—Felicidades.
Tsuna habría sonreído como en cada cumpleaños… Pero esta vez no lo hizo.
Más bien entró en un pequeño lapsus post-despertar donde no sabía ni en que universo estaba.
—¿Cariño?
—¿Te pusiste romántico, Tsunayoshi? —se mofó Reborn.
—Te dije que el bebé no debería dormir con nosotros.
Tsuna bostezó antes de acomodarse mejor y rodear aquella pequeña criatura entre sus brazos, sonriendo adormilado mientras besaba la cabecita de su pequeño que succionaba al aire y manoteaba cual…
—Espera.
—¿Ya despertaste?
—¿Reborn?
—Feliz cumpleaños, Tsuna.
—¿Qué?
—¿Te gusta mi obsequio?
Se vio tentado en gritar como niña— sin ofender a las féminas—, pero no pudo porque aquel pequeño niño —estaba vestido de azul, entonces creía que era niño— estiró su manita para sujetarle la nariz.
No podía asustar al bebé.
Pero si pudo lanzarle el despertador a Reborn.
—Qué mal humor.
Reborn no hizo más que reírse pues esperaba esa reacción… No… En realidad, esperaba que su castaño angelical solo sonriera y lo tomara a bien.
—No recuerdo tener un hijo.
—Es niña.
—Oh —miró a la criaturita que succionaba sus dedos—, qué bonita.
—Es nuestra hija, se llama Amalia.
—¡Qué carajo!
—No digas groserías frente a nuestra hija.
—No… ¿Cómo que hija?
—La tuvimos ayer.
—¿De qué hablas?
—Olvidaste el sexo.
—Reborn, más te vale que me digas qué sucede antes de que decida congelarte por seis meses.
—Tranquilo —sonrió de lado antes de sentarse junto al castaño—. Te lo acabo de decir… es Amalia y es nuestra hija.
—Reborn dime que no secuestraste a la niña.
—No.
—Dime que no la adoptaste sin mi consentimiento.
—No.
—¿Entonces?
—Apareció en la sala —decidió ser sincero.
—¿Cómo es posible?
—Tómalo como una adquisición afortunada —sonrió al picar la mejilla de la nena que sonreía—. Porque deseabas tener un hijo y ya lo tienes.
—Reborn, debemos devolver a esta pequeñita a su mamá.
La niña era una castañita de ojos azulados, tranquila de cierta forma, no daba problemas y sonreía mucho; un poco glotona pues en menos de dos horas ya le dieron un poquito de leche y algo de pastel y seguía pidiendo más. Eso explicaba esas mejillas regordetas.
La búsqueda del pasado de esa nena, inició en pijama.
Nadie sabía nada, todos los que bajaban a desayunar se sorprendieron tanto como Tsunayoshi, pero pasaban al encanto con la nena que se dejaba cargar por todos… hasta por Mukuro, aunque a este le tiró del cabello con fuerza mientras reía.
—¿Estás seguro de que no es hija de tu esposo?
—Si lo fuera, me lo habría dicho desde el inicio.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Reborn sabe que mentirme no sirve de nada y que podría ser hasta peor.
—Ah, quisiera ver eso, kufufu.
La niña era un misterio, pero era tan bonita que hasta Tsuna se encariñó. Todos lo podían ver en los jardines, cargando a la nena mientras recolectaba flores.
Y eso dejó de ser divertido para alguien.
Porque Reborn se sentía ignorado a pesar de que estaba a cargo de toda la fiesta por la celebración, cuando era común que ese día llevara a su cielo a todos lados y lo besara hasta el cansancio.
Pero con la mocosa apenas y podía acercarse.
Jodida niña.
Maldita la hora en que creyó que la pequeña sería un buen presente para Tsuna.
—Necesito saber de dónde vino, así que requiero de los videos de las cámaras de seguridad.
—Ya las revisé y tengo el dato —Giannini sonrió y tecleó con rapidez—. La persona que trajo el bebé.
—Dime.
—Es él —señaló a la pantalla.
—No puedo… creerlo.
Pero Reborn no se quedó a analizar su sorpresa, solo se encaminó a la habitación del desagraciado que le trajo a la niña y que coincidentemente no se apareció en casi todo el día.
Ese maldito.
—¿De dónde la trajiste?
—Niño —sonrió de lado—, ¿quieres pelear?
—Esa bebé es tu problema y nos la dejaste a nosotros. Quiero que te la lleves lejos —lo miró amenazante—. Ahora.
—Nagi.
—No me interesa el nombre, quiero que te la lleves.
—No.
—Cómo que…
—No lo hará —Tsuna ingresó al cuarto con la bebé en brazos—. Ella se quedará.
—¿Qué?
Hibari sonrió, Reborn enfureció, y antes de que alguien disparara, Tsuna devolvió la pequeña a cierta nube que con cuidado acunó a la castañita quien reía en sus brazos.
Porque la hija de Hibari se iba a quedar en esa casa
—¿Qué? —fue la duda de todos.
—Quiero que conozcan al nuevo miembro de esta casa —Tsuna señaló a la bebé en brazos de aquella bestia—. Nagisa Hibari, quien será criada en la mansión.
—¿Hija?
—Pero…
—Y será mi protegida —el castaño sonrió antes de tomar a la nena en brazos—, la criaré como a una hija.
—No lo harás —Reborn no se iba a aguantar el chistecito.
—Es mi cumpleaños y mis caprichos se cumplen —sonrió besando la carita de la pequeña—. Cuidaré de esta pequeña cuando Hibari salga de misión
—Pero siempre sale de misión.
—Entonces siempre cuidaré de esta nena.
—¡No! —Reborn no estaba feliz.
—Será divertido, ¿verdad, Nagi?
—Uh —Lambo sonrió—. Hasta parecería que es hija de Tsuna-nii y Hibari-san.
—Oh… la infidelidad —acotó Mukuro.
—Tal vez sí sea su hija —segundó Chrome—, de ambos.
Sí, Reborn estaba enojado, pero iba a tener que soportarlo… Porque la palabra de su cielo era ley… y más aún cuando era su cumpleaños.