Gurov Nobokov por momu

¿Entonces por qué no volviste después de terminada la tormenta? te quedaste allá un año más incluso, como mínimo me hubieras pedido que te visitara por lo menos una vez o tan solo respondido los mensajes....--

No lo se, fui un tonto, creí que todos se la estaban pasando muy bien aunque yo no estuviera aquí, no quería molestar a nadie. -- explique, sentí seca la garganta, rasposa, como si tuviera gripa, me la aclaré y me talle el lagrimal del ojo izquierdo, Gurov me miró detenidamente, un poco alarmado, tal vez pensó que quería llorar, pero le sonreí.  

¿Recuerdas que me atropelló un viejo cuando aún estabas en exilio?—

¿Te atropelló un viejo? -- me incorpore sorprendido, él soltó una risita de vergüenza propia.

No quise decirte la verdad porque no quería que te preocuparas, pero estuve en el hospital 5 días, es que me fracture una costilla y esguince el hombro—

El estómago se me revolvió, fruncí el ceño y me levanté del asiento.

Bueno ahora te digo que todo fue tu culpa y que además me quedaste debiendo una fortuna—

¿De qué hablas? —

Iba de camino al aeropuerto, había comprado mi boleto redondo de avión a Climt para visitarte esa primavera pero me fue imposible viajar, la aerolínea no me quiso posponer el vuelo y mucho menos reembolsarme el dinero, así que me quede herido y en bancarrota esa ocasión --

Se rió con calma, divertido de recordar la situación, mientras que yo, por dentro sentía una inquietud creciente, no se lo que era, solo sabía que estaba ansioso.
Nunca me dijiste —

Mientras sonreía apretó los labios y apartó la mirada fumando de nuevo.

Me arrepentí, creí que si habías decidido quedarte aislado en aquel remoto lugar durante tanto tiempo una buena razón debías tener, no quise molestarte-- explicó. Solté el aire, y volví a respirar profundo.

Que desastre...


La siguiente mañana después de aquella charla me desperté con Eva en mis brazos, me dijo que me amaba y entonces entendí a lo que Gurov se refería, solo que nunca fui tan honesto y valiente como él podría haberlo sido y le mentí, le dije que yo también la amaba.

Me fui al trabajo a las 9:30 de la mañana y volví pasada la media noche, caminé desde mi oficina hasta mi casa, una suma exacta de 25 cuadras, que recorrí arrastrando los pies hasta que pude ver el faro que iluminaba la calle de enfrente.

27 años tenía para entonces, menos de tres décadas y podía sentirme arrepentido de muchas cosas y creer que ya no había nada más por hacer, que no había logrado nada bueno en la vida.

Gurov me miro por la ventana de la casa y me saludo.

A la entrada me dio un té de menta con miel.

La casa está vacía de nuevo, tus padres en Ibiza, Steff de vacaciones, Eva me ha dicho que volvía el sábado en la noche -- cerró la puerta tras de sí y tomó las cosas que con pesadumbre había cargado desde la oficina y las colocó en una mesa del pasillo principal. -- admito que me sentí un poco solo las últimas horas y no veía la hora en la que volvieras para que cenaremos juntos -- expresó entrando a la cocina, la piel se me puso de gallina sin querer, tragué saliva y estruje la taza caliente.