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Apariencias que engañan por KylieNova

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Notas del capitulo:

Ya casi estamos en el final! Que emoción!

Estaba caminando lentamente, sentía el sol quemar sutilmente sus brazos, quería ya llegar al apartamento de Damián y comerse los helados que traía en una bolsa en su mano derecha. Pasó el dorso de su mano por la frente y suspiró pesadamente, faltaban solo unos metros para llegar. 

Cuando finalmente llegó miró que la puerta del apartamento estaba abierta mostrando así a Sebastián y Damián sentados perezosamente con un ventilador enfrente y viendo una película. 

-¡Por fin!- dijo Sebastián al mirar los helados, Eric le pasó uno sabor fresa, como un niño lo abrió rápidamente y se lo metió en la boca, aliviado cerró los ojos y no volvió a hablar. 

-Toma- le extendió uno a Damián, este lo recibió pero antes se le quedo mirando extrañado. 

-¿Podemos hablar?- el castaño asintió para después desviar la mirada. Salieron afuera y se sentaron en la acera como unos niños, quedaron unos segundos en silencio mientras abrazaba sus rodillas-¿Qué te ocurre? 

Eric lo miró atentamente a los ojos, negó suavemente pero Damián sabía que algo le ocurría. 

Había pasado una semana desde que la madre de Damián había pasado por su trabajo y habían tenido aquella “charla” o más bien ella hablando y él asintiendo. Eric tardó dos días para contarle a Damián y este se enfureció, estuvo a punto de llamar a su madre pero Eric lo detuvo, le pidió que no hiciera de esto una discusión más grande y que olvidara lo que había pasado. 

-¿Todavía te sientes mal por mi madre? 

El chico no contestó, no le había contado al moreno todo lo que le había dicho la mujer de hielo, simplemente le relató que ella “indirectamente” le había pedido que no fuera. Eric no podía evitar sentirse mal, pensaba que por su culpa Damián y su madre no se llevarían bien en un día tan especial como lo es una boda familiar, él era el obstáculo. 

-Aún creo que no debería ir- finalmente habló Eric. El otro frunció el ceño preocupado, no quería que Eric se sintiera así. 

Damián recordó que hace poco su hermano lo había llamado y le había pedido el favor que no llevara a Eric para no causar más drama del que su madre estaba haciendo. Esto causó una pequeña discusión entre ellos, Ariel no se lo impidió pero le aconsejó que recapacitara y meditara: 

“Mamá podría hacer un alboroto, o hacer sentir mal a tu novio, sabes cómo es” le había dicho. 

Damián juraba que si su madre humillaba a Eric en la boda se las vería con él. Eric no sabía de la conversación que había tenido con Ariel, lo haría sentir peor. 

-Quiero que vayas- murmuró el moreno, y ahí se quedaron hasta que Damián se comió el helado. 

 

Más tarde ese mismo día, Sebastián había salido con un amigo, Damián y Eric quedaron solos y ambos se encontraban ahora en la habitación del primero. 

No habían vuelto hablar del tema de la boda. 

Damián pasaba sus manos por la opa de Eric y este le besaba con pasión mientras sujetaba su cabeza por detrás. El moreno comenzó a quitar su camiseta y prosiguió a besar delicadamente su cuello y hombros, el castaño jadeaba al mirar los cabellos negros hacer cosquillas en su pecho y cuello, pasó su mano por estos y sintió como el moreno hacia un camino de besos hasta llegar a su pantalón.  

Antes que Damián lo desabrochara, Eric lo acercó rápidamente a él y le quitó la camisa blanca que traiga, después le dio un suave beso en los labios y Damián sonrió, pasó de nuevo a hacer su tarea y cuando finalmente tuvo a Eric sin pantalones besó su muslo interno, él se sonrojó y un ligero sonido salió de su garganta al sentir la húmeda lengua pasar sobre su piel. 

Sentía su cuerpo caliente, tanto por el clima y por Damián quien había pasado su mano sobre su ya erección, Eric pasó su mano hasta tapar sus ojos y se dejó llevar, no pensando en los problemas que lo fatigaban. 

 

Cuando terminaron ambos se encontraban sobre la cama jadeando ligeramente, Eric se abalanzó a los brazos de Damián y se quedó escuchando el latido de su corazón, lo calmaba. 

El moreno pasó su mano para acariciar el cabello de Eric con cariño y cerró sus ojos. 

-No iré- Damián sabia a lo que se refirió y solo pudo asentir desanimado. 

-¿Porque no quieres ir o por mi madre?- le preguntó aunque ya sabía la respuesta. Se acordó cuando le había invitado a la boda y lo feliz que se había puesto. Un sabor amargo vino a su boca. 

Eric no contestó, no hacía falta, ignoró su pregunta y cerró sus ojos esperando a quedarse dormido. 

 

 

 

-Tía está loca- le dijo Sebastián mientras miraba a su primo probarse el traje para la boda, seria dentro de tres días. 

-Es una sociópata- respondió seriamente el menor-, y lo que más me molesta es que se salga con la suya. 

Damián se frustró tratando de anudar su corbata, su traje era el clásico negro y se corbata era de color azul marino, el mayor sonrió con burla al ver la desesperación que una simple corbata ocasionaba en Damián. Se acercó a él y apartó sus manos prosiguiendo a ayudarlo. 

-Es fácil- le dijo con sorna refiriéndose a la corbata. 

-Veo que últimamente sales mucho- preguntó su primo con curiosidad- ¿Acaso tienes una novia? 

-No- respondió simplemente-, no tengo tiempo para relaciones ahora. 

-¿Así que es algo casual?- ahora era Damián quien sonreía con sorna. 

-No es de tu incumbencia- Sebastián jaló la corbata ocasionando que Damián diera un quejido. 

-¿No eres tú el que siempre dice que deberíamos ser más cercanos? 

-Si- respondió con una sonrisa-, pero de asuntos importante no de trivialidades. 

Damián enarcó una ceja, Sebastián había cambiado su semblante alegre a uno más sereno. 

-Es una lástima- habló de nuevo el mayor-, quería que Eric fuera. 

-Yo también- correspondió Damián. 

 

Llegó finalmente el día de la boda, Eric miró su teléfono, eran las diez de la mañana y la boda era a las tres de la tarde, se desanimó y volvió a su habitación a dormir. Imaginó a Damián en su traje, en serio tenía ganas de verlo pero no tendría la oportunidad, tal vez en otra ocasión. 

Se había ilusionado tanto con estar en la boda al lado de Damián que al llegar el día y no estar allá hacia que so corazón doliera. “Es solo una simple boda” se repetía una y otra vez, sabía que era algo tonto que se desanimara tanto pero no era el simple hecho de la boda en sí, era el hecho de que tal vez nunca tendría una relación sería ante los familiares de Damián, nunca lo tomarían en serio solo como un simple “pasatiempo” 

Apretó fuertemente su almohada, sentía sus ojos llorosos y se enfadó consigo mismo por dejar que una tontería influyera tanto en él. 

-Idiota- se susurró a sí mismo. 

  

La boda seria en un espacio al aire libre, hacia un hermoso día, el sol resplandecía pero sin hacer un calor insoportable. Había ya algunos invitados, la madre de Damián se encontraba gustosa hablando con los invitados y siendo una excelente anfitriona, cuando vio a su hijo a lo lejos dio una ligera sonrisita al ver que el único a su lado era Sebastián. 

-Hola muchachos- le dio un beso ligero a Sebastián y otro a Damián en la mejilla-, me alegra que hayan venido temprano. 

Ella sonrió y Sebastián cortésmente lo hizo igualmente mientras que el menor se encontraba inexpresivo. 

Extrañaba a Eric. 

Ambos, madre e hijo se miraron durante unos segundos, la mujer con una sonrisita y Damián molesto con ella, Sebastián pudo notar la tensión, carraspeó y dijo: 

-Creo que iré al mini bar- bromeó pero al no recibir respuesta su sonrisa se borró. 

-No hay nada de alcohol antes de la ceremonia. No queremos un escándalo hecho por un borracho- respondió neutral la mayor. 

-Porque un escándalo sería lo peor que podría pasar- respondió Damián, se alejó de su madre y solo quedaron Sebastián y la mujer.

-No puedo creer que se comporte así en este día- comentó. 

-Bueno, él quería venir con su acompañante, se siente solo me imagino. 

-¿Cómo se va a sentir solo estando con la familia?- espetó, Sebastián la miró con un poco de lastima, esta mujer no entendía nada. Se giró y fue con algunas personas que acababan de llegar y Sebastián perdió de vista a Damián. 

El moreno pasó a la habitación donde se encontraba su hermano, quería saludarlo. La boda ocurriría en el exterior que ya estaba decorado con flores color rosa y blanco, pero la fiesta seria en un gran salón. 

Caminó hasta llegar a la puerta y tocó unas veces, una voz preguntó quién era y el respondió, después lo dejaron pasar y se dio cuenta que estaba el padrino de Ariel, quien había sido su mejor amigo desde la secundaria y otros más que no reconoció, todos estaban tomando cervezas menos Ariel. 

-¡Damián!- el mayor se apresuró hasta llegar junto a él y lo abrazó, estaba preocupado que el menor le guardar rencor por su última conversación pero una onda de alivio atravesó su cuerpo al ver que recibía su abrazo. 

-¿Nervioso? 

-No tienes idea- sonrió, el moreno le devolvió igualmente la sonrisa. 

-¡Un brindis por el novio!- dijo el padrino alzando su botella de cerveza, los demás hombres de la habitación lo siguieron y alzaron sus botellas mientras celebraban.  

 

Se escuchaba la banda instrumental tocar la armoniosa canción de bodas, Damián se encontraba en la primera fila junto a su madre y padre quienes veían orgullosos a su hijo de pie esperando a la novia. En un instante todos voltearon hacia atrás dando bienvenida a la futura esposa, traiga consigo un vestido de encaje con corte de sirena, por el estilo Damián dedujo que a su madre no le gustaba y preferiría un estilo más clásico. 

Damián no era cursi ni sensible con respecto a las bodas, le daba igual, incluso llegaba a pensar que toda la ceremonia no servía para nada y terminarían en tres años. Si, por lo general era así pero había varios factores que cambiaban su opinión ahora.  

Primero, era la boda de su hermano y se sentía feliz por él. 

Y segundo, ver a una pareja enamorada y disfrutar sus momentos juntos lo hacían recordar que él estaba enamorado. 

Cuando la ceremonia terminó los invitados entraron al gran salón, los meseros iban de arriba para abajo llevando comido y vino blanco. En su mesa estaba Sebastián, sus tías y tíos,  y unos primos pequeños mientras que al frente estaba la gran mesa donde se encontraban ahora los esposos y sus padres a los lados.  

-Amo las bodas- murmuró Sebastián con su copa de vino a medio tomar. 

Damián pensó: “¿Algún día tendré esa oportunidad? ¿Casarme con alguien a quien amo? 

Bufó, ni siquiera podría traer a su novio a una boda sin que su madre se volviera una loca. 

Ariel se levantó de su asiento y con una copa de champán alzó su mano levemente para hacer el brindis. 

-Primero quiero decirles a todos, muchas gracias por venir. Me alegro que se encuentren conmigo y mi esposa en este día tan especial,- sonrió al referirse a su “esposa”- quisiera decir unas palabras, Rachel- se dirigió a ella cariñosamente- la primera vez que te vi nunca me imaginé que terminaría perdidamente enamorado de ti. Somos tan diferentes que nunca creí que congeniáramos, pero sorprendentemente me di cuenta que esas diferencia es lo que hace que funcionemos. 

Damián prestó mucha atención al discurso de su hermano, Ariel prosiguió después de una pausa: 

-Tú me llenas de nuevas emociones y me haces querer vivir cosas que nunca creí que me interesarían, sacas lo mejor de mí. Te amo. 

Todos aplaudieron al finalizar aquellas palabras Rachel susurró un “te amo” a Ariel y se acercaron para darse un tierno beso. 

Las palabras de su hermano quedaron flotando en su mente “sacas lo mejor de mí” “Somos tan diferentes que nunca creí que congeniáramos” “Te amo” 

-¿Qué te pasa?- le preguntó Sebastián al mirarlo tan absorto. 

Damián lo miro con determinación y se inclinó más hacia el mayor para decirle unas palabras en el oído. 

 

 

 

Eric se encontraba jugando videojuegos, el día ya había oscurecido, tenía a todo volumen sus audífonos por eso no escuchó la puerta de su habitación ser tocadas repetidas veces. Fue un golpe a su puerta más fuerte que lo sacó de su mundo. Se levantó y abrió la puerta para encontrarse con su madre. 

-Te buscan- le dijo mientras señalaba con sus ojos la sala. 

Eric se extrañó y con paso lento se dirigió a la sala, cuando llegó quedó estático, abrió sus ojos como platos y tartamudeó. 

-¿Q-que haces aquí? 

Ahí estaba Damián, con su traje sentado en el sofá mientras tenía las manos enlazadas entre si esperando por él y al ver la reacción de Eric sonrió dulcemente. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado y por favor comenten! <3


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