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Chang Ai por N3K0-Ch4N

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En una aeronave que se encontraba dentro de la flota, Toph usa su metal-control para doblar una de las alas de la nave haciendo que se estrellara contra las demás. Un soldado de la Nación del Fuego en la nave logra interceptarlos e intenta enviarlos a ambos (Sokka y Toph) lejos de la nave usando su fuego-control. Sin embargo, consiguen evadir su ataque solo para terminar cayendo a un costado de la aeronave, Sokka intenta frenar la caída usando su espada espacial, pero en su lugar, aterrizó contra una plataforma rompiéndose la pierna en el proceso, y Toph, por otro lado, queda colgando fuera de la plataforma sujetando la mano de Sokka.

Dos maestros fuego se acercan para atacarlos por ambos lados, por lo que Sokka utiliza su boomerang y su espada para alejarlos, perdiéndolos en el proceso. Aun así, más maestros fuego aparecen y aparentemente, Sokka y Toph, están seguros de que ese sería su fin, pero, afortunadamente, son salvados por otra aeronave pilotada por Suki en la que rápidamente aterrizan.

Ozai logró penetrar su escudo con una ráfaga de fuego cargada, casi haciéndole perder el conocimiento por el calor. Al aumentar su poder, Ozai cargó un ataque lo suficientemente fuerte como para destruir el escudo por completo, el impacto arrojó a Aang hacia atrás haciendo que su espalda impactara contra un pilar de piedra irregular, alineando su cicatriz con un pedazo de roca que sobresalía de éste, causando un dolor exuberante justo antes de que todo lo que lo rodeaba se volviera negro.

-¡AHHH!-tras chocar, el chakra del pensamiento se desbloquea y Aang recibe una visión de todos los Avatares pasados, todos en estado Avatar en línea junto a él, recordó todas las veces que alcanzó a dominar el estado Avatar y también recordó cómo tuvo que renunciar a su mayor estado Avatar para no perder a la persona que amaba. Su cuerpo fue arrastrado por la gravedad y las rocas que lo protegían cayeron sobre él.

-Sal de ahí, niño-dijo Ozai mientras caminaba hacia la montaña rocosa que se había formado allí, estaba más que seguro de que ya había ganado la batalla-estás a punto de ser…-fue interrumpido al ver su barba siendo sujetada por la mano del niño debajo de las rocas, mientras Aang emerge de los escombros, sus tatuajes brillan por la luz del estado Avatar.

El Rey Fénix inmediatamente ataca la cabeza del joven Avatar con su fuego-control, aunque Aang logra apartar su mano sin esfuerzo dirigiendo su fuego inofensivamente hacia el cielo, antes de poder contrarrestar con una poderosa explosión de aire en su pecho, lo que hace que Ozai caiga hacia atrás. Ozai frena bruscamente al estrellarse contra un pilar de tierra y cae de rodillas, elevó su mirada hacia arriba y vio a un Avatar enfurecido flotando en el cielo en una esfera de aire, sus ojos brillaron más que nunca y luego, en su tormenta de ira, rugió justo como Zuko le había enseñado, látigos de fuego-control mejorados por el cometa salieron disparados de su boca y sus extremidades. A medida que se elevaba más en el cielo, usó los látigos de fuego-control para destruir varios pilares de tierra y mover las rocas sueltas hacia él, así como extraer el agua del océano, logró concentrar parte de sus llamas, condensar las rocas y presionó el agua para crear anillos a su alrededor, y allí estaba el Avatar, maestro de los cuatro elementos en el apogeo de todo su poder y fuerza.

En Ba Sing Se, la Orden del Loto Blanco está liberando exitosamente la ciudad, Pakku y Piandao trabajan en equipo para poder derrotar a los soldados de la Nación del Fuego, Bumi y Jeong Jeong derribaron varios tanques tundra e Iroh quema la bandera de la Nación del Fuego que colgaba del palacio real del Reino Tierra dejando expuesta la bandera de su nación correspondiente.

Aang, poseído por el estado Avatar, ataca a Ozai y lo lanza al cielo, pero éste se recupera antes de que Aang pueda alcanzarlo nuevamente. Ozai huye utilizando su fuego-control para impulsarse a gran velocidad mientras Aang lo persigue. Aang uso su tierra-control para comprimir pequeños fragmentos de roca, los cuales dispara como si fueran proyectiles, aunque Ozai logra evadirlos a todos con suerte y continúa huyendo.

De vuelta en la capital de la Nación del Fuego, Azula atacó con rayos y fuego-control implacablemente hacia Katara, alejándola de cualquier fuente de agua. Zuko estaba tendido en el suelo, el dolor en su pecho donde lo atacaron era intenso e insoportable y, aunque no lo crean, su espalda también estaba herida, intentó levantarse pero lo único que podía hacer era ver como su hermana perseguía a Katara, ella iba a matar a la maestra agua y Zuko no podía levantarse para ayudarla siquiera. Azula arrojó rayos y flamas azules hacia la chica quien continuaba huyendo, ella le dijo algo, pero el dolor en su cuerpo era tan terrible que hizo que perdiera un poco los sentidos, le dolía demasiado la cabeza y su visión se estaba tornando borrosa.

-Preferiría que un sanador de nuestra familia se encargue de Zu-zu si no te molesta-comentó Azula mientras se reía sarcásticamente, asustando a Katara quien se escondía detrás de un pilar-Zu-zu, no te ves muy bien-

Aunque Katara encontró agua para controlar, Azula es demasiado rápida para sus ataques y la maestra agua se ve obligada a huir de sus inmensas llamas, eventualmente, descubre una rejilla con agua debajo de ella.

-Por supuesto, las tuberías de la alcantarilla…-pensó, un plan comenzó a formularse en su cabeza, pero ¿cómo iba a…? vio algunas cadenas cerca de ella, esta podría ser su única oportunidad.

-No eres nada más que una sucia campesina-la voz de la princesa temblaba de ira, avanzó unos pasos por encima del enrejado de la alcantarilla, Katara controló el agua a su alrededor justo antes de que Azula pudiera atacar nuevamente a quemarropa, congelándolas a ambas en su lugar.

Mientras Azula observa impotente, Katara descongeló el agua a su alrededor, nadó a través del agua descongelada y unió ambas manos de la princesa con las cadenas al enrejado de la alcantarilla, una vez que terminó, derritió el agua restante y corrió hacia Zuko para curarlo. Se arrodilló junto a él y uso el agua de su cantimplora para curar su herida, sus ojos se llenaron de lágrimas de preocupación y miedo, pero luego se convirtieron en lágrimas de alegría al ver que el maestro fuego comenzaba a despertar.

-Gracias, Katara-le dijo débilmente al tiempo que dejaba caer una de sus manos sobre las suyas a modo de agradecimiento.

-De hecho, yo soy quien debería agradecerte-respondió ella-además, no hay necesidad de agradecerme. Solo hice lo que debía hacer, después de todo, eres mi amigo y probablemente Aang no me perdonaría si hubieras muerto… probablemente me mataría-

-No lo creo. Aang nunca haría eso-dijo Zuko bajando la mirada. Katara fingió que no escuchó eso, una vez que se levantaron, desviaron la mirada hacia Azula, ella vio como su hermano se levantaba del suelo, todavía vivo para su infortunio y su frágil mente finalmente se corrompió, expulsó fuego azul violentamente de su boca antes de rodar por el suelo mientras gritaba y lloraba sin control. Zuko y Katara observaban en silencio en lo que se había convertido la (alguna vez) poderosa Azula, Zuko sintió un poco de pena por ella, pero también se merecía lo que le pasó, nadie había sido tan cruel y manipulador como ella en toda su infancia, además, ella intentó asesinar a Aang cuando la Nación del Fuego atacó Ba Sing Se y eso jamás se lo perdonaría. Aang… el maestro fuego suspiró mientras llevaba un brazo a su herida y la cubría con éste, tan solo esperaba que Aang hubiera terminado la pelea con su padre, porque ya no podía ver la hora de comenzar una nueva vida con el chico que amaba. Estaba tan cansado y adolorido en ese momento que todo lo que Zuko quería hacer era descansar y relajarse, así que se apartó de su hermana observando el patio quemado, había un sendero libre que nunca antes se había usado y que conducía a los jardines reales. Por alguna razón, sentía la necesidad de ir a visitar su lugar favorito, algo que no había hecho en mucho tiempo-volveré en un rato, Katara-

Pasó por el sendero con dificultad dejando escapar un suspiro de alivio, después de todo, había logrado derrotar a su hermana y todo gracias a la ayuda de Katara. Sonrió cuando encontró el jardín tal como lo recordaba, caminó lentamente cuidando de no perjudicar más su herida, cruzó un pequeño puente donde Zuko vio el árbol favorito de su madre, un árbol que estaba colocado junto a un estanque, el maestro fuego se dirigió allí sin pensar demasiado en ello, se hundió entre las raíces que se enroscaban contra la madera cubierta de musgo y allí se quedó dormido.

Aang, aún controlado por el estado Avatar, continuó persiguiendo al escurridizo Rey Fénix e intentó aplastarlo entre dos pilares de tierra, pero Ozai logró evitar la colisión a tiempo. Ozai intenta contraatacar, pero sus intentos fracasan continuamente contra el inigualable poder de todos los Avatares pasados, Aang logra acorralarlo con agua control y lo encadena al suelo con grilletes de tierra-control colocados en sus brazos y piernas. Al estar cerca de su enemigo, el joven Avatar comenzó a hablar con las voces de sus predecesores.

-Señor del Fuego Ozai, tú y tus antepasados han devastado el equilibrio del mundo, y ahora pagarás un alto precio.

El poseído Aang procedió a dar el golpe final, una combinación de los cuatro elementos en un solo ataque. Al darse cuenta de esto, Aang empujó a un lado a los otros Avatares en su mente, gritándoles que se detuvieran, se topó con Roku, Kyoshi, Kuruk y YangChen controlando su brazo, listos para dar el golpe final, pero Aang logró apartarlos con un grito y tomando el control de su propio brazo, detuvo el ataque. Miró por encima de su hombro a los Avatares pasados, viéndolos fijamente al tiempo que retomaba el control de su cuerpo y los envió fuera de su mente, donde residían.

-Esta es MI pelea-les gritó-y yo decidiré cómo terminarla-la naturaleza pacifista de Aang rompe con el control del estado Avatar, ingeniándoselas para salir de dicho estado, cancelando su ataque final al ultimo momento. Después de eso, liberó a Ozai de sus ataduras-no, no voy a terminar esto así-dijo suavemente, dándole la espalda al Señor del Fuego y miró más allá del campo de batalla, observando como una de las aeronaves caía al suelo en llamas.

-Incluso con todo el poder del mundo, sigues siendo débil-se burló Ozai una vez más, intentando desafiar a Aang a continuar con su pelea.

Apenas Aang le dio la espalda, intentó atacarlo con fuego-control, pero el joven Avatar sintió su movimiento, a través de la característica técnica de tierra-control de Toph, y rápidamente lo inmoviliza con grilletes de tierra, colocó una mano en la frente de Ozai y la otra en su corazón, a su vez, Aang despejó su mente, enfocándose en su energía, usando su propio espíritu para poder alcanzar y tocar el poder del Señor del Fuego, en ese momento, recordó lo que el león tortuga le enseñó.

"En la era anterior al Avatar, nosotros no dominábamos los elementos sino la energía dentro de nosotros mismos"

Utilizó esa técnica para doblegar la energía interna de Ozai, arriesgándose a ser totalmente destruido en el proceso, de hecho, la energía azul de Aang casi es consumida por la energía naranja de Ozai, simplemente no tenía suficiente luz en su espíritu como para romper la oscuridad de Ozai.

"Te amo, Aang"

Se quedó sin aliento al recordar esas tres palabras emocionales que Zuko le había susurrado al oído cuando estuvieron en las catacumbas de cristal en Ba Sing Se, esas palabras se quedaron grabadas para siempre en su mente y apuñalaron su corazón como el ataque de rayo que Azula atestó contra su espalda. En lugar de dejarlo sumido en el dolor, pudo superar la oscuridad de Ozai y encuentra la luz que necesitaba su espíritu para pelear contra ella, una columna de luz azul similar a la que salió del cielo cuando Aang fue liberado de su iceberg apareció, ahora él tenía al amor de su lado, la cosa más poderosa del universo.

Ambos cayeron al suelo exhaustos, Ozai estaba al borde de quedar inconsciente y Aang aún intentaba mantenerse de pie para no caerse él también, ajustó su postura y suspiró profundamente. Ozai se movió en el suelo pero el niño no perdió su postura, aquel hombre estaba exhausto y su fuego-control no salía de sus puños en lo más mínimo, por lo que Ozai desvió su mirada hacia sus manos completamente atemorizado.

-¿Qué… qué fue lo que me hiciste?-jadeó Ozai, apenas tenía suficiente energía para mirar al joven Avatar en completo shock.

-Te quité tu fuego-control. No puedes usarlo para lastimar o amenazar a nadie, especialmente a Zuko-respondió Aang quien continuó mirando al hombre por un momento más y luego se dio la vuelta para observar el paisaje siendo consumido por el fuego frente a él. Respiró profundo, haciendo uso de su nuevo control sobre el estado Avatar, Aang logra controlar el agua para que la marea suba y sofocar la llamas con ayuda del Avatar Kuruk. Momo regresó volando hacia él y aterrizó sobre su hombro.

Una aeronave se acercó y el joven Avatar sonrió al ver a Suki y Toph saludando por la ventana, Sokka estaba dirigiendo la maquinaria. La aeronave aterrizó al lado del pilar de tierra en el que estaba parado, Suki, Sokka y Toph se encuentran con Aang apenas bajan de la aeronave y justo cuando el cometa de Sozin comenzaba a perderse en el cielo, el joven Avatar los miró a los tres con una sonrisa mientras esperaba a sus amigos, todos se veían un poco harapientos pero por lo menos estaban con vida y eso era lo importante.

-Lo lograste-gritó felizmente Sokka, cojeando porque una de sus piernas estaba vendada-deberías haberte visto ¡fue increíble! era como "pshoom, pfoom, pfoom, phish, whoom" y luego el Señor del Fuego fue como "eugh, eh, eh, eh, eurg, aye"-

-Así que... ya sabes... ¿terminaste el trabajo?-preguntó Suki en voz baja, señalando el cuerpo reclinado del Señor del Fuego.

-Aún sigo vivo-gruñó Ozai, mirando tan amenazadoramente como pudo en su estado debilitado, Suki se calló y se alejó unos pasos del hombre.

-Había otra forma de derrotarlo y restablecer el equilibrio-le explicó Aang a sus amigos-logré quitarle su fuego-control-

-Wow-exclamó Toph ladeando un poco la cabeza-¿quién te enseño eso?-

-Un león tortuga gigante.

-Siempre tienes las aventuras más alocadas cuando desapareces-comentó la maestra tierra mientras negaba con la cabeza en señal de incredulidad. Sokka asintió en señal de afirmación esperando poder librarse del agarre de Suki y miró hacia abajo con una sonrisa burlona a Ozai.

-Bueno, mírate. Ahora que tu fuego-control se ha ido, creo que debería llamarte "Señor Perdedor".

-Soy el Rey Fénix-dijo Ozai intentando ponerse de pie pero estaba tan cansado y débil en ese momento, que terminó cayendo de cara al suelo.

-Oh, lo siento. No quisimos ofenderte, Rey Fénix cuyo trasero acaba de ser pateado-respondió Toph con una sonrisa mientras golpeaba una de sus manos cerrada en un puño contra la palma de la otra.

-Sí-exclamó Suki saltando de alegría mientras se llevaba el dedo a la barbilla queriendo pensar en una frase divertida-o qué tal el rey de los tipos que… ¿no ganaron?-

-Déjanos los apodos a nosotros, cariño-le dijo Toph.

Aang se rió de las bromas de sus amigos, el alivio que sentía hace unos momentos, finalmente se estaba estableciendo y caminó hacia el borde del pilar contemplando el sol que se escondía detrás del océano, una mano se apoyó en su hombro desocupado y miró a Sokka con una sonrisa, quien ahora estaba de pie junto a él, su amigo le sonrió felizmente.

-Entonces, noté que recuperaste el estado Avatar. Bien por ti-dijo Sokka dándole a Aang un abrazo firme.

-Sí, lo hice-respondió el joven Avatar, miró al horizonte por un momento hasta que recordó algo importante.

-¿Aang? ¿está todo bien?-preguntó Sokka mirándolo con preocupación, el rostro del menor estaba empapado de sudor y sus músculos se tensaron.

-¿Dónde están Zuko y Katara ahora?-preguntó como si hubiera estado esperando para decir esto durante mucho tiempo.

-Él y Katara fueron al palacio de la Nación del Fuego para derrotar a Azula. Zuko pelearía contra ella por la corona.

-¿Puede esta aeronave llevarnos allí?

-Claro que sí.

-Entonces, vamos-dijo Aang, no quería perder más tiempo, no cuando podía estar con Zuko de la forma en que debían haber estado hace muchos meses. Toph fue a ayudar a Sokka, los cuatro se subieron a la aeronave y salieron a toda prisa hacia la Nación del Fuego, observando cómo el cometa desaparecía en el horizonte, dejando el cielo azul nuevamente.

Katara se sentó en silencio en un banco de piedra del patio principal, girando un poco de agua entre sus dedos, ahora que todo había terminado no tenía idea de que hacer con su vida. Quizás podía dedicarse a ayudar a Aang con sus deberes como Avatar, después de todo, habría mucho trabajo que hacer para restaurar un mundo que había sufrido tantos años de guerra y oscuridad, pero, por ahora, todo lo que podía hacer era quedarse quieta hasta que oyera noticias de los demás, aunque… le era muy difícil concentrarse en su agua-control o no hacer nada cuando tenía a una princesa con la mente dañada sollozando detrás de ella.

-¡Está bien! ¡ya cálmate, por favor! no es necesario llorar tanto-le gritó Katara por encima de su hombro, puso los ojos en blanco ante la escena que estaba haciendo Azula, algunas pequeñas lágrimas rodaron por sus mejillas.

La maestra agua ni siquiera escuchó a la aeronave acercarse hasta que estuvo justo encima de ella, la gran y descomunal maquina aterrizó en el estrecho patio, algo que supuso que su hermano debió haber hecho. La puerta se abrió y Katara se levantó para saludarlos, se impresionó al ver la pierna herida de su hermano y se sobresaltó un poco al ver al Señor del Fuego Ozai aparecer detrás de ellos, el hombre se veía exhausto lo que indicaba que ya no era una amenaza, pero antes de que la maestra agua pudiera siquiera decir algo, Aang se acercó a ella y la tomó por los hombros ligeramente.

-¿Dónde está Zuko?-preguntó Aang mirando frenéticamente al patio.

-Se fue por allá-respondió la maestra agua inclinando la cabeza hacia el sendero que Zuko había tomado-se veía bastante cansado y…-ni siquiera pudo terminar su frase porque Aang ya se había ido con una ráfaga de aire-control en la dirección que ella le indicó. Su cabello marrón se revolvió debido a la velocidad del viento y Katara se volteó justo a tiempo para ver el pie de Aang desaparecer en una esquina del sendero-¿qué fue todo eso?-

-Oh, nada realmente. Aang simplemente no quería perder un segundo más para poder pasar el resto de su vida con la persona que ama-dijo Sokka en un tono despreocupado pero a pesar de todo, seguía sonriendo.

-¿Sabes?-le susurró Katara a Toph quien caminó hasta quedar de pie junto a ella-estoy un poco celosa de ellos-

-Ni me lo digas, creo que ambas estamos celosas, niña-respondió Toph cruzándose de brazos; sin embargo, ella también sonrió. Katara desvió la mirada hacia el sendero por donde ambos chicos se habían ido, sintió un suspiro de admiración escapar de sus labios, no todos los días uno tenía el valor de poder estar con la persona que ama, y Aang tenía mucha suerte de tener a Zuko a su lado.

Por otro lado, Zuko estaba durmiendo bajo la sombra del árbol de favorito de su madre teniendo el sueño más hermoso que alguna vez haya tenido en su vida. Soñó que estaba acostado en su antigua cama del palacio real y Aang estaba allí, acurrucado a su lado, el pequeño monje lo miró y le sonrió mientras sujetaba uno de sus brazos y lo llamaba por su nombre, al tiempo que se inclinaba suavemente contra su cuerpo. No fue sino hasta que Aang lo sacudió cuando Zuko se percató de que ya no era un sueño y que el joven Avatar literalmente lo estaba despertando.

-Zuko ¡Zuko, despierta!-dijo Aang, abrió sus ojos repentinamente y el maestro fuego se dio cuenta en donde estaba una vez que despertó, estaba en el jardín, durmiendo, acurrucado junto al árbol de su madre. Zuko se sentó mientras refregaba sus ojos, sonrió apenas vio que Aang realmente estaba junto a él, sacudiendo sus hombros en un intento por hacerlo reaccionar.

-Aang, que... ¿qué está pasando?-preguntó Zuko y de pronto, un pensamiento preocupante cruzó por su mente ¿y si Aang había matado a su padre para poder ganar esta guerra? ¿sería por eso por lo que el niño estaba tan entumecido y agotado en ese momento?-no tenías que… ¿lo hiciste? ¿qué pasó con mi padre?-

-Lo derroté-respondió Aang sin miramientos.

-¿Cómo?

-Le quité su fuego-control.

Muy bien, eso fue algo inesperado, ahora más que nunca quería saber dónde había aprendido eso, tal vez le preguntaría al joven Avatar más tarde, ahora lo que realmente importaba era que ambos estaban vivos y la guerra finalmente había terminado, antes de que Zuko pudiera volver a hablar, abrió grandes los ojos y un gemido ahogado escapó de él al sentir los labios de Aang posarse sobre los suyos. Se estaban besando, oh, Agni ¡se estaban besando! Aang se había incorporado de un salto tras haber terminado de hablar y presionó sus labios contra los de Zuko en un beso desesperado, se aferró a su cuerpo en un intento por impedir que se alejara de él. Aang besó a Zuko descuidadamente, su lengua y dientes lamieron y mordisquearon el labio inferior del maestro fuego y Zuko no tuvo más opción que abrir la boca para respirar, pero ante esa acción, la lengua de Aang invadió su boca. Zuko jadeó al tiempo que apartaba al niño acorde a la distancia de su brazo para poder mirarlo apropiadamente, Aang tenía las mejillas sonrojadas, los ojos brillosos y los labios hinchados.

A partir de ahora, Zuko estaba seguro de que esa sin dudas era la imagen más hermosa que sus ojos alguna vez hubieran presenciado.

El maestro fuego salió de su trance cuando sintió cómo el Avatar se acercaba nuevamente a su cuerpo, presionando sus pechos, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Zuko mientras éste le sonreía.

-Me besaste así una vez-le susurró Aang, mirando fijamente los labios de Zuko antes de verlo nuevamente a los ojos-¿recuerdas cuando estábamos en la cueva subterránea de Ba Sing Se? Estaba tan feliz de verte y tan ilusionado por pensar que finalmente estarías a mi lado, entonces… entonces me dijiste algo, Zuko ¿recuerdas que era?-

-Por supuesto que lo recuerdo-respondió Zuko levantando sus brazos para envolver a Aang en un cálido abrazo-es la primera vez que le digo estas palabras a alguien que no sea mi madre o mi tío-

-Entonces dímelas. Dímelas otra vez-suplicó Aang, poniéndose en puntas de pie de forma que sus rostros estuvieran ahora a solo un centímetro de distancia del otro, así Zuko podía sentir las palabras que éste le decía-por favor, dímelas otra vez-

-Está bien, voy a decirlas de nuevo porque no pienso repetirlas, te amo, Aang. Te amo demasiado.

Aang cerró los ojos, parecía estar disfrutando de oír aquellas palabras y sin dudarlo siquiera, presionó un casto beso en los labios de Zuko antes de apartarse lo suficiente como para así darle su propia declaración.

-Yo también te amo, Zuko.

Euforia era lo que debía estar sintiendo en ese momento, si Zuko estaba soñando, entonces no querría despertar nunca más, todo lo que quería hacer era disfrutar de ese hermoso momento todo el tiempo que le fuera posible, perderse en el rostro de Aang, el cual brillaba con amor, un amor que era para él y solo para él, y besar sus labios hasta que no pudiera distinguir la diferencia entre sus cuerpos. Ahora que el pequeño monje estaba con él, definitivamente nunca, nunca lo dejaría ir y definitivamente Zuko jamás se cansaría de besar a Aang, no ahora que tenía la oportunidad para hacerlo. El maestro fuego continuó presionando suaves besos en los labios del menor, solo fueron pequeños y rápidos besos antes de separarse nuevamente y poder apreciar mejor el rostro de Aang, disfrutando de cada expresión, cada sonido, cada respiración, asegurándose de que esto fuera real y no un sueño o un simple producto de su imaginación.

-Te amo (beso) tanto (beso)-murmuró Zuko, atrayendo a Aang tan cerca como le era posible.

-¿Hey (beso) Zuko?-lo llamó Aang entre besos.

-(beso) ¿Qué? (beso)-respondió el maestro fuego sin dejar de besar a su pequeño monje.

-¿Por qué (beso) no llevas (beso) una túnica puesta?

-(beso) Podría hacerte (beso) la misma pregunta (beso) ¿sabes?

-Tu padre (beso) la destruyó (beso)

-Bueno, mi hermana (beso) (beso) destruyó la mía (beso) así que, supongo que ya estamos a mano (beso)

-Es que… (beso) me hace sentir tan…

-¿Hacerte sentir qué?

Aang se separó de sus constantes besos al tiempo que sostenía la cabeza de Zuko con sus manos, jadeaba, se veía un poco cansado y muy, muy sonrojado.

-No importa, no tienes que preocuparte por eso-le respondió el joven Avatar sonriéndole, estaba tan feliz de que las preocupaciones de Zuko desaparecieran de su mente y se inclinó para recibir un nuevo beso. Tras unos minutos más teniendo una acalorada sesión de besos, Zuko se separó y presionó sus labios en la parte superior del tatuaje de flecha que Aang tenía en su cabeza, depositando un pequeño beso, suspiró relajado apenas se apartó unos centímetros del menor.

-Te amo-susurró Zuko por última vez esa noche mientras abrazaba a Aang fuertemente contra él, pronto tendrían que levantarse del suelo y salir del jardín, sus amigos probablemente los estaban buscando y querrían festejar su victoria, pero ahora, lo único que quería Zuko era pasar más tiempo con Aang y tener su pequeño cuerpo acurrucado contra el suyo.

Su nueva vida y su futuro juntos comenzaría a partir de ahora.


Al día siguiente en el palacio de la Nación del Fuego, Zuko estaba en su habitación tratando de vestirse para su coronación como Señor del Fuego, pero estaba teniendo problemas debido a sus heridas, había un vendaje envuelto alrededor de su pecho, lo que le dificultaba moverse. Le dolía, pero tenía que estar listo, en cualquier momento Aang y sus amigos llegarían, y aún no había terminado ¡nunca pensó que ponerse una túnica era más difícil de lo que esperaba en los últimos años! estaba frustrado con su falta de habilidad.

-¿Necesitas ayuda, Zuko?-una voz extrañamente familiar le habló desde la puerta, para su sorpresa, Mai entró en la habitación, se dio la vuelta para mirarla.

-Mai, estás bien-dijo Zuko un poco emocionado, esperaba verla, pero estaba feliz de recibir la ayuda de una amiga. La chica sombría lo ayudó a colocarse la túnica-¿cómo saliste de la prisión?-

-Mi tío logró desatar algunos cabos-respondió, ambos soltaron una risa corta y nerviosa-no es cierto, me escapé, idiota-le sonrió mientras de ayudar a su amigo a vestirse.

-Entonces ¿ya no me odias?-le preguntó Zuko mirándola, Mai estaba peligrosamente cerca.

-No, ahora somos amigos y tengo que estar apoyándote en todo lo que pueda ¿no es así? no está bien arrestarte con aquellos que no te agradan-le dijo ella, se abrazaron por unos breves segundos debido a que Mai se separó para verlo fijamente-pero nunca, NUNCA jamás huyas y me mientas al respecto, a partir de ahora nos diremos todo, como en los viejos tiempos-

Tras decir eso, le dedicó una sonrisa sincera, Zuko correspondió la sonrisa.

-Lo haré, lo prometo-le respondió y volvieron a abrazarse pero Mai lo apartó un poco con una sonrisa emocionada en su rostro.

-Así que, dime… ¿cuáles son tus planes ahora?

-¿Qué planes?-Zuko no entendía muy bien a lo que se estaba refiriendo.

-¿Tú y el Avatar? ahora que serás el Señor del Fuego puedes hacer lo que quieras-respondió Mai mientras lo miraba pícaramente, Zuko se sonrojó al captar la indirecta de su amiga.

-Uh, yo…

-No, detente, Zuko. No me digas que ni siquiera hiciste un plan ¡nada!

-¡Por supuesto que tengo algo planeado! es solo que ¡no sé si le gustará! No es fácil complacer a alguien como el Avatar ¿sabes?-respondió Zuko quien de un momento a otro estaba nervioso, Mai lo miró con cariño y colocó una mano sobre su mejilla.

-Escucha, cualquier cosa que hagas lo complacerá. Sé que puedes hacer esto.

Ambos fueron interrumpidos por un golpe en la puerta, un soldado entró y se avergonzó un poco al ver a ambos amigos tan cerca uno del otro.

-¿Señor? Huh… solo quería decirle que ya llegaron-con esas palabras, el soldado se retiró de la habitación con una reverencia y cerró la puerta tras él.

-Bien, ya es hora. Ve, arregla las cosas y consigue algo de ropa decente, tendrás que hablar con todos los ciudadanos en un rato-le dijo Mai, Zuko asintió y la chica sombría se retiró de la habitación.

Pronto, todos estaban reunidos en la capital de la Nación del Fuego, los amigos que fueron encarcelados habían sido liberados, Toph encontró a algunos de sus viejos amigos del Reino Tierra y Suki corrió a encontrarse con sus compañeras, las guerreras Kyoshi. Katara y Sokka se encuentran con su padre, Hakoda, corrieron a reunirse con el hombre y abrazarlo.

-Sabía que lo harían. Soy el padre más orgulloso del mundo y su madre también estaría orgullosa de ustedes-les dijo Hakoda, los tres se abrazaron y, desde la distancia, Katara vio a Haru hablando con sus amigos, quizás ya era hora de seguir el consejo de tía Wu y el que Aang le dio cuando estaban en el Templo Aire del Oeste y acercarse a hablar con él, pero apenas iba a hacer eso, notó como el maestro tierra la observaba travieso y ella simplemente se sonrojó, pero apenas vio a Sokka ir tras Suki, la maestra agua tomó su decisión y fue hacia donde estaba Haru.

-Uh ¿hola?-el maestro tierra se volteó para verla, aún tenía su bigote en el rostro y apenas la reconoció, una cálida sonrisa se dibujó en su rostro, ni siquiera le hizo falta hablar con Katara, la abrazó con fuerza y fue correspondido de inmediato.

-Tenía tanto miedo de lo que podría llegar a pasarte-le susurró Haru en el oído a la maestra agua-pero también sabía que estarías bien, eres una chica fuerte después de todo-

Apretó más el agarre en su cintura y Katara colocó sus brazos alrededor de los hombros del chico mientras este los envolvía alrededor de su cintura, abrazándola mientras ocultaba su rostro en su largo cabello marrón.

-Te extrañe muchísimo-dijo Katara, y eso fue todo lo que pudo decir antes de separarse para mirarse y sonreírse, los ojos azules de la maestra agua estaban llenos de lágrimas, como era de esperarse, ella se ponía un poco sensible con ese tipo de encuentros.

-Lo sé, no te puedes imaginar cuánto te he extrañado-dijo Haru, se acercó a ella, sus narices se tocaron, Katara dio el primer paso y lo besó, fue un beso dulce y corto pero que a su vez demostraba sus verdaderos sentimientos, tras separarse, la maestra agua sonrió con timidez y Haru le besó la frente riéndose de la reacción tan avergonzada de la chica. Ambos desviaron sus miradas y apenas lo hicieron, vieron a Sokka y Suki, quien ahora vestía su uniforme de guerrera Kyoshi, besándose, se rieron al ver que un poco de maquillaje había manchado el rostro de Sokka tras haberla besado.

Antes de salir a su coronación, Zuko, vistiendo la túnica del Señor del Fuego, se acercó a Aang, su corazón palpitó con alegría y amor apenas vio a Aang vistiendo la típica vestimenta de un maestro aire, sentado al final del corredor que conducía al patio principal donde se llevaría a cabo la ceremonia de coronación. El joven Avatar desvió su mirada hacia él y sonrió poniéndose de pie mientras Zuko se acercaba y llevaba una mano para tocar la suave tela de la túnica amarilla de maestro aire que había hecho especialmente para él.

-No puedo creer que hace un año mi propósito en la vida fuera capturarte y ahora…

-Y ahora somos novios-dijo Aang con una pequeña sonrisa, se acercó al tiempo que tomaba una de las manos de Zuko sujetándola entre las suyas con fuerza.

-Sí… lo somos…-respondió Zuko suavemente mientras acariciaba la mejilla de Aang con el dorso de la mano, el monje sonrió tiernamente ante el tacto y lentamente entrecerró los ojos para disfrutar más del contacto de la mano de Zuko hacia su mejilla.

-No puedo creer que hace un año, aún estaba congelado dentro de un bloque de hielo. El mundo es tan diferente ahora…-susurró Aang acercándose a Zuko. Éste abrazó a Aang fuertemente y se inclinó para depositar pequeños besos en el cuello del menor, sintiendo la esencia del Avatar, esa esencia tan característica que nunca se cansaría de sentir, y también pudo sentir los latidos acelerados de su corazón.

-Y va a ser aún más diferente... cuando lo reconstruyamos juntos-le dijo Zuko con ternura mientras se separaba del abrazo para depositar un suave beso en los sonrientes labios de Aang. Tan pronto como se separaron, cruzaron las puertas caminando hacia afuera, tomados de la mano con los dedos entrelazados mientras salían a la luz del sol y a la vista de las tres naciones que se encontraban armoniosamente juntas. Zuko fue el primero en cruzar la enorme puerta hacia el exterior seguido por Aang, se escuchó un gong y todos aclamaron con entusiasmo, a fin de cuentas, él era el hombre que había terminado la guerra-por favor-dijo pidiendo silencio con una mano-el verdadero héroe es el Avatar-Aang se acercó un poco avergonzado, los aplausos y los gritos aumentaron apenas el niño se puso de pie junto a Zuko-hoy la guerra finalmente ha terminado. Le prometí a mi tío que restauraría el honor de la Nación del Fuego y lo haré, el camino frente a nosotros será un reto, cien años de guerra dejaron al mundo marcado y dividido-Zuko desvió la mirada hacia Aang pero sin dejar de hablar con el público-pero con ayuda del Avatar, podremos regresar al camino correcto-le sonrió al niño-y comenzar una nueva era de paz y amor-

Desvió su mirada hacia las personas allí presentes, estaba nervioso. Uno de los sabios del fuego se acercó y coronó a Zuko como el nuevo Señor del Fuego.

-¡Saluden al Señor del Fuego Zuko!-dijo el sabio del fuego tras colocar la corona en la cabeza de Zuko, y con eso se declaró el comienzo de una nueva era de amor y paz, tanto para el Avatar como para el nuevo Señor del Fuego.

-Me gustaría decir unas palabras-dijo Zuko, desvió la mirada hacia Aang y lo llamó para que viniera a su lado, éste simplemente obedeció sin cuestionar-durante mucho tiempo, mi mayor ambición en mi vida fue restaurar mi honor, el que creía que mi padre me había quitado, pero un hombre sabio me enseñó que el honor solo puede ser restaurado por mí y luego de un tiempo, comencé a darme cuenta de que mi ambición ya no era la misma, quería la felicidad y no ser aceptado por alguien que no se lo merece-todos ya estaban emocionados, Aang lo miró con cariño pero sus ojos estaban llenos de lágrimas-conocí a este chico que movió mi mundo de una forma que nunca creí que fuera posible, no es tan malo, solo es algo nuevo, un nuevo sentimiento y siento que solo viviré para eso, nunca dejaré de sentir este sentimiento porque jamás pensé que iba a sentir algo tan fuerte por alguien, mucho menos que ese alguien fuera otro chico, igual que yo-Aang desvió su mirada hacia la multitud que lloraba de emoción y luego se percató de que Zuko, quien ya estaba a su lado, se estaba moviendo-y ahora, mira lo que has hecho, me hiciste caer a tus pies-el menor se volteó quedando frente a él y todos dieron exclamaciones y jadeos de sorpresa. El Señor del Fuego estaba arrodillado frente a él con un collar de cuentas de madera en sus manos y un disco de madera en el que estaba tallado el símbolo emblemático de la Nación del Fuego colgaba al final de este, mirando al joven Avatar quien se cubrió la boca con las manos al tiempo que las lágrimas le humedecían los ojos-Avatar Aang, aceptaste estar a mi lado, gobernar a mi lado, ayudarme a reconstruir este mundo y apoyarme hasta en mis días más oscuros. De forma simbólica, te pido que no solamente seas el Avatar, sino también el Rey de la Nación del Fuego y que me ayudes en esta difícil tarea, eligiendo lo que crees que es correcto ¿quieres ser mío por siempre?-

Aang no respondió, sus manos se colocaron al lado de su cuerpo, se arrodilló frente a Zuko y luego se arrojó sobre él, ambos cayeron hacia atrás y el joven Avatar lo besó en respuesta. Se podía oír el apoyo del resto de las naciones y también algunos comentarios negativos, pero Toph logró hacer que esas personas se callaran. Haru y Katara los miraron felices y se besaron, Sokka les sonrió, atrajo a Suki hacia él y también la besó. Una vez que se separaron, Aang volvió a hablar.

-Yo también tengo algo para ti-le dijo el joven Avatar al Señor del Fuego, colocó un collar formado por cuentas de jade unidas a un disco de madera en el que estaba tallado el símbolo emblemático de la Nación del Fuego en rojo con tres pequeñas espirales grises que simbolizaban a los Nómadas Aire-con esto, declaro que, de ahora en adelante, Señor del Fuego Zuko, eres un nómada aire honorario y también formas parte de mi gente y mi cultura-

Después de eso, Aang y Zuko se abrazaron nuevamente y cerraron esa unión simbólica con un con beso, una vez que se separaron, los dos caminaron de regreso al palacio tomados de la mano. Tras caminar por algunos corredores, llegaron a la antigua habitación de Zuko, él siguió caminando y Aang se detuvo junto a la puerta.

-Si aceptaste solo porque había demasiadas personas mirándonos, está bien, no te preocupes, lo entiendo-dijo el Señor del Fuego, sintió dos pequeñas manos rodear sus hombros, desvió la mirada y vio una hermosa sonrisa y un par de ojos grises llorosos. Los ojos grises más bellos y exóticos que había visto en su vida ahora estaban llenos de lágrimas, pero Zuko sabía que Aang estaba feliz porque su sonrisa mostraba sus dientes y se veía tan tierna que, literalmente, esa ternura golpeó su alma.

-Te amo, Zuko-dijo Aang, los orbes dorados del Señor del Fuego se abrieron con sorpresa y sintió una mano apoyarse en su rostro, más específicamente, donde estaba su cicatriz-será un honor para mí estar a tu lado como tu rey y también como tu novio-

Zuko no pudo soportarlo más y atrajo a Aang hacia él en un beso profundo y apasionado, sus lenguas batallaron una contra la otra queriendo ganar territorio, fue el beso más profundo que jamás habían compartido y ambos lo estaban disfrutando con locura. Aang llevó sus manos al cabello de Zuko desatando la cinta que lo mantenía atado y soltó su cabello al tiempo que su otra mano sujetaba la corona en forma de flama mientras la que estaba en su cabello, enredaba sus dedos alrededor de sus mechones oscuros, Zuko aferró sus manos en la cintura del menor con fuerza mientras lo acercaba más a él y lo abrazó. El beso se rompió debido a la falta de oxígeno y apenas abrieron los ojos, se dieron cuenta de que la habitación se había convertido en un pequeño torbellino de aire y fuego, no era peligroso, pero era hermoso, igual que el remolino de fuego colorido de los dragones cuando fueron a visitar la civilización de los Guerreros del Sol, ambos (Aang y Zuko) se calmaron y el torbellino desapareció, se miraron el uno al otro para luego reírse nerviosamente.

-Supongo que nos dejamos llevar-le dijo Zuko a Aang mientras le sonreía.

-Sí, intentemos no repetir esto otra vez-respondió el joven Avatar actuando como si todo lo que acababa de suceder no hubiera existido. De repente, escucharon que alguien tocaba la puerta.

-Entra-dijo Zuko y un guardia del palacio entró en la habitación, el mismo que había entrado antes cuando lo encontró hablando con Mai.

-Señor, sus amigos lo están esperando en el corredor principal, quieren que use la ropa más informal que tenga ya que saldrán de, uh… "fiesta"-le dijo el guardia.

-Está bien, iremos allá en unos minutos-respondió el Señor del Fuego, el guardia asintió y se retiró de la habitación.

-¿Te vas a vestir? porque si es así, puedo esperarte afuera-dijo Aang, estaba a punto de retirarse, pero Zuko lo detuvo.

-No, quédate, por favor. Me gustaría hablar contigo y… además necesito ayuda con la ropa-dijo Zuko al tiempo que un fuerte sonrojo teñía sus mejillas, Aang al ver a Zuko así, con el rostro sonrojado y el cabello suelto y desordenado, no pudo rechazar su pedido y accedió a quedarse con él un poco más en la habitación.

Más tarde, Zuko visitó a su padre encarcelado. Cuando llegó a la celda, se encuentra con Ozai harapiento y derrotado, apoyado contra una de las paredes de piedra de la celda con una mirada inexpresiva.

-Debería sentirme afortunado. El nuevo Señor del Fuego me honra con su presencia en mi solitaria celda de prisión-comentó sarcásticamente Ozai.

-También deberías considerarte afortunado de que el Avatar haya perdonado tu vida-le dijo Zuko-desterrarme fue lo mejor que pudiste hacerme, me puso en el camino correcto, tal vez el tiempo aquí podría hacer lo mismo por ti-

-¿Por qué estás aquí realmente?-preguntó Ozai, pudo ver el verdadero propósito del Zuko y no fue por esa razón por la que vino a verlo en primer lugar.

-Estoy aquí porque quiero que me digas algo ¿dónde está mi madre?


Algún tiempo después, en Ba Sing Se, la vida ha mejorado en el mundo, la pila de tanques tundra que Bumi derribó fue utilizada para que los niños jueguen alrededor de ella con su tierra-control. En el Jasmine Dragon, Zuko ayudó a Iroh a servirle el té al resto del equipo Avatar, así como le sirvió un té a su tío y a Mai mientras todos se relajaban juntos. Sokka estaba sentado frente a una mesa pequeña intentando pintar un retrato grupal para recordar los buenos tiempos.

-Zuko, deja de moverte. Estoy tratando de capturar el momento-dijo Sokka sentado frente a una mesa intentando hacer un dibujo de todo el equipo-Katara ¿podrías moverte un poco a la izquierda?-

-¿Qué estás haciendo ahora?-preguntó la maestra agua arqueando una ceja ante la pregunta de su hermano.

-Estoy haciendo un dibujo de todos nosotros, chicos-respondió el guerrero de la Tribu Agua del Sur, Aang tomó a Momo en sus brazos mientras se sentaba en el suelo, retuvo una risita al ver a Katara caminar para inspeccionar el dibujo de Sokka, recordando la falta de talento de su amigo cuando quiso hacer él mismo el poster de Appa.

-Eso es muy amable de tu parte, Sokka-dijo Katara, pero luego pareció ver con claridad lo que estaba viendo y frunció el ceño-¡espera! ¿por qué me pusiste las orejas de Momo?-

-Son las mechas de tu cabello-respondió Sokka como si fuera la cosa más obvia del mundo. Los demás se acercaron a ver el dibujo y Aang cubrió su sonrisa al ver como ponían una mirada de disgusto, incredulidad y confusión.

-Al menos no pareces un erizo jabalí-dijo Zuko, señalando el dibujo-¡mi cabello no está tan desordenado!-

-Y ¿por qué me dibujaste haciendo fuego-control?-preguntó Suki queriendo apoyar a su novio, pero no fue muy convincente, más bien lucía ofendida.

-Creí que se vería más interesante de esa manera-respondió Sokka con una sonrisa. Momo saltó del regazo de Aang y éste se echó a reír al ver al lémur queriendo dar su opinión del dibujo, emitió un chillido mientras observaba la imagen-oh ¿crees que puedes hacer un mejor trabajo, Momo?-añadió mirando al lémur.

-Oye, mi barriga no es tan grande. Me he reducido un poco-comentó Iroh palmeando su tonificado cuerpo para dar a entender su punto.

-Bueno, si me permiten opinar, pienso que todos se ven geniales-dijo Toph levantando los brazos y riendo, más risas acompañaron las palabras de la maestra tierra y la alegría se hizo presente en la tienda de té.

Fue en ese momento en el que Aang salió de la habitación, caminó hacia afuera respirando profundamente el aire de la tarde mientras se dirigía a una barandilla cercana y se apoyó en ella viendo la puesta de sol; sin embargo, no estuvo solo mucho tiempo, suspiró de placer y comodidad al sentir un par de brazos envolviendo su cintura, apoyó la espalda contra la persona que estaba detrás de él y elevó su mirada solo para encontrarse con los ojos dorados de Zuko y su sonrisa. Aang sonrió y correspondió el abrazo de Zuko cerrando los ojos, disfrutando del momento con la persona que más amaba en el mundo, tras unos minutos abrazados se separaron, una mano sujetó la barbilla del menor y Aang sintió que se le cortaba la respiración con anticipación cuando Zuko unió sus labios en un beso suave, atrajo su cuerpo contra el suyo para profundizar el beso. Se besaron por un largo rato, en ese momento, lo único que importaba era que solo eran ellos dos en el mundo y nada más, Aang se separó abriendo sus ojos grises y miró fijamente los de su amante al tiempo que le regalaba una sonrisa suave y Zuko correspondió la sonrisa, el joven Avatar abrió su boca para susurrar sus tres palabras favoritas al Señor del Fuego, respiró hondo y se preparó para pronunciar dichas palabras; sin embargo, el momento fue interrumpido por un grito muy familiar.

-COLES ¡CONSIGAN SUS COLES AQUÍ!

Sus ojos se abrieron enormemente y desviaron la mirada en la dirección de la que provenía el grito, ambos vieron al comerciante de coles que empujaba su carrito por la calle junto a la tienda de té de Iroh.

-No puedo creerlo-murmuró Aang dejando caer su cabeza apoyando su frente contra el pecho de Zuko mientras hacia un esfuerzo enorme para no reírse, el momento se había arruinado completamente.

-¿Quieres que queme sus coles?-preguntó Zuko preguntó inocentemente mientras le sonreía, aunque Aang pudo notar que estaba hablando completamente en serio y que sería capaz de incendiar un montón de vegetales inocentes solo para verlo feliz. Aang lo considero y volvió a desviar su mirada hacia el comerciante quien abrazaba afectuosamente una de sus coles al tiempo que la frotaba contra su mejilla como si fuera un bebé indefenso, se preguntó si se encontraba lo suficientemente molesto como para castigar su repentina aparición y haber arruinado su momento romántico con Zuko, y finalmente, el joven Avatar llegó a la conclusión de que no valía la pena.

-Nah, ese tipo ya ha pasado por muchas cosas, no vale la pena-respondió Aang mientras veía al Señor del Fuego con una sonrisa-pero, por alguna extraña razón, sus coles siempre terminan destruidas. Mala suerte, supongo-

El Señor del Fuego se echó a reír y se inclinó hacia adelante para besar con dulzura la mejilla de Aang, acarició su rostro con una mano y lo abrazó.

-Oye… ¿qué te parece si mejor nos vamos de aquí y vamos a nuestro apartamento?-sugirió Zuko dándole a Aang una sonrisa lobuna y un movimiento de su única ceja-no creo que los demás noten que nos escapamos por un par de horas-

Puede que quizás el ambiente no estaba completamente arruinado, solo necesitaban trasladarse a un lugar más privado para poder pasar un tiempo a solas tranquilos y en paz. Aang se rió entre dientes mientras era tomado de la mano por Zuko y corrían hacia su apartamento privado ubicado justo al final de la calle, listos para disfrutar de una hermosa noche romántica juntos.


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