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My Way por borisgarc_

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Le sección prohibida no usaba hechizos complejos de protección, un simple alohomora y Sirius Black ya se encontraba dentro, esa curiosidad no lo iba llevar a nada bueno, estaba consciente de ello, pero no podía permitirse no saber lo que ocurría con sus padres. La capa de James le servia mucho en esos momentos y sus amigos habían prometido ayudarlo a averiguar que pasaba.



Esos tres meses se habían pasado volando, Walburga había aprendido más recetas y para la mala suerte de Kreacher se la pasaba todo el tiempo en la cocina.


Le envió cupcakes a Sirius por su cumpleaños para que los compartiera con todos sus amigos, además le enviaron un surtido de fuegos artificiales de zonko, que según su padre era para que pudiera vengarse de Malfoy, gesto que asombro a su hijo, él nunca recibía buenos obsequios de sus padres. Se sentía culpable al querer descubrirlos, le gustaba que fueran así con él, pero esa necesidad de saber qué había pasado era más fuerte, agradeció los obsequios en una carta y aunque él no lo supiera dos adultos en Grimmauld Place estaban extasiados sabiendo que habían atinado los obsequios.


Las cartas de Regulus iban y venían, Orion y su hijo se escribían diario, el menor de sus hijos le contaba todo lo que él y Olivia averiguaban, se sentía feliz y Regulus también. Por otro lado Walburga siempre recibía cartas llenas de flores silvestres  que Regulus recolectaba del bosque prohibido, también había recibido agua del lago negro, “la gente del agua me la obsequió”  le había dicho en una carta. Si hay algo que Regulus y Walburga tienen en común es el amor por la herbología y las pociones, se sentía muy animada cada que Regulus le enviaba algo para su estantería de ingredientes.


En esos meses se había reunido en dos ocaciones con las señoras, Lupin, Potter y Pettigrew. Al parecer Hope y Walburga habían limado asperezas, la señora era encantadora, ahora sabia porque Regulus se la pasaba hablando de Olivia y Sirius de Remus, le gustaba pasar tiempo con ellas, hace mucho no tenia conversaciones reales con personas interesantes, toda su vida había sido estar con el mismo tipo de gente, todo lleno de los mismos temas y además estaba el hecho de que ella y su esposo no habían hablado con nadie por casi un año después de la muerte de Regulus, pero eso ya no importaba, se sentía feliz de tener nuevas amistades.


El expreso llegó a la estación y un muy alegre Regulus corrió a los brazos de sus padres, ellos no esperaban que Sirius hiciera lo mismo, pero se alegraron cuando el mayor de sus hijos los abrazo al llegar hasta ellos. Orion les había dicho a todos que estaban invitados a una noche estelar que era básicamente acampar en año nuevo y observar los astros, era bien sabido el respeto que tenían los Black por las estrellas.



Regulus y Sirius se veían felices, pasaban las tardes enseñándole trucos a Frank Sinatra, nombre que adquirió el crup ya que Regulus a su corta edad tuvo un sueño eureka, según él, donde vio a Frank Sinatra y al crup charlando y de pronto el espíritu del cantante entraba al cuerpo de crup.


Regulus al despertar les dijo que el crup debía llamarse Frank Sinatra que su sueño había sido muy claro, Walburga le explicó que tal vez se había emocionado de más con la llegada del crup y haber escuchado esa música por primer vez y su cerebro mezcló las situaciones, Orion estaba fascinado con el nombre y Sirius le había dicho que era una tontería porque soñó con un hombre el cual no sabia ni como lucía. Después de una pelea que parecía interminable, Sirius aceptó el nombre.


Todo estaba yendo bien para los cuatro, Orion le pedía ayuda a Sirius para limpiar su colección, le encantaba platicar con su papá sobre las espadas, él le contaba como las había conseguido, de dónde eran o a quién habían pertenecido. Walburga y Regulus la pasaban en el invernadero y en el cuarto de pociones, Regulus quería hacer una poción para las pulgas de Frank Sinatra.


La vida parecía un sueño ahora y Orion y Walburga sabían que habían estado posponiendo la pesadilla conocida como El Yule no estaban listos para ver a su familia, ellos eran conscientes del cambio que habían hecho, habían sido 180º en una misma noche y ahora tenían que hablar con sus hermanos y con sus padres, ¿qué pasaría si hablaban del que no debe ser nombrado? Orion no sabía si podía controlar su ira con ese tema.


- Deberíamos invitar a Andromeda.— Orion estaba a punto de meterse a la cama.


- Orion…


- ¿Qué? es tu sobrina y ya tiene una hija, sería bueno conocerla. — Walburga paró de untarse la crema en el rostro y miró a su esposo por el reflejo del espejo.


- ¿Sabes lo que provocaríamos llegando con ella? ni siquiera sabemos si le gustaría ir.


- Sabemos que se escribe con los chicos, Regulus dijo que Bellatrix y ella siempre intercambian correo.— Walburga soltó un suspiro. — Son sus hermanas, tú y yo sabemos lo mucho que ayudaría para alejar a Bella de esa secta.


- Supongo que no hace daño preguntarle si quiere ir con nosotros a la cena.— Orion se acercó a ella y le dejo un dulce beso en la cabeza.



El 21 de diciembre había llegado, nuevamente Walburga se había probado más de 30 túnicas antes de salir a la casa de sus padres, bajó hacia su salón y pudo ver a su sobrina junto al que suponía era su esposo, Sirius tenía en sus brazos a la pequeña bebé mientras Regulus solo los observaba y les sonreía.


Llegó hasta Andromeda y la saludo con un abrazo, sus ojos se habían llenado de lagrimas, pero pudo ocultarlas rápidamente, saludó a Ted y esperaron a que Orion bajara para ir a la famosa cena del Yule.


Orion no le diría a su esposa que se había tardado eligiendo una daga por si la cosas se ponían feas en la casa se sus tíos.


Notting Hill se veía hermoso lleno de nieve, las luces que decoraban los arboles alumbraban la calle. Regulus miraba por la ventana del vehículo muggle que había llevado el esposo de su sobrina, Sirius y Orion lucían emocionados nunca habían subido a un automóvil, Walburga seguía nerviosa, no esperaba nada bueno de la cena. Todas las casas lucían iguales con la nieve y ahí en medio del 12 y el 14 se veía una hermosa casa, con la fachada blanca y los bordes de las ventanas en tonos grises, el 13 de Lancaster Road no era visible para muggles.


Subieron los escalones que daban a la entrada principal y Orion que iba al frente del grupo se atrevió a tocar el timbre, no supo si temblaba por los nervios o por el frío, pero no soltó el aire hasta que al abrir la puerta se encontró con su primo Alphard.


El hermano de Walburga los saludo a todos con un gran abrazo, pasó por los brazos de Orion, Walburga, Sirius, Regulus y de pronto se detuvo, sus ojos se llenaron de lagrimas al ver a Andromeda, ella le regalaba una pequeña sonrisa, intentó presentar a su esposo y a su hija, pero no le dio tiempo, su tío ya la tenia en sus brazos.


Orion nunca se había llevado bien con sus primos, normalmente le parecían molestos, pero sabia que podía confiar en Alphard, él nunca pensó como ellos, debió haber seguido sus consejos hace años.


- Lamentamos haber venido sin invitación.— le dijo Andromeda a su tío.


- Tú y tu familia siempre son bienvenidos aquí, ahora déjame cargar a esa adorable bebé.


El ambiente se había relajado bastante, aún seguían en el salón de la entrada, Orion y Walburga ya sentían como todo el estrés se acumulaba en su pecho, pero todo valió la pena cuando Narcissa y Bellatrix aparecieron bajando las escaleras y como un torbellino llegaron contra su hermana para abrazarla. Estaban seguros de que la cena sería un fracaso, pero ver a sus sobrinas así de alegres había sido un éxito.


Después de unos minutos y presentaciones se adentraron en la casa para llegar a la cocina, Lucretia había sido la primera en notar a Andromeda detrás de todos, los cuales parecían estar haciendo una clase de muralla para cuidar de su sobrina y su nueva familia.


Irma y Melania contuvieron un suspiro al ver quienes habían llegado a la cena, ambas voltearon a ver a sus esposos, los cuales parecían más entretenidos hablando de cuentas y de terminar el whiskey que tenia en la mano.


- ¿Qué hace ella aquí?


- Cygnus, por favor. — Druella tomó la mano de su esposo, no quería que se armara un escándalo.


- Fue tu idea ¿no? — Cygnus dirigió su pregunta hacia Orion.— Primero te metes con mi futuro yerno y ahora traes a la vergüenza de mi familia, ¿te diviertes?


- Solo creí que debíamos conocer a la nueva integrante de la familia.— Para este momento Arcturus y Pollux ya estaban atentos a lo que pasaba.


- Nosotros podemos irnos…


- No.— Alphard no dejó que Ted terminara de hablar.—Por favor Cygnus, hace mucho que no estábamos todos juntos, pronto Bella y Cissy se irán y tendrán su propia familia.


Todos parecían rogar aprobación con la mirada. 


- Esta no es mi casa, si ellos están de acuerdo… — Cygnus miró a sus padres.


- Bueno ya están aquí.— Pollux señaló a la mesa y todos tomaron asiento.


La cena fluía con un ambiente incomodo, Lucretia hacia comentarios que sacaban de quicio a Orion, Regulus le contaba a sus abuelos que tenia un crup, Sirius y Narcissa le preguntaban de todo a Ted, Narcissa quería saber todo sobre Queen y Sirius sobre David Bowie, el hufflepuff trataba de responder pero no sabia mucho, él era más de los Beatles.


Alphard hablaba con Andromeda animadamente, se sentía feliz de ver a su sobrina nuevamente con ellos, por otro lago Cygnus y Druella solo veían de reojo a la bebé que su hija tenía en brazos.


- ¿Y como va todo con Lucius, Cissy? — Preguntó Lucretia.


- Muy bien, es un caballero.


- Un caballero que no sabe pelear.


- Bellatrix.—La advertencia de Druella fue suficiente para hacer callar a su hija.


- Un caballero que no sabe pelear, ¿y eso que significa? — Arcturus se veía bastante interesado.


- Sirius lo golpeo en la estación.— Regulus sonrío a su abuelo.— Y le ganó.


- ¿A lo muggle? ¿Sirius que modales son esos? ¿Qué le estas enseñando a los futuros herederos de nuestro apellido Orion?


Todas las miradas se habían postrado en Orion Black, que con un fuerte suspiro se armó de valor, nunca había podido enfrentar la mirada de su madre, nuevamente se sentía como un niño introvertido e indefenso.


- A defender a las personas que quiere.


- ¿Disculpa?


- Ya me oyeron, quiero ensenarles a mis hijos a defender a las personas que quieren, eso es lo que deberíamos hacer como familia.


- Que estupidez.— Soltó Irma.


- No es una estupidez tía, una estupidez es que dejen que Cissy y Bella se casen con esos mocosos que siguen al loco de esa secta.


- El loco de esa secta como le llamas, es el hombre que nos traerá la pureza que nuestro mundo necesita.


- Pero ahora nuestra familia es diferente.— Orion estaba lleno de ira, no era posible que no entendieran.— Nadie de ellos dudaría en asesinar a Andy y a su familia.


- Fue decisión de ella manchar su linaje.


- Por favor mamá…


- Orion ya cállate.— La voz de Arcturus resonó y Orion sabia que ese era el momento de huir.


Todos hablan quedado en silencio y solo se escuchaban los monosílabos de la bebé. Walburga tomó la mano de su esposo por debajo de la mesa, sabía lo impotente que se sentía Orion cuando se trataba de sus padres.


- Por favor piénsalo Cygnus.— Orion observaba fijamente a su primo.


- Orion, ya basta.—Melania con el ceño fruncido reprendía a su hijo.


- No me puedes decir como educar a mis hijas, teniendo un hijo como Sirius.


Esa fue la gota que derramo el vaso, Orion se levantó y el primer hechizo llegó directo a la cara de Cygnus. El duelo comenzaba, hechizos iban y venían. Walburga y Lucretia lanzaban hechizos para proteger a los chicos, Alphard, Arcturus y Pollux trataban de detenerlos.


Cygnus era un excelente duelista, pero no contaba con la destreza para hacer trampa de Orion. De la manga dejo salir la daga que había llevado, tan ligera y precisa dio directo en la mano dominante de Cygnus, haciendo que perdiera la varita.


En ese momento todo había parado, el llanto de la bebé sobresalía por el silencio.


- No vuelvas a insultar a alguno de mis hijos o no apuntaré a la mano.— Orion estaba realmente molesto, había algo en él que solo quería proteger a Sirius y a Regulus de todo y de todos.— sus hijos están aquí y están vivos, deberían aprovechar ese regalo.


Nadie en esa habitación mas que Walburga entendían a que se refería, Alphard había lanzado un hechizo para acomodar todo. La cena había terminado.


Ted y Andromeda los llevaron hasta Grimmauld Place, nadie podía creerles eso, pero la reunión había salido mejor de lo que esperaban.


 

Notas finales:

Los Black son como barritos, explotan de la nada, hay que entenderlos, no tuvieron buena educación emocional.

No me odien, yo sé que falle dos domingos, pero pues les cuento el chisme. 

Mi perrita se lastimo el domingo pasado y pues no acabe el capitulo, ni nada, toda la semana tuvimos que cuidarla de todo, teníamos que cargarla para bajar o subir escaleras o a su cama y bueno esta semana, yo me enfermé, literal el domingo tenia tos y tuve gripa, fui a hacerme la prueba y fue negativa, gracias a Morgana, pero estaba tan cansada que no actualice nada.

Me disculpo y agradezco su paciencia.

Espero que les haya gustado, nos leemos.

- Boris.

 


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