Después de aquella promesa en la playa bajo la luna, seguimos caminando por la ciudad, Hauoli siempre me ha encantado porque me recuerda a Azulona, recuerdo que cuando pequeño, mi madre y yo siempre íbamos al restaurante de esa ciudad, porque la comida era deliciosa.
— ¿Por dónde crees que deberíamos empezar a buscar, Sunny?— me preguntó Sun sacudiendo sus pies para quitarse la arena de la playa.
—Siendo el Team Skull… Estoy seguro de que habrán llevado a los Pokémon a pueblo Po, creo que por el momento lo mejor será que nos centremos en que tu progreses con el recorrido Insular— dije mientras me estiraba un poco, metiendo mis zapatos a mi mochila.
—Sí… Supongo que tienes razón— dijo Sun mientras me miraba de arriba hacia abajo, escaneándome o algo así — ¿No piensas ponerte algo de ropa al menos?— preguntó al ver que solo llevaba mis pantalones pirata.
— ¿Para qué? Mi última camiseta se rompió ya y estando en una isla tropical, no veo nada de malo en estar descalzo por la calle— dije soltando risitas mientras caminaba junto a Sun, sujetando mi cabello, el cual estaba algo largo —Creo que debería cortarlo— dije jugando con un mechón que caía sobre mi hombro
—Hay un salón de belleza ahí— dijo Sun señalando el establecimiento, el cual estaba justo donde yo lo recordaba, solté una risita y asentí.
—Sí, la chica de ese lugar es bastante amable, si quieres acompáñame o puedes ir a conocer la ciudad— dije sonriendo, mientras Sun rodaba los ojos con una pequeña sonrisa.
—Venga, te acompaño— me dijo metiendo sus manos a los bolsillos y entramos al establecimiento, donde de inmediato fui atendido y me hice un corte que al menos en mi dimensión, no lo había, estilo corto y en capas (N/A: El corte predefinido del personaje masculino en US/UM).
—Vaya… Sí que te queda genial— dijo Sun mirándome con una pequeña sonrisa mientras yo sonreía, a la par que él parecía animarse a intentar un cambio de look, aunque no lucía muy convencido, sin duda este Sun y yo éramos opuestos totales, siendo yo más extrovertido y más atrevido en cierto modo.
—Podemos volver luego si quieres— le dije mientras le tomaba gentilmente de la mano y le sonreía, causando un sonrojo en Sun
—S-Sí, supongo que sí— me dijo sonriendo un poco sonrojado mientras la estilista nos miraba un tanto embobada.
—El amor de gemelos es tan tierno— dijo la chica mientras nos miraba, si esto fuera un anime, seguro que tendría ojos de corazón en estos momentos.
Sun se puso completamente rojo mientras yo soltaba risitas y tras pagar, salíamos de ahí, caminando al centro Pokémon que estaba en la ciudad — ¿Seguro que no quieres vestirte, Sunny?— me preguntó Sun alzando una ceja
—Nah~ Encuentro muy cómodo el estar así— dije sonriendo divertido mientras miraba por la ventana.
—Eres un exhibicionista— me regañó Sun mientras yo solo reía divertido, mirando al cielo estrellado antes de soltar un pequeño suspiro, el cielo seguía siendo idéntico al de mi mundo.
—Supongo que deberíamos quedarnos en el hotel, no creo que sea buena idea que volvamos a casa a esta hora— dije mientras me levantaba estirándome un poco de forma perezosa, habíamos comprado algo en la cafetería del centro y ahora debíamos buscar donde dormir
—Sí, supongo que tendremos que ir al hotel— me contestó Sun mientras nos levantábamos.
Llegamos al hotel no mucho después, nos registramos y fuimos a nuestra habitación, me recordaba a cuando pase mi primer noche en este mismo hotel, mire a Sun y sonreí de forma gentil.
—Te dije que estas islas eran mucho más de lo que creías— dije mientras me recostaba en la cama, poniendo mis manos en mi nuca mientras miraba a mi doble.
—Sí… Creo que tienes razón, juzgue demasiado rápido— me dijo soltando una pequeña risa antes de volver a su semblante sereno de siempre.
Los dos estábamos tranquilamente recostados en la cama, ambos habíamos tomado un baño y nos encontrábamos tumbados, pensando en todo y en nada a la vez, siendo interrumpidos por unos golpes en la puerta de nuestra habitación. Con algo de pereza me levanté y caminé a la puerta, encontrando a Kukui detrás, quien me miró fijamente.
— ¿Sunny?— preguntó mirando fijamente mi rostro, más específicamente mi nuevo corte de cabello
—Profesor ¿Qué hace aquí?— pregunté extrañado por su presencia a esas horas en nuestra habitación
Kukui pareció analizarme de pies a cabeza, sonrojándose ligeramente al verme en boxers, cosa que hasta ese momento, no considere y simplemente procedí a ponerme tras la puerta
—Ah… Olvidamos darle esto a Sun cuando partió— dijo Kukui entregándome una insignia del recorrido Insular.
— ¡Ah! Jeje eh… Se la daré— dije sonriendo antes de tomarla y despedirme con la mano intentando cerrar, pero Kukui puso su mano sobre la puerta, impidiéndome esa acción.
—Te queda muy bien ese corte… Sunny— dijo en voz baja, causando que me sonroje a más no poder, sin embargo solo sonreí
—Jeje ehm… Profesor, estoy muy cansado… Creo que debería dormir ya— dije cerrando la puerta y dándome media vuelta a la par que me recargaba en la pared, no sabía si mi corazón latía así por los cumplidos del profesor o por lo incómodo de la situación.
— ¿Qué diablos fue eso?— preguntó Sun mirándome a los ojos y algo divertido a la par que confundido.
—Mejor será que no te enteres— dije antes de darle la insignia del recorrido, la cual de inmediato enganchó en su mochila, mirándome confuso
—Por cómo te has puesto, creo que quiero enterarme— dijo con más curiosidad que preocupación real, mientras yo alzaba una ceja y le lanzaba una almohada en la cara, intentando ocultar el sonrojo que se había precipitado en mis mejillas.
—No, no quieres— contesté justo antes de sentir el mismo almohadazo en mi cara
—Si quiero— reafirmó mientras yo simplemente soltaba un suspiro de resignación, me conocía, Sun no iba estar satisfecho hasta que yo le dijera todo.
—Bien… Pero no le digas a nadie— dije sentándome en su cama frente a él, señalándole de forma ligeramente amenazante con mi dedo índice
—Lo juro por Arceus— me contestó mientras yo asentía, antes de mirarle a los ojos.
—Ugh… Pues… Parece que… Parece que le gusto al profesor Kukui— dije mientras mi corazón se aceleraba nuevamente ante la idea.
—Ah… Bueno, él sabe reconocer el potencial supongo, eres un gran entrenador al parecer— dijo de forma inocente; eso me dejó de piedra, no concebía que el fuera tan inocente.
—N-No de ese modo, Sun… Me refiero a interés romántico— Fue ahí donde su expresión se llenó de sorpresa, inquietud y algo de perturbación, pasando después a algo de enojo.
—Ese tipo… Es la meca de la irreverencia— dijo en un acento muy similar a PokeDross, un Poketuber que se dedicaba a hacer videos sobre el mundo de lo raro, terrorífico y perturbador.
—No le digas a nadie o tendremos problemas— dije mientras le tomaba de los hombros y le zarandeaba.
—Hey, Hey, descuida… No lo haré— dijo mirándome y sujetando mis antebrazos —Es solo que… Ugh… Digo, tenemos 14 años… Pederasta depravado— dijo Sun mirándome con cierto enojo, no hacia mí, hacia Kukui.
—Puedo manejarlo Sun, no te preocupes por eso— dije sonriendo de forma suave, cosa que pareció calmarlo un poco y me abrazó, aunque en mi hombro sentí su mejilla bastante caliente, ¿A caso estaba sonrojado?
—Pero si intenta algo contigo… Solo dímelo Sunny y yo me ajusticio con él— dijo Sun a mi oído, me parecía demasiado tierno que se preocupe tanto por mí.
—Calma Sun, estaré bien— dije sonriendo y finalmente se separó, mientras yo le sonreía —Será mejor que vayamos a dormir— dije sonriendo.
—Hey Sunny… ¿No quieres compartir cama conmigo?— preguntó él sujetando mi brazo, a lo que solo pude sonreír mientras asentía, metiéndome con él a la cama.
Nuestra noche transcurrió tranquila y sin mayores percances, ambos despertamos abrazados el uno al otro, ¿Sería egocéntrico decir que Sun es muy lindo mientras duerme? Quizá sí… Pero se ve tan inocente.
—Buenos días— dijo pegando mi frente a la de él, mientras escuchaba pequeños soniditos salir de su boca, parecía que le estaba costando despertar, sonreí divertido y decidí atacarle con cosquillas, sacándolo rápidamente de su letargo
Sun despertó entre carcajadas, intentando alejarme de él, cosa que finalmente consiguió mientras recuperaba el aliento —Jajaja… Jaja… Qué… Qué linda forma de despertar— dijo mientras trataba de recuperar el aliento
—Lo sé— contesté sonriendo antes de levantarme y estirarme. No pasó mucho antes de que los dos estuviéramos listos para salir, obedeciendo las demandas de Sun de que no fuera descalzo o me iba a lastimar, me puse mis zapatos, aunque como ya mencioné, mi última camiseta terminó rota cuando Lucario me ayudó a sanar mis costillas.
—Bien, busquemos algo para desayunar— dijo Sun tomando su mochila y ambos caminamos fuera de la habitación, parecía haber un pequeño alboroto en una de las calles de Hauoli, al acercarnos, cuatro miembros del Team Skull molestaban a un par de niños, quienes se negaban a participar en una batalla contra ellos.
— ¡N-No queremos problemas!— exclamó el que parecía ser el mayor de todos, quizá unos 10 años.
—Pues es muy tarde renacuajos, los problemas ya los tienen— dijo uno de los reclutas.
—Sun, vamos— dije caminando firmemente hacia ellos, seguido por mi gemelo — ¡Hey, imbéciles!— grité llamando la atención de ellos —Solo pueden ganar en una batalla con ventaja de número, ¡¿Verdad?!— dije con molestia.
— ¿Y a ti qué te importa?— gruñó uno de los reclutas mirándome con fastidio.
— ¿Quieren una pelea? Que sea justa— dije mirando a los dos chicos —4 contra 4, los ayudaremos— dije mientras ellos parecían impresionados por mi valentía, cosa que en el fondo, me daba mucha vergüenza.
—Venga Sunny, acabemos con estos ladrones rastreros— me asegundó Sun.
Los miembros del Team Skull accedieron, notándose confiados al combatir a dos adolescentes y dos niños.
— ¡Adelante, Supra!— exclamé dejando salir a aquel Charizard, que se veía bastante poderoso.
— ¡Ve, Greninja!— gritó Sun lanzando al Greninja que le presté.
— ¡Ve por ellos, Magnemite!— gritó el mayor de los niños.
— ¡Vamos Rattata!— gritó el pequeño de los dos.
Los 4 sujetos del Team Skull sacaron pokémon típicos de ellos, dos Zubat y dos Ratticate. La batalla dio inicio, Sun y yo estábamos muy confiados y esos niños tenían verdadero talento, sin embargo, tanto Sun como yo estábamos listos para acabar con el combate
Una multitud se había formado alrededor de nosotros, al parecer en Hauoli de esta dimensión también eran odiados los miembros del Team Skull y ver a 4 jóvenes entrenadores hacerles frente no era algo común.
—Sun, usa el voto agua de Greninja— dije mirando a mi gemelo, quien obedeció y le seguí yo — ¡Supra, voto fuego!— exclamé, ambos ataques se combinaron, creando una gran ráfaga de poder que arrasó con los dos pokémon restantes de aquellos tipo.
—Grrr… ¡Nos vengaremos malditos mocosos!— gritaban ambos reclutas huyendo despavoridos.
— ¡Wow, son súper fuertes ustedes dos!— dijo el chico más pequeño mientras Sun y yo sonreíamos algo avergonzados
—Esos tipos han estado molestando en la ciudad y sus alrededores desde hace semanas— dijo un chico de cabellos rosados y piel morena —Y ustedes dos los han ahuyentado de una forma de proporciones bíblicas— dijo con una sonrisa tranquila
—Liam…— susurré al verlo, cosa que provocó que él me sonriera
—Sí, ese soy yo, me alegro que sepas de mí— dijo con una amplia sonrisa dibujada en su rostro
—Ah… Sí yo… Leí sobre ti en una revista jeje, el capitán de tipo normal en la isla Melemele— respondí sonriendo lo más tranquilo que pude, nuevamente hablaba un poquito de más.
—Exactamente— añadió mirando a la mochila de Sun —Y creo que tú deberías dirigirte a mi cueva para realizar la prueba— dijo notando la insignia del recorrido insular de Sun
— ¡Ah, claro!— contestó Sun con una sonrisa un poco animada.
— ¿Tú no estás realizando el recorrido insular?— me preguntó a la par que me miraba, yo solo sonreí y rasqué la nuca
—Jeje no… Bueno, no me gusta combatir más que para proteger a otros— mentí para no levantar sospechas, Liam asintió sonriendo y nos miró a ambos.
—Pues cuando estés listo, ve a verme, te estaré esperando— dijo el peli rosado mientras se alejaba con una sonrisa muy relajada.
—Bien Sun, la primera prueba es muy divertida, puede que haya momentos complicados pero descuida, que yo te cuidaré las espaldas— le dije a mi gemelo con una enorme sonrisa, la misma que el me regresó antes de asentir.