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Ramo de Flores por Abyss

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Notas del capitulo:

¡MUCHAS GRACIAS POR ESTOS CASI CINCO AÑOS!

Hay gente hablando por todas partes, meseros moviéndose de un lado a otro mientras se encargan de que todos tengan comida y bebida, es un día especial, tan especial que el cielo luce totalmente despejado y pueden estar al aire libre, lo que hacía posible que sus Pokémon también estuvieran ahí, festejando junto a ellos como el resto del mundo.

Ambos están aislados en su propio espacio, mientras la música se prepara en otro lado para comenzar a sonar, ve a una distancia adecuada al padre de Steven llorando, el pobre hombre apenas es capaz de sostener su copa, probablemente no cree que todo aquello este pasando, pero todo es real, incluso el hecho de que su arisco primo está ahí, consolando a Joseph, probablemente invitándolo a llorar mientras está sentado.

Sonríe al camarógrafo cuando Steven toma su mano, inclinándose hacia el para que puedan salir lo más junto posible en la fotografía, antes de que el trabajador sea empujado por Wallace, el autoproclamado encargado de todo en el lugar, dedicándose a que su día especial fuera totalmente especial para ellos dos.

“Sera una boda sencilla” habían dicho.

“¡Háganse a un lado que yo me hago cargo!” había gritado Wallace cuando los escucho.

Observa un poco más la algarabía de la gente a su alrededor, así como al mejor amigo de Steven corriendo de un lado a otro mientras se asegura que todo esté en su lugar correspondiente, dándoles a ellos un momento de descanso después de tener que moverse del lugar de la ceremonia hacia aquel espacio abierto, no era molesto, pero si lo suficientemente agotador como para agradecer el no encargarse de muchas cosas el día de su boda.

Baja la mirada para observar el impoluto mantel color beige con adornos en verde, a su alrededor hay peonias, las mismas que Steven se había encargado de cuidar en aquel apartamento, todo porque era…

—¡Que vivan los novios!

—¡Si, que vivan los novios!

Levanta el rostro asustado cuando los gritos empiezan a venir de todas partes, la orquesta está terminando de afinar sus instrumentos mientras Wallace se mantiene cerca de ellos, la mano de Steven sostiene la suya, llamando su atención.

—Ven, creo que ya podemos bailar.

Sonríe, encantado con la tranquilidad con la que su, ahora, esposo se levanta de su asiento y le ayuda a hacer lo mismo, guiándolo hacia lo que vendría siendo la pista de baile. La gente aplaude cuando se acomodan en su lugar, en el medio de la vista de todos, y finalmente se silencian a sí mismos cuando la música comienza a sonar y ellos empiezan a moverse.

No hay palabras entre los dos, solo se observan mutuamente mientras sus pies se mueven mecánicamente como ya habían ensayado más de mil veces con Wallace presente, el mismo que les había regañado varias veces si fallaban, aunque sea solo un paso y, totalmente conscientes de que dicha persona los estaba observando, porque según él todo debía de salir bien grabado y fotografiado, el mejor recuerdo de sus vidas.

Por eso mismo se la pasaba corriendo detrás del fotógrafo, camarógrafo y todavía había dos personas que observo llevando lo que parecían ser luces y paneles de un lado a otro. Tenían que asegurarse de agradecerle correctamente por todo lo que hizo por ellos.

Sobre todo, en el Twitter de Wallace, que ya había publicado varias de las mejores fotografías que les habían sacado en la ceremonia.

—Tengo un regalo para ti.

La voz de su esposo llama su atención cuando la música finalmente termina, se separan lentamente, pero él no deja que sus manos se retiren aun, lo sostiene por unos cuantos minutos hasta que Wallace y Harley aparece a su lado. Su amigo de cabello morado le hace entrega de lo que fue su ramo de flores, las margaritas y los adornos verdes estaban acomodados ahora en una esponja para flores, la cual había sido previamente envuelta en papel para, probablemente por idea de Wallace, evitar que sus manos se mancharan.

—Drew…

Su distracción y admiración hacia su nuevo ramo termina cuando su esposo lo llama de nuevo por su nombre, y entonces lo nota, en las manos ajenas hay varias flores acumuladas, no son iguales, todas y cada una de ellas es totalmente distinta, por lo que no sabe si es un segundo ramo o no, demasiado extraño como para poder considerarlo como tal.

—Diez años, he esperado todo este tiempo para poder estar aquí, contigo y permanecer, no solo hoy o mañana, sino toda la vida, justo como te lo he jurado frente al altar. El día de hoy, frente a los presentes, deseo entregarte algo mas además de mi eterno amor por ti… Estas flores representan momentos entre nosotros, días que jamás olvidare, sentimientos que siempre tendré.

Siente como si se atragantara con el aire que está respirando, sus ojos bajan hacia su ramo sencillo, solo hay rosas blancas y manzanilla, no necesitaba más, Steven mismo le había dicho que uno así sería perfecto para un evento que, esperaban, pudiera no ser tan grande como Wallace lo planeaba en voz alta.

Y entonces sonríe al momento de alzar los ojos y encontrarse con la tierna mirada de su esposo, probablemente había planeado esto durante varios meses.

—El día que nos conocimos jamás lo olvidare —la acacia es separada del resto de flores, alzada hasta entrar en el rango de visión de los dos, a su alrededor hay silencio, aunque no está seguro si el resto de invitados lo escuchan es lo de menos, la única persona que le importa en ese momento es Drew—. Ayer, hoy y mañana, estoy seguro que toda mi vida te veré como lo más elegante en el mundo, no importa la situación o el momento.

Observa como la flor desciende, y el solo levanta el ramo que sostiene para permitir que se acople a su nuevo lugar, el color amarillo resalta, tan radiante que llama la atención al instante, probablemente lo mismo que había sucedido con ellos ese día.

—Una magnolia por tu amor a la naturaleza, tratando con ella siempre con dignidad y una belleza esplendorosa, aun ahora, aunque soy yo el que se llena siempre de polvo, no entiendo cómo lograr ser tan digno como tu al momento de ensuciarme —su propia sonrisa crece cuando escucha a Drew reír, uno de los sonidos que más le fascinan—. Una acedera por tu eterna y gran paciencia por mí, no sé qué haría si en algún momento te hubieras ido para siempre de mi lado.

La siguiente flor es un tulipán jaspeado, el cual se detiene más tiempo que las demás mientras ambos observan la flor, no todos tienen que ser recuerdos agradables, aunque la flor tiene el significado que Steven más debe amar, no es el recuerdo más grato que le guste mencionar, pero es algo que ya ha quedado en el pasado, son heridas que con el tiempo han sanado. Así que levanta una de sus manos, dirigiendo con seguridad al tulipán con el resto de sus hermanos.

—Se que tengo unos ojos hermosos, siempre me lo has dicho —es ese momento cuando decide tomar una pequeña iniciativa, tomando la siguiente flor entre las que Steven posee—. Rosa champán, para el respeto y la admiración que jamás deje de tenerte, eres la clase de hombre con la que no esperaba casarme, pero que hace que no me arrepienta de haberlo hecho.

—Fuimos inoportunos muchas veces, ¿no crees? —la bardana baila entre los dedos de Steven, es posible que estén en medio de la vista de todos, las fotografías claramente deben de ser hermosas mientras intercambian flores y palabras.

—Mucho. Pero siempre pudimos mantener la esperanza, y siempre hubo muy buenas personas dispuestos a consolarnos, no sé qué haríamos sin ellos. —el Galanto, también conocida como la campanilla de invierno, se mueve poco después de la bardana.

—Eso es algo que nunca sabremos, lo que yo si se, es que ese día hiciste trampa. —levanta la alstroemeria por encima de su cabeza, la señal para que su Metagross, este a la distancia que este, pueda hacer su sonido característico como si fuera una queja, el grato recuerdo de cuando cayeron juntos al agua tras tener una batalla Pokémon.

—¿Qué? ¡Eso no fue trampa! —levanta la Polyanthus con confianza, antes de mover la flor justo encima de la nariz de Steven, lleno de ese sentimiento que finalmente consiguió después de mucho tiempo—. ¡Se le llama es-tra-te-gia! Mal perdedor.

Ambos sienten que sus rostros se calientan más de lo que ya deberían de estar, la vergüenza los llena cuando la gente ríe a su alrededor, probablemente varios de ellos habían escuchado aquella historia totalmente épica de cuando un Absol le gano a un Metagross.

La tuberosa, la eglantina y el ciclamen se movieron al mismo tiempo, sin palabras que decir de por medio, no había mucho que decir de ellas la verdad. Una era el recuerdo que Drew no había parado de querer olvidar, un momento fugaz que en ese momento no había logrado entender y simplemente le había asustado, las sabias palabras que siempre serian una verdad “quien te quiere, te hará llorar” una frase que había pasado muchas veces. Y finalmente, la petición de perdón, una que se terminaría por repetir durante mucho, mucho tiempo.

—Jamás has dejado de ser una belleza caprichosa. —puso la rosa de Musk con cuidado en su lugar, inseguro de que las espinas realmente hubieran sido retiradas, antes de ir por la dalia naranja que haba representado un bonito momento.

—No me vuelvas a regalar esas flores, por favor, nada de rosas —ayudo a Steven tomando el clavel estriado, a lo lejos pudo distinguir la risa de su familia, no era el único que odiaba recibirlas—. Si lo vuelves a hacer, te las lanzare a la cabeza por si el rechazo no queda claro.

—Tomare en cuenta la advertencia, aunque debo decir que tu inocencia es algo que nunca dejare de amar de tiempos pasados. Tan inocente… —puso la fresia al lado de la bardana con cierto orgullo, a pesar de que reacciono con una pequeña queja al sentir como era pisado, probablemente como un tipo de amenaza.

—Deberías de dejar de ir a recolectar piedras tu solo. —el brezo morado fue el siguiente, aunque aquella era una actividad que le encantaba admirar en su esposo, no siempre podía acompañarlo.

—No te preocupes, mi padre dejo de ir solo a recolectar fósiles y piedras cuando me tuvo a mí.

Hubo un “uuu” general entre todos los presentes cuando aquellas palabras abandonaron la boca de Steven, lo que le hizo bajar la mirada totalmente hacia el suelo y sentir como si sus orejas se estuvieran quemando.

—Por este corazón inocente que tanto me hace sonreír —besa la cabeza de Drew, aprovechando la manera en que ha inclinado la cabeza mientras la azucena toma su lugar entre las demás, acompañada también de la trinitaria—, siempre me deja perplejo en cualquier situación.

—Eres un mentiroso, que me hizo sentir abandonado en muchas ocasiones —observa al ébano falso, solitario en una esquina del ramo medio vacío que Steven sostiene, antes de tomarlo el mismo y ponerlo en medio de las flores, acompañado de las que están más juntas para que nunca se sienta solo—. Por la sorpresa de ser tan amado por ti.

Besa la betónica con cierto cariño antes de darle vuelta a su ramo que lentamente se llena de las flores para poder acomodarla, hay una vieja historia que resuena en su memoria, de un rey ciegamente enamorado, capaz de dar dinero, poder gloria o territorio, todo lo que tuviera con tal de obtener la mano de quien había quedado prendado.

—Por mi ambición de tenerte para mí y la gloria al lograrlo —el laurel se levanta junto a la amapola blanca, usando ambas manos para poner cada una en su lugar—, esto no es un sueño, y si lo es, desearía jamás despertar.

—Busquemos juntos el éxito —extendió las flores con el ánimo renovado al ver la nochebuena, antes de que las risas se escucharan tenuemente entre los invitados al tener pequeños problemas en acomodar la gran flor en tan pequeño espacio, intentando que no opacara a las demás—. Por las lágrimas que derrame por ti… Fueron tiempos difíciles.

—Fue un momento complicado, de no ser por tu sabiduría no sé dónde estaría ahora —toma el azafrán con respeto, teniendo cuidado al sentir su tallo más suave que los demás—. Fuiste la luz que me guio todo el camino.

Hubo un minuto de silencio, como si todos entendieran y respetaran el momento de muerte de alguien. De su lado, son solo pesadillas que finalmente han quedado en el olvido, no desea recordarlas ni volver a vivirlas, demasiado reales que por un momento pensó que eran más visiones de su futuro que un sueño.

—Lamento mucho si te hice sentir despreciado, mi egoísmo siempre me dolerá por las represalias, pero no me arrepiento —pone el crisantemo amarillo en su lugar sin dudarlo más, sabe que jamás será merecedor de todo el perdón que tiene por parte de Drew, pero si tuviera que volver a hacer las cosas, probablemente repetiría todo sin dudarlo.

—Por los recuerdos. Los buenos y los malos.

No se atreve a tocar la Zinnia, la flor que estorbo en su jardín durante un buen tiempo, pero aun así deja que se acomode entre las demás, justo como ahora, consciente de que la chica está sentada en algún lugar entre varios otros invitados, aun no es realmente bienvenida para él y por mucho tiempo pensó en no invitarla a la boda. Pero al final, usar tan bonito evento para dejar en claro que Steven era y siempre seria suyo, era algo que no le pesaba en la consciencia.

—Por los sueños que se hacen realidad —toma la amapola, antes de ver a su alrededor ya que son las ultimas flores, ve a su primo levantar su bebida y asentir con la cabeza, lo que le hace tomar la siguiente flor antes de que Steven lo haga, la flor de ciruelo, que es más rama que flor, la usa para señalar a Steven antes de ponerla en su lugar—. Mantén tu promesa, no solo la del día de hoy, sino todas las demás que me hayas echo o me harás.

—Lo hare, así como siempre tendré preferencia por ti y me esforzare porque siempre lo notes —hace un esfuerzo por buscar un hueco en el ramo para el geranio rosa, les estaba quedando demasiado pequeño por culpa de la nochebuena que ocupaba casi todo el espacio—. Por esa inestabilidad que tambaleo nuestra relación siempre.

Hay tres flores más en las manos de Steven, ambos se quedan en silencio unos segundos más mientras la gente probablemente está a la expectativa. Finalmente, el más pequeño de las tres restantes es tomado por el de cabellos plateados, dando un paso atrás antes de ponerse de rodillas frente a su esposo y levantar el trébol de cuatro hojas frente a sus ojos.

—Drew, se mío.

—Steven, seamos un escándalo juntos.

El de ojos verdes sonríe fascinado mientras recibe las dos siguientes flores, la plática que tuvieron antes de tener una boda no muy válida en otra región se desvanece lentamente de su mente, casi todo había sido una broma, hasta que el sacerdote les hizo firmar hasta con la huella de sus pulgares y les juro que todo estaba avalado por la ley. Casarse por primera vez se había sentido tan bien, que no se arrepintió de decir “si” para hacerlo de manera correcta, con la edad adecuada.

—Eres mi amor, mi amor dulce.

Sus manos tiemblan mientras sostiene su colorido ramo de flores, el peso de todo lo que habían vivido, literalmente, puesto entre sus manos. Traga saliva mientras intenta procesar sus sentimientos, antes de sentir las manos de Steven ayudándole a sostener su nuevo ramo, todo es tan hermoso y perfecto que solo siente que puede ponerse a llorar en cualquier momento, dando un paso al frente y levantando el rostro cuando ve a su esposo levantándose de su posición y acercándose a él para besarlo. Es sencillo y tranquilo como el tiempo que pasan juntos, lleno del amor que se profesan, tan palpable que duele tras todos los buenos y malos recuerdos.

La gente aplaude a su alrededor, unos probablemente lloran y otros simplemente están fascinados por el evento, una historia contada a base del significado de las flores, acompañadas eternamente por el diamante y la esmeralda en las argollas de matrimonio.

Este era, su único y hermoso ramo de flores.


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