Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Preferencial por 1827kratSN

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Tres meses, sin pensarlo Tsuna ya había pasado ese tiempo hospedado en casa de Reborn. Al inicio le fue muy difícil aceptar aquella imposición, pero debido a la urgencia de su mudanza, el deseo de deshacerse de los vigilantes de esa familia, además de que aquella casa estaba bastante alejada del hospital, lo hicieron aceptar que no era mala idea quedarse ahí.

Fue complicado acostumbrarse a convivir con quien le profesaba un amor tan profundo como para generar un hanahaki, a veces juraba pasarse horas con las mejillas sonrojadas debido a los continuos coqueteos que podía notar con claridad pues eran ya demasiado evidentes. Pero al final, después de acostumbrarse a la forma directa de decir las cosas y aquella personalidad que desbordaba seguridad, admitió que fue divertido y agradable.

 

—¿Es normal que se tarden tanto en cederte todos los papeles? —Tsuna miraba a su “casero” mientras almorzaban.

—Sí.

—Dime la verdad, Reborn —suspiró.

—Esa es la verdad.

—Estás mintiéndome —reprochaba sin muchas ganas pues admitía que pocas eran las veces que ganaba una discusión contra Reborn.

—No —hablaba con tanta naturalidad que costaba no creerle.

—¿Por qué estás retrasando el viaje?

—No lo hago… culpa a la burocracia por la tardanza.

 

En realidad, Reborn sí estaba retrasando sus planes pues bien sabía que cuando aceptara viajar a su natal Italia, al llegar allá para ser precisos, Tsuna quizá se mudaría con sus padres y él se vería obligado a volverse de nuevo un visitante ocasional y estaba claro que no aceptaría eso; no después de esos meses en los que gozó de tenerlo permanentemente a su lado, ya incluso se había hecho a la idea de vivir como una pareja. Un par de veces incluso durmieron en la misma cama sin hacer nada más que charlar un rato y dejarse ganar por el cansancio del día, Reborn rogaba porque eso se convirtiera en una rutina diaria donde despertar temprano le traería como recompensa el ver ese rostro hermoso en medio de los sueños.

A veces pensaba que no necesitaba más que tenerlo a su lado para ser feliz, después se recriminaba por eso, porque en realidad sí necesitaba de mucho más. Besarlo era un deleite, abrazarlo un capricho, pero hacer algo más allá sería su más grande objetivo. No iba a ser hipócrita y decir que podía mantener un platónico por siempre, él necesitaba de más, algo físico y pasional, algo más real. Y a pesar de eso disfrutaba de las sonrisas sinceras que Tsuna le dedicaba en cada salida que pactaban.

 

—¿Y a dónde quieres ir hoy?

—Reborn… si tardamos más, quiero conseguir un empleo temporal.

—No lo necesitas.

—Tú también deberías trabajar —añadió sin alterarse por el desgano ajeno.

—Me estoy dando unas largas vacaciones —Reborn bebía su café sin prisa, disfrutando de las tostadas con mermelada que Tsuna había preparado.

—Es imposible hacerte cambiar de idea, ¿verdad? —suspiró en rendición.

—Entonces… ¿a dónde iremos hoy? —sonrió victorioso.

—A tu revisión con Romario para ver el progreso de tu hanahaki —Tsuna parecía ser el más maduro en esa casa, era divertido en parte.

—Mientras te tenga aquí, conmigo, esa enfermedad no se expandirá. Lo verificamos en los meses anteriores… así que es un desperdicio ir.

—Terco.

—Lo sé —sonreía.

 

En ese tiempo Reborn había llevado a Tsuna a todos los lados que se le pudieron ocurrir, al cine, de excursión, a un parque temático, las termas –ese le gustó en demasía—, a las montañas, a la playa o simplemente a caminar por ahí. Jamás había sido tan atento con alguien, tampoco había disfrutado tanto con eso, pero mientras tuviera al castaño a su lado sentía que sus momentos eran especiales. Había veces en que se quedaban en casa viendo la televisión, platicando, cocinando o alguna cosa normal, aprendió que eso valía más que una salida bien elaborada. Le daría el crédito a Tsuna por enseñarle eso.

¿Y qué ganó con todo eso? Las miradas cálidas, las sonrisas dulces, los gestos naturales, los sonrojos notorios, las muecas extrañas que hacía Tsuna por los nervios, las palabras tartamudeadas o la correspondencia de un beso francés. Todo podía ser resumido en una sola palabra: progreso. No estaba simplemente alardeando de algo, estaba confirmándolo con cada día que pasaba. Tal vez Tsuna aun necesitaba tiempo para asimilar eso, de superar muchas cosas, pero estaban encaminados en una buena dirección.

 

—El café me recuerda a Lancia —Tsuna sonreía al contar aquello y Reborn no se molestaba por escuchar de aquel sujeto, ya no.

—Era un fanático, supongo.

—No —rió divertido—, en realidad no sabía escoger uno decente y fui yo el que empezó a comprar esta marca —mostraba la bolsita que había comprado, misma que Reborn gustaba de adquirir a veces.

—Y entonces, ¿por qué es tan especial?

—Porque el aroma de este café siempre estaba presente en casa; en las mañanas cuando desayunábamos juntos, en las tardes lluviosas o las noches en vela que debíamos pasar por motivos mayores.

—Quisiera que también me recordaras de alguna forma —Reborn miraba a Tsuna con dulzura, fascinado por la pasión que utilizaba para relatar parte de su pasado, satisfecho por ya no ver dolor en esa mirada—, que tomaras algo en símbolo y eso te recordara a mí de forma especial.

—Tu perfume —sonrió en respuesta inmediata mientras se encogía de hombros—. Usas el mismo siempre, lo he notado desde que empezamos a convivir en el hospital.

—¿Por eso me regalaste uno?

—Sí —enrojeció un poco.

—Gracias supongo —sonrió.

—Lancia formará parte de mi vida por siempre, mi hijo también —suspiró y se mordió los labios antes de seguir—. No te molestes si hablo de ellos.

—No lo hago —Reborn sonrió— tal vez estoy un poco celoso de ese hombre, pero pasará.

—Son mi pasado, Reborn… pero estoy construyéndome un futuro.

—¿Y eso me incluye?

—Sí —sonreía avergonzado mientras agachaba la cabeza.

—Espero ansioso el día en que te enamores de mí, Tsuna.

 

 

Sucesos…

 

 

Había veces en que trabajar era necesario, mejor dicho, trabajaba sólo cuando le rogaban hasta que aceptaba para librarse del acoso. Habían sido dos veces en esos tres meses de ausencia en el hospital, en esa mañana había sido la tercera ocasión en donde le rogaban que ayudase en una cirugía. Haru, Romario, Colonello, otros dos médicos que no reconoció pues les colgó a la mitad de la llamada, pero al final había aceptado porque estaba harto de esa insistencia.

Suspiró agotado mientras alistaba sus cosas, y para que no olvidase nada, Tsuna le ayudó con eso. Era a veces evidente lo acostumbrado que estaba el castaño a ser un apoyo incondicional con su compañero de hogar. Era una característica adorable.

 

—Volveré pronto —se acomodaba los zapatos y verificaba que llevase las llaves de su auto, de la casa y sus papeles.

—Creí que tardarías seis horas al menos en la cirugía —acotó el castaño quien acompañaba a Reborn.

—No sabes reconocer el intento que hago por no mostrarme tan… —hizo una mueca de hastío— frustrado por esa cirugía.

—Oh, perdón.

—No importa… Me voy ahora.

—Suerte, Reborn —sonrió al despedirse.

—Asegura las puertas, no salgas y…

—No soy un fugitivo o algo así —rió mientras empujaba al azabache hacia la salida.

—Eres mi prisionero y no quiero que huyas —sonrió con burla.

—Deja de bromear y vete… Estaré aquí cuando regreses.

 

Tsuna a veces no entendía bien el por qué alguien como Reborn llegó a enamorarse de él, tampoco tuvo el valor de preguntarlo, le daba demasiada vergüenza como para escuchar aquello. Le sorprendió aún más ser el destinatario de todas las muestras de afecto que le cedieron en ese tiempo, una más bonita que otra, algunas dulces, otras románticas, pero cada una bella en una forma diferente. Llegó a sentirse en verdad amado, deseado, necesitado en muchos sentidos y fue algo que lo hizo sentirse vivo. No podía negar que Reborn poco a poco... logró su objetivo.

Sonriente se dispuso a arreglar un poco aquella casa antes de empezar a cocinar; tenía suficiente tiempo para todo eso. En algunas ocasiones tuvo que detenerse para procesar aquello que provocaba un rubor en sus mejillas, o simplemente para tocarse el pecho y calmar su acelerado latir.

En un inicio se recriminó incansablemente el simple hecho de ver a Reborn de forma especial, muchas veces se había negado la oportunidad de apreciar las características de aquel cirujano, y otras más se sintió muy mal al disfrutar de cada detalle dedicado a él. Pero al final terminó cayendo de todas formas. A pesar de que se negase, la realidad ya no podía ser ocultada.

 

—Bien… Debe ser hoy.

 

Sentado en la mesa del comedor, miraba aquella hoja de papel decorada por pequeños conejos rosados en los bordes, rió porque fue una de las pocas cosas que conservó de su trabajo como pediatra en el hospital. Los niños adoraban garabatear en esas hojas de diferentes colores mientras esperaban por su turno de consulta y Tsuna siempre adoró las cosas que los niños disfrutaban. Suspiró pues sabía que Reborn se iba a burlar de él, pero de todas formas lo iba a hacer.

Tomando un marcador con la punta gruesa empezó a garabatear con la mejor caligrafía que tenía. Dos palabras enormes serían suficientes y, sin embargo, con una pluma de punta fina escribió un mensaje más en la parte de atrás. Sólo eso bastaría por ahora.

 

—Es hora de ir de compras —sonrió mientras colocaba aquella hojita en medio del comedor y la sujetó con el pequeño adorno de cristal que había—. Hoy será… pasta — estaba seguro de que Reborn vería la nota sin problemas cuando llegase a casa, pero esperaba que lo hiciera cuando la cena estuviera lista.

 

Lo que más odiaba Reborn era tener que soportar la habladuría de Colonello en cuanto a su hanahaki se refería, por eso, ni bien lo vio llegar, gruñó por lo bajo. Ya se esperaba el interminable interrogatorio, las preguntas precisas, las anotaciones mentales de su colega, los planes en voz alta porque juraba que iba a escribir un artículo científico sobre su caso. Le dio un zape antes de que siguiera porque no quería perder el tiempo. Tenía que hacer esa cirugía y volver a casa con su futuro esposo, porque sí, de alguna forma iba a lograr que ese castaño testarudo aceptase la propuesta.

 

—Hoy estás más… grosero, ¿qué te pasa, Reborn?

—Me estresas.

—Es que quiero saber, tengo curiosidad y tú no llegaste al último chequeo.

—Nada ha cambiado desde la última vez —suspiró antes de mirar a Colonello y hablar—. Ataques semanales, sin falta, tres pétalos amarillos… nada más.

—Así que estamos en una neutralidad intolerable… —hizo una mueca en donde elevó la parte derecha de su labio superior—. Para serte sincero, eso aburre.

—¿Puedes callarte? Vamos a entrar a la sala de cirugías justo ahora.

—Lo único bueno que le he visto es que lo tienes viviendo contigo.

—Cállate, Colonello —bufó.

—Pero supongo que ya te has acostado con él, ¿o no?

—Te callas ahora, Colonello —su ceja temblaba debido al enfado—, o haré la cirugía yo solo.

—Eso es un… ¿no? —su boca formó una “o” notable y su sorpresa no dudó en aparecer.

—Enfermera, 10 mililitros de sedante… Este rubio no nos acompañará hoy.

—¡¿ES EN SERIO?!

 

Al final fue una de las enfermeras quien golpeó la cabeza del rubio para que dejase de armar escándalo y se centrara en la operación. Agradecía que fueran profesionales cuando estaban con el paciente, así se evitó esa estúpida charla por más tiempo y pudo centrarse en lo importante. Agradecía infinitamente esas casi seis horas sin preguntas incoherentes ni miradas escrutadoras, y agradeció más el café que Haru le dio justo cuando salieron de esa sala. Había que admitir que la castaña solía llegar en el momento justo, aunque después se volvía cómplice de Colonello y empezaba con aquellas preguntas interminables.

 

—Anda, dime… ¿Tsuna es esa clase de persona que figura como modelo de hogar?

—¿Te refieres a la buena esposa japonesa? —añadió Colonello.

—Sí, eso —sonreía Haru.

—Pues también me dio curiosidad —seguía el rubio.

—Hum —Reborn podía decir que sí, Tsuna calzaba en esa descripción, pero no les daría la satisfacción—. Lo dejo a su imaginación.

—Reborn… ¡por dios! ¡Habla hombre! Tengo curiosidad por el pobre muchacho.

—¿Por qué pobre? —Haru miró al rubio con extrañeza.

—Le aguanta a este amargado… pobrecito —se burló sin dudarlo.

—Idiota —bufó Reborn antes de adelantarse—. Terminé aquí, ahora me largo.

—Pero podemos platicar un rato.

—No —estaba por darse vuelta cuando sintió su pecho molestar.

—Reborn, tomemos algo —siguió Haru.

—No —el azabache se sujetó el pecho debido a una nueva punzada, una dolosa.

—¿Estás bien? —el rubio notó el extraño accionar de su colega.

—Ugh… —jadeó antes de apretar la bata en la zona adolorida—. No —tuvo que sostenerse de la pared cercana para no caer.

—¡Reborn!

 

Empezó siendo un dolor suave y terminó como si estuvieran apuñalándolo en los pulmones. Ningún ataque anterior había sido así de repentino o tan doloroso como el que le dio en esos momentos. Tosió por primera vez cuando el aire no pudo llegar a sus pulmones y de inmediato las gotas de su propia sangre cayeron hasta el suelo, las siguientes convulsiones se tornaron más estrepitosas y sonoras. Flores completas surgieron, rojas, de un tamaño considerable, su sangre envolviéndolas por completo, su garganta ardiendo, su cuerpo temblando.

 

—¡Alguien llame a Romario!

—Reborn… joder, pensé que todo estaba bien.

 

La tos no cedió, su cuerpo sí lo hizo. Reborn cayó de rodillas y fue Colonello quien evitó que se estampara contra el suelo y se ahogara con su propia sangre y las flores que emergían en cada oportunidad. Fue tan grave que después de unas convulsiones más, cayó inconsciente, sin nada más en la mente que un nombre que pronunció decenas de veces: «Tsuna».

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Krat hoy les dio dos capítulos porque sí we. Tenía que sacar la idea de mi cabeza y aprovechar que ya estoy mejorcita, aunque sigo en mi capullo de cobijas para no agarrar frío.

Bueno, creía que podía darles este como capítulo final, pero me salió requeté largo y bue, tuve que dividirlo en dos. Aparte de que no sé si hacer un epílogo, pero ya veré qué opinan ustedes mañana cuando suba la otra parte.

Krat los ama~

Sean felices~

PD: No he respondido ni mensajes ni comentarios, sorry, eso lo haré mañana o en el transcurso de la semana~

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).