Potter de nuevo pasaba más tiempo detenido que con ellos, ahora era por parte de su padrino.
Y lo peor, es que cuando era con Umbridge él volvía, pero ahora debía acabar tan cansado que esos días se iba directo al dormitorio de los Gryffindor.
Le echaba de menos, y notaba la ansiedad cuando pasaban esos días sin compartir los escasos momentos juntos.
Gatito estaba cada vez más grande y revoltoso. Pero Draco no tenía más que pensamientos para el moreno que en esos momentos luchaba contra la intromisión de Snape en su mente.
Harry estaba haciendo todo lo que podía para evitar el legeremens de Snape, pero parecía ser del todo imposible.
Ese último pensamiento lo había colocado en una posición complicada. En su mente una imagen de Malfoy agarrándolo a escaso centímetros, el ritmo de su corazón a mil por horas. Y de pronto lo que tenía frente a él era un hombre de ojos negros más serio que la muerte.
—¿Qué eso, Potter?—le cuestionó—¿Qué es lo que acabo de ver?
—Naaada…—dijo él recobrando a duras penas el aliento.
Realmente no había pasado nada, pero Malfoy y él, tan cerca y sin matarse no era lo más normal.
Snape lo miraba con los ojos como si fueran dos rendijas por las que se colaba todo lo malo.
—No estás esforzándote, Potter, puedo entrar en tu mente demasiado fácilmente—le dijo Snape molesto—. Estás haciendo que pierda mi tiempo.
Harry estaba molesto, le dolía la cabeza, había mostrado cosas que prefería quedarse para él solo, y encima tenía que soportar los malos modos de su horrible profesor.
Cogió sus cosas y salió de allí lo más rápido que pudo, el portazo fue lo único que se permitió. No iba a enfrentarse ahora a Snape, él realmente necesitaba cerrar su mente a Voldemort.
Ojalá pudiera enseñarle Remus, con él el Patronus había sido difícil, pero al menos este le alentaba. Con Snape solo tenía ganas de tirar la toalla.
Era tarde, pero no había visto en todo el día a Gatito, y necesitaba recibir algunos mimos.
Al abrir la puerta, el animalito lo recibió frotándose contra sus piernas. Suspiró cogiéndolo en brazos, demasiado tarde.
Malfoy ya se había ido.
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