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Bird Wings por ReveursAiles

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Chiaki miró su reflejo en el espejo.

 

-          ¿Qué hice? – se preguntó así mismo mientras rozaba sus labios suavemente con las yemas de sus dedos.

 

Del otro lado de la puerta, el batero estaba plantado de pie sin saber qué esperar, aunque sabía que el vocal no le daría explicaciones.

 

-          Chi… - le llamó sin levantar demasiado la voz.

 

-          Vete a casa Sora, estoy ocupado, hablamos luego – fue lo que consiguió escuchar. Por su lado el vocal intentaba sonar desinteresado, pero al mismo tiempo se sostenía el cabello con ambas manos y no dejaba de preguntarse qué había hecho y de insultarse así mismo por ello.

 

-          Chi… hablemos… - Sora recargó su oído en la puerta esperando escuchar algo más.

 

-          Vete Sora… - le pidió con voz menos firme.

 

-          No… - ambos se recargaron en la puerta, Sora se sentía confundido, intentaba con todas sus fuerzas no permitir que las esperanzas se adueñaran de sus pensamientos, por su parte Chiaki se sentía asqueroso y desilusionado de sí mismo. – Chi… - no escuchó respuesta, suspiró, cerró los ojos con fuerza y decidió confesárselo, porque probablemente no hubiera mejor momento que aquel y se arrepentiría si no lo hiciera, tomó aire y sin volver a pensárselo le soltó – Me gustas Chiaki.

 

El vocal que tenía la frente apoyada en la puerta, levanto lentamente la cabeza con expresión confundida, sin creerse lo que acababa de escuchar.

 

-          ¿Qué? – susurró despacio, del otro lado Sora no lo escuchó.

 

-          Chi… - El batero cerró los ojos con fuerza, temeroso de lo que sucedería luego de decir lo que pensó que sería mejor - si abres la puerta, consideraré que me besaste porque también te gusto, si no lo haces, si no lo haces… entonces yo olvidaré que esto ocurrió… - “Por favor, por favor abre la puerta” suplico para sí mismo. Se quedó de pie en frente a la puerta esperando, pero Chiaki desde el otro lado de la ésta no dijo ni una sola palabra, aun no creía lo que acababa de escuchar, se abrazó a sí mismo y se agachó en el suelo. Suspiró.

 

-          Vete Sora… - susurró bajo, en un tono que sabía que no le podía escuchar – será mejor así. - Cerró los ojos con pesar y permaneció quieto, estaba decepcionado de sí mismo pero al mismo tiempo sabía que no se podía permitir avanzar sus sentimientos, aquello sólo lo lastimaría.

 

Los minutos transcurrieron y Sora supo que no abriría la puerta.

 

“Que ridículo soy” pensó enfadado consigo mismo, de todas maneras se había esperanzado por aquel beso. Más herido de lo que quería reconocer salió del camarín del vocal, cerrando con un poco de fuerza la puerta para dejarle en claro que ya se había ido y que no volvería.  Caminó sin levantar el rostro hasta su camarín, cerró el pestillo de la puerta y se sentó en el sofá sintiéndose ahogado, cubrió su rostro  con sus manos y dejó las lágrimas salir.

 

-          Estúpido… estúpido, estúpido, estúpido – se dijo así mismo – patético y estúpido.

 

 

Chiaki abrió la puerta del baño y minucioso observó a su alrededor, cuando se convenció de que no había rastros de Sora, sintió el vació en su interior, suspiró y se sujetó el pecho sintiendo una leve molestia, tenía asco de sí mismo. Debía salir pronto de allí y alejarse de él, de ser posible no verlo en varios días.

 

 

 

 

 

 

 

 

Los siguientes dos días correspondían a un descanso, pero el tercero debían ensayar, sin embargo Chiaki se ausentó sin avisar, dificultando todo, pero de todas maneras quisieron llevar a cabo el ensayo.

 

-          Sora… ¿sucede algo? – le preguntó el manager mientras los staff solucionaban un problema de audio, el bajista les puso atención, también estaba preocupado aunque había mantenido distancia como siempre.

 

-          Sólo me duele un poco la cabeza.

 

-          Pero no quisiste comer, estás distante, desconcentrado y… si quiera quítate las gafas de sol, eso es peor si te duele la cabeza.

 

-          Es que me molesta la luz – mintió.

 

-          Más pareciera que tienes resaca – interrumpió Saz.

 

-          No es el caso, no estoy siendo irresponsable si es lo que están pensando - Sus compañeros sabían que no mentiría al respecto.

 

-          No mentiré, si lo pensé, pero si dices que no es eso… tampoco te creo lo del dolor de cabeza. – el manager lo miró a la espera de una respuesta.

 

-          Arg, ¿Les debo explicaciones acaso? –Sora se colocó los audífonos y los ignoró, dispuesto a volver a ensayar aunque fuera sin el equipo de sonido.

 

En cuanto estaban listos para irse a sus casas, el batero pretendía irse sin despedirse de su manager pero entonces escuchó a unos staff hablando con él en el corredor.

 

-          Fui al departamento de Chiaki pero no abrió la puerta, estuve llamando por mucho tiempo…

 

-          ¿Y el celular? – preguntó el manager.

 

-          Apagado desde ayer – contestó otro staff. Sora suspiró, no quería llenar su cabeza de pensamientos negativos, Chiaki le había prometido que no haría aquello… pero luego se preguntó, ¿Qué tanto valían sus promesas luego de lo que ocurrió?

 

-          Tal vez, ya ni siquiera somos amigos – susurró. Luego se marchó.

 

 

 

 

 

El vocal permaneció bebiendo de la botella en el balcón mientras el frio le congelaba la voz. No quería pensar en nada, pero no hallaba distracción suficiente para consolarlo, de pronto el ya tan conocido pájaro para él llegó a asomarse en una rama cercana. Chiaki lo miró confundido y seguro de que su ebriedad lo estaba haciendo delirar, pero entonces la pequeña ave se acercó hasta apoyarse en su pie.

 

-          Al menos tengo quien me haga compañía – le dijo arrastrando las palabras en un estado de ebriedad que le impedía sólo ponerse de pie e irse a dormir, se distrajo unos instantes observando las plumas del pequeño animal que abría sus ojos para mirarlo directamente y saltaba alrededor de él para luego volver a posarse sobre su pie. El vocal ebrio le sonrió, por unos segundos Sora no invadía su cabeza – gracias…

 

 

 

 

Al otro día, Chiaki observaba las olas reventar con una roca que divisaba a la perfección desde donde estaba de pie. Pocas cosas lo reconfortaban tanto como mirar el mar, con un café en una mano y un cigarro en otra. Hacía frío, pero estaba seguro que salía desde su interior. No dejaba de pensar en lo distinto que era de Sora, y en la gran probabilidad de que lo dañara constantemente con sólo tenerlo al lado. Se sentía repulsivo para sí mismo. Recordaba el calor que emanaba el cuerpo de Sora y cerraba los ojos, le era difícil negarse a sí mismo las ganas que tenía por volver a sentir un abrazo del cuerpo del batero.

 

-          Otra vez no fuiste al ensayo – le dijo una voz familiar a su espalda, se giró impresionado de ser descubierto ahí.

 

-          Sacchan – lo miró sin comprender.

 

-          Están todos asustados porque no has aparecido, creen que vas a abandonar la banda o que te vas a suicidar – le soltó sincero.

 

-          Ah… esto…

 

-          Debiste avisar que no irías a ensayar, no puedes jugar con nosotros de esta manera.

 

-          ¿Viniste hasta aquí para regañarme?

 

-          No, vine a confirmar que estabas vivo.

 

-          Bueno, ya lo hiciste, puedes irte – Chiaki lanzó el cigarro al suelo y lo pisó dispuesto a alejarse del bajista, pero una duda lo detuvo - ¿Cómo sabías que estaría aquí? – Saz lo miró a los ojos sin pestañar.

 

-          Porque cada vez que te deprimes y desapareces vienes a esta playa, te compras un café cortado en la cafetería de la esquina y te fumas al menos media cajetilla de cigarrillos mientras observas la misma roca por un par de horas. – el vocal abrió los ojos sin saber qué decir – Llevamos años compartiendo banda – Saz observó la misma roca que había divisado el vocal – muchas veces te has desaparecido y me has hecho pasar sustos. Un día te encontré aquí luego de haber estado por horas golpeando la puerta de tu departamento, desde entonces cuando volvías a desaparecer venía directamente a aquí para ver si estabas bien.

 

-          Eres aterrador – le confesó sin saber qué más decir – pero… ¿Por qué decidiste hablarme hoy si usualmente me ves aquí y no te acercas? – Saz lo miró y levantó los hombros.

 

-          Porque no te veo bien. – Chiaki arrugó el ceño.

 

-          No quiero que te preocupes por mí Sacchan. No somos amigos. – el bajista colocó los ojos en blanco y se rio amargamente.

 

-          Jamás dije que fuéramos amigos. No me ridiculizaría dedicando palabras especiales a alguien que no quiere escucharlas. – El vocal apretó los labios, sabía que el bajista respondía de aquella manera cuando se sentía herido, a pesar de la culpa sólo pudo pensar en defenderse.

 

-          Entonces, ¿Por qué mierda vienes aquí a mirarme por quizás cuánto tiempo? Es enfermo lo que haces – el bajista lo tomó por sorpresa plantándole un beso con un poco de violencia sujetando del cabello para sostenerlo junto a él, dejando a Chiaki helado por la sorpresa. El vocal soltó el café y lo miró más confundido que nunca cuando el bajista se separó, mantuvo la boca abierta mientras lo fulminaba con la mirada, estaba enfadado, impresionado y algo asustado. No comprendía por qué los ojos de Saz también parecían enfadados. - ¿Qué…?

 

-          Eres tan estúpido que no te das cuenta de lo que sienten los demás por ti – le dijo enfadado, confundiendo aún más a Chiaki - vas por allí castigándonos a todos por tus conflictos no resueltos y esperas que seamos pacientes aunque nos pisotees una y otra vez… estoy cansado, al menos espero que esta noche te vayas a dormir sabiendo que yo te protegería de lo que fuera, si tan sólo fueras un poco menos egoísta y abrieras los ojos, podrías disfrutar tanto de todo… pero prefieres arrastrarnos junto con tu basura. Y nadie disfruta Chiaki. – el vocal pestañó intentando contener lágrimas, jamás alguien le había tratado de esa manera y la culpa la sintió como una punzada, las únicas personas importantes para él estaban en aquella banda, aunque lo negaba hasta para sí mismo, en el fondo sabía que aquello era así.

 

-          Sacchan… - le tembló el labio por lo que no pudo continuar hablando, aunque tampoco estaba seguro de qué decir, una disculpa no era fácil para él.

 

-          No tienes que decir nada, pero si algo de respeto tienes por nosotros, irás al ensayo previo al concierto a las 6 de la tarde, tendremos que volver a ensayar para asegurarnos contigo allí de que todo esté bien.  - Chiaki asintió. – Sobre lo otro… - Saz le mantuvo firme la mirada – Si me vuelves a hacer enfadar, no me contendré y volveré a besarte. – el vocal levantó una ceja confundido.

 

-          ¿Cómo castigo? – Saz levanto los hombros quitándole importancia.

 

-          No debe ser agradable para ti besar a alguien como yo, y tampoco es agradable para mí besar a un idiota como tú.

 

-          ¿Qué…? ¿Entonces por qué? ¿Acaso… sientes algo… por mí? – le preguntó con asco y confusión, decir si quiera esas palabras había involucrado un tremendo esfuerzo de su parte.

 

-          Para desgracia de los dos – confesó Saz antes de volver a levantar los hombros, para luego darle la espalda y dejarlo allí en la playa, solo otra vez.

 

 

 

 


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