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Mi biografía sexual por Sadistic_Beauty

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Notas del capitulo:

Naruto no me pertenece sino a Masashi Kishimoto

¿Qué querrá el maldito miserable de Madara? Mis pasos marcaban la dirección opuesta a la que quería ir. Llegar hasta él implicaba demasiadas cosas en mi mente, y lo peor era que debía ignorarlas y obedecer todos sus caprichos, los planes que en su larga ausencia ha planeado para mí, y los odiaría. Paso a paso, me veo arrastrado al torbellino de amargura y oscuridad nuevamente.

 

Kakashi sin duda había sabido marcarme, y a veces los recuerdos son algo que no podemos manipular. Puede ser que uno se vea forzado a recordar, o puede ser que de la nada se abra una ventana al pasado. Pero un recuerdo es capaz de traer consigo muchos más. Oscuros, diabólicos, dolorosos. Memorias que uno desea enterrar en lo más profundo de su ser. Eso se puede lograr, mas oportunamente puede brotar cual semilla germinando.

 

Fue exactamente de esa manera que en mi mente se escribió el nombre Shisui.

 

El Uchiha legendario se encontraba parado en frente de mí, en aquella noche calurosa. Sólo existía una fogata entre nosotros, como si el espacio se hubiera vuelto un vacío, sin grillos sonando, sin luciérnagas con una penosa luz. Ni siquiera él podía encontrar una manera sencilla de decirme que hiciera aquello. "Tienes que matar a Shisui", dijo, y yo lo repetí muchas veces en mi mente, algunas veces provenía de mis pensamientos, y otras era el eco de su voz aún retumbando en mi cabeza. Madara se dio la vuelta y comenzó a retirarse poco a poco, quizá pensando que no sería capaz de cumplir con ese requisito.

 

Estuve evitando a Shisui por más o menos una semana, siempre dejando que nos viésemos en lugares llenos de gente, donde cualquiera podría reconocernos, o donde un asesinato no pasaría desapercibido. De esa manera podría mantenerle a salvo de mí mismo, y lograba excusarme ante Madara. Pero incluso un shinobi tan despistado como él, sabía que algo estaba mal.

 

Con el paso del tiempo, de cada segundo, mi corazón se sentía más destruido. Y aún no le veía desde aquella tarde en que mi presencia casi era la única en la laguna en la que, gracias a Shisui, supe qué era un seme y un uke.

 

La imagen de lo que podría ocurrirle a Shisui en mis manos era peor a mis más oscuros secretos de los recuerdos de aquella guerra. Y estar tanto tiempo sin su compañía me hacía sentir peor, ya que generalmente era con él con quien compartía los pormenores de mis misiones como anbu, que últimamente abundaban, y a lo que casi se habían reducido mis días.

 

Al llegar a casa una noche, entré con cuidado de no despertar a nadie, y voy directo a mi habitación sin intenciones de quitarme el uniforme anbu u otra cosa, quería sólo descansar, Y me detuve en el marco de la puerta observando el bulto en mi cama. Hacía mucho tiempo que Sasuke no entraba a mi pieza para que durmiéramos juntos, y sonreí ante cualquier posible idea de lo que hubiese podido haberle asustado esa noche para que decidiera retomar esa actitud tan infantil y adorable. Mi hermano menor era la idea que me alejaba de todas las preocupaciones.

 

Me acerqué con cuidado de no despertarle, pero me horroricé al notar que no era Sasuke, sino Shisui, el que descansaba en mi cama. Sentía gotas de sudor quemarme la fría piel del cuello y la frente mientras todos mis músculos se paralizaban. El reflejo de luz que entraba por la ventana me distrajo y tracé la idea de pasar la noche fuera de casa. Luego regresaría temprano esperando a que todos creyeran que había pasado la noche allá.

 

Salí de la pieza con la mayor cautela que el terror de la presencia de Shisui me permitía y confié en que no despertaría. Corrí sin detenerme, quizá hasta sin respirar. Estaba temblando cuando llegué de nuevo a la laguna. Pensé en quedarme allí. Como ya no frecuentaba ese sitio, podía quedarme un largo en la soledad de ese paraje. Y una vez que me hubiese calmado, me quité la armadura y los escudos del uniforme anbu hasta quedar sólo con el pantalón y la camisa. El sudor de mi cuerpo me había humedecido, provocándome frío, por eso no descarté esas prendas. Pretendí quedar dormido recostado contra el tronco de un árbol.

 

Escuché los pasos de alguien trotando a lo lejos, y no les di importancia hasta que desaparecieron, entonces fue demasiado tarde, Shisui me sujetaba contra el tronco con fuerza y como ya sospechaba, no tenía intenciones de dejarme ir sin una explicación.

 

- ¿Por qué, Itachi? – Susurró y noté sus ojos enrojecidos.

 

Al no encontrar una respuesta de mi parte, insistió, esta vez azotándome contra el tronco.

 

- ¡¿Por qué?

 

- Shisui…

 

¿Qué debía hacer? ¿Poner la vista gorda ante todo e inventarle a Shisui una extraña mentira? Era una buena opción, o mejor dicho, la opción que yo quería. ¿Debería quizá actuar como el ninja que soy y matarlo? Era lo que debía hacer. Mientras más pronto, mejor. El tiempo corría. Conocía mi deber a la perfección, desde cómo borrar los rastros del asesinato hasta el tiempo que le llevaría a Madara darse cuenta de lo que hice o dejé de hacer.

 

- Yo…

 

- ¿Por qué solo me has abandonado? – Cortó, sabiendo que no encontraría una respuesta fácil.

 

Segundos, o quizá minutos de silencio pasaron hasta que suavizó su agarre y se sentó a mi lado observando algún punto lejano en el horizonte de la noche perdida.

 

- Lo sabía – Dijo más molesto que antes.

 

Cada vez que Shisui parecía saber algo fuera del ámbito ninja, era una locura. Hasta mis labios comenzaron a curvarse en una sonrisa previendo el chiste que vendría.

 

- ¿Tanto tiempo te quita? – Preguntó con antipatía.

 

- ¿El qué? – Me sentía casi reventando en risas, cosa que hacía casi exclusivamente con él.

 

- ¡No te hagas! – Se ubicó encima de mí sosteniéndome con fuerza de la ropa - ¡Kakashi! ¡Me refiero a Kakashi!

 

La sonrisa se me congeló junto al resto del cuerpo.

 

- El que calla, otorga, Itachi…

 

No lograba formarme una idea de lo que Shisui sabía.

 

- Han sido tres veces las que te he visto con él, Itachi – Me tensé aún más – La primera vez, fue en la entrada de la torre del Hokage. Varios anbus iban saliendo, los dos últimos eran ustedes dos. La gente normal se despide con un "hasta luego", él se despidió con un buen apretón en tu trasero, ¿recuerdas eso?

 

Antes de que mencionara lo último, estaba pensando en la amenza de mi padre acerca de verme con Kakashi, pero el testimonio de Shisui me sacó un evidente sonrojo en el rostro.

 

- Veo que sí…

 

- Shisui, yo soy el miembro más joven, es normal que quisieran hacerme bromas o…

 

- La segunda ocasión, Itachi, fue a la entrada del barrio. Yo estaba de guardia. Kakashi se veía bastante insistente. Te acorraló contra el muro y sujetó tus manos sobre tu cabeza y, je, te besó. Pero tú activaste el sharingan y lo alejaste.

 

- Shisui… ¡Yo no…

 

- Pensé que lo habías puesto en su lugar… Pero no fue así.

 

El aire no llegaba a mis pulmones cuando Shisui frunció el seño.

 

- ¿Sabes que a veces hay que limpiar los ductos de ventilación de la torre del Hokage?

 

No respondí inmediatamente. Sabía eso, recuerdo que esa fue una de las primeras misiones como genin, al igual que la mayoría de los ninjas en Konoha. El cambio de tema me calmó un poco, y asentí lentamente un par de veces.

 

- Pues cuando me tocó hacerlo… Los vi a ustedes en el baño…

 

Yo sabía que aquello iba para mal. Nada normal ocurría cuando Kakashi y yo coincidíamos en algún sanitario.

 

En esa oportunidad, cerró con seguro la puerta mientras mi cuerpo recostado en ella era consumido por sus besos, y las manos recorrían candentemente la piel expuesta al liberarme de las ropas.

 

- Hoy no te escapas…

 

No le presté mucha atención. Lo último que tenías eran ganas de huir de él. Ya, con algo más de experiencia, logré desvestirlo a él también. Cuando se agachó para besar mi vientre, quise detenerlo.

 

- ¿Por eso lo hacemos en un sanitario público?... ¿O es para que tu novio no te descubra?

 

Se levantó y me besó de nuevo, con la misma pasión con la que lo hizo desde la primera vez. Hizo lo mismo en mi cuello y me susurró al oído.

 

- Itachi… Dame un poco de tiempo. Te lo pido… Tú sabes lo mucho que me gustas y todo lo que te deseo. – Hizo una larga pausa en la que se dedicó a demostrarme esas emociones de las que hablaba – Dame máximo dos meses, ¿sí? Tenzou es mi amigo, no quiero lastimarlo…

 

Mientras él me decía eso, yo reflexionaba una vez más sobre el hecho de que, aunque tuviésemos una relación, mis padres no lo aceptarían, y acabaríamos escondidos del mundo justo como ahora. Tal vez hasta era mejor que no dejara a su pareja, y que yo, el que sobra, fuese el único cuyos sentimientos fueran destruidos. Era mejor decírselo de alguna manera.

 

- Senpai… Los Uchiha creen que eres un espía de Konoha.

 

- … Lo suponía. No pueden vernos juntos.

 

Cerré los ojos esperando a que se separase de mi cuerpo y que el frío en mi corazón fuese el mismo que ahogara mi cuerpo. Sin embargo, en lugar de eso, me llenó la calidez de uno de los hermosos besos de Kakashi.

 

- Soy capaz de soportar todo eso y más con tal de tenerte a mi lado, Itachi. Estoy dispuesto a arriesgarme y a defenderte. Yo te amo.

 

Las palabras y los demás gestos de mi senpai me hicieron sentir egoísta, necesitar que Kakashi fuese mío. Lo atraje hacia mí como otras tantas veces, sintiendo la culpa del engaño, pero en esa ocasión, opacado por otros sentimientos, aquellos que descubrí la noche de nuestra primera misión juntos.

 

- Senpai… Esto… Va a terminar doliéndome mucho, ¿verdad?

 

- Yo protegeré tu corazón, Itachi, cueste lo qu-

 

- Me refería a mi entrada, senpai.

 

Había estado aprendiendo cómo manejar las emociones de Kakashi en todas nuestras sesiones anteriores. Calló y me miró con su insaciable lujuria.

 

- Sí, Itachi-chan… Te va a doler bastante… Pero va a gustarte aún más.

 

Senpai comenzó a chupar sus dedos y yo le ayudé. Me llevó a recostarme de una pared para que no se oyeran los golpes de las embestidas al otro lado de la puerta.

 

Pasaría un mes para que me quedara boquiabierto con la noticia de la separación de Kakashi y el sujeto llamado Tenzo, para entonces repetir esa vivencia más a menudo y en otra diversidad de lugares.

 

La expresión de rencor en el rostro de Shisui mientras recordaba aquel suceso, marcaba intrigas que probablemente permanecerían en las sombras por el resto de los tiempos.

 

- No fue fácil estar allí escuchando todo, Itachi.

 

Miré a Shisui agachar la cabeza y dejar de ejercer presión sobre mi cuerpo.

 

- Lo siento. Soy un tonto, no debí haberte hablado de esa manera. Llegar aquí y gritarte por algo que forma parte de tu vida privada…

 

- No, Shisui…

 

- Anoche, cuando llegué a tu casa, tu padre me pidió que te vigilara. Sospecha fuertemente de Hatake-san.

 

- Sí. Ya lo sé.

 

Shisui se notaba cansado. Y mientras él parecía pensar en sus cosas, yo no lograba sostener la idea de su muerte.

 

- ¿Qué debo hacer, Itachi…?

 

- Shisui… ¿Qué harías si tuvieras que matarme?

 

Sabía que esa pregunta era una confesión acerca de los planes que tenía de traicionar al clan. Pero a la vez, necesitaba que él, y sus experiencias de vida, de alguna manera me ayudaran a poder ejecutarlo.

 

- ¡Itachi, tú…! … Tú…

 

Yo guardé silencio. Él iba a tener razón sobre lo que fuera a decir. Ya sea sobre tacharme de traidor, maldecirme, o incluso lanzarse sobre mí y atacarme. Cualquier reacción de su parte, sería la más lógica. O al menos, eso era lo que yo me esperaba. Shisui me miró y abrió ligeramente los labios.

 

- No traiciones al clan.

 

Sentí esa frase caerme en el resto del cuerpo y aplastarlo con su peso, a pesar de que no me moví ni un centímetro y tampoco desvié la mirada de sus ojos. Lo que yo iba a ser, sería visto por todo el mundo como una traición. Sólo Madara lo sabría. Y él se llevaría ese secreto a la tumba, en el caso de que algún día decidiera encerrarse en una eternamente.

 

- Somos tus amigos, tu familia… Son los ancianos, tus padres, tus raíces. Es tu pequeño hermanito Sasuke. Soy yo, Itachi… ¿Quieres darle la espalda? ¿Quieres…?

 

Agaché la mirada y dejé que el silencio hablara por sí solo.

 

- Entonces tendré que matarte.

 

Cargaba todas mis armas de anbu, Shisui probablemente estaría desarmado, por lo que la pelea no sería un gran problema. Shisui es fuerte, pero yo estuve siendo entrenado por Madara Uchiha, el ninja legendario. La balanza estaba claramente inclinada.

 

- Matarte porque… Crees que ese Hatake y sus ideales piensan que debemos desaparecer, ¿cierto? ¿Sólo por eso?

 

- Créeme algo, Shisui. Kakashi-senpai no tiene ni la menor idea acerca de esto. Somos ninjas y no puedo revelarte más detalles.

 

En un rápido movimiento, cambié de posiciones con Shisui, y lo acorralé contra el tronco del árbol.

 

- Yo pensaba que eras un genio, Itachi – Escupió con indignación.

 

- Yo pensaba que al menos intentarías defenderte.

 

- ¿De qué sirve? Has entrenado conmigo y sabes cómo detener mi técnica de control.

 

- Tú también conoces mis debilidades, Shisui.

 

- ¡Maldito seas, Itachi!

 

- ¡Mátame!

 

- ¡No!

 

- ¡Deja de pensar que soy un Uchiha y en esas cosas del clan, Shisui!

 

- No lo haré.

 

- …

 

- Sea lo que sea a lo que estés jugando, Itachi, no voy a seguirte.

 

- No tienes manera de escapar de esto.

 

- Así que por eso te estabas comportando tan raro. Porque odias a tu clan.

 

- …

 

- ¿Me odias a mí también…? – Fue muy obvia mi impresión ante aquella pregunta. Pero tras unos segundos de silencio, él mismo se respondió - Claro… Yo formo parte del clan… Bueno, asesíname rápido, te faltan muchos Uchihas para deshacerte del clan. Y yo soy el más tonto.

 

- Jum – Sonreí sarcástico. Claro que los quería a todos, excepto a mi padre, pero la situación me parecía demasiado retorcida. Digna de la inventiva de Madara – Algo estarás tramando para hablar de esa manera, Shisui.

 

- No, Itachi. Sólo un tonto se pasa toda la vida lanzando señales que terminan en la nada, amando a quien no corresponde.

Notas finales:

Revs por favor


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