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La anciana ríe y tose un poco, ase su mano levemente, como pidiéndole que se calme.
—Aprecio tu entusiasmo, pero antes de hacer, hay que saber. Necesitáis saber más de cómo es la organización y yo necesito saber algo más para asegurarme de que sois de fiar, me estoy jugando la vida con esto y puede que parezca que me queda poca, pero tengo dos cientos años y no tengo planeado morir hasta dentro de cien más por lo menos.
Gabriel se lleva la mano a la boca, tapando su mueca sorprendida. Y entonces mira de arriba abajo a la mujer con descaro, ella acaba de decir que tiene siglos de edad, así que más le vale no escandalizarse porque el chico la analice. No ve demasiado, está cubierta en gruesas capas de ropa, pero sus manos secas y su rostro arrugado lucen como los de una abuela normal y corriente, le sorprende su edad. Aunque, claro, a su lado está un hombre de más de dos mil y que aparenta menos de treinta.
—¿Qué necesitas saber? —pregunta Román con voz tersa, la mujer le sonríe delicadamente.
—De ti nada, cariño, sé todo lo que puedo averiguar. Quiero saber del humano, dime —mira ahora a Gabriel con las pupilas temblorosas, rodeadas de neblina — ¿Crees tener la convicción para hacer esto? —la pregunta flota en el aire con un halo de misterio Gabriel siente la tensión en sus cuerdas bocales como queriendo impedirle que responda, pero antes de que pueda hablar, ella añade, en una advertencia de tono suave: —Acabar con Urobthos ya no es ese jueguecito de cazar vampiros al que te dedicas en la organización ¿Tienes siquiera motivos para hacer esto? Traté de investigarte, pero no encontré nada sobre ti, así que dímelo tú mismo.
Gabriel entonces sonríe con soberbia y dice:
—Tengo lo que hay que tener para acabar con todos y cada uno de esos asquerosos vampiros. —mira de reojo a Román, que solo sonríe por su afirmación con una mezcla entre burla y esperanza. —No tienes por qué dudar de mí, soy uno de los soldados más prometedores de la organización. La primera vez que maté a uno de esos cabrones fue a los seis años, era mi padre, un asqueroso vampiro le convirtió en esa clase de bestia, desde entonces no he parado de matar vampiros y no pararé hasta que no quede ni uno. —su tono se vuelve cada vez más ronco y vibrante, la mujer lo mira con más seriedad, viendo en sus ojos un dolor maduro, capaz de hacerle tomarse a ese niño tan en serio como a un adulto. Pero él tuerce la cabeza, la mira con recelo y dice: —¿Qué hay de ti? No podemos saber si nos estás engañando. Además, si Urobthos es tan peligrosa ¿Por qué los traicionarías?
—Muy perspicaz, es una buena pregunta. Supongo que puesto que tú puedes morir me ves como una amenaza. —junta sus manos y toma una gran inhalación. —Bien, te contaré. Antes de nada, me presento, no quiero descuidar mis modales. Leoren, ese es mi nombre, y era el nombre de mi querido aquelarre cincuenta años atrás. —su tono ensombrece cuando ella apoya su barbilla en la palma de su mano y sigue hablando, cansada —Nací en él y moriría en él y por él, para una bruja su aquelarre es su todo, cuando yo alcancé la cúspide y me convertí en una reputada bruja una noche vinieron a mi hogar un grupo de vampiros y otras brujas, todas líderes de aquelarres que ya no existían, todas más fuertes que yo. Mataron a toda mi familia y quedé sola, me dijeron que podía unirme a ellos puesto que era poderosa, por eso me habían venido a buscar, o morir ahí mismo. —la mujer hace una pequeña pausa, frunciendo sus cejas translúcidas, como si las palabras la transportasen a ese lugar de nuevo y tuviese que volver a tomar la decisión. —Llevo desde que entré a Urobthos pensando en acabar con ellos, pero no me he atrevido... no hasta ahora. Tengo una razón para matarlos, tengo a una familia a la que proteger.
—Pero ¿No habían... muerto? —pregunta Gabriel con desconcierto, a lo que la mujer responde mirando al vampiro con dulzura.
El vampiro la mira en respuesta y asiente con lentitud, como si hubiesen hablado entre ellos sin decir palabra alguna.
—Sí... puedo oírlo. —dice Román, bajando los ojos hasta el torso cubierto de ropas oscuras de la mujer, entonces se voltea hacia el humano y explica: —Ella está embarazada.
—¿Con tu edad? —pregunta Gabriel, arqueando una ceja, ella solo asiente. —Ugh, vale, apuntado, las brujas sois raras. Sin embargo, si estás embarazada alguien ha tenido que... dejarte así, es decir, espero que no haya sucedido sin más... sería raro, el caso es que ¿No puede ayudarnos tu amante también?
—No es mi amante, es mi violador. —responde la mujer sin rencores y cuando Gabriel se sobresalta y tapa su propia boca ella solo hace un gesto con su mano, como quitándole importancia. —El padre del niño es uno de los superiores de mi aquelarre de Urobthos, él tiene poder sobre todas nosotras, a veces lo usa para tomarnos. Él es el enemigo, pero su hijo... su hijo tiene mi sangre y lo amo, amo a mi bebé. Huiría con él, pero nos encontrarían, la única forma de escapar de Urobthos es acabar con ellos.
Gabriel traga saliva por la explicación de la mujer, por la forma en que le tiembla la voz cuando habla del hombre que la impregnado, por el destello que se clava en sus ojos cuando se acaricia la tripa con una mano y con la otra aprieta el puño, dispuesta a luchar y amar a la vez. Puede que solo se pueda amar si se lucha.
—Dinos, ¿Qué tienes planeado?
La mujer chasquea la lengua y mira a Román con cierto dolor, entonces dice.
—Casi nada realmente. —ambos pelinegros se miran entre ellos, Gabriel mordiéndose el labio por la preocupación, Román con ojos taciturnos acostumbrados a las decepciones. —Los aquelarres de Urobthos trabajamos individualmente y quien da las órdenes es un misterio para las brujas subordinadas, solo el líder del aquelarre lo sabe y las demás recibimos órdenes y punto, nunca se nos informa de nada. Ni siquiera sé qué podría matarte, podría ser un objeto, un conjuro, un ritual, un lugar, un ser. No tengo ni idea, por eso os necesito para averiguarlo. Pero nos reuniremos otro día, ahora llevo demasiado tiempo ausente y la organización no perdona ni una falta de media hora cuando las cosas están turbias. Nos veremos de nuevo, esperad por mí.
—Espera ¿Cuand-
Gabriel parpadea y ve a la mujer desaparecer, eso lo asusta y hace que se ponga en guardia y, a la par, el vampiro también entra en alerta, solo que Román no se protege a sí, sino al muchacho. Pone una mano en su hombro y lo estrecha, moviéndolo hacia su cuerpo, entonces la mujer aparece frente a ellos, lleva sus manos al rostro de cada uno, acariciando con las zurdas la mejilla de ambos chicos.
Gabriel siente un vértigo similar a cuando entró en ese lugar, intuye que únicamente les está echando.
Mientras sucede, ella los mira con ternura.
Baia Baia, muchas cosas parecen estar pasando, aunque el cap es cortito y la historia aún apenas comienza, pero ¿Qué os parece por ahora?
¿Cómo creéis que se llevará este trío de luchadores contra la Organización de Vampiros?
¿Qué os ha parecido la historia de la bruja? ¿Qué os parece el personaje? ¿Cómo creéis que se llevarán los demás personajes con ella?
¿Lograrán averiguar algo?
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