Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

2Fast, 2Beautiful por urumelii

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ya volví, vieron que hubo doble actu???? 

 

ya em estoy poniendo las pilas otra vez >.< 

le srecuerdo que me pueden entonctrar en wattpad como sugarmeli y así 

 

los amo y dejen review, lo gracioso es que el principio de este capitulo lo tengo escrito desde marzo ._.

 

espero les guste

 

 Sakito 


 


Bajé de mi Alfa Romeo con paso decidido, no es muy normal que un fiscal con mi sueldo pueda tener un carro así pero yo tenía muchos millones en el banco. Y no, no me importaba presumir que los tenía, los gané con mi trabajo y con el de nadie más. Lo mejor, no había tenido que acostarme con nadie. 


 


Esperaba que el café hiciera efecto en mi cuerpo o al menos la bebida energetizante que había agregado a mi desayuno, no había podido dormir en toda la noche. Cada que Shou no llegaba a la casa ocurría lo mismo, pasaba la noche en vela esperando su regreso, no era la primera vez pero ya no estaba seguro cuánto tiempo podía seguir aguantando una relación así. 


 


Pero de nuevo, era todo lo que conocía como una relación, al menos era la más sana que había tenido en mi vida y últimamente parecía estarse yendo directo al desastre. Me preguntaba si esta vez también era mi culpa o solo me gustaba hacerme la víctima pensando que Shou había perdido la razón en algún momento de estos años. Para una relación se necesitan dos ¿no? ¿qué era lo que estaba haciendo mal entonces? 


 


Suspiré una última vez cuando vi el horrendo auto de Reita estacionarse frente a mí, era extraño estar en ese vecindario. No había estado ahí desde que tenía dieciséis años, en la fachada de la casa de los Shiroyama. 


 


Reita por fin bajó, tenía puesto ese ridículo traje de detective que consistía en pantalones de traje, camisa, corbata y chamarra de piel; sin tomar en cuenta los lentes oscuros de aviador ¿por qué todos los detectives se visten igual? La misma corbata negra junto a la que colgaba su placa de la policía de Japón. Caminaba con ese aire pretencioso que nos deberían dejar a los integrantes de la ley, pero ¿quién soy yo para opinar del vestuario del rubio? Tal vez podría hablar con Kai. 


 


Se quitó los lentes al verme - no tenías que venir - me dijo bostezando ligeramente. 


 


Alcé los hombros quitándole un poco de importancia, cuando en realidad sentía bastantes nervios. Construyes tu vida sobre algo que tu crees que es cierto y de repente parece que todo lo que creías era una mentira, para este punto no sé si me refiero a la muerte de los hermanos o mi propia vida - creo que puedo ser de ayuda, es de lo familiar, después de todo y - tomé aire - yo también quiero saber qué es lo que está pasando - dije mirando la puerta. 


 


-¿qué haremos si están vivos? - dejó la pregunta al aire, como si tuviera miedo a ser contestada. 


 


Tal vez por eso no me atreví a hacerlo. 


 


Caminamos juntos por el jardín, recordando un poco, ahí era donde el carro de Shiroyama siempre estaba estacionado. Reita fue quien tocó a la puerta, con una mano temblorosa que trató de ocultar y para mi incomodad, noté. 


 


Tuvo que tocar otras dos veces antes de que alguien atendiera. La única vez que había visto a la señora Shiroyama fue en el funeral, antes de todo el alboroto con la mafia yo no había sido muy cercano a los hermanos, al contrario, Aoi y yo habíamos tenido nuestros problemas dentro de las carreras clandestinas y sobretodo por Shou. Pero eso era todo, no pasamos a ser amigos hasta que el destino de forma muy cruel nos unió en el mismo juego maligno. 


 


La señora Shiroyama lucía mucho como Aoi, al menos como yo lo recordaba, tenía el mismo color de ojos y el cabello negro que ahora era adornado por algunas canas, pero los dos poseían esa extraña mirada insolente. Y la sonrisa sarcástica hacia un lado. 


 


-y yo me preguntaba cuánto tiempo pasaría antes de que ustedes se presentaran ante mi puerta - dijo sólo asomada. 


 


Reita puso las manos en la cintura, tratando de regresar el mismo gesto insolente, ya no éramos unos niños asustados por sus padres - no sé lo que está pensando señora pero venimos por parte de una investigación policial y queremos hacerle algunas preguntas- mostró su placa. 


 


-como han pasado los años - contestó la mujer abriendo la puerta y permitiendo la entrada a su casa. 


 


No era como la imaginaba, parecía detenida en el tiempo, como salida de un cuento de mi adolescencia. Nos condujo a la sala y se sentó frente a nosotros en un sillón individual, mientras Reita y yo nos sentamos juntos en un sillón para dos. 


 


-perdón, pero no tengo té. No esperaba visitas - dijo mirando su falda. 


 


Reita se aclaró la garganta ignorando el comportamiento de la señora Shiroyama - recibimos un informe de exhumación de Yuu y Kouyou - se miraron fijamente y juro que el ambiente se tensó de repente - el ADN de los cuerpos no concordaba con ellos si no con dos personas desaparecidas al mismo tiempo que sus hijos - se notaba que le tomaba un esfuerzo descomunal ser imparcial y estar tranquilo. 


 


La señora asintió. 


 


-¿por qué mandó exhumar los cuerpos de sus hijos? - preguntó con suma cautela. 


 


La señora se revolvió en su asiento - la madre de mi esposo falleció, en su testamento pedía la exhumación para heredar sus propiedades. Mi antigua suegra estaba convencida que uno de mis dos hijos, no llevaba la sangre de los Shiroyama - sonrió amargamente - ni mi ex-marido ni yo estábamos de acuerdo pero la anciana lo exigió - explicó. 


 


Parpadeé varias veces tratando de encontrar sentido a lo que acababa de decir, si ellos no eran hermanos….¿serían libres? 


 


-ya veo - dijo Reita con una “poker face” admirable - eso quiere decir que sus hijos se convierten en los desaparecidos y eso es lo que estamos investigando. A menos claro está, que sepa donde se encuentran - se miraron por largo tiempo. 


 


Hasta que finalmente Shiroyama sonrió - ¿eso no lo deberías saber mejor tú que yo? - fue una burla.


 


-sus hijos desaparecieron hace ocho años y usted luce muy calmada, creo que la pregunta es necesaria - Reita respondió con un deje de enojo en la voz e insinuando algo que a la señora no le gustó para nada. 


 


-yo no le hice nada a mis hijos, supongo que huyeron por la abominación que estaban cometiendo - se levantó de golpe. 


 


Sonreí - pero si no son hermanos, no es un crimen - dije de inmediato y para el horror de la señora. 


 


Su atención se dirigió hacia mi pero no respondió nada. 


 


-están vivos y están en Tokio, pero ninguno de los dos quiso saber de mi - miró hacia la ventana de la sala. 


 


Sentí una cubeta da de agua helada caer en mi espalda, una cosa era pensar que lo estaban y otra cosa es que lo estuvieran y además viviendo en Tokio. 


 


-creo que si quisieran verlos, los hubieran buscado ¿no creen? - nos preguntó. 


 


Reita se levantó por fin - eso es irrelevante - parecía no estar pensando o sintiendo nada pero lo conocía bastante bien para saber que una batalla interna se estaba librando detrás de sus ojos - para poder cerrar la investigación tengo que ponerme en contacto con ellos y asegurarme que están bien. Si quieren o no vernos ya no es nuestro problema - pareció bastante honesto en su enunciado - si tiene algún dato de donde podemos encontrarlos, se lo agradeceríamos - reiteró con voz calmada. 


 


-vinieron a verme hace unos días, no sé donde viven, pero sé que Yuu trabaja en una cadena de hoteles, así fue como los encontré - nos dio la tarjeta del hotel. Caminamos hacia la puerta sin decir nada más. Nos abrió y salimos apresurados - si se hacen la prueba de ADN…- comenzó cuando estábamos a mitad del jardín, al girarnos la puerta ya estaba cerrada. 


 


Reita caminó bastante rápido hacia su auto. 


 


-espera, ¿qué haces? - le pregunté alcanzándolo mientras abría la puerta. 


 


Se detuvo antes de entrar - vamos al hotel, ¿qué parece que hago? - se le quebró la voz, lo que en verdad estaba sintiendo estaba saliendo a la luz - voy a ir a cerrar el caso y después romperle la cara a Aoi - cerró los puños.


 


-escucha, entiendo que estés enojado pero no creo que sea la mejor manera de abordar esto…es decir, apenas nos enteramos, no sabemos…


 


El rubio negó - no entiendes, ese día perdí un hermano. No sabes los días que me culpé por lo mismo. Sentí que no le había dado suficiente ayuda, que estaba mas concentrado en Gackt y en Mana que en ellos. Creí que si las cosas las hubiera hecho diferentes, las cosas no hubieran salido así. Hasta hace unos días todavía pensaba que era mi culpa que estuvieran muertos - explicó viendo al interior del auto - me reproché no haberme ido con ellos, asegurarme que estuvieran bien. En cambio Aoi nos engañó, ocho años. - pegó el puño contra el toldo del auto. 


 


Me mordí el labio - te entiendo, pero también lo entiendo a él. Su relación con Kouyou…


 


-y eso ¿qué? - se giró a verme - nosotros no lo juzgamos, nosotros lo ayudamos y él nos engañó - con esto se subió al auto, bajó la ventana - ¿vas a venir? - preguntó secamente. 


 


Giré los ojos - esto no va a salir bien, te sigo en mi auto - señalé el Alfa Romeo C4 con la cabeza. 


 


Reita asintió y subió el vidrio mirando fijamente hacia el frente. 


 


Hacía mucho tiempo que no veía a Reita manejar así, de forma tan precisa. Me pregunté si tenía que ver con lo enojado que estaba o simplemente era las mismas sombras del pasado las que nos estaban alcanzando de alguna forma u otro. No era que de repente fuera a sentirme como de diecisiete otra vez, pero estar en esa casa me recordó lo que era sentirme así. 


 


Suspiré pensando en todo lo que había pasado desde entonces, el haber dejado mis relaciones con hombres mayores que me daban dinero a cambio de sexo, la única manera de pagar mi vida y aspirar a algo mejor, de la única forma que había logrado sobrevivir hasta ese momento. Hasta antes de Shou. 


 


Pensé en mi madre, seguía sin tener muchas noticias de ella, pero estar en el sistema judicial hacía que me fuera mas fácil seguirle el rastro. De vez en cuando le mandaba dinero, por compasión, pero terminaba por gastárselo en drogas o en relaciones sin futuro. A veces llegaba a pensar que a Alice, mi madre, le gustaba ese tipo de vida sin darse cuenta el hoyo en el que estaba metida. Lo cual me aterrorizaba aún más, yo no quería ser así, pero me rehusaba a pensar que mi vida con Shou fuera dañina. 


 


De acuerdo, lo sabía, sabía que se iba con prostitutas en algunas noches, sabía que bebía de más, y que había algo que lo estaba atormentando, y que no quería hablarme de eso. Sin embargo, me daba miedo preguntárselo, volver a caer en ese terrible abismo de odiarnos al uno al otro, por mi culpa. 


 


Podía entender perfectamente a Reita cuando dijo que se sentía culpable de la muerte de los Shiroyama, de cierta forma yo me sentía culpable del declive de Shou, me sentía incapaz, ademas de sacarlo de ahí. Por eso ya no le recriminaba que se fuera con alguien más, solo hacía como que estábamos bien, hasta que alguno de los dos estallaba en ira por una nimiedad. Lo peor, por fuera podíamos ser la pareja perfecta si queríamos, ninguno de nuestros amigos sabía realmente lo que estaba pasando con nosotros. Tenía la esperanza que con la llegada de Nao, mi novio por fin se abriera a hablar con alguien, sin embargo ¿qué tanto podría hacer? Y sobretodo, ¿sería capaz de entender a lo que se había reducido nuestra relación? 


 


Dimos una  vuelta, tal vez un poco más rápido de lo normal sobre una gran avenida que conducía a Shibuya, algo irónico que Aoi trabajara en uno de los sectores más transitados de Tokio, entre tanta gente jamás nos lo encontraríamos o sería una remota posibilidad. No había sido tonto al ocultarse de nosotros. Aunque las preguntas de por qué lo había hecho me seguían invadiendo, ¿qué era tan malo que no podían decirnos que estaban vivos? Más aún cuando cumplimos la mayoría de edad, no serían perseguidos, ni juzgados por nosotros. 


 


Estacionamos en una esquina del hotel al que nos dirigíamos, me costó un poco de trabajo mantenerme al paso de Reita. El hotel era grandísimo, y de lujo sin lugar a dudas, no podía imaginar a alguien como Shiroyama trabajando en un edificio así. Sin embargo cuando el rubio paró en seco mirando hacia adentro a través de las grandes puertas giratorias de cristal, tuve una gran visión. 


 


Ahí a menos de cinco metros se encontraba Yuu Shiroyama. Sentí palidecer, era como ver a un fantasma, de carne y hueso. Ya no era el mismo chico que mantenía en mis recuerdos, ya era todo un hombre, supuse que lo mismo pasaba con nosotros. Su cabello seguía siendo tan negro como la noche, pero lo llevaba mas corto, por razones obvias, la perforación en su labio había desaparecido. Estaba usando un traje que no se veía barato, se encontraba detrás del mostrador sonriéndole ampliamente a dos huéspedes con grandes maletas. Se movía con soltura, y no estaba vestido igual que los demás, su rango debía ser mayor. 


 


De alguna forma lucía más alto, tal vez era porque había olvidado su estatura al pasar el tiempo. Sus ojos oscuros y la mirada insolente permanecían en su rostro, pero si alguien me hubiera dicho que ese chico solía ser el mejor piloto de carreras clandestinas de Tokio, jamás se los hubiera creído. 


 


-¿No vamos a entrar? - le pregunté finalmente al detective que parecía congelado en el pavimento. 


 


-pensé en entrar directamente y romperle la cara - contestó apretando los puños con fuerza - pero ya no tengo dieciocho años - bufó con ironía - no se vería bien que un policía entre a un hotel cinco estrellas y arme un escándalo. 


 


Ladeé la cabeza - hasta te hace extrañar esos tiempos cuando éramos así de impulsivos - me reí un poco. 


 


Nos colocamos en el punto ciego de la entrada, de esa forma nosotros teníamos una clara visibilidad del mostrador, pero nadie de adentro notaría nuestra presencia. Era un truco bien conocido por policías, aunque yo no lo era, acostumbraba bastante a salir con ellos en algunos de mis casos. Nunca se sabía cuando podía ser necesario. 


 


Reita suspiró - ya comprobé que sigue vivo, en teoría tendría que entrar y hacerle preguntas. Preguntar por Kouyou - no me miró ni por un segundo, seguía mirando a Aoi, tal vez sentía que si se distraía, el chico desaparecería como un mero espejismo provocado por las ganas de que estuviera vivo. 


 


El sonido de un celular nos distrajo de pronto. El aparato dentro del pantalón de Reita sonaba sin cesar. El rubio lo sacó con mirada extrañada - es raro que mi jefe me hable  a estas horas, - contestó - Suzuki - lo puso en altavoz. 


 


-Akira, ¿dónde estás? - la voz de un hombre viejo sonó del otro lado. Su voz rasposa sonaba enojada. 


 


-Investigando mi caso de los Shiroyama - contestó como si fuera obvio. 


 


Hubo mucho ruido de fondo parecían estar moviendo papeles. 


 


-Tengo que sacarte del caso - dijo con molestia. 


 


Reita abrió mucho sus diminutos ojos - ¿por qué? - reclamó de inmediato. 


 


-Llegaron los resultados de los chicos desaparecidos, al parecer eran integrantes de una banda de mafiosos muy importante de hace algunos años ¿Por qué no me dijiste que tenías implicaciones personales en este caso? - pareció recordar de pronto su enojo. 


 


El rubio no supo qué decir. 


 


-no lo creí relevante, que haya conocido a los Shiroyama no influye en como trate este caso


 


-Debiste decírmelo


 


-No es suficiente para que me saque del caso, conozco las reglas


 


-No entiendes. La banda a la que los chicos pertenecían, era una banda de narcotraficantes liderada por Gackt y su complice, y compañero Mana - hubo un momento de silencio - pero eso tu ya lo sabías ¿verdad? Nunca me dijiste que tu fuiste un testigo importante en su caso


 


Nos miramos sin poder creerlo. 


 


-Aún así, con todo respeto señor, no es suficiente para que…


 


-Suzuki, - lo interrumpió - anoche nos llegó un reporte de la penitenciaria - tomó aire - Mana ha escapado. ¿Entiendes por qué tengo que sacarte del caso? 


 


Después de este enunciado fue como si todo a nuestro alrededor se hubiera congelado, para mi al menos, el tiempo dejó de pasar. No era capaz de registrar a la gente que caminaba a nuestro lado, los sonidos de los autos en la avenida, incluso por un momento olvidé por qué estábamos ahí. Imágenes, una y otra vez de aquella mansión en Yokohama se venían a mi mente. 


 


Esta vez recordé lo que era tener diecisiete años, sentirse minúsculo e impotente. Encerrado y acorralado, sin poder pedirle ayuda a nadie. Recordé estar en esa gran habitación con dosel, el miedo que sentía cuando logré drogar a Mana para darle una oportunidad a mis amigos para rescatar al menor de los Shiroyama. El sonido de los disparos, ese horrible tronido de disparos. No había querido aceptarlo, pero soñé con esos sonidos tiempo después de haber salido de aquella pesadilla. 


 


El juicio. Ahora estaba acostumbrado a entrar a un tribunal, por mas gran de o chico que fuera, ya no me sentía intimidado, pero aquella vez, recuerdo que temblaba de ver a Shou en el estrado. De ver a Mana tan cerca de nosotros, de sentir que en cualquier momento podría matarnos por haberlo desafiado y matado a Gackt. 


 


-¡Suzuki! - la voz del jefe me despertó de esas horribles sensaciones, estaba seguro que Reita estaba en las mismas que yo, podía ver las perlas que ahora adornaban su frente. Él había testificado contra Mana después de todo - ¿por qué no te tomas unos días? 


 


Reita negó aunque su jefe no podía verlo - Hiroto y Saga…-fue todo lo que dijo, su instinto de policía estaba actuando - el ataque a la galería, no fue coincidencia. Ruki en el aeropuerto… - habló rápidamente. 


 


-¿de qué hablas? - preguntó el jefe.


 


-Está tras nosotros - dijo Reita con fuerza - todos corremos peligro


 


-En serio Suzuki, tomate unos días, pondré a otros a cargo de la investigación. Te puedo asegurar que tanto tu como - revolvió más papeles - Takamasa Kohara, estarán a salvo


 


Reita volvió a negar - no somos los únicos involucrados, solo nosotros declaramos pero…


 


-Nada nos asegura que Mana vaya detrás de ustedes, por favor, te pido que recuerdes que eres miembro de la Unidad de Policía de Tokio, - dijo su jefe con suma calma - sabes cuales son nuestros procedimientos y protocolos, sabes que no dejaremos que los toquen. Te pido que dejes que homicidios y narcoticos hagan su trabajo. No te quiero ver en la estación hasta la próxima semana - colgó después de eso. 


 


Mi corazón latía muy rápido, aquel hombre no tenía idea de lo que estaba hablando. Él no había estado ahí, en la mansión, no había corrido el peligro que nosotros; no había sufrido ese miedo por las noches de que alguien viniera matarte. 


 


-Tendríamos que decirle - dijo Reita mirando de nuevo hacia el lobby. 


 


Negué - si nosotros creímos que estaban muertos probablemente también Mana, si nos acercamos ahora, es probable que los volvamos a meter en esto; tal vez por eso nunca nos buscaron - dije con cierta amargura. 


 


-pero si nos enteramos, Mana podría hacerlo - se mordió el labio debatiéndose qué hacer. 


 


-sabes que ya no tenemos nada que hacer aquí - le puse la mano en el hombro. Justo en ese momento me cayó una realización como una cubeta de agua fría. - Shou - dije sacando el celular, no había llegado a dormir anoche, lo adjudiqué a sus salidas de siempre, pero no era normal que no se hubiera comunicado conmigo ya, pidiendo perdón aunque sea en un mensaje. 


 


Reita me miró sin entender, mientras yo marcaba su numero, el cual me mandó directo al buzón. Lo intenté una y otra vez, sin respuesta, marqué el numero de nuestra casa pero no hubo respuesta, el pánico comenzó a apoderarse de mi. Las manos me temblaban. 


 


-¡Sakito! - Reita me tomó por los brazos haciéndome caer en cuenta que estaba teniendo un ataque de pánico - ¿Me puedes explicar qué te pasa? 


 


-Shou no llegó anoche - dije mirando al piso - por lo usual hace eso, así que no me preocupé - no quería hablar de eso y menos en ese momento pero no había muchas alternativas - generalmente me habla al día siguiente cuando ya estoy en el trabajo, pero no he tenido noticias de él y no contesta, su celular me manda a buzón y...-se me cortó la voz. 


 


Reita se pasó una mano por el cabello - ¿sabes a dónde va cuando no está en la noche? - preguntó lentamente, para hacerme entender que no iba a juzgar mi respuesta. Así era Reita, tratando de que todo el mundo estuviera bien, siempre. 


 


-Sí, pero no quiero que nadie se entere - dije tragándome un poco el orgullo - en serio, no creo que Shou lo soportaría 


 


El otro asintió. 


 


Volvimos a nuestros respectivos carros y comencé a dirigirme al burdel que frecuentaba cerca de Shinjuku, no tenía muchas esperanzas de que estuviera ahí. En alguna ocasión me habían llamado para pedirme que fuera por él, si hubiera pasado ahí la noche, también lo habrían hecho.


 


Estacionamos en una esquina, me moría de la vergüenza siquiera de estar llevando a Reita ahí, tanto que había luchado por mantener a mi madre en secreto como para que Shou me hiciera pasar por estas situaciones. Sin embargo, Reita se portó como el profesional que era, en ningún momento me cuestionó que haría mi novio ahí, ni trató de pedirme explicaciones. Simplemente mostró su placa y preguntó por él. 


 


La dueña del burdel, o al menos la que parecía ser la dueña no quiso cooperar en un principio debido a que éramos un policía y un abogado. Fue hasta que le dije que Shou era mi pareja, cambió de expresión. 


 


-Estuvo aquí anoche con Miku - respondió viéndome con lástima. No nos dejó pasar mas allá del lobby - dejen voy por él - desapareció detrás de una inmensa cortina roja, de la cual regresó cinco minutos después acompañada por un chico diminuto de cabello castaño igual al mío, lucía demasiado joven para estar ahí pero tal vez era el punto. 


 


Reita se apretó el puente de la nariz - eres un cabrón Shou - dijo para si mismo, haciéndome sentir mal, pero hice como que no lo escuché - hola Miku, antes que nada, por protocolo debo preguntarte tu edad - dijo con una leve sonrisa después de que la dueña nos dejó solos. 


 


Miku asintió - tengo veintidós pero todos dicen que me veo joven para mi edad - sonrió coquetamente. Yo tenía ganas de matarlo, pero me quedé en mi lugar, no pasó inadvertido a mis ojos, los pequeñísimos moretones que tenía alrededor del cuello - ¿Qué necesitan de mi? 


 


-saber si estuviste anoche con Shou Kohara - dije con mas brusquedad de la que quería. 


 


Reita me miró mal pero no dijo nada. 


 


Miku asintió enérgicamente - estuvo aquí pero se fue en la madrugada, pagó por mi durante toda la noche


 


Cerré los ojos suspirando fuertemente. Así que los moretones los había causado él, y pensar que no habíamos tenido sexo en meses. 


 


-De acuerdo, - dijo Reita manteniendo el tono neutro - ¿te dijo a donde se pudo ir?


Miku negó - solo dijo que nos veríamos pronto y…


 


-de acuerdo - interrumpió Reita vaticinando que yo estaba a punto de hacer una escena - si tienes alguna idea o se comunica contigo ¿me puedes llamar? - le entregó su tarjeta.


 


-¿está en problemas? 


 


-no, - respondió el rubio antes de que yo pudiera decir algo - solo que no podemos localizarlo y debemos darle información importante


 


-De acuerdo, si viene esta noche, les aviso - se despidió alegremente. 


 


Salí del lugar casi en automático. No me atreví a ver a Reita a la cara, estaba demasiado avergonzado como para enfrentarlo. Sin contar que tenía lagrimas acumuladas de puro coraje en las comisuras de los ojos; no quería ni pensar que algo le podría haber pasado a mi novio. 


 


-vuelvelo a llamar - fue todo lo que dijo el policía. 


 


Saqué el teléfono con manos temblorosas y volví a marcar. Esta vez alguien contestó. 


 


-Ehm…¿hola? - la voz gruesa de un chico estaba detrás del  teléfono. Puse el altavoz sin pensarlo, tal vez la única menea en la que no me volvería loco, era si el rubio escuchaba. 


 


-Hola, ¿es el teléfono de Takamasa Kohara? - fue Reita quien habló. 


 


Silencio. 


 


-Sí, pero está indispuesto - sonaba más bien preocupado, no amenazador o como algún miembro de la mafia. Sin embargo, algo en esa voz se me hacía sumamente familiar, pero no lograba entender qué - lo encontré en un bar anoche, lo iban a asaltar o algo así


 


El corazón me dio un vuelco. Así que él también había sido víctima de algún ataque, Reita asintió sabiendo lo que aquello significaba. 


 


-Gracias por ayudarlo - prosiguió el policía, me había quedado sin habla con un nudo que comenzaba en mi garganta y descendía hasta mi estomago - ¿Crees que podríamos ir por él? 


 


-ehm, no creo que sea buena idea - contestó bastante inseguro - te aseguro que está bien, irá a casa en cuánto se despierte


 


-¿quién habla? - pregunté finalmente un poco molesto. - Shou tiene pareja, si te estás acostando con él creo que deberías saberlo, a menos que seas tan perra como para que no te importe


 


Reita me arrebató el teléfono - Sakito, basta - sin embargo la voz detrás del teléfono soltó una risita que me hizo hervir más la sangre. 


 


-suponía que eras su pareja - fue todo lo que dijo - por favor, solo cree que está bien. Y no, no me estoy acostando con él. Te lo prometo - colgó después de eso.


 


Tenía ganas de gritar pero me contuve. 


 


El rubio no parecía estar en mejores condiciones, lo cual me hizo sentirme un poco mejor. 


 


-ahora solo tenemos que confiar en Shou - dijo con cierta ironía. 


 


-Maldito Kohara, cuando lo vea voy a….-la expresión del otro me detuvo. - gracias, - dije aun avergonzado - si pudiera pedirte que esto se quede entre nosotros


 


-Por supuesto Sakito - dijo rápidamente - solo me gustaría que me hubieras contado lo que estaba pasando


 


Sonreí burlonamente - ¿contarte que mi novio me engaña con prostitutas? Creo que estoy bien así


 


Giró los ojos - sabes que eso no es a lo que me refiero, significa que está peor de lo que pensé. ¿Crees que no hemos notado sus cambios de comportamiento? Casi no sale de casa, bueno a menos que sea para esto - señaló el burdel - casi no nos habla, se la pasa tomando. Vaya ni siquiera parecía contento de ver a Nao y son los mejores amigos. ¿Tienes una idea de lo que le pasa? - dijo finalmente. 


 


-¿debería saberlo no? - pregunté ya molesto - soy su novio, debería ser capaz de saber que es lo que pasa con él, pues no lo sé - comencé a alzar la voz. 


 


-No te atormentes - me interrumpió. Al mismo tiempo que su teléfono volvía a sonar. - Kai - contestó - ¿qué pasa? ¿Qué? Voy para allá, no te muevas. - su cara cambio de preocupación a completa histeria. 


 


Parpadeé mucho esperando a que me dijera que era lo que pasaba. 


 


-Nuestro departamento, hubo un incendio - dijo caminando rápidamente hacia su auto. 


 


-&-


 


Aoi 


 


Salí de trabajar al mediodía, tenía una extraña sensación de ser observado. Pero fue disminuyendo al pasar del tiempo. Lo único que quería era llegar a mi departamento, besar a Uruha y probablemente dormir las siguientes 48 horas que tenía libres. 


 


Tomé mi usual taxi, no me había subido a un carro en el asiento del piloto desde aquella tarde que habíamos huido de Tokio, la verdad me causaba un poco de pánico. Kouyou por su parte manejaba todo el tiempo, los autos que arreglaba, pero jamás uno propio. Ninguno había considerado siquiera comprarse uno. 


 


No tardé mucho en llegar al departamento, pero nada me había preparado para entrar y ver a un sujeto dormido en mi sofá. Kouyou salió de La Cocina en cuanto profería casi un grito de espanto. 


 


-¿Quién es? - demandé por de mas enojado. Sí teníamos amigos pero no era común que los llevaremos a casa y mucho menos que pasaran la noche en nuestro sofá. No podía evitar sentir una carga de celos aflorar en mi. 


 


Kouyou sonrió, con una divina sonrisa traviesa que lo hacía lucir aún más joven - ¿no lo reconoces? - dijo señalando el sofá. 


 


Alcé la ceja sin gustarme mucho el juego, avancé poco a poco. Estaba muy dispuesto a pelearme con alguien si era necesario, pero mis ojos se abrieron de sobremanera al reconocer casi de inmediato ese cabello rojizo debajo de las cobijas. Takamasa Kohara descansaba en mi sofá, salido directamente de mis recuerdos. Tuve que mirarlo fijamente por varios minutos para cerciorarme que era él. 


 


Una visión casi ajena a mi. 


 


Lucía diferente a como lo recordaba o tal vez tenía que ver que el chico estaba dormido y parecía haber estado ebrio. Escuché a Kouyou reír ligeramente ante mi confusión. 


 


-¿Qué demonios? - pregunté en voz baja para no despertarlo, de hecho me daba pánico despertarlo. 


 


-Estuvo en el bar anoche, alguien lo drogó para asaltarlo, no ha despertado - explicó con preocupación. -sé que está bien porque respira y tiene buena respuesta a estímulos - sabía de primeros auxilios por su trabajo en el bar. - no sabe que está con nosotros - dijo un poco entretenido. 


 


Reí ligeramente - se sorprenderá mucho cuando despierte


 


-Probablemente solo pensará que sigue drogado - Kouyou se alzó de hombros - un tipo lo amenazó con un cuchillo, no podía dejarlo ahí - se excusó mirando al piso. 


 


Le besé la frente - no te preocupes. Solo tenemos que pensar que decirle cuando despierte y que no le de un paro cardiaco - volvía a mirarlo, parecía estarse revolviendo en el sofá, tal vez el ruido que estábamos haciendo lo estaba sacando del país de los sueños donde se encontraba. 


 


Una parte de mi no quería que despertara, no quería enfrentar esa parte de mi pasado. No estaba listo para hacerlo; estaban pasando muchas cosas al respecto que o estaba esto para solucionar. Primero lo del testamento de la abuela, las horrendas posibilidades que aquello implicaba….


 


No era que no quisiera que Kouyou y yo no fuéramos hermanos, pero me daba terror que existiera esa posibilidad. Que nos animaremos, para que resultara ser una mentira, no sé si podría soportarlo. Significaba poner muchas cosas sobre la mesa de nuevo, ya había lidiado durante muchos años el hecho de ser hermanos, sentía que apenas lo estábamos logrando superar. Volver a tener que lidiar con todo eso, para mi era demasiado y no sabía si para Kouyou lo sería. 


 


-siempre podemos echarlo a la calle - como siempre pareció leerme el pensamiento. No lo decía en serio, pero me calmaba que compartiera mis preocupaciones. 


 


-La verdad no sé qué hacer


 


-Sakito y Reita llamaron - dijo con una tranquilidad casi imposible. 


 


Lo miré sin poder creerlo -¿cómo? 


 


-No tenía pila en su celular, pensé que alguien estaría preocupado porque no llegó a su casa . mientras estaba medio consciente, dijo el nombre de Sakito, supuse que seguían juntos; así que puse a cargar el teléfono. Hablaron hace una media hora - explicó sentándose en el sillón libre. - casi me desmayo - dijo con un extraño tono de voz - no estaba seguro si contestar pero creí que sería lo mejor, así que lo hice. Sakito pensó que me estaba acostando con él - bufó. - pero en realidad, fue Reita quien habló todo el tiempo - terminó mirando fijamente le celular sobre la mesa de centro. 


 


Asentí - es bueno saber que aun siguen juntos - sólo sabíamos de los que de vez en cuando salían en las noticias como Hiroto o incluso Ruki. Sin embargo de los demás no sabíamos un carajo. 


 


Fue inevitable que mis pensamientos no se fueran a Akira Suzuki, probablemente le tenía mas miedo a encontrarlo a él que a nadie más. Sabía que nunca me perdonaría el estar vivo y nunca decírselo, pero es que él no entendería que mientras estuviéramos alrededor de ellos: Kouyou y yo seguiríamos siendo hermanos. Nosotros necesitábamos dejar de ser hermanos de una forma u otra. Esa fue la que ideamos; pero ahora aquí estaba, el pasado alcanzándonos de nuevo de formas muy extrañas. 


 


Shou hizo un sonido que nos alertó. Estaba a punto de despertar. 


 


-Tal vez deberíamos de salir de su campo de visión - dije entrando a La Cocina. 


 


-Quédate ahí, probablemente sea mejor que solo me vea a mi - me hizo señas con la mano, pero lo obedecí a regañadientes. 


 


-Sakito…- dijo medio dormido - lo hice de nuevo - balbuceó - perdón - se removió a punto de caerse. 


 


Kouyou se arrodilló junto al sofá, haciendo pequeños ademanes para tranquilizar al otro - no soy Sakito - dijo con voz calmada. 


 


Me sorprendía la manera en la que aquello hermoso chico podía ser tan empatico, no parecía tenerle miedo a como Shou pudiera reaccionar al verlo; parecía mas interesado en que nuestro antiguo amigo no pasara un mal rato. 


 


-¿quién eres? - dijo el otro, no parecía estar en sus cinco sentidos; tal vez pensaría que su cerebro lo estaría engañando. 


 


-¿no me recuerdas? - contestó acariciando su cabello, quería que estuviera tranquilo. 


 


Aunque no podía verlo, estaba seguro que Shou estaba tratando de entornar los ojos, tratando de ordenar sus ideas y obligar a su cerebro a reconocer a la persona frente a él - Kouyou Shiroyama - dijo sin aliento, tal vez era el estado de sopor en el que se encontraba lo que hizo que no se levantara gritando como desquiciado o tal vez ya pensaba que estaba muerto, pero estaba bastante tranquilo al respecto. 


 


La risa del castaño acarició mis oídos - es Kouyou Takashima, ahora. Pero me alegra que te acuerdes de mi - le sonrió divinamente. 


 


El otro trató de levantarse pero no pudo, se llevó la mano a la cabeza, le debía estar estallando si es que era verdad que lo habían drogado - ¿Estoy muerto? - casi solté una carcajada pero resolví que lo mejor era permanecer en silencio, bastantes sustos se estaba llevando como para agregarle otro. 


 


-pudiste estarlo - contestó mi novio - alguien te drogó anoche, ¿recuerdas haber ido al bar? 


 


-Si eras tu - fue todo lo que dijo levantando la mano para tocar a Kouyou, o mas bien, acariciar su mejilla. El castaño se dejó hacer, pero no en un acto malicioso, al menos eso fue lo que me dije para no estallar en cólera - escuché tu nombre en el bar, pensé en ti, pero es imposible - quitó la mano - tu hermano y tu - se volvió a llevar la mano a la cabeza. 


 


Kouyou tomó el vaso con agua sobre la mesa y las dos pastillas - es mejor que tomes esto, te sentirás mejor. No es imposible pues estoy aquí, no estamos muertos - dijo en voz baja - tuvimos que fingirlo porque…


 


-Ya, yo entiendo. Espera, Aoi - esta vez si logro levantarse para tomar las pastillas. 


 


El castaño dirigió la mirada hacia mi dentro de La Cocina, Shou se giró lentamente con una expresión de miedo; nuestras miradas se cruzaron de inmediato. Me encontraba recargado en el marco con los brazos cruzados - no me jodas - pronunció mi antiguo amigo - maldito bastardo, estás vivo - sonrió - estás malditamente vivo - saltó del sillón como resorte y se acercó a mi. 


 


Pensé que me golpearía, pero se arrojó a mi abrazándome por el cuello, me descoloró por completo, no recordaba que Shou fuera tan amoroso, pero también habían pasado ocho años sin vernos. Prácticamente acababa de regresar de la muerte, tal vez yo hubiera reaccionado igual de estar en su lugar. Le devolví el abrazo sin problema, sin evitar el sonreír, me daba gusto y al mismo tiempo un cierto alivio, una bienvenida tan salida como aquella. 


 


-¿Cómo? - preguntó finalmente. 


 


-Es una larga historia - dijo Kouyou levantándose del piso. 


 


 


 

Notas finales:

les gusto?? 

Mana afuera!!!! que ira a pasar??? el departamento de mis bebés!!!!! 

 

Uruha, Aoi y Shou juntos!! no saben cuanto me emociona eso jajajja

 

dejen review ._.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).