Era domingo y los chicos ya habían vuelto de sus vacaciones, Harry le había pedido que se reunieran en su casa porque quería agradecerle haber supervisado el cuidado de Gatito, y le había traído un regalo.
Ron había estado evitando volver a ir, no tenía claro nada que tuviera que ver con esos días pasados con Zabini, y finalmente había concluido que era cosa de una sola vez. Le parecía bien, una experiencia que le había abierto los ojos.
Iba a irse de la Madriguera, estaba marchitándose en vida por algo que no tenía arreglo. ¿Su novia le había dejado? Si lo comparaba con otras pérdidas, aquella no era tan dolorosa. Quería salir de ese pozo negro donde se había sumergido por voluntad propia.
Todo eso estaba muy bien, pero no quería tener que volver allí con él. Quizás le hubiera abierto los ojos, pero prefería tenerlo como un simple recuerdo y no quería mostrarse demasiado obvio.
Pero no rechazó la invitación, al fin y al cabo Harry era su amigo y quería agradecerle, además quería contarle que se marchaba de casa de sus padres. Algo que Harry le había estado animando a hacer mucho tiempo. Seguro que se alegraba.
Entró por la chimenea, la última vez que salió de allí, un Blaise Zabini completamente desnudo le despedía con un beso en los labios. Ahora lo tenía allí sentado, completamente vestido y rodeado de sus amigos.
"Tranquilízate, Ron" se dijo a sí mismo. Harry se levantó corriendo a abrazarle acto que Ron correspondió sin dudar. Malfoy lo miraba ceñudo, pero fueron los ojos chocolates de Zabini los que le hicieron cerrar los propios mientras envolvía en sus brazos a Harry.
—Gracias Ron—le dijo Harry, y escuchó un amago de agradecimiento por parte del hurón.—Ya que estamos todos, os vamos a dar unos regalos.
El sitio que quedaba libre era al lado del moreno, ambos ni se saludaron y eso pareció escamar a los anfitriones.
—¿Qué tal vuestro viaje?—preguntó Blaise, Ron sintió un cosquilleo al escuchar su voz, pero no se volteó a mirarlo, y se centró en la pareja que no dejaba de tomar sus manos.
—Maravillosas—dijo Harry y comenzó a relatarles las maravillas de las Islas Eólicas en Sicilia, Ron se perdió en sus explicaciones y realmente disfrutó el modo en el que su amigo contaba todo maravillado.
Tanto él como Harry no habían salido apenas de Inglaterra, salvando su viaje a Egipto podría decir que era todo el mundo que había visto.
Quizás pudiera visitar algún país diferente en sus próximas vacaciones, sin poderlo evitar miró a su compañero de sofá, y este le devolvió la mirada.
No pudo evitar imaginar ese viaje con Zabini, era algo estúpido, lo sabía, pero la idea le removió un poco el estómago.
Draco sacó unas bolsas llenas de pasta y suvenires divertidos, ambos tomaron los suyos y agradecieron.
En ese momento se dio cuenta cómo lo estaba mirando Draco y fue consciente de que en todo el tiempo que llevaban no habían peleado ni una vez. Aquello parecía una realidad paralela muy extraña. Y el rubio debió pensar lo mismo.
Ambos ex-Slytherins abandonaron el salón mientras Harry y él seguían hablando.
—¿Todo bien, Ron? Te veo distinto—le preguntó Harry.
—Todo bien, realmente bien—sonrió—. Me voy de la Madriguera, ya era hora, ¿verdad?
—No sabes cuánto me alegro, eso solo te va a venir bien. Y mira que yo amo a tus padres, pero ...
—Ya es hora de que vuele—terminó él.
—¿No ha pasado nada realmente?—le volvió a preguntar le miraba como queriendo desentrañar un misterio—¿Has conocido a alguien?
"Hola sonrojo, ya te echaba de menos", técnicamente no había conocido a nadie nuevo, a Blaise lo conocía desde los 11 años.
—No, no, solo que me he dado cuenta que así no tiene ningún sentido estar, estoy aburrido de estar aburrido.