar no se lo habría creído.
Llegó y con sus nudillos tocaron la puerta, en su rostro se encontraba una sonrisa sincera y al ver la cara de Damián después de abrirle se ensanchó más.
Lo saludó y pasó rápidamente, iban a ver una película de acción que hace tiempo querían ver, Eric se sentó en el sofá, pero notaba que algo extraño le pasaba a Damián así que preguntó el porqué de su actitud.
-No es nada- negó y llevó un bol con palomitas al sofá.
-Sabes que me lo puedes decir, aunque sea algo tonto.
Damián lo medito por unos segundos y como acostumbraba hablar, se lo preguntó directamente:
- ¿Eres gay?- Eric lo miró con una expresión de obviedad-Me refiero… que si eres gay o bisexual?
-oh…Bueno he estado con chicas, aunque nunca me han gustado de verdad, solo por atracción supongo. Aunque creo que si podría llegar a gustarme una mujer, y me gustan los chicos, así que soy bisexual- dijo con un leve tono sonrojado- ¿Y tú?
-No soy gay- respondió rápidamente, algo que enfado un poco a Eric.
-Entonces ¿bisexual? - Damián se volvió a verlo directamente con una expresión seria.
- ¡No!
-Espera un momento- Eric se levantó del sofá-, te refieres a que solo te pueden gustar las chicas.
-Bueno, si-respondió dudoso de sí mismo.
-Así que nunca tuve oportunidad contigo-contestó en un murmullo con una expresión de dolor, pero con enojo en el rostro.
- ¡No! Digo… Es diferente contigo- ahora la expresión de Eric había cambiado una fría, era la primera vez que Damián veía eso en él y lo odio por completo.
- ¿Cómo es diferente?-le preguntó pero Damián no supo cómo responder, algo que exasperó a Eric-¡Contesta!
- ¡Solo lo es!- Damián empezaba también a enojarse, no era su culpa estar confundido y Eric no tenía el derecho a hacerlo sentirse culpable por eso.
- ¿Porque me besaste?- le preguntó esta vez con voz más calma.
-Yo no te bese, - Eric presenció como el otro le hablaba de una manera fría y cortante- fuiste tú.
-Porque me incitaste- justificó mirándolo con una serenidad que a Damián le pareció insoportable- y me correspondiste, no me apartaste. No te hagas el desentendido ahora.
-Eso fue mi culpa, un beso no significa nada- Damián se arrepintió de haber dicho esto porque cuando pronuncia aquellas palabras vio un desliz de tristeza en el rostro siempre sonriente de su amigo.
-Ya veo.
Durante unos minutos se quedaron viendo uno al otro, fue Eric el que apartó la vista, parpadeò lentamente y respiró profundo.
- ¿No te gustó?- preguntó con firmeza
-Te digo que no lo sé…
- ¿Tendré la posibilidad de que te guste algún día? Se sincero.
-No puedo ver el futuro y no- pero fue acortado por la voz de Eric antes de terminar.
-¡No digas que no lo sabes!- frunció el ceño- Solo dilo.
-No
Lo dijo para que aquella conversación acabara, Damián ya no soportaba esa tensión que había entre ambos, estimaba mucho a Eric, más de lo que había sido con cualquier amigo y verlo de esa forma tan fría lo hacía sentirse pequeño.
-Una cosa más, y me iré- Damián en ese momento quiso decirle que no se fuera, que se quedara un tiempo más y podrían resolver las cosas, pero un nudo en su garganta se formó y prefirió quedarse callado- No me digas que ahora cambiaste de parecer por la opinión de los demás.
El moreno abrió sus ojos con sorpresa, cuando estaba delante de Eric se sentía tan vulnerable, porque él era el único que podía ver detrás de esa fachada que daba, como si fuera un libro abierto el cual podía leer fácilmente. Eric continuó:
-Porque si es así… eres más cobarde de lo que pensé- y este fue el último golpe bajo que Eric le dio, Damián se sentía como un niño enfrentando a su padre, sin opinión, sin las agallas de justificarse, odiaba ese sentimiento.
-No hables como si me conocieras- le dijo con una mirada cortante, se levantó del sofá y encaró a Eric-no es mi culpa no ser un marica como tú.
- ¿Ahora me dices marica? Maldito idiota-Eric rompió la fortaleza calma que le había costado tanto crear-, prefiero ser un “marica” a alguien que esta tan asustado de ser como es por aceptación- atacó con desprecio.
Ese fue el interruptor que se encendió para que Damián, en ese momento cerrara su mano en un puño y con un certero golpe le diera a Eric justamente en la nariz, Eric parpadeo varias veces, paso su mano sobre su nariz y encontró una mancha de sangre en su palma, frunció su ceño y se abalanzó sobre Damián hasta derrumbarlo en el suelo y empezar a golpearlo, uno de ellos le dio en la comisura de sus labios, pero no duro mucho porque el moreno en un rápido movimiento cambió posiciones y lo golpeó, no tan duro como la primera vez, Eric luchaba por tener el mando de la pelea de nuevo pero sus intentos eran fallidos.
- ¿Cómo pudo gustarme alguien tan… tan…? - y su expresión cambio a una de dolor, estaba peleando con la persona que hacía algunos minutos profesaba su amor y se sintió defraudado.
Damián dejó de hacer fuerza, pero no se quitó encima, ver a Eric en esa faceta tan vulnerable le dio un vuelco a su corazón, de un tiro atrajo a Eric y empezó a besarlo, unió sus labios y ese fue el desencadenante a un beso que fue apasionado, con enojo y dolor de por medio.
Fue tosco, pero ninguno de los dos se quejó y se dejaron llevar por la atmosfera que se había creado, Damián pasó sus manos debajo de la camisa del otro, acariciando su tersa piel como si no tuviera otra oportunidad de hacerlo. Eric pasó su lengua sobre la comisura de los labios del otro lastimándolo por el corte que le había hecho anteriormente cuando lo golpeó, en respuesta recibió un mordisco en sus labios que lo hizo quejarse y fruncir el ceño, sin embargo, no dijo nada.
Y ahí se encontraban, ambos en el suelo de la sala, adoloridos mientras se besaban apasionadamente, Damián empezó a hacer fricción sobre sus pantalones, su miembro empezaba a ponerse duro, su parte racional y lógica le dijo que parara, que cortara con el beso y echara a Eric por haberlo golpeado en su propia casa, pero era más fuerte el deseo que se generaba al entrar en contacto con Eric quien ya estaba dando pequeños gemidos roncos entre el beso. Sus respiraciones empezaron a hacerse más irregulares cada vez, necesitaban aire, se apartaron durante unos segundos y miraron sus ojos, fue Eric quien esta vez unió sus labios y en un movimiento hizo que ambos quedaran sentados uno frente el otro. Eric masajeaba el cabello de Damián para después pasar a su cuello y con su lengua besarlo y dejar chupetones.
-No me marques- se quejó Damián, pero el otro hizo caso omiso y lo mordió más fuerte- ¡Maldición! - masculló con enfado. Agarró los hombros del más bajo y lo encaró para después besarlo de nuevo y morder entre el beso su labio a lo que Eric protestó.
-Eso me dolió.
-Y a mí esto- señaló sobre su cuello, tan pronto como terminaron de hablar reanudaron el beso.
Damián empezó a recorrer los muslos de Eric con sus manos, lo atrajo más hacia él y colocó sus piernas sobre las suyas dejando una posición más cómoda y cercana para lo que planeaba hacer. Bajó el cierre de Eric rápidamente y empezó a masajear con su mano el miembro del otro sacándole un jadeó y haciendo que se encorvara hacia adelante. Eric postró su cabeza sobre el hombro de Damián mientras lo seguía masturbando a un ritmo demasiado lento, deseando cada vez que lo hiciera más rápido, empezó a sudar y a sentirse más caliente, se dio cuenta que ambos seguían vestidos así que el mismo se quitó la suerte que andaba y ayudó a Damián a quitarse su camisa interrumpiendo por unos breves momento el movimiento que estaba ejerciendo sobre su pene.
Tan pronto como ambos estaban sin camisa Damián volvió a seguir satisfaciendo a Eric, se sentía demasiado excitado y se regañó a si mismo por sentirse de esa manera mientras masturbaba a otro hombre, pero ver la expresión de Eric mientras lo hacía, como sus espasmos hacían que temblara contra su cuerpo y los ligeros gemidos roncos que emitía le incitaba a seguir haciéndolo.
Eric quiso que el otro también se sintiera bien, así que con sus manos bajo en cierre del moreno de manera torpe y sacó su miembro del bóxer verde que llevaba, empezó a ser lo mismo que el otro solo que a un ritmo más rápido.
-Mierda Eric- gruñó en un gemido profundo, acercándose más al castaño. Ya estaba entrando en calor, sentía en su frente como es que se formaban pequeñas gotas de sudor, y se le hizo molesto que ambos siguieran masturbándose con pantalón puesto. Eric sentía como su miembro empezaba a segregar pre-semen dando la señal que estaba a punto de correrse, la voz de Damián lo llamó ganándose así toda su atención.
-Vamos a mi cuarto- no le dio tiempo de responder ya que de un tirón levantó a Eric del suelo y lo llevo de la mano a su cama.
Damián no quería que aquello terminara tan rápido, por los movimientos de Eric y como su voz dejaba salir deliberadamente más gemidos sabía que ya iba a terminar. Lo dejó sobre su cama y salió de la habitación rápidamente, cuando volvió Eric miró que en sus manos había unos objetos que no pudo identificar ya que las manos de Damián los tapaban parcialmente.
- ¿Qué es eso?- preguntó mientras Damián se colocaba sobre la cama y quitaba sus pantalones de un tirón. El moreno lanzo los objetos cerca de la cabeza de Eric, el cual los agarró y se dio cuenta que era un condón y lubricante. En ese momento Eric, por primera vez se sonrojó violentamente ya que se dio cuenta que iban a llegar al final.
-Los saqué del cuarto de Sebas- comentó, llevó su mano al miembro de Eric y lo masturbó nuevamente, ahora Eric se encontraba a su merced, totalmente desnudo. El castaño se reincorporó un poco quedando así medio sentado, después vio como Damián paraba y agarraba el lubricante para bañar dos de sus dedos con esto. Eric se sentía cada vez más nervioso, pero no quería que aquello parara, se sentía demasiado bien y estaba viendo una faceta que nunca había visto en Damián.
El moreno por el otro lado también se sentía nervioso, aunque no lo demostrara, quería hacer sentir bien a Eric, nunca había estado con un hombre antes, pero sabía lo básico y sabía que tenía que prepararlo. Llevó ambos dedos a la entrada de Eric, este se acostó sobre toda su espalda de nuevo mientras se tensaba, pero no replicó. La sensación del primer dedo en él fue de lo más molesto que había sentido, era una presión que aunque soportable, no podía dejar de sentirla pero después de unos minutos de meterlo y sacarlo se acostumbró, el segundo ya no había sido tan molesto, empezó a sentirse extraño ya que con el movimiento de tijeras que hacía Damián había pequeños momentos en donde su cuerpo daba un escalofrió, fue hasta que el moreno los metió más profundo que Eric pudo sentir como todo su cuerpo temblaba e inconscientemente dio un gemido más sonoro que los anteriores, había tocado su próstata, Damián no pudo esconder el asombro que le había generado aquel gemido salir del más bajo, hizo que sintiera más presión en su parte baja y aceleró los movimientos en el punto donde había tocado para que Eric siguiera gimiendo de aquella forma que le había gustado tanto.
Eric sentía la gran necesidad de atender su parte frontal pero sabía que si lo hacía se correría y no quiso terminar todavía aquello, el movimiento de sus dedos en su entrada hacía que se estremeciera, se sentía mejor de lo que imaginaba pero mucho más cuando agrego el tercer dedo, estrujó las sabanas con sus manos y mordió fuertemente su labio, pero de pronto los dedos de Damián hicieron retirada, Eric lo miró de golpe y pudo ver como el moreno se quitaba sus pantalones completamente junto a su bóxer, se colocaba el condón y se acercaba, alzo las piernas de Eric a la altura de sus hombros y asomó su pene a la entrada ya dilatada del castaño , agarró más del lubricante y lo colocó sobre su miembro. Ambos se miraron intensamente a los ojos, sin decirse ninguna palabra y a la vez entendieron las intenciones del otro. Damián frotó su miembro sobre la entrada del más bajo arrancándole así un gemido de desesperación, el moreno estrujó sus piernas y se colocó para dar la primera embestida.
-Dime si quieres que pare- le dijo seriamente, pero con una pizca de compasión en sus ojos, Eric tragó seco y asintió.
Lentamente se introducía en él, se sentía tan caliente su interior, sus paredes lo apretaban deliciosamente que sintió ese momento exacto como el más placentero de su vida. Eric sentía ese trozo de carne introducirse lentamente, lo sentía caliente y frio por el lubricante, una sensación mezclada que hizo su cuerpo estremecer, esto no se comparaba nada con sus tres dedos, eso no era suficiente, aunque el dolor estaba presente él sabía que podría soportarlo.
Damián ya había metido todo su miembro, se quedó quieto durante unos segundos para que el castaño se acostumbraba a su intromisión, pero se le hacía difícil, quería moverse ya, pero también quería que el otro lo disfrutara tanto como él, Eric dio un suspiro pesado, ya había pasado por la parte más difícil. Los segundos pasaron y él ya no sentía el dolor que había sentido unos momentos atrás.
-Muévete- susurró, Damián rápidamente llevo sus manos a las caderas del otro y empezó un vaivén lento, sacando pero no completamente su miembro y volviendolo a meter, veía como su pene se perdía entre las nalgas redondas de Eric en cada embestida, quiso aumentar el ritmo, así que agarro más lubricante para mayor facilidad de movimiento, Eric sintió que la siguiente embestida era más profunda por el lubricante, gimió roncamente y cerro sus ojos al sentir como tocaba de nuevo ese punto que lo hacía estremecer.
El moreno aumentó más sus embestidas, eran más profundas, rápidas y certeras, se dio cuenta que ya conocía el interior de Eric y sabía que movimientos hacer para hacerlo sentir bien.
En ese momento Eric gemía libremente y esos gemidos encendían más a Damián el cual gruñía también al sentir su pene rozar las paredes estrechas de Eric y verlo haciendo expresiones... tan eróticas, el castaño movía sus caderas para mayor fricción, sentía su cuerpo con gotas de sudor debido al calor, abrió sus ojos y vio a Damián frunciendo su ceño y dejarse llevar por la sensación, y se sintió feliz, sonrió inconscientemente.
Atrajo a Damián hacia él mientras también se reincorporaba y lo besó, lo besó con vehemencia como si esa fuera la última vez que lo hiciera y una parte de él sabía que eso podía ser cierto. Damián correspondió el beso y llevó una de sus manos a su nuca, deslizo su lengua haciendo que el beso fuera húmedo y dio otra embestida más. Eric estaba a punto de terminar, se acostó de nuevo en la cama y con un gemido profundo dio a entender que se había corrido, expulsó su semen sobre su vientre y sintió las palpitaciones de su interior estrujar el miembro de Damián. Este al sentirlo se corrió, dejó escapar un suspiro profundo y cuando estuvo listo salió del interior del más bajo con la respiración entrecortada al igual que el otro.
Se tumbó al lado de Eric, lo único que se oían eran sus respiraciones erráticas, no dijeron nada durante unos minutos hasta que Eric dijo:
- ¿Y ahora qué?