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Detras de una Promesa por Maria-sama

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Ya había llegado la mañana y con el llanto de Hiroshi ya no hacía falta de despertador, me levante y fui directo al baño, al salir mi pequeño ya no lloraba tanto y me extendió sus manitas para que lo cargara, lo bese como todas las mañanas quedando todo ensalivado y lo coloque en su corral, y así me dispuse a hacer el desayuno. Terminando este me dirigí junto con Hiroshi al baño para poder ducharnos antes de irnos, a Hiroshi le encantaba jugar con el agua a pesar de su corta edad de 7 meses, así estuvimos un rato hasta que terminamos y salimos, nos arreglamos y ya preparada su pañalera Salí para dejarlo en la guardería.

Estaba algo ansioso, ya que me seguía preocupando el estado de salud del sensei. Llegue a la guardería y deje a mi niño y corrí directo a la universidad ya que iba un poco retrasado. Al llegar todo parecía normal, aun nadie sabía del accidente que había sufrido el sensei, comenzaron las clases de forma normal hasta que llego la de sensei, ya había pasado algunos minutos y nadie llagaba, todos estaban extrañados ya que el sensei nunca llegaba tarde, claro todos menos yo, ya que era al parecer el único que sabía de su situación. Pasaron otros minutos más, y fue cuando el profesor Yamato entro al aula, y fue él quien informo a todo el grupo del accidente, e informaba que sería él quien continuaría con las clases a partir del siguiente día, con esto último nos dieron permiso de salir temprano, así que con más calma de dirigí al hospital.

Ya había llegado y tenía más de una hora para mi entrada, así que me coloque mi uniforme y fui directamente con la abuela Tsunade, llegue a su oficina y entre en ella.

-¿Qué sucede?-me miró fijamente, ya que estaba acostumbrada que siempre la iba a ver cuándo necesitaba algo.

-Quería saber si puedo pasar a ver al paciente que llego ayer por el accidente de auto, es mi profesor, el que siempre me castiga y bueno quisiera saber cómo esta- se me quedo viendo algo dudosa, pero al final acepto con la condición de que n alterara al paciente y que lo ayudara en lo que pudiera si las enfermeras no se encontraban cerca. Con esto último y claro feliz Salí directo a la recepción para pedir el número de habitación, me lo dieron y era la habitación 19.

Con paso rápido me dirigí a la habitación y toque para poder entrar, al no recibir respuesta entre, y me encontré que el sensei estaba durmiendo, me acerque a su cama y comencé a checar su expediente, no sabía mucho pero si lograba descifrar algunas cosas que me indicara su estado de salud, mientras yo revisaba los papeles una voz me saco de mi importante investigación.

-¿Qué haces aquí Naruto?- mire y era el sensei que ya había despertado, deje el expediente de nuevo en su lugar, siempre bajo la atenta mirada de sensei.

-Hola Sasuke-sensei, pues da la casualidad que yo trabajo aquí y fui quien lo recibió en urgencias, y bueno quería saber cómo seguía- le sonreí, no quería que pensara que era por lastima o algo similar mi presencia, él me miro fijamente y solo suspiro e hizo algunas muecas de dolor al intentar acomodarle, a lo cual yo me acerque de inmediato a ayudarlo.

-Pues me duele todo, a pesar de que estoy con medicamento para el dolor, a demás de que me siento inútil al no poder mover ninguna de mis dos piernas- su mirada reflejaba la impotencia de estar en su estado.

-¿Ya el médico le dijo que tratamiento lleva o por lo menos ya paso a darle la visita?-el asintió y me relato lo que le dijo el médico que lo atendía, que en este caso era el de ortopedia, también le confirmo lo que a mí ya me habían informado y que su estancia en el hospital seria mínimo de una semana dependiendo de su progreso pero el reposo en casa si seria de algunos meses.

Seguimos platicando un rato más, hasta que me di cuenta que casi era la hora de mi entrada, así que me despedí, prometiéndole que en un rato libre le visitaría de nuevo para que no se aburriera.

Me retire de la habitación ya después de checar comencé con mis labores, así se fue todo mi turno entre mis labores y un par de visitas al sensei, que siempre me recibía con su cara de hastió y frustración y con puras quejas de la comida del hospital.

Al terminar mi turno me despedí de todos incluso del sensei, ya me iba más tranquilo al ver que a pesar de su estado su humor seguía igual o peor que en clase, llegue por mi pequeño que se encontraba dormido, lo cargue y nos fuimos al súper a comprar algunas cosas que ya hacían falta en la casa. Al terminar las compras nos fuimos directo a casa, y ya estando ahí de nuevo verifique por la ventana que nada extraño pasara y en esta ocasión no vi al auto negro, realice mi rutina de todas las noches, para por fin caer dormido junto a Hiroshi que cada vez se volvía más inquieto para dormir.

….

Ya habían transcurrido algunas semanas y el sensei ya iba a ser dado de alta, en todo ese tiempo yo había estado visitándolo y ayudándolo en lo que podía, y gracias a eso nuestra relación maestro alumno se volvió de mayor confianza, ahora lo que tenía que solucionar el sensei era quien sería el encargado de realizar sus ejercicios de rehabilitación para cuando se comenzara con la terapia, esa tarde en donde él tenía que decidir entre todo el personal encargado yo tenía trabajo de rehabilitación así que no pude estar en el momento de su decisión, al ser un paciente con los suficientes recursos económicos se le daba la opción de que los ejercicios fueran en el hospital o a domicilio y sabiendo el temperamento del sensei, estaba seguro que serían en su casa.

Unos días después le dieron de alta y yo seguía en contacto por teléfono con él, ya que siempre que tenía alguna duda sobre algún trabajo o tema, ya tenía la confianza de hablarle para consultarlo, además de que según se, él no tenía muchas cosas que hacer ya que la mayoría de sus casos eran atendidos por algunos de sus colegas, y solo el atendía desde casa los más complicados.

Así pasaron los días lo cuales se convirtieron en semanas y la fecha de mi cumpleaños había llegado, por lo regular toda mi vida la había pasado solo, pero tanto en la escuela como en el hospital me habían organizado un pequeño pastel, me sentía muy feliz incluso me habían dejado salir temprano ese día para poderlo pasar con mi pequeño, y así fue, lo lleve al parque y pase el resto de la tarde con él comiendo algunos dulces, llego la noche y de nueva cuenta vi al auto negro, que ahora se quedaba más tiempo afuera de mi casa, yo días atrás ya había dado el reporte y hasta el momento no había podido encontrar alguna actividad sospechosa, pero seguían rondando.

Pasaron más semanas hasta que por fin llego el día en que el sensei ya podría iniciar con su terapia de rehabilitación, hasta el momento a nadie me habían dicho quién sería quien llevara la terapia.

-Naruto, tú serás quien de la terapia de rehabilitación al joven Uchiha- me encontraba en la oficina de la abuela Tsunade que me salía con tal noticia.

-Serán tres días de rehabilitación así que solo trabajaras dos días a la semana en el hospital- esa era una buena noticia ya que tendría más tiempo para pasar con Hiroshi, así que me convenía o eso creía.

-Los días eran lunes, jueves y sábados- me quede sorprendido, el sábado era uno de los pocos días que tenia con Hiroshi, y no tenía con quien dejarlo.

-Sé que estás pensando Naruto, pero el joven Uchiha no quiere a nadie más que a ti, así que por favor tienes que ir, él ha pagado un bono extra por qué fueras tú en esos días, y ese bono es para tu sueldo como un bono extra- sin otra opción tuve que aceptar, era un dinero extra que no rechazaría.

Al siguiente lunes me dirigí a la casa de Sasuke-sensei, era grande con un hermoso patio y muy elegante, toque el timbre y un empleado me recibió y me llevo a la sala a espera a que el dueño bajara.

-Así que tú eres él que lo ayudara en su rehabilitación- mi mirada se dirigió a dónde provenía la voz, era un hombre de unos 29 años, alto, y tenía que reconocer que atractivo.

-Mucho gusto, soy Naruto Uzumaki- salude cortes mente pero unos fuertes brazos me sostuvieron de la cintura.

-Hola soy Uchiha Itachi y el gusto es mío- y sin más tomándome por sorpresa me planto un profundo beso y yo solo me quede como piedra sin saber qué hacer.


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