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Amante inocente por Haruka Eastwood

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  Título:  Amante inocente

Resumen: Él y solo él era la persona que tanto había buscado…
Categoría: Naruto
Clasificación: Mayores de 16 años
Género: AU. Romance. Drama.
Advertencia:  Lemon. Mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♠ o0O0o * ~
Amante inocente

Capítulo 27: Inefable

Sufrió un ataque al corazón segundos después de concluir el trasplante. Seguían repitiéndose las palabras de Orochimaru en su mente de forma constante. Sasuke simplemente se negaba a poder creer lo que había pasado, mientras contemplaba la lápida frente a él de una forma distante, sujetando con fuerza una rosa blanca.

—Naruto… —murmuró en cuanto escuchó los pasos en su dirección—, él…

—Lo sé —Minato apoyo su mano en el hombro de Sasuke—. Nadie se lo esperaba pese a que era una posibilidad.

Vio al Uchiha asentir de forma lenta, siendo sinceros, él tampoco esperaba que las cosas terminaran así. Estaba en una especie de negación desde que Orochimaru les informó, sin embargo tampoco sentía deseos de llorar, por lo que centró de nuevo su vista en la lápida, leyendo cuidadosamente el nombre.

En memoria de Jiraiya Namikaze…

Si bien, su padre era un hombre sano, lo cierto es que también era alguien mayor, alguien que anhelaba redimirse y quizá llevar una vida tranquila al lado de su familia antes de que fuera demasiado tarde. Lo peor de todo es que incluso siendo su padre no sentía más que incredulidad tras su muerte, era cierto que fue el causante de la muerte de su madre e incluso Kushina, pero había aprendido a perdonar, aun así, ¿era un mal hijo por no llorarle?

—¿Qué haces aquí?

Aquella pregunta dicha de forma brusca, llamó su atención, volteando a ver que Sasuke fulminaba con la mirada a un varón de cabello negro y expresión cansada. Recordaba haberlo visto por los pasillos de la mansión Namikaze cuando fue a pedirle ayuda para su niño, y si mal no recordaba era su abogado… o tal vez asistente, la verdad le daba igual.

—Trabajabas para mi padre, ¿cierto? —interrumpió tratando de sonar casual.

—Así es —se rascó la nuca con fastidio—. Recibí una llamada en la madrugada por parte del hospital. Solo pretendía dejar mis respetos, aunque no esperaba encontrar a alguien aquí, por eso vine tan tarde.

—Entiendo, no te preocupes —sonrió levemente, apartándose un poco y llevando consigo a un malhumorado Sasuke—. No pensé que lo conocieras.

—No lo conozco —farfulló—. Es un exnovio de Naruto. Cuando llegamos a Kumo nos lo topamos y se atrevió a besar al dobe.

Minato se quedó en silenció, era consciente de que Sasuke sabía del pasado de su niño y aun así había decidido permanecer a su lado, por lo que silenciosamente le agradeció, posando una mano en su cabeza. Y es que ya no había chicos tan nobles y atentos como él, chicos que supieran valorar los sentimientos antes de todo, por lo que podía estar tranquilo sabiendo que Naruto estaba con alguien que realmente lo amaba.

—Será mejor que nos vayamos.

—Hn, como sea.

—Shikamaru, maldito vago, muévete —repentinamente, un varón pelirrojo bastante molesto se acercó hasta el Nara—. Solo a ti se te ocurre venir a las seis de la tarde al cementerio para ofrecer respetos.

—Eres muy problemático, Sasori. Además, ya termine.

—El problemático aquí eres tú.

—Mmm ¿y eso?

—Sé que no lo has olvidado —se cruzó de brazos con expresión intimidante—. Aún tenemos que contactar al hijo del señor Jiraiya, el niño caprichitos.

—Sasori…

—No entiendo porque los hijos de los ricos son tan odiosos, afortunadamente solo es un heredero, o de lo contrario todos sus hijos nos hubiesen estado acosando como los malditos buitres que son, aunque no dudo de que él sea igual, tal vez solo estaba esperando que el señor Jiraiya se muriera.

—Sasori —suspiró rendido, viendo a unos cuantos metros a Minato y al otro chico que parecía querer matarlo con la mirada—. El día en que tenías que permanecer callado decides hablar.

—¿Qué? —Repentinamente fue tomado de los hombros por Shikamaru y girado sobre su propio eje, viendo la expresión incrédula del niño caprichitos—. Mierda, ¿por qué no me detuviste?

—Lo intente —se encogió de hombros, ahora tenían que disculparse… negó con la cabeza y pensó en que su problemático día aún no acababa.

•••

Mikoto suspiró, recargándose levemente sobre el vidrio para poder ver a Naruto, quien permanecía dormido, conectado a varias maquinas y con una enorme mascarilla de oxígeno, haciéndolo ver aun más frágil.  En esos momentos todo lo que deseaba era poder entrar a aquella habitación, sentarse junto al doncel y sujetar su mano con fuerza.

Según Orochimaru, tardaría un poco en despertar, pero cuando lo hiciera, deberá estar solo y completamente aislado en un ambiente estéril, tristemente ningún familiar podía entrar, a excepción del propio Orochimaru,  Minato y la enfermera a cargo de su cuidado, ya que su sistema inmune estaba fallando y podría enfermar o contraer una infección, lo que en su caso sería mortal.

—Mujer, debes ir a descansar.

—Pronto despertara, no puedo marcharme y dejarlo solo —susurró dejándose abrazar por Fugaku—. Y Sasu acompañó a Minato al cementerio.

—En ese caso nos iremos al hotel en cuanto él llegue.

—Si… —susurró volviendo a posar su mirada en el vidrió—. Cariño…

—Dime.

—¿Crees que…?

—Hay que tener fe, mujer. Naruto y nuestro nieto estarán bien.

•••

—Y bien.

Minato se mostró impaciente, debía regresar cuando antes al hospital y ver el estado de su niño, afortunadamente Sasuke se había adelantado, aun así su impaciencia crecía a cada segundo, contemplando a ambos varones con un rostro serio. Lo cierto es que no le interesaba en lo más mínimo la fortuna de su padre, sin embargo se lo debía, así que suspiró esperando a que cualquiera de ese par se dignara a hablar.

—Señor Namikaze —comenzó Shikamaru—, sé que tiene prisa por lo que seremos breves. En el testamento de su padre figuran dos herederos, uno es usted, pero el otro…

—Es su hijo Naruto —completó Sasori—, sin embargo tenemos la estricta orden de leerlo solamente con su presencia.

—¿Mi padre le heredo a Naruto?

—Así es.

Tras varios minutos, en donde Minato escucho atentamente todas las formalidades, no pudo evitar asombrarse al saber que su padre le había dejado toda su fortuna a Naruto, junto a dos casas —mansiones—, la primera estaba ahí, en Kumogakure, a quince minutos en auto de la mansión Namikaze y la segunda en Konoha, justo en el centro de la zona más prestigiosa, mientras que con él, se tomó la molestia de poner el resto de propiedades y empresas a su nombre.

Siendo sincero, no necesitaba nada, y para él hubiese dado lo mismo si Jiraiya dejaba su fortuna a un socio o simplemente lo donaba. Sabía que las acciones de aquel hombre muchas veces eran inentendibles, por lo que se mantuvo al margen de todo, marchándose directo al hospital en cuanto concluyó aquella improvisada reunión, pensando en que ya tendría tiempo de decirle a su retoño todo.

•••

Naruto había tardado más tiempo del esperado en despertar, pero Orochimaru no paraba de asegurarle a Sasuke que era normal. Su cuerpo estaba más débil, pero tanto Menma como su pequeño doncel estarían mejor muy pronto, aunque solo si su cuerpo aceptaba el trasplante.

—Deseo estar con él… pero y sí…

—Sasuke, no tienes nada de qué preocuparte —sonrió de forma condescendiente—. Naruto está en un ambiente esterilizado, y he hecho que tomes las medidas necesarias para que puedas entrar.

—De acuerdo.

Suspiró entrando a la habitación, observando la mirada cansada de su doncel, quien pese a todo, le regalo una pequeña sonrisa forzada. Y lo entendía, Minato había entrado una hora antes, hablo con él de forma alegre, pero cuando Naruto preguntó por su abuelo, simplemente no pudo mentirle. No sería justo para ninguno de los dos, entonces paso lo que tanto temían, su doncel se culpó por la muerte de Jiraiya.

—Naru, cariño…

—Sasu… —susurró con voz ahogada.

En cuestión de segundos sus ojos se inundaron en lágrimas, ni siquiera fue necesario que dijera algo más, Sasuke lo entendió perfectamente por lo que se acercó sentándose en la orilla de la cama, abrazándolo delicadamente mientras acariciaba su cabello y susurraba con voz suave que nada de lo que ocurrió había sido su culpa, que las cosas simplemente pasaban y teníamos que afrontarlas de la mejor manera posible.

Después de todo, para Minato y Sasuke, no existía duda alguna, que dentro del retorcido mundo de Jiraiya Namikaze, este verdaderamente amaba a su nieto y deseaba que tuviera una vida plena y feliz, que no se dejara influenciar ni consumir por las ambiciones. Que escuchara razones pero sobre todo, que no cometiera sus mismos errores, cegándose en que su decisión era lo mejor y absoluta.

—No lo conocía mucho, Naru —Sasuke titubeó, definitivamente, dar consuelo no era lo suyo—, pero estoy seguro que él no querría verte llorar, porque todo lo que hizo fue por ti, mejor hay que agradecerle y vivir la vida al máximo, ¿qué dices?

Naruto asintió cerrando los ojos y suspirando al sentir el reconfortante calor de Sasuke rodeando su cuerpo, actuando como un bálsamo y tranquilizándolo hasta que cerró los ojos y se permitió recordar, pensando en el secreto que tenía con su abuelo Jiraiya, un hombre completamente diferente al que su padre describió, amable, risueño y demasiado arrepentido.

Al principio fue toda una sorpresa y se mostró renuente a hablar con él, sin embargo, Jiraiya asistió cada día del último mes a las seis de la mañana y se marchaba con el mismo silencio en el que llegaba a las siete en punto, jamás llegó un minuto tarde y nunca se quedaba más allá de esa hora extrañamente pactada, pero no fue hasta una semana después en que Naruto lo entendió.

Sasuke llegaba todos los días a las nueve de la mañana y se iba a las ocho de la noche, debido a que tenía un permiso especial que le había entregado Orochimaru, porque si fuera por él, estaría las veinticuatro horas del día al lado de su adoración rubia. Por otra parte, Orochi —un mote cariñoso dado por Naruto—, entraba todos los días a su habitación a las siete con quince minutos, con el fin de hacerle su chequeó diario. Finalmente estaba Minato, quien no tenía un día fijo para visitarlo, pero siempre que iba, llegaba minutos después de que Sasuke se marchara.

Era tan fácil como decir que su abuelo no quería toparse con nadie. Y en aquella pequeña hora, Naruto le escuchaba atentamente, incluso llegó a conocer la historia de principio a fin que relataba el gran amor que vivió con su abuela Tsunade. Una mujer extraordinaria, imparable y cuya belleza e inteligencia lo cautivó, incluso lloró con él cuando conoció la verdad tras su muerte.

Sí, Tsunade lo había engañado y tal vez era consciente de que se lo merecía, pero ni así su amor disminuyo. Jamás quiso lastimarla y todo lo que anhelaba era compartir una larga vejes, pero si ese no era su deseo, lo aceptaría. Llegó a pensar que si para ello era necesaria la ayuda de Orochimaru, él cedería con tal de verla bien, pero entonces ella había sonreído, lo besó y exclamó que estaba muy cansada, que tal vez con el tratamiento viviría varios años, pero eso solo significaba estar encadenada a una cama, sufriendo con los intensos dolores que la supuesta cura traería. Y fue egoísta porque se rindió y Jiraiya lo aceptó. 

Cedió a su capricho y durante un año la vio marchitarse, para al final sostenerla entre sus brazos, escuchando un suave te amo y un innecesario gracias.

Pero con Kushina y Minato la historia fue diferente, admitía que sí, se había comportado como él monstruo que su hijo creía que era. Le negó su ayuda creyendo erróneamente que el regalo que ella le confió, merecía estar con alguien mejor en vez de esa mujer y que tras sus constantes negativas, Minato recapacitaría y volvería a casa tomando él lugar que le correspondía, pero evidentemente se equivocó y en parte se alegraba por ello, ya que aquella unión trajo consigo a Naruto.

Pero ahora no sabía como disculparse y pedir perdón, y su último error había sido obligar a Minato a casarse con Gaara cuando era consciente de su relación con Itachi, tal vez el haberlo descubierto por accidente le hizo actuar nuevamente por impulso, no lo sabía pero él daño estaba hecho.

Finalmente y entre sueños, Naruto recordó la última conversación.

—Eres alguien muy valiente, hijo.

—Claro que no —intentó sonreír—. Tengo miedo ttebayo.

—No tienes porque tenerlo —palmeó su cabeza—. Pronto recibirás un trasplante y mi bisnieto y tu tendrán una larga vida, no importa que.

—Orochi dijo que era difícil encontrar un donador.

—Para eso tienes a tu abuelo, mocoso, tu déjamelo a mí, solo prométeme una cosa —lo vio a los ojos antes de abrazarlo con ternura—. Que serás muy feliz y vivirás tu vida al máximo, pero sobre todo, que no te arrepentirás de tus decisiones…

—Solo si tu también me prometes algo.

—Eres buen negociador —sonrió—. Eso me agrada, así que dime.

—Te lo prometo, pero tienes que decirles la verdad a papá y a Orochi, sé que ellos lo entenderán.

—Me parece justó —murmuró apretándolo más entre sus brazos—.Naru…

—Dime…

—¿Sabes que te adoro y que siempre voy a estar contigo?

—Lo sé ttebayo, es porque soy muy lindo.

En ese momento bromeó escuchando la risa de Jiraiya, ignorante de que aquello tal vez era una despedida, aunque también significo un nuevo comienzo, ya que sin importar nada, él cumpliría su promesa.

~ * o0O0o ♠ o0O0o * ~
Continuará

Notas finales:

Hola! Como ya se habran dado cuenta, no me he tardado en actualizar >:) sin embargo, solo me he podido centrar en esta historia, así que si alguien lee algun otro proyecto mio, no piense que lo he abandonado, de hecho cuando concluya este me centraré en los demas muajaja

Y lo más super importante, realmente leo sus comentarios y los amo con todo mi kokoro, así que quiero agradecerle  Hikari, Mino, Maria-sama, naruf, Martina, girlutena, todos los aninimos y uff, a todos por seguir apoyando esto y quiero que sepan que a pesar de no contestaros, se los agradezco y aprecio el enorme esfuerzo que hacen por dedicarme unas palabras. 

Los amodoro y espero estar actualizando pronto, por el momento me despido y les deseo un lindo día. 

Haruka Eastwood :*


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