Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crónicas de un nigromante por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, les dejo un nuevo capítulo de las aventuras de Razvan XD

De nuevo en este lugar. Es espeluznante, está oscuro, frio y tiene los muebles y la decoración como del siglo pasado. No, realmente es del siglo pasado. Aun no puedo creer que mi casa, mis cosas y todo se quedara atrás.  Había pensado irme, es verdad, pero no de esa manera, no sin despedirme o hacerme a la idea. Cada vez que tengo que mudarme, es algo parecido, aunque sé que tengo que irme, termino por apegarme a esa vida.


— Razvan ¿Por qué estas triste? Salimos vivos de ese lugar, y ni siquiera te vieron.


— ¿tenías que destruirlo?


— Había muchas cosas que me delatarían, y a ti también, no tuve otra opción—  lo imaginaba, yo también preferiría que todo arda a que me descubran. No quiero problemas, aunque parece que con Viktor solo encuentro problemas cada poco tiempo.


— lo sé, pero era mi casa, mis cosas. Tenía… recuerdos— eso es lo que más me está doliendo de esto, cosas con mucho valor, recuerdos de personas importantes  para mí en todos estos años que he vivido. Y ahora no hay nada. El tiempo no te hará olvidar.


— lo siento, si hubiera otra manera no habría hecho eso— ¿escuche bien? ¿Se disculpó? Apenas tenemos unos pocos meses de conocernos ¿dos, tres? No iniciamos bien, pero con este tiempo puedo decir que tengo una idea muy cercana de cómo es Viktor. No es difícil porque no se molesta en fingir que es de otro modo. Y me queda claro que no es de los que se disculpan. No estoy molesto, no puedo estarlo cuando gran parte de eso es culpa mía. Si hubiera hecho caso cuando me dijo que había otros brujos cerca… no tiene caso lamentarse.  


—  ¿van a encontrarnos?


— nunca han encontrado este lugar. Esta mucho más protegido que tu casa— hablamos mientras caminamos por los pasillos, hasta una de las habitaciones que tiene una sala. No sé cuántas de esas hay por aquí.


— ¿y bien? ¿Qué haremos ahora? estabas aprendiendo a ser más sociable pero…


— Eso ya no me interesa…


— fue una de las condiciones que pusiste.


— han cambiado muchas cosas. No viviré entre humanos mucho tiempo, pero ahora entiendo mejor muchas cosas. Y también entiendo mejor los errores que cometí en el pasado,  pero no creo que pueda cambiar mucho solo con eso.


— ¿ya pensaste otra cosa?


— Razvan ¿vas a quedarte conmigo?— Ah, eso. No sé qué responder aun.  No es una decisión que pueda tomar sin pensar, una de las razones principales es como responder sin terminar siendo un espíritu— entiendo, creo que no me he explicado correctamente. Hablemos mañana, estoy cansado.


— Buena idea… sigo preocupado por Daimmen— Viktor me mira, suspira y se levanta sin responderme nada. Apenas y tenemos como cinco minutos aquí.  Le sigo con la mirada hasta que llega a la puerta que va a las habitaciones.


— Él estará bien, no es débil, no necesitas preocuparte por él— me dice, sin voltear. Vaya, al final creo que hay cosas difíciles de cambiar.  No pienso quedarme solo en este  lugar, que suerte que aún recuerdo donde queda la habitación que use la última vez. Casi salto de alegría al ver mis cosas. No son muchas, apenas una maleta pequeña, pero es como una señal de que todo está perdido. El agua del baño esta helada, y cuando me dejo caer sobre la cama, me siento realmente cansado.


Dije que sería un nigromante, pero ya no me siento tan valiente. Me aterra darme cuenta de cuantas esperanzas tengo en librarme de  los brazaletes. Lo he tomado como un hecho… y aquí siguen. Sé que Viktor se esforzara, y hará lo que pueda,  pero si él lo hace ¿no lo hizo antes quien los puso?  Todo se puso de cabeza. Hace algunos años soñaba con hacer magia, con ser realmente un brujo y hacer tonterías, no importaba que hiciera. He intentado vivir como me dieron mis padres, pero ya ha sido suficiente de eso, no puedo seguir teniendo una vida que me dijeron sin saber que más hay para mí. Siempre he trabajado, me he esforzado en ser bueno, pero… siempre se sintió extraño.


Estoy siendo un lobo en piel de oveja.


No me siento mal por dejar se der la persona correcta que era. Pero… ¿quedarme con Viktor?  No me convence. Claro que podría enseñarme todo lo que necesito, puedo lidiar con su egoísmo, y hasta me sentí cómodo estos últimos días con su compañía, no fue tan malo una vez que se esfuerza. Su pasado es harina de otro costal, ¿Qué demonios me espera si acepto eso? no quiero morir, ni matarle por estar harto de cualquier cosa. En el fondo tampoco quiero cansarme y dejarle, como si no tuviera suficiente. No merece eso. Y luego está su venganza o lo que sea, con Hadrien.  Él, cierto ¿Qué va a pasar con eso si yo me quedo?


 


— hey, Razvan. Muévete— ¿Qué? ¿Dónde estoy? No veo nada.  Me siento, encendiendo una llama en mi mano.  Es Daimmen.


— ¿Qué paso? ¿Y Viktor?


— hay un problema…  tuvo que irse para que nadie encontrara este lugar.


— ¿irse?


— encontraron el anillo de Viktor. No sé dónde lo encontraron, pero… iban a usarlo para encontrar a Viktor— mierda. ¿Dónde demonios estaba ese anillo? ¿Y cómo demonios iban a encontrarle con una cosa como esa?— es magia sencilla, algunos magos pueden rastrear cosas, ya sabes, cosas importantes.


— Maldición— me levanto. Es mi culpa, si no hubiera perdido el anillo del hermano de Viktor… ¿Por qué no exploto con todo también?— ¿y qué va hacer?


— luchar, supongo. Matarlos a todos… o morir.


— ¿morir?


— Podrán ser un montón de magos anticuados, pero siguen teniendo a los mejores que encuentran. No puedes subestimarlos.


— ¿Cuándo se fue? ¿Crees que ya…? Llévame hasta allá— puedo ver como levanta una ceja. Daimmen no se mueve mientras me paseo por toda la habitación sin hacer nada más que mirar y fingir que recojo o tomo cosas.


— ¿y qué harás? ¿Ayudarle? Apenas puedes hacer unas llamitas en tus dedos— me detengo, le sujeto del cuello de la camisa.


— Es tu amigo, ¿Por qué no le ayudas?— él me sigue mirando con tranquilidad, ni levanta la mano.


— porque no quiero problemas. Es la forma que tenemos de vivir si queremos seguir en este mundo. Si Viktor va contra el parlamento, entonces que lo haga. Yo no me involucro, y no me mires de esa forma. No somos buenos, Razvan. Somos malos, los villanos. No ayudamos ni siquiera a nuestros amigos si no nos beneficiamos. Somos malvados, esa es nuestra ventaja y también nuestra condena— una oleada de calor me hace soltarle.


— ¿entonces solo dejamos las cosas así?


— puedo acercarte a donde está, tendrás que ir por tu cuenta después.


— Gracias— le respondo, pero no es una respuesta amable, me doy cuenta de que las cosas no son como creí al inicio. Apenas unos momentos después, estamos en la ciudad. Estoy lejos de donde quedaba mi casa. Daimmen está a un lado mío, solo inclina la cabeza y desaparece de vuelta. Me siento mareado, es como si estuviera en un sueño. Para mi desgracia no es un sueño. Camino hasta la siguiente calle, pero no escucho ni veo nada raro para saber dónde están. No hay personas corriendo o gritando, no hay explosiones ni ruidos fuertes. ¿A dónde debo ir? ¿A dónde? Mientras giro como idiota viendo las calles, veo un fantasma— ah, llévame con Viktor— ¿Funciona? Nunca he ordenado nada a los fantasmas, solo los veo y escucho. El fantasma desparece, pero lo veo a unos metros adelante, antes de que comience a  desesperarme. Corro tras él, evitando a las personas que se cruzan en mi camino.


Corro y sigo corriendo, casi me han atropellado dos veces por no fijarme en la luz de los semáforos. Casi no puedo respirar, el fantasma desaparece en una esquina, cuando llego, ya no lo veo. Estoy delante de un parque pequeño y no veo a Viktor. Camino esperando ver cualquier cosa extraña primero.


— ¿Qué estás haciendo aquí?


— ¡Viktor! ¿Qué ha pasado?


— ¿Cómo llegaste?


— Le pedí a Daimmen que me trajera. Me conto lo que está pasando, lamento mucho que por mi culpa…


— No es tu culpa. Deberías irte pronto, serás una carga si te quedas, aún no saben de ti.


— pero…


— Estamos en medio de la ciudad— sonríe, esto no es lo que yo esperaba— hace tiempo que quiero desquitarme con alguien— no puedo creerlo.


— ¿Tan confiado estas? Eso va a ser tu ruina.


— ah, no lo entiendes. Estamos en la ciudad, rodeados de humanos— señala con una mano hacia las calles— el parlamento no querrá hacer mucho escándalo. Eso es lo que nos hace diferentes, a mí no me importa mostrar lo que soy capaz de hacer. Yo no tengo por qué ocultarme. Ahora, vete, hablaremos después—  resoplo, y me doy la vuelta. Parece que me preocupe por nada realmente. Cruzo la calle y me siento en una jardinera. Esta atardeciendo, y todo sigue en paz.


Son casi las ocho cuando por fin noto eso que estuve esperando. Primero todo se queda tranquilo, demasiado, como si el mundo esperara también. Después escucho el primer chispazo seguido de una luz blanca brillante. Por fin veo personas corriendo y gritando, es fácil saber quiénes son los magos del parlamento, son los únicos que no corren. No veo a Viktor, pero creo que es el culpable de los hechizos que he visto. Tenía razón al decir que los del parlamento no iban a hacer escándalo, se mueven alrededor de donde debe estar Viktor.


Las calles están casi vacías, las personas se fueron apenas comenzó esto, aunque quedan algunos valientes intentando grabar con sus teléfonos lo que pasa. Yo no me muevo, quiero volverme una sombra y ver todo sin que me vean.  Todo parece estar tal y como lo planeo Viktor, pero ¿Cómo va a escapar? ¿Por qué no mejor huir ahora? ¡Claro! El anillo. No puede irse porque le van a encontrar a donde vaya si no recupera el anillo.  Debo ayudar, es mi culpa que pasara esto ¿Quién de ellos lo tiene? ¿Quién puede tener el poder de encontrar a otros solo con sus pertenencias?  Hay como diez brujos aquí, es imposible  pasar entre ellos sin que me vean… y mientras pienso en eso, se me ocurre algo. Ya estoy de pie, corriendo hacia la calle en lugar del parque.


— hey ¿Qué…?


— Lo siento— me siento mejor disculpándome aun después de haber golpeado y dejado inconsciente a un chico que grababa con su teléfono.  Yo soy más humano que brujo. No hay magia en mí, entonces puedo pasar entre ellos fingiendo que no soy un nigromante y recuperar el anillo.  


Doy unos pasos hacia la plaza, justo cuando veo aparecer en la calle a otra persona. Aun desde donde estoy es notorio que es un héroe, no sé cómo describirlo.  No es tan alto, lleva ropa oscura y el cabello rojo. A su lado va una chica con demasiado cabello.  ¿Ellos lo tienen?  Debo moverme, no sería inteligente dejar el anillo con ellos, son los blancos obvios. Ojala mis pensamientos fueran correctos. Debo moverme, avanzar entre ellos, sería más fácil si hubiera una distracción. Comienzo a correr,  todo se oscurece y entonces empieza la verdadera pelea. Puedo saber mejor donde esta Viktor, sigo sin verle pero la oscuridad que sale de la zona de juegos es respuesta suficiente.


¿Quién de ellos tiene el anillo?  Me detengo, aún estoy lejos de Viktor.  Los magos del parlamento no tienen  un uniforme o algo que les distinga. Maldición, ocupo concentrarme ¿a quién le importa si llevan uniforme o no? no hay aliados aquí. Todos son mis enemigos, no dudaran en capturarme. 


— Oye, debes irte de aquí, es peligroso— es una chica, camina hasta mí, mirando de vez en cuando hacia donde Viktor.


— Claro…— Ella cae al suelo. ¡Es una chica! ¡He golpeado a una chica! No puede ser— no es momento, no es momento ¿Quién carajo tiene el anillo?— hay cientos de destellos, he visto al menos cuatro llamaradas y he escuchado una docena de explosiones. El parque está lleno de fantasmas. Uno se detiene frente a mí, y señala hacia el otro lado del parque.  No lo pienso, vuelvo a correr rodeando el parque, golpeando y dejando inconscientes a quienes intentan detenerme pensando que soy un humano curioso. Hay una barrera de arbustos en llamas violetas alrededor de Viktor. Bien, sigo siendo el menor de los problemas. El sujeto pelirrojo se acerca, no hay agua, pero sus manos generan ventarrones, bien, espero que Viktor se las arregle con eso. Me concentro de nuevo en el anillo, y otra vez un fantasma señala, comienzo a seguir indicaciones, hasta que llego hasta dos personas— ¿Qué está pasando?


— ¿Qué haces?— el mayor se acerca, me toma del brazo y me aleja de la batalla. No es él. Llámenlo intuición de mago, pero estoy seguro de que el anillo lo tiene el jovencito. Apenas tendrá quince— vamos, tienes que salir de aquí.


— ¿pero qué está pasando? ¿Qué es todo esto?— golpear a este sujeto no va a funcionar, es muy grande. La tierra tiembla. Nos detenemos, la tierra se está abriendo. ¿Esta…? si, son muertos vivientes. Me tambaleo, casi me caigo, pero la mano del tipo no me deja caer, aunque no me mira tampoco. Ah… levanto una roca y la estrello en su cabeza— maldición, maldición… no está muerto, no está muerto, no esta muerto…


— tú…— el jovencito está totalmente aterrado.


— esto no es agradable… pero tienes algo que no es tuyo ¿podrías dármelo?— esta tan nervioso que lleva sus manos al pecho, apretando la camisa. Suspiro y él chilla cuando avanzo. Hace magia, pero el hechizo no me da. Cuando le toco, apartando sus manos, también siento un cosquilleo, pero nada que me impida zarandearle un poco hasta encontrar una bolsita de cuero. La arranco de un tirón y le empujo, él cae al suelo y no se levanta.  Abro la bolsa, y al fin encuentro el anillo.  Quiero gritarle a Viktor, pero no es una buena idea. Me tiro al suelo cuando el fuego crea un aro que arrasa con los árboles, sobre nuestras cabezas.  Muchos de los zombis que andan por aquí caen al suelo, pero siguen llegando más. Me arrastro, acercándome a Viktor. Si pudiera… si usara magia, sería fácil enviarle un mensaje o ir con él sin peligro. Tengo que moverme entre cadáveres, tierra y lodo. Estoy en eso, cuando el fuego se mueve de nuevo, alzándose hacia el cielo en un tornado que jala todo lo que esta su paso.


— ¡Ahora!— escucho, y del tornado sale una lluvia de fuego. Esto es casi ridículo. Viktor no se inmuta, sus manos crean algo como un domo, porque el fuego no le hace nada. Pero esta distraído, el mago pelirrojo hace un hechizo, no sé lo que sea, pero Viktor no lo detiene. Le veo inclinarse y perderse entre su bunker de arbustos. Una gran parte de la magia que sentía se va, y eso me pone en movimiento.


— maldición…— gateo, y luego salto sobre la maraña de arbustos— Viktor…


— ¿Sigues aquí?— está sentado, respirando como si hubiera corrido.


— Pensé que sería entretenido.- Me siento también, evitando el fuego y todo lo que pase por arriba de nosotros —Mira, encontré esto— le muestro el anillo— no necesite magia para encontrarlo, aunque he golpeado a una chica y deje noqueados a otro motón— Sonríe. Leo en sus labios un “Bien hecho”.


— Voy a tomar un descanso…— se reclina en los arbustos.


— oye, Viktor… no es… no es una buena idea, la magia…— ¡Se ha desmayado! Maldición. Puedo ver a los otros magos, aún lejos, lidiando con los cadáveres que quedan de pie, pero ya no quedan muchos, están cayendo ahora que Viktor no los reanima— si no hacemos algo van a atraparnos. Despierta… carajo— no quiero pasar mi vida en una celda, aunque no haya hecho malo. Pero sí que he hecho cosas malas hoy. No he hecho nada bueno. No quiero ser atrapado, quiero hacer magia como he visto hoy. Ojala ese ejercito de muertos siguiera de pie, defendiéndonos en lo que pienso como escapar— levántense, vamos, vamos, muévanse. Revivan, caminen, hagan algo— veo el cabello rojo de ese tipo acercándose— ¡Ahora!—  el dolor me hace gritar. Grito, y sigo gritando, algo me está quemando.  Duele, arde, todo mi cuerpo es una masa de dolor.  ¿Nos atraparon ya?  Logro abrir los ojos un poco. Veo muchas personas, todos me dan la espalda y no veo al tipo pelirrojo.  Caminan extraño…


— Hora de irnos— escucho la voz a mi lado, Viktor sigue inconsciente, pero reconozco a Daimmen. Antes de que todo se ponga oscuro, me doy cuenta de  lo que está de pie delante de nosotros  no son personas.


 


El dolor no me deja quedar inconsciente, pero apenas aparecemos de nuevo, el dolor se va. Estamos en un lugar rodeados de nieve.


— Bienvenido a mi casa— la puerta está abierta y hay un  calorcito agradable viniendo de adentro— ayúdame a moverlo— apenas puedo moverme yo. Me tiemblan las piernas— no usaremos magia unos días, para estar seguros de que no nos seguirán el rastro— llevamos a Viktor hasta la sala. Sigue inconsciente, pero respira.


— creí que te habías ido.


— lo hice, pero lo pensé mejor. No podía dejar a mis dos amigos en medio de una pelea injusta. Te vi allá, nada mal para alguien que no usa magia ¿eh?— froto mis muñecas. La piel bajo los brazaletes esta roja y ampollada.  ¿Logre hacer magia?  Me dolió hasta el alma lo que sea que hice allá— ¿estás bien? — Daimmen me apoya en él, y yo dejo que mi peso descanse por fin.


— sí, no es nada ¿Viktor?


— debió agotarse.  No sé de dónde saco tantos cadáveres, no hay muchos cementerios cerca. Tú también estas por desmayarte— sonríe y señala los sofás. La oferta es tentadora, pero aún tengo cosas que hacer.


— voy a usar la… cocina— no sé si llamarle así, pero la verdad es que si es una cocina aunque no tenga lo que una cocina humana debe tener. Las alacenas están llenas de hierbas y raíces.  Preparo la infusión energizarte que recuerdo, aunque no la bebo— esto ayuda a recuperar energía, si quiere cuando despierte… guarda algo para mí— Estoy cansado, mucho… no sé cómo logro seguir de pie hasta un baño, asearme y limpiarme el lodo y los restos de lo que sea que tenga encima y luego si, tenderme en la primera cama que encontré.


 


No estoy despierto por completo, pero ya estoy pensando en que hacer. Las muñecas me duelen, debo hacer algo con eso, también buscar que hare a partir de ahora. Abro los ojos, se dónde estoy, aunque esta oscuro. Ya no me siento tan cansado. Regreso a la sala. Hay un televisor encendido, Viktor no está y Daimmen no se gira a verme. 


— ¿Cómo te encuentras?


— mejor ¿Dónde…?


— lo moví a otra habitación. Pronto estará el desayuno— escucho ruidos de la cocina— tuvimos suerte, nadie nos ha seguido.


— ¿no has dormido?


— estuve alerta, pero parece que todo está bien.


— gracias— le miro— de no ser por ti no estaríamos libres. ¿Qué es lo que pasaría con Viktor?


— bueno… no saben todo lo que él ha hecho pero aun así, no creo que viviera más de una semana. Tú con algo de suerte estarías encerrado o a saber que se les ocurriría. A lo mejor te dejarían libre al ver que no puedes hacer magia, pero estarías siendo supervisado  o algo por el estilo.


— entonces realmente te debemos la vida. Hare cualquier cosa que pidas.


— ¿Cualquier cosa?— Daimmen me mira, sonríe un poco. Hay una tenue luz entrando por la ventana. Le veo  cerca de mí.


— no deberías decir cosas como esas.


— Viktor, que bueno verte de nuevo entre los vivos— Viktor lo ignora, y entra a la sala. Se detiene a mi lado, me aparta del sofá, alejándome de Daimmen. Su mano se mantiene en mi brazo.


— gracias por sacarnos de allí. ¿Estás herido?— esa pregunta es para mí. Le muestro las muñecas.


— no es nada, pudo ser peor ¿y tú?— se encoje de hombros.


— pudo ser peor. Supongo que no nos han seguido, ¿Cómo es que no nos atraparon? Los reanimados debieron caer cuando yo perdí el conocimiento, y no creo que Daimmen interviniera para ayudarnos— Daimmen comienza a quejarse, diciendo que no debería pensar tan mal de él… desvió la vista, y porque lo hago me concentro en la televisión, donde están pasando las noticias. Justo hay una toma del parque donde estábamos ayer.


— Cállense— murmuro, señalando. No entiendo lo que dicen en las noticias, pero no ocupo saberlo. Me imagino lo que están diciendo.


— dicen que una  nueva filmación de película causo caos en la ciudad, los productores se han disculpado— Daimmen es quien traduce. Nos quedamos callados, observando las imágenes.


— bien. Ya no tenemos opción— Viktor suspira— tenemos que quitarlos si o si, si nosotros podemos ver esto, ellos también, y tu…— señala la pantalla, donde se alcanza a ver a alguien corriendo hacia el centro— ya no eres anónimo, has ayudado a un nigromante, y… esperemos que no notaran que fuiste tú quien hizo eso último.- dice cuando los cadáveres se vuelven a levantar.- No puedes ir por allí sin tener la oportunidad de defenderte o escapar.


— No te preocupes, Razvan, ser un proscrito no es tan malo— Daimmen sonríe, reclinándose en el sofá. Viktor también está sonriendo.


Si antes tenía duda de que hacer, hoy ya solo tengo una opción. Ya no hay modo de resolver esta situación. Así que solo suspiro antes de sonreír también.       

Notas finales:

Gracias por leer, nos lemos la próxima semana.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).