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Clockwork Absolution por hana midori

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Notas del capitulo:

¡Hola! Oh, estoy muy emocionada <3 <3 <3 Este es el capítulo final de la historia, y la verdad, ha sido algo muy bonito. Tenía tiempo que no completaba un proyecto y el poder hacerlo es muy gratificante. Todo el agradecimiento y amor a Scorp, porque fue la primera persona en leer este fanfic y me ayudó bastante con algunas ideas que no podía desarrollar. Y también gracias a los que se tomaron el tiempo de leer <3 <3 <3 Lo hice con cariño y espero se note, jejeje. En fin, los dejo no sin antes mencionar que no soy arquitecta y que mi inteligencia espacial es terrible. Así que, si lo que viene acá no tiene sentido, pido disculpas, jajajaja <3 <3 <3

 

Day 16: Promise.

 

La vida no podía ser más maravillosa. Por fin se habían terminado los experimentos, los procedimientos quirúrgicos de vida o muerte. Su hermano y su mejor amigo estaban juntos, arrojando lejos cualquier culpa que eso pudiera causarles. Y él y Hiccup no sólo se volvieron pareja, sino que ahora estaban comprometidos, algo que Jack jamás había considerado seriamente que ocurriera. Porque sí, sabía que Hiccup lo adoraba, pero… el mundo era cruel. Las personas eran más crueles todavía. Lo último que Jack quería era que éstos intentaran quitarle algo de nuevo.

 

Por ello, sonreía cuanto podía. Disfrutaba cuanto podía. Si Hiccup no se preocupaba, ¿para qué hacerlo él? Bastaba saber que le quería, que algún día sus vidas estarían unidas de forma definitiva. Si podría o no mostrarse, si los demás se enterarían, estaba de más. Y faltaba tiempo para eso.

 

Así que, realmente no pensó que algo importante estaba por suceder cuando, una jornada, Hiccup se apareció a la hora de la comida. Mientras preparaban la mesa, le pidió un momento a Jackson, y en el pasillo le dijo algo que hizo que su hermano sonriera con gran alegría. Supo eso porque Eros fue a espiarlos, y volvió corriendo al notar que estaban regresando.

 

—Coman de prisa, —les dijo Jackson, sin intentar esconder su profunda emoción, —hay algo que debemos decirles.

 

Eros casi se atraganta con la comida. Y es que, tanto él como Jack, intuían que por fin se iban a enterar de la razón detrás de sus reuniones secretas, de sus cuchicheos en el estudio. La única razón por la que Jack no engulló cuanto pudo de comida, fue porque luego de la operación de su garganta, debía cuidarse de masticar muy bien. Pero Eros no tenía ese problema, por lo que tres veces tuvo Jackson que darle palmadas entre los omoplatos para que pudiera respirar.

 

—Muy bien, ahora que ya comieron, —comenzó Hiccup, poniéndose de pie, —tenemos una sorpresa. Pero para que se las podamos dar, nos deben acompañar a otro sitio, —ante la mención de una salida, tanto Jack como Eros se miraron sorprendidos, asombrados.

 

—¿Vamos a salir ahora? —preguntó Jack. Hiccup asintió, apretando su mano.

 

—Tendremos que taparlos, pero ya tengo el vehículo listo, —replicó. —Así que no perdamos más tiempo.

 

Primero prepararon la bañera. Luego, una vez que Jack estuvo listo e instalado, Hiccup tomó una de las medusas del tanque, para después dejarla caer suavemente entre las blancas manos de Jack.

 

—¿Por qué quieres que la lleve? —inquirió, soltándola en el agua y viendo cómo revoloteaba cual burbuja encima de su cola.

 

—Es un secreto, —le respondió Hiccup, guiñándole un ojo. Jack le miró con sospecha pero decidió no discutir. Si Hiccup quería que la llevara, tal vez era porque iba a necesitarla. Aunque si era así, ¿realmente se trataba de un lugar seguro? Jack no podía entender de que forma la respuesta podía ser positiva sin involucrar su uso.

 

En cualquier caso, Hiccup le condujo hasta las escaleras, donde su hermano y Eros ya los estaban esperando. Jackson se había quedado con la misma ropa, mas Eros sí se puso nuevas prendas. Destacaba una capa de color oscuro que le cubría de pies a cabeza, convirtiendo sus alas en un bulto curioso que simulaba ser una joroba.

 

—Jack, vas a tener que acostarte y no salir hasta que te digamos, —dijo Jackson, mientras extendía una tela de un rojo vino intensísimo. —Vamos a usar esto para taparte.

 

Jack asintió. Sin mayores ceremonias, se acostó. Después todo a su alrededor desapareció bajo la prenda escarlata, sumergiéndole en una semi oscuridad un poco asfixiante. Entonces le pareció entender por qué era importante la medusa, y la buscó para llevársela al pecho y mantenerla ahí, iluminándole.

 

Jack sintió las vibraciones de los movimientos, lo mismo que escuchó el sonido de las voces de sus compañeros. Entonces, de un momento a otro, más personas llegaron, siendo éstas las que se acercaron a la bañera y la levantaron. Jack se hizo lo más pequeño que pudo, conteniendo a momentos la respiración. Nunca pensó que oír a otra gente le aterraría tanto, al punto en que tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no levantarse y llamar a gritos a Hiccup.

 

Al cabo de unos minutos, le dejaron dentro de un sitio, o eso le pareció, pues cuando le bajaron, alcanzó a percibir un ruido de algo cerrándose y las voces se apagaron casi por completo. Entonces volvió a escuchar la voz de su hermano, quien se acomodó a su lado.

 

—Calma, Jack, está bien. Lo estás haciendo bien.

 

Sus palabras le relajaron. Poco a poco comenzó a estirarse en el tanque, estando ya no encogido, sino cómodo. Después, el movimiento volvió, aunque de una forma muy rítmica, como el andar de un animal. Fue en ese momento que Jackson levantó la tela, dejándole respirar… y ver dónde estaba.

 

—¿Es esto un carruaje? —preguntó en voz muy baja, viendo las paredes de madera que los rodeaban. Jackson asintió, mientras pasaba sus brazos por encima de los hombros de Eros y lo atraía a él.

 

—Está algo lejos, así que tenemos que ir en carruaje.

 

Jack frunció la boca, sintiendo una úlcera formarse en su estómago. 

 

—¿Y no les pareció que sería mejor que nos dijeran? ¡No tenía ni idea de a donde me estaban metiendo! ¡Mira a Eros!

 

Jack no tenía que dirigirle un segundo vistazo para notar que su amigo estaba, cuando menos, perturbado. Jackson apretó más al pelirrojo, al tiempo en que negaba fuertemente con la cabeza.

 

—Créeme, lo pensamos bien. Lamento haberte asustado, pero era la única forma.

 

—Pues ya no estoy tan seguro de que quiera ver la sorpresa, —dijo, y justo le pasó por la mente decirle en ese instante a Hiccup que se había pasado de listo, cuando notó que dentro del carruaje sólo estaban ellos tres. —¿Y Hiccup?

 

—Manejando. No confiábamos en nadie más para dirigir los caballos.

 

Claro, por supuesto. Hiccup y Jackson siempre pensaban en su seguridad, pero a veces eran unos pesados. ¿Qué no se daban cuenta de que, si les daban tiempo para prepararse mentalmente, todo salía mejor?

 

—Eres un tarado, —le dijo, dándose la vuelta para darle la espalda. —Eros, cuando te sientas mejor, pégale por mí.

 

No recibió una respuesta, aunque al cabo de diez minutos, escuchó a Jackson quejarse. Supuso entonces que su venganza había sido completada a manos de su amigo, y luego de eso, se quedó pensando en cómo iba a cobrarle a Hiccup este mal sabor de boca.

 

“Ni con mil besos se lo voy a perdonar” se dijo, apretando su medusita. ¿Con qué si podría? No estaba seguro siquiera de que hubiera un sitio que, a sus ojos, valiera sacarle un susto de muerte de esa magnitud. Era la primera vez que salía de la mansión y…

 

Momento. Calma. Esta no era sólo la primera vez que salía de la mansión, también era la primera vez que salía de los terrenos de la familia de Hiccup. Porque sí, no poseía reloj, pero estaba bien seguro de que tenían, al menos más de veinte minutos andando. ¿A dónde iban que estaba tan lejos, que ameritaba toda esta preparación y que, a estándares de Hiccup, era seguro para ellos dos?

 

No tuvo que preguntárselo por mucho tiempo. Al cabo de un rato más, el carruaje se detuvo. Jack se levantó, sentándose en la tina, justo en el momento que Jackson se ponía de pie e iba hacia las puertas del carruaje. Al abrirlas, apareció Hiccup, quien sonreía de muy buen humor.

 

—¿Listos?

 

Primero bajaron a Eros. Luego, pusieron una rampa de madera al final del compartimiento y, con lentitud y cuidado, bajaron la bañera, con Jack dentro. Entonces Jack pudo ver a dónde habían llegado: Se trataba de una casa de estilo industrial, con una fachada hecha de metal y madera. Era pequeña, acogedora, puesta en el borde de un pequeño acantilado que daba a una playa de arena blanca y mar turquesa.

 

Ni Jack ni Eros sabían qué estaban mirando. O más bien, no querían creer qué estaban mirando. Eros retrocedió, buscando el brazo de Jackson y apretándolo con muchísima fuerza contra su pecho.

 

—¿Y esta cabaña? —le preguntó. Jackson sonrió, orgulloso.

 

—Es nuestro nuevo hogar.

 

Las palabras se instalaron como agujas en sus mentes. Hogar. Su nuevo hogar. Su nueva casa. ¿Ésta? ¿En serio? Hiccup se adelantó a la puerta de roble, abriéndola con ayuda de una pequeña llave de color negro.

 

—Es más grande por dentro, —dijo, regresando para poder empujar a Jack al interior.

 

Y sí, era más grande por dentro. Grande, llena de muebles preciosos, de libros, de estantes para llenar con manualidades… y también llena de tanques. Tanques de cristal como el que había en la mansión, repletos de arena, de piedras, de conchas, de algas y miles de plantitas multicolores… y medusas. Medusas, peces, cangrejos, pulpos, estrellas marinas… todos hechos de metal, engranajes, baterías.

 

Hiccup iba llevándolos de cuarto en cuarto, diciéndoles para que eran. La sala estaba compuesta por sofás medianos, de almohadones y respaldos suaves. En el centro había una escotilla de color dorado, similar a la que podías encontrar en un submarino, completamente funcional, es decir, que podía cerrarse o abrirse a voluntad.

 

—Con esto, Jack puede asomarse y hablar con todos sin necesidad de que lo pongamos en la bañera, —les explicó Hiccup, con alegría. Luego, condujo a Jack al siguiente cuarto, siendo seguido de cerca por Eros y Jackson. 

 

Inmediatamente después de la sala, estaba el comedor. Una de las paredes era completamente de cristal, llena hasta el borde de agua. En la parte central también se podía encontrar una escotilla, sólo que ésta tenía un pequeño columpio debajo en el que Jack podía sentarse si quería. A unos cuantos centímetros, estaba una mesa de estilo japonés con sus sillas al ras del suelo. Jack tampoco tendría que esperar a que lo sacaran, sólo debía de abrir la escotilla y sentarse para comer con ellos.

 

La cocina se encontraba un poco más allá, casi al fondo. Era un tanto más pequeña que la sala y la cocina, pues únicamente tenía lo necesario para la preparación de alimentos. Aquí no había tanque, aunque sí una ventana que permitiría a Jack ver qué estaban haciendo.

 

—Ahora, hay que bajar. Jack, tú lo puedes hacer desde los tanques, hay tubos que te conectan con todos los cuartos, pero para los demás, éste es el camino.

 

En la pared más alejada había una puerta. Al abrirla, se descubría un elevador, en donde cabían todos, incluida la bañera, sin dificultad. Hiccup seleccionó el segundo piso, y el elevador se puso en marcha hacia abajo. Cuando se detuvo y los dejó salir, dieron con una habitación enorme, llena hasta el tope de libros, mesas de trabajo y herramientas.

 

Hiccup les explicó que este era el cuarto de ejercicios y manualidades, donde podrían seguir estudiando lo que quisieran y tendrían espacio suficiente para continuar con sus trabajos de rehabilitación física.  

 

—Casi al fondo hay un pasillo. Ahí está la enfermería y la sala de operaciones. Ya saben, sólo por si acaso.

 

Después, volvieron al elevador. Hiccup presionó el último piso, el número tres, y dieron ahora con un pasillo que, en uno de sus lados, tenía una réplica exacta de las pinturas que estaban sobre el techo del tanque de Jack. En el otro, había tres puertas. La más alejada era el cuarto de Jackson y Eros.

 

Muy buena parte de éste estaba decorado con dibujos de jardines, de atardeceres y amaneceres. En una de sus paredes, había una ventana real, que daba al mar y que en ese momento, dejaba entrar luz natural. Tenía repisas no muy altas, llenas hasta el borde de pinturas, estambres y todo lo que Eros siempre necesitaba para sus creaciones. En una esquina, estaba la cama, con sábanas de algodón blanco.

 

Al ver todo aquello, Eros se quedó pasmado. Miró todo sin poner una expresión en su cara, tocando apenas con las yemas de los dedos todo aquello. Jackson se le acercó al ver que no decía nada, de pronto preocupado.

 

—¿No te gusta? —preguntó suavemente, mientras lo abrazaba de los hombros. Eros pegó un pequeño brinco, como si estuviera despertando. Entonces miró a Jackson y, sin importar que Hiccup y Jack seguían ahí, se le lanzó al cuello, empujándolo contra la cama mientras le robaba un apasionado beso.

 

Tanto Hiccup como Jack se miraron entre ellos, sorprendidos por el arranque de pasión del pelirrojo. Pero dado que no querían interrumpir y al final ésta era su habitación, salieron para después cerrar la puerta. Lo último que Jack alcanzó a ver fue como su hermano se incorporaba con Eros sentado sobre sus piernas, y lo abrazaba con gran fuerza mientras el inicio de sus risas quedaba ahogado por la madera.

 

Hiccup entonces lo llevó a la segunda puerta. Sin embargo, no la abrió de inmediato, sino que le explicó que ese era el único cuarto de la casa con dos puertas.

 

—Originalmente eran dos habitaciones separadas pero… —Hiccup ya no dijo nada, y Jack no tuvo necesidad de que lo hiciera. Ya se imaginaba por qué había dos entradas, y quería ver qué tanto había tenido que hacer Hiccup para fusionar sus recámaras.

 

Cuando entraron, Jack vio que la mitad de la habitación era un enorme acuario, lleno de dibujos oceánicos en las paredes, de rocas y arena en el suelo, de animalitos artificiales llenando el agua turquesa de zumbidos. Había una pequeña sección de esa mitad que tenía suelo seco, frente a la puerta y lo suficientemente grande para que la bañera y otra persona pudieran estar ahí. Sobre sus cabezas estaba el columpio que Jack conocía tan bien de la otra mansión, que acá tenía un color claro y un mejor sistema de poleas.

 

—Este era tu cuarto, —le dijo, señalándole el enorme tanque, —como ves, de aquel lado tiene una pequeña ventanita que da al cuarto de Jackson y Eros. La ventanita se cierra del lado de ellos, así que si quieren privacidad, no podrás verlos.

 

Iba diciendo esto mientras lo guiaba por el espacio seco hasta el final del tanque. Ahí, Jack vio que de pronto el suelo volvía a tomar posesión de la superficie, por lo que supo, mucho antes de que Hiccup se lo dijera, que ésta era la sección correspondiente a su habitación. Jack entonces vio la decoración sencilla, el escritorio, la enorme ventana con las cortinas corridas que dejaba ver el mar y el sol, la cama…

 

Oh, la cama. Eso fue, lo que al final, hizo que todas sus emociones se derramaran en un torrente de lágrimas. Porque todo era tan maravilloso, tan impresionante, tan abrumador. Pero ver ese gesto tan simple, tan sencillo, le quebró el corazón: el colchón estaba prácticamente pegado al tanque, justo a un lado de una piedra cubierta de musgo y algas. No armonizaban enteramente, pero se notaba la intención, la idea de que, en realidad, eran uno solo. Era una cama. La cama de ellos dos.

 

—¿Te gusta? —le preguntó Hiccup, mientras se le acercaba para limpiarle el llanto con un suave pañuelo.

 

—Eres un cabrón, —logró decirle Jack, entre hipidos, mientras lloraba más, —un cabrón de mierda, bastardo.

 

Hiccup le sonrió. Jack tomó agua de su bañera y se la lanzó a la cara, pues no sabía de que otra forma expresar lo que sentía. Estaba lleno de alegría, de ternura, de euforia, de sorpresa. Sobrepasaba completamente su enojo anterior, pero no por ello era más controlable. Hiccup le dio un beso después de que lo mojó, y Jack le exigió otro antes de por fin poder calmarse.

 

—Ven. Creo que es mejor que explores ahora solo, —inquirió. Entonces lo condujo hasta una escotilla en el suelo, que estaba conectada con el acuario que era su cuarto.

 

Jack primero dejó ir su medusa. La observó hundirse, antes de empezar a nadar como si esa fuera su casa. Después, con ayuda de Hiccup, se acomodó, deslizándose sin problemas hasta el agua. Era tibia, como la de su tanque.

 

—Mis animales, —le dijo entonces, asomándose a la superficie, —los tienes que traer, —Hiccup le sonrió.

 

—Por supuesto.

 

Parecía que Jack iba a volver a sumergirse, pero no lo hizo. Se quedó sujeto al borde de la escotilla, viendo el agua, el pequeño tubo que lo llevaría al tanque principal. Hiccup le llamó por su nombre, sin saber qué le pasaba. Jack entonces levantó el rostro, dejándole encontrar sus ojos azules llenos de mar.

 

—Gracias, Hiccup, —dijo entonces, en voz suave, frágil, —por cumplir tu promesa.

 

Hiccup le miró confundido. Luego, Jack le hizo una señal para que se hincara cerca. Así lo hizo. Jack buscó su mano, la que tenía el anillo, y la apretó con fuerza antes de llevársela a la mejilla.

 

—Me prometiste que iba a estar a salvo, que ibas a sanarme. Lo cumpliste. Gracias.

 

Los ojos de Hiccup se nublaron. Jack nunca le había visto llorar, y hacerlo fue una experiencia tan encantadora como desgarradora. Levantó lo más que pudo su cuerpo, para besar aquellas perlas saladas, para apresar su boca con la suya.

 

—Aun te debo otra promesa, —dijo Hiccup, señalando con una mirada los anillos. Jack se sonrojó.

 

—Ya sé que las cumples, no tengo prisa.

 

Dicho eso, Jack se dejó caer en el agua. Dejó que ésta le cubriera por completo, bañándole de vitalidad, de energía. Buscó a Hiccup en uno de los cristales, y cuando lo encontró, se llevó las manos a los labios, dándole un beso envuelto en burbujas. Hiccup se lo respondió, y entonces Jack nadó lejos, hacia uno de los tubos que conducía a otra de las habitaciones de arriba. Tal vez tendría problemas los primeros días para ubicarse, pero no le preocupaba. Este era su hogar, aprendería todos sus secretos. Y con Hiccup a su lado, ni siquiera la oscuridad lo detendría.

 

Notas finales:

¡Y eso fue todo! Luego de tanta mierda, por fin pueden ser felices <3 <3 <3 Me imaginaba su casita muy bonita, pero la verdad es que soy pésima para describir escenarios y además, creo que algunos cuartos no tenían sentido, pero vamos a fingir que sí y que lo puse chido (?) Espero les haya gustado esta historia <3 <3 <3 <3 Espero volver pronto con otros proyectos de esta parejita que tanto me gusta <3 <3 <3 <3 ¡Tengan un lindo día! ¡Gracias por su apoyo! <3 <3 <3 <3


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