Cuando despertó, Draco ya había despertado también y los cinco inefables estaban en la habitación, cubiertos con los mismos guantes y delantales de la vez pasada.
-Ya despertó, que bien –dijo Morton anotando algo en su carpeta.
-¿Qué hora es?
-Casi es media noche.
-¿Dormí tanto?
-Sí.
-¿Ya comenzamos?
-Así es, no tiene caso retrasar esto.
Mientras afinaban los últimos detalles, Draco miraba el techo sintiéndose a su pesar muy nervioso… si ya había aceptado su vida tal cual era y había logrado sobrevivir sin magia en un mundo cruel, había superado muchos obstáculos y cumplir metas muy difíciles ¿Por qué aceptaba este riesgo que podría costarle la vida? Cualquiera diría que por tonto, pero a pesar de todo eso y de saber los riesgos, lo deseaba… deseaba volver a sentirse completo, deseaba volver a pertenecer a ese mundo en el cual nació y que le habían arrebatado de la forma más ruin.
-Tal vez me muera… -Pensó asustado, pero también decidido- Pero esto es lo último que me falta para ser feliz por completo.
De nuevo los Inefables se situaron alrededor de ellos para contener la magia que se desenvolvería ahí mientras Oscar Morton apuntaba su varita Harry y extraía la magia que había depositado en él antes y ser extremadamente cuidadoso para no quitarle la propia, era como una cirugía de alto riesgo; Harry comenzó a sentir como si le arrancaran los músculos del cuerpo y comenzó a gritar y a agitarse siendo contenido por las ataduras; no había mobiliario innecesario en la habitación para que no fuese un peligro al convertirse en algún objeto volador, pero aun así el ruido y el movimiento que comenzó a escucharse hacia parecer como si un pequeño tornado se hubiese formado ahí; los magos y brujas apuntaban su varita con una mano y con la otra mano enguantada contenían lo que estaba sucediendo mientras los monitores se volvían locos con los ritmos vitales de Harry.
-¡Ah! –gritó comenzando a perder el conocimiento.
Draco miraba todo muy impresionado y asustado a partes iguales, vio a Harry quedarse inerte cuando el mago Morton sacó una luz muy brillante de su pecho.
-¡Potter!
-Está vivo –dijo Sophie sin moverse de su lugar- los monitores lo indican, tranquilo.
-Kyle, Sophie… -dijo Morton- es su turno.
El par de Inefables se acercó un par de pasos y apuntó a Draco con su varita comenzando a recitar palabras incomprensibles para él, en tanto Morton colocaba la inquieta mota de luz sobre él.
-¿Qué es eso?
-Es magia pura señor Malfoy.
El resplandor iluminaba su rostro mientras la miraba impresionado, impactado de ver como algo muy tangible aquello que diferenciaba un mundo de otro… la magia.
-Listo –dijo Kyle Sullivan- la maldición está debilitada.
Recitando conjuros incomprensibles para él, vio como la luz se posó en su pecho sintiéndola cálida en un inicio, pero esa calidez fue intensificándose hasta convertirse en un calor abrazador que invadió su cuerpo haciéndolo gritar.
-¡No, me quemo, me quemo!
-Resista –dijo Morton con la frente perlada de sudor sin dejar de apuntarle con la varita.
Nunca había gritado tanto en su vida, sintió su garganta desgarrarse hasta quedarse sin voz sintiendo que el fuego destruía cada célula de su cuerpo y deseó perder el conocimiento como Harry para ya no sentirlo, pero él no estaba tan debilitado así que para su desgracia siguió sintiendo aquel terrible dolor.
-Luche señor Malfoy –dijo Morton- si quiere volver a ser uno de los nuestros, pelee por su vida.
Y después de eso se sumió en una profunda oscuridad.
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Cuando Harry despertó, se encontró con la bruja Charlotte administrando algo a su suero.
-Dra-Draco…
-Tranquilo señor Potter.
-Draco… -dijo sintiendo la boca seca- él…
-El está bien o al menos está vivo.
-¿Qué? –Respondio luchando por espabilarse- ¿Dónde está? –pregunto al voltear y ver el espacio vacío.
-Lo trasladamos a otra habitación.
-¿Por qué?
-Para que cada quien se recupere con tranquilidad.
-Debo verlo –dijo intentando levantarse sintiendo que todo le daba vueltas.
-Tranquilo señor Potter –exclamó Morton entrando en ese momento.
-Señor… Morton… ¿Cómo está Draco? Debo… verlo…
-El sigue entablando una lucha.
-¿Qué significa eso?
-Qué no todo está dicho, aun falta que su cuerpo termine de aceptar y sobre todo retener la magia que hay en él, no es tan fácil señor Potter.
-Ya lo sé, pero… quiero verlo…
-Antes que nada debo felicitarlo, sobrevivió a un procedimiento muy traumático para el cuerpo, aun debemos realizarle algunas pruebas claro, debemos verificar el estado de su magia.
-Por favor… déjeme verlo.
Charlotte miró a su jefe esperando una indicación, por lo que éste dijo:
-Llévalo Charlotte, será bueno para ambos.
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Cuando entró a la habitación en una silla de ruedas empujado por la Inefable, lo primero que vio fue a un par de magos ahí.
-¿Cómo vamos Kyle? –pregunto Charlotte.
-Logramos bajar la fiebre –respondio el mago con un paño húmedo en la frente de Draco, quien gemía suavemente- pero si lo descuidamos tan solo un poco, volverá a subir.
-¿Qué hora es? –pregunto Harry.
-Oh ya está aquí señor Potter –dijo Sophie al tiempo que oprimía botones en los monitores.
-Es media noche –respondio el mago Kyle.
-Vaya, no dormí mucho entonces.
-Pero del otro día.
-¿Cómo?
-Qué llegaron aquí ayer.
Harry no supo que decir, hasta que un quejido de Draco le hizo intentar levantarse.
-¿Cómo esta?
-Su cuerpo está luchando –dijo el mago- y debemos ayudarle, por eso estamos controlando la fiebre.
-Pero ya paso mucho ¿no?... digo, desde ayer…
-No hay parámetros con los cuales medirlo, esto no lo resistiría un muggle por supuesto.
-¿Puedo ayudar? Sé que no me necesitan pero quisiera estar aquí.
-Claro.
Le dieron el paño húmedo y se quedó ahí, atendiendo el afiebrado cuerpo de Draco.
-Vamos Draco, tu puedes… has logrado tanto en la vida de mierda que te tocó que esto no es nada, tu puedes con esto y más –dijo sintiendo las lagrimas comenzar a escurrir por sus mejillas.
Al cabo de un rato Sophie entró con una charola con alimentos.
-Debe alimentarse, está muy débil señor Potter.
Harry asintió en silencio dándole el paño húmedo en tanto él comenzaba a comer y a tomar los medicamentos que le habían dejado en la charola.
-Por cierto –dijo ella inyectando medicamento en el suero de Draco- el señor Weasley estuvo aquí.
-¿De verdad? –pregunto sorprendido.
-Sí, dijo que no sabía que había pasado con usted dentro de la mansión y decidió venir aquí, ya puesto al tanto y después de estar a su lado un par de horas, tuvo que retirarse, dijo que vendrá mañana.
-Gracias.
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Pasó otra hora en donde Draco permaneció exactamente igual, con la fiebre queriendo consumir su cuerpo.
-¿Qué pasa, porqué la fiebre no baja? –pregunto cuando el señor Morton entró a la habitación.
-Su cuerpo está librando una batalla muy dura, por una parte su organismo quiere absorber y asimilar la magia recibida pues él es un mago, no un squib propiamente, pero por otro lado la maldición que tiene desea expulsarla, él debe estabilizarse.
-¿Y qué se puede hacer? –pregunto angustiado.
-Esperar.
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Siendo ya las tres de la madrugada, Harry miraba angustiado como los Inefables no dejaban de administrarle medicamentos a Draco a través de su suero, encantamientos con sus varitas y demás, pero nada funcionaba.
-Señor Morton –dijo de pie a un lado de la cama sosteniéndose con gran esfuerzo.
-No podemos estabilizarlo –respondio pesimista- no hay estabilizador que funcione… a este ritmo su organismo no resistirá.
-No, no, no puede ser… -masculló mesándose los cabellos viendo el rostro húmedo de Draco- esto no puede ser así, no después de tanto…
Los cinco aurores estaban ahí mirando todo sin poder hacer ya nada más, entonces Harry se volvió diciendo con expresión casi desesperada:
-¡La mansión!... ¡Debemos llevarlo a Malfoy Manor!
-¿Qué? ¿Por qué? –respondio Morton.
-Ella lo ayudará ¡Ella lo estabilizará!
-¿De qué habla señor Potter? ¡Hemos intentado todo y nada funciona! Si lo movemos de aquí, morirá más rápido.
-No, no, claro que no –respondio exasperado- usted sabe del hechizo que envuelve Malfoy Manor.
-¿Y?
-Es un hechizo tipo ancestral –dijo el Inefable Wang- nunca hemos podido estudiar ese tipo de magia –añadió viendo a su jefe- es una posibilidad.
-La única tal vez –completó Morton con el dedo índice sobre sus labios- de acuerdo, preparen todo, nos vamos.
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Cuando estuvieron frente a Malfoy Manor ya de madrugada, Harry tomó el rostro de Draco y comenzó a hablarle.
-Draco, Draco despierta… -Pero Draco solo gemía sin abrir los ojos- abre los ojos por favor… necesitamos entrar a Malfoy Manor, por favor llévanos dentro- Pero Draco se negaba a abrir los ojos, por lo que Harry junto su frente con la de él sin dejar de hablarle- Te lo suplico, haz un esfuerzo, sé que tu puedes… sólo llévanos dentro ¡Draco!
Draco abrió los ojos con mucha dificultad, se sentía tan débil y con fuego recorriéndole las venas que despertar había sido un suplicio.
-Oh… -gimió cerrando los ojos de nuevo.
-¡Despierta, haz un esfuerzo!
-Po… Potter…
-Estamos frente a Malfoy Manor Draco, si quieres curarte debes llevarnos dentro ¿Draco me has entendido? ¡Draco!
Draco volvió a abrir los ojos sin entender lo que había dicho Harry.
-Llévanos a tu hogar Draco… solo ella puede salvarte, llévanos dentro.
Draco suspiró y cerró los ojos mientras musitaba:
-Llé… llévanos dentro.
Un remolino multicolor envolvió a todos y en un segundo desaparecieron de ahí.
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Cuando aparecieron, lo hicieron de pie dentro de una habitación todos excepto Draco, quien apareció en su cama directamente; Harry cayó al piso por no tener las energías para tenerse en pie, pero se levantó lo más rápido que su debilitado cuerpo se lo permitió y se acercó a la cama.
-Draco –dijo tomándole una mano- Draco resiste, estarás bien.
Los cinco Inefables se levantaron y miraron curiosos a su alrededor para luego situarse alrededor de la cama de Draco.
-Fascinante –dijo el mago Morton.
-¿Y ahora? –Pregunto Charlotte- ¿Qué haremos?
-Esperar –respondio el mago- solo esperar.
-¡Amo! –exclamó Nana habiéndose aparecido ahí al percibir la entrada de alguien en la mansión- ¿¡Qué le han hecho a mi amo?!
-Cálmate Nana –respondió Harry temeroso de que alguien pudiera salir lastimado- él estará bien.
-¿Qué le hicieron? –Volvió a preguntar corriendo hacia la cama y subiéndose en ella para mirar directamente a Draco- ¡Esta muy caliente! –exclamó cuando tomó su rostro entre las manos.
-El estará bien, ya lo verás.
-¿¡Cómo lograron entrar, que le hicieron?!
-¡Cállate ya! –Respondió exasperado- ¿Acaso crees que lo hubiéramos logrado si él no nos deja entrar? –Nana solo lo miro en silencio con los ojos arrasados de lágrimas- él estará bien, así que ahora cálmate y deja de gritar que me pones más de nervios.
Nana se quedó callada sin saber ahora qué hacer o qué decir, era cierto lo que había dicho el joven mago, así que sin saber nada más que hacer, optó por confiar en su amo que había dejado pasar a todos aquellos extraños a su hogar.
Ante la fascinación de los cinco magos y la angustia de Harry, la fiebre de Draco fue bajando a tan solo diez minutos de estar dentro de la mansión.
-¡Vaya! –Exclamó Morton checando sus signos vitales con un hechizo de su varita- ¡Su temperatura está bajando!
-Se los dije –dijo Harry sin soltarle la mano- les dije que ella no lo dejaría morir.
Para cuando el sol salió por el horizonte, Draco dormía profundamente pero ya con la frente fresca y sus signos estables.
-¿Cree que cuando Draco salga de aquí, la inestabilidad regrese a su cuerpo? es decir ¿solo funcionará cuando esté aquí? –pregunto temeroso.
-No lo creo –respondio Morton volviendo a checar sus signos vitales- aunque no puedo asegurarlo hasta que él salga de aquí y veamos, pero su cuerpo ya asimiló lo que tenía que asimilar, la magia ancestral de la mansión lo ayudó a librar su batalla, por lo que pienso que hay un 98% de probabilidades de éxito, solo falta que el señor Malfoy despierte.
Harry asintió en silencio y volvió a mirar a Draco mientras éste suspiraba suavemente en medio de su sueño.
-¡Vaya, increíble! –exclamó el mago Kyle cuando apareció frente a él, una mesa con abundante comida para todos siendo que Nana no se había movido de la cama de Draco.
-Es la mansión… -dijo ella sin que nadie le preguntara- sabe que están ayudando a mi amo, por eso los está atendiendo.
-Pues gracias –respondio Démian Wang frotándose las manos ante una charola de hot cakes vaporosos que despedían un aroma delicioso.
-Coma usted también señor Potter –dijo Sophie mientras se servía una taza de café con crema.
-No tengo hambre.
-Sí quiere recuperar fuerzas más pronto para cuidar de su amigo, debería hacerlo.
Sabiendo que ese punto era cierto, con reticencia soltó la mano de Draco y se acercó a la mesa para también comer algo.
-Esta magia ancestral es magnífica –dijo Charlotte hincándole el diente a un huevo frito sobre una tostada de pan con crema- había escuchado de este hechizo antes, es muy antiguo, pero nunca había estado dentro de una mansión que lo tuviera.
-Y no creo que lo vuelvas a estar querida –añadió Morton mientras ponía miel de una jarrita de cristal a su plato con frutas- la última vez que un hecho así se registró fue hace cuatrocientos años y fue en una pequeña casa ancestral, para nada del tamaño y magnificencia de esta pero si antigua y de un fino linaje, era de un conde de hecho… fue en España y la casa aun existe en la actualidad, por desgracia ese linaje se extinguió y la casa fue abandonada, está en un área restringida para muggles, así que así permanecerá por cientos de años más.
-¿De verdad? –preguntó Harry impresionado.
-Sí, lo estudié en cuanto supe de la mansión Malfoy, antes de eso no hay registros de algo así, no cualquiera puede realizar un hechizo del alma así y sobre todo, no cualquiera lo haría.
-¿No basta desear hacer eso sobre tu propiedad? –preguntó Harry sirviéndose un vaso de leche- digo, estás dando tu vida…
-Claro que no, se necesita magia antigua y ancestral, un mestizo no podría realizarlo pues la magia de varias generaciones son las que le dan fuerza a este hechizo, mientras más antiguo el linaje, más fuerte es el hechizo y si hablamos de la familia Malfoy, pues…
-Vaya… -musitó impresionado.
-Además cuenta mucho la propiedad, este ha sido el hogar de generaciones Malfoy, por eso la fuerza de la mansión es impresionante, una simple casa no podría sustentar algo así, lo único que tendrían sería una casa con un muerto en su alfombra.
-Ahora entiendo.
Continuaron desayunando en medio de comentarios de fascinación sobre la propiedad, aunque ciertamente eso solo lo hacían los Inefables pues Harry comía en silencio.
-Mmm…
-¡Draco! –Exclamó Harry presuroso- vamos despierta –dijo tomándole una mano.
Draco abrió los ojos pesadamente encontrándose con el rostro de Harry.
-Bienvenido al mundo de los vivos –saludó el señor Morton checando sus signos vitales de nuevo con una mano y un bollo de queso en la otra.
-Potter… -susurró cerrando los ojos de nuevo.
-Despierte señor Malfoy, ya habrá tiempo de descansar.
-Vamos Draco despierta.
-Ayúdeme –dijo Morton colocando cojines tras la espalda de Draco que sin más remedio se esforzó en despertar.
-¿Estamos en mi casa? –preguntó sorprendido viendo a su alrededor.
-Sí –respondio Harry.
-¿Y quién los dejó entrar?
-Pues tú ¿Quién más?
-¿Yo?
-No te acuerdas pero de otro modo no podríamos estar aquí ¿no?
-Cierto –respondió pasándose la mano por el rostro- me siento sin fuerzas y aun quiero dormir.
-Es natural, su cuerpo estuvo sometido a un gran estrés.
Draco miró al viejo mago a los ojos mientras recargaba la cabeza en los cojines temiendo la respuesta al preguntar:
-Y bueno… ¿funcionó?
-Así debería ser, sin embargo la respuesta definitiva solo la tiene usted, pero para eso lo quiero lo mejor preparado posible.
-¿Cómo es eso?
-Ha estado recibiendo nutrientes a través de su suero pero nada sustituye al alimento; desayune, duerma un poco más y entonces lo comprobaremos.
-¿Tengo que desayunar? –preguntó haciendo una mueca.
-Una dieta blanda estará muy bien.
Una mesita con alimentos blandos apareció al instante en las piernas de Draco.
-Qué maravilla –exclamó Sophie fascinada.
Pero quien no estaba tan fascinado viendo la gelatina y el plato de papaya era Draco.
-Y cuando termine, deberá tomar esto –añadió Morton poniéndole en la mesita de cama un frasquito con una poción morada.
Draco lo miró sin ganas y luego suspiró mirando su plato.
-Su casa es maravillosa –dijo Sophie- probablemente nunca más estaré en una propiedad con un hechizo como este.
-Y sería genial explorarla ¿no? –añadió Draco alzando una ceja.
-Por supuesto.
Draco miró a los cinco Inefables mirarlo con la misma actitud de un niño viendo un árbol de navidad lleno de regalos, así que al cabo de unos segundos sonrió cansinamente mientras decía:
-Pues adelante.
Los cinco Inefables dejaron lo que estaban comiendo para tomar de inmediato sus vuelaplumas, carpetas y demás, salieron de la habitación lo más rápido que sus viejos cuerpos se los permitía.
-Se ven muy entusiasmados –dijo Harry.
-Eso veo.
-¿Y cómo es que lo has permitido? Eres muy quisquilloso respecto a Malfoy Manor.
-Bueno… -respondio pinchando sin más remedio un trozo de fruta- creo que lo merecen, además es obvio que no buscan ningún horrocrux- Al oír eso Harry inclinó la cabeza mirando a un lado- vamos Potter, deja esa actitud, creo que ya aclaramos el punto ¿no?
-Puede ser… pero siempre me sentiré una mierda por eso.
Draco se alzó de hombros mientras masticaba la fruta arrugando el ceño.
-La papaya no es mi favorita ¿podrías al menos ponerle crema batida? –pregunto molesto.
Un pequeño copete de crema batida apareció encima de la fruta haciendo sonreír a Harry.
-Gracias –exclamó con sarcasmo.
-Estás muy consentido, incluso por la mansión.
-No es cierto.
-Claro que sí.
-Y… ¿cómo te sientes Potter? –preguntó como no queriendo la cosa.
-Aun no me siento bien al 100%, me siento débil y desgastado, pero ya no siento esa pesadez que sentía en el cuerpo, más específicamente en el pecho, a veces eso no me dejaba respirar y hacia que cualquier esfuerzo me mareara; pero eso se ha ido y ahora puedo respirar bien, solo necesito descansar.
Draco jugueteó con un trozo de fruta pasándolo de un lado a otro con su tenedor, luego dijo:
-Gracias.
-Aun no sabemos si funcionará.
-Eso no importa, haya funcionado o no, no tenías por qué hacer eso, así que gracias.
-Ah pues… de nada –respondió un tanto cohibido.
Después de un rato más, Harry se dirigió a su habitación y ambos durmieron un buen rato.
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