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Guerreros Legendarios por Shiochang

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Guerreros Legendarios
Odisea instructiva

Los cuatro jóvenes se quedaron mirando al joven e imperturbable egiptólogo como esperando que les explicara lo que deberían hacer.
- ¿Cómo que pretenden hacer una resonancia magnética? - dijo Quatre.
- Es que sacaron el sarcófago y lo notaron muy liviano como para contener una momia, así que lo traerán al Cairo para hacérsela, ella les mostrará que la momia no está y que dentro hay otra tablilla y los vendajes de Dúo.
- Lo más posible es que nos acusen de habérnosla robado.
- O los trabajadores comentarán que Dúo se apareció en la excavación el día que abrimos la cámara y que nadie lo vio llegar, que habla muy bien el egipcio antiguo y dirán acertadamente que él es Deia Mon.
- La única manera de evitar que se lo leven es sacándolo lo más pronto posible de su jurisdicción, sin embargo, no tiene papeles - dijo Wufei.
- No sólo vamos a necesitar sus papeles si lo vamos a sacar de Egipto - dijo Trowa - necesitamos un plan de escape, porque si lo descubren a él a nosotros nos meterán presos no sólo por mentirosos, sino también por robar reliquias del pueblo egipcio - señaló los papiros.
- Si tú consigues los papeles, yo me encargo de encontrar la manera de salir del país - le dijo Wufei poniéndose de pie.
- Yo me encargaré, entonces - dijo Heero - de distraerlos y Quatre mientras se encargará de instruir a Dúo en todo lo que sea posible enseñarle sobre nuestras costumbres, no vaya a ser que le hagan preguntas que él no pueda responder o que haga algo indebido.
- Heero - gimió Dúo angustiado.
- No te preocupes, la resonancia magnética no la podrán hacer de inmediato y tampoco tendrán los resultados así de rápido, tenemos algo así como una semana para planearlo todo y desaparecer antes que descubran algo verdaderamente importante.
- Entonces, es mejor que entremos de inmediato en acción - dijo Trowa - cuanto antes empecemos, antes nos habremos ido.

La semana se pasó volando, pero Trowa y Wufei habían conseguido sus objetivos, uno los papeles para Dúo y el otro la salida del país, sin que nadie sospechara nada, pero de todas maneras tendrían que cruzar algunas fronteras antes de llegara a su destino final. Heero había enviado un comunicado muy especial a la prensa e incluso había concedido una entrevista y entregado algunos datos que ellos guardaban y que no habían dado los egiptólogos del gobierno de manera de distraer la atención de esto hacia otra parte.
Rasid había llevado el pasquín en el desayuno y se lo habían leído a Dúo que, como siempre, permanecía al lado del joven japonés sin darse cuenta que alguien le lanzaba unas miradas asesinas que lo harían temblar por el odio puesto en ellas si las hubiese notado.

¿ESTARÍA REALMENTE LA MOMIA EN EL SARC”FAGO?
El egiptólogo Heero Yuy sospecha que no

El Cairo (AFA). El egiptólogo Heero Yuy, descubridor de la pirámide del faraón dormido, dice que lo que lograron traducir de los jeroglíficos de la pirámide y del sarcófago señalan que hubo una confabulación en contra del joven gobernante, por lo que aquellos que ocultaron su cuerpo seguramente temieron que la tumba fuera profanada y el joven faraón fuera ultimado. Además, señala que el sarcófago mismo se encontraba oculto en una cámara debajo de la principal, clara señal que el o los culpables no habían sido identificados y por lo tanto temían por el joven. El sarcófago está tallado en fina madera del Líbano y bañado en oro, señal que ellos confiaban que algún día el joven despertaría a la vida y el imperio volvería a florecer como en días de su abuelo.
Los egiptólogos del gobierno han sacado el sarcófago de la pirámide y en dos días más tendrán los resultados de la resonancia magnética, la que se les ha complicado por las gruesas coberturas de oro que tiene el mismo.
Pero, si la momia no está allí ¿dónde?
Heero Yuy sospecha que la clave debe estar en los escritos del mismo.
¿Existirá la posibilidad que el joven faraón haya sido despertado en tiempos remotos y que allí sólo quede el sarcófago al ir en pos de su amor?
Nada está claro aún, pues si la resonancia señala que no está, seguirá la investigación, pero de lo contrario, el joven egiptólogo habrá encontrado al segundo faraón cuya pirámide jamás fue profanada.

Quatre era el que más feliz estaba con eso de desaparecer en medio de las arenas del desierto que tanto amaba, pero seguía enseñando montones de cosas a Dúo que sentía curiosidad por todo, en especial por la luz, aunque casi se había electrocutado y había terminado durmiendo con Heero para evitar que hiciera otra barbaridad como aquella, claro que Heero comenzaba a cansarse de tener que responder tantas preguntas y tener que aguantar que se acostara encima de él pese a todas sus protestas. Pero no le había dicho nada a nadie, después de todo sabía que se quejaba sólo para cubrir las apariencias.
Luego de comer, Wufei les dio el itinerario de su viaje por el desierto para ver si estaban todos de acuerdo.
- Estaremos en el desierto un par de meses, nos alejaremos lo más posible de cualquier signo de civilización hasta llegar a Costa de Oro, de allí iremos a Vietnam y luego a Japón para terminar en la mansión Yuy.
- ¿La mansión Yuy? ¿No es demasiado obvio para quedarnos? - preguntó Quatre - allí nos encontrarían con demasiada facilidad.
- Nadie puede ir a la mansión Yuy sin la aprobación del emperador de Japón - dijo Heero - y como yo soy el último de los príncipes Yuy, nadie dirá nada porque me acompañen.
- Bien, yo seré feliz de conocer tu ilustre hogar - sonrió Dúo.
- Bueno, es mejor que nos pongamos en camino - dijo Trowa - en un par de días tendrán los resultados y cuanto más lejos estemos, mejor, así no sospecharan nada o nos perseguirán hasta el fin del mundo.
- Quatre me dijo que el mundo es redondo - le respondió Dúo.
- Es tan sólo una expresión - se rió Quatre - se refiere a que nos seguirán hasta el cansancio, no a un lugar específico.
- Es que ustedes usan muchas expresiones raras para mí - se defendió.
- ¿Tienes todo listo para partir, Quatre? - los interrumpió Heero aburrido.
- Si, tengo todo listo, incluso me encargué personalmente de poner a buen recaudo los papiros para que nadie los encuentre.
- Bien, entonces vamos al tour de Wufei.
Los cinco se subieron al camión en donde los esperaban cinco mochilas, sacos de dormir, frazadas y varias cajas de cartón con alimentos, además de sus equipos. También había varios enormes bidones con combustible y agua y cuanto fuera necesario para acampar en el desierto, se notaba que Quatre era un joven preocupado de los detalles y muy previsor pues sabía que debían evitar las grandes ciudades por si la policía los perseguía.
- Llevo bastante efectivo también - dijo Quatre - no podré usar mis tarjetas de crédito o nos descubrirán de inmediato.
- Yo saqué todo lo que pude de mis cuentas - le entregó el dinero Trowa - será lo primero que congelen si nos buscan.
Wufei también entregó su cartera sin decir nada.
- A mí no me miren - les dijo Heero - me quedé sin fondos al pagar la cuenta del hotel y comprar el equipo especial para cargar energía solar.
- Bueno, al menos no nos quedaremos sin baterías.
- Además - informó Quatre divertido puse una cocinilla y varias lámparas, no será necesario acercarnos a algún poblado en varios días, tal vez hasta dos semanas.
- Así que aprovecharemos de alejarnos lo más posible.
Heero se sentó al volante y encendió el motor. Quatre se sentó a su lado y los demás atrás, pero Dúo se acercaba hacia él cada vez que hablaba con él y este le lanzaba miradas asesinas a través del espejo.
- Maxwell, siéntate tranquilo - le dijo Wufei molesto.
- ¿Por qué me llamas así? - se volvió hacia él - llámame por mi nombre.
- Muy bien, Deia, siéntate tranquilo - replicó sarcástico.
Los ojos de Dúo se empequeñecieron y luego se pusieron blancos con destellos azulosos a su alrededor mientras seguía mirando fijamente a Wufei que comenzó a asfixiarse sintiendo su garganta apretarse pese a todos los intentos de Trowa de salvarlo.
- ¡Dúo, detente, vas a matarlo!
Pero Dúo no lo escuchaba. Heero detuvo el vehículo y se volvió hacia él tomándolo del mentón para romper el contacto visual, pero aún así no consiguió detenerlo. Sin pensarlo dos veces tomó una decisión, debía romper su concentración y pronto. Cerró los ojos y apoyó sus labios sobre los de Dúo que al sentirse besado soltó a Wufei reaccionando de la manera que Heero esperaba, le rodeó el cuello con los brazos y profundizó el beso volviéndolo apasionado hasta quedarse sin aire en los pulmones.
Heero rompió el contacto al sentirse sin aire y miró a Wufei por encima del hombro de Dúo, este respiraba más tranquilo. Pero lo miraba con unos ojos ¡estaba furioso con él y no con Dúo que era quien lo había atacado!
- ¿Estás bien, Wufei? - le preguntó Quatre.
- Si, gracias - le respondió desviando la mirada.
- A ver si a la próxima te acuerdas de sus poderes síquicos, amigo mío - le dijo Trowa - menos mal que a Heero se le ocurrió cómo distraerlo.
- Los besos para Heero no tienen importancia - dijo el chino molesto, llamándolo por su nombre sin querer - los utiliza como arma para obtener lo que quiere.
- Cállate, Wufei - le dijo el aludido con frialdad quitando los brazos de Dúo de su cuello - ha sido tu bocota la que te ha metido en este lío, deberías alegrarte de lo que hice.
- ¿Es verdad los que dice? - preguntó Dúo tristemente - ¿usas tus besos como armas?
- Claro que no ¿cómo crees? Yo sólo beso a las personas que me gustan - se sonrojó y volvió a su sitio - Wufei está equivocado - agregó.

El primer día de viaje lo hicieron en un ambiente tenso, Quatre sentía que se podía cortar con un cuchillo, en especial desde que le cambió el lugar a Dúo, tal vez había sido eso lo que había terminado de agriar el genio del joven chino puesto que el trenzado, al estar sentado junto a Heero, se había agarrado a su brazo que controlaba la caja de cambios y se apoyaba en su hombro sonriéndole coqueto a cada rato.
- Es un resbaloso - gruñó el chino por lo bajo - no debió sacarlo de su tumba.
Quatre volvió a la conversación que mantenía con Trowa haciendo como que no había escuchado, pero comprendiendo por qué Wufei no soportaba a Dúo, secretamente gustaba del joven japonés y era bastante obvio que le había salido gente al camino con la llegada de Dúo y lo peor era que el japonés parecía interesarse mucho en el trenzado y no en él.
- ¿Quatre, crees que este sea un buen lugar para acampar esta noche? - le dijo Heero tratando de soltarse de Dúo.
- Sí, detente aquí, así habrá tiempo de armar bien el campamento antes que anochezca - le respondió.
- Siempre que logre safarse de la lapa Maxwell - dijo Wufei fastidiado.
- No le hagas caso - le dijo Heero a Dúo apoyando su mano sobre la de este que descansaba en su brazo derecho - en la cultura china no está permitido llamar por su nombre de pila a nadie, a no ser que le tengas mucha confianza, y pese que nos conocemos hace mucho, ni a mí me llama por mi nombre.
- Tu amigo es un tipo muy complicado - le contestó.
- Bueno, nosotros armaremos el campamento - dijo Trowa tomando del brazo a Wufei - ustedes descarguen lo necesario para la cena de esta noche - se bajó con el chino.
Heero los miró intrigado por el espejo del costado antes de volverse hacia Quatre que los miraba divertido.
- Se lo llevó para que no pelee con Dúo ¿verdad? - le dijo entendiendo su diversión - sin embargo, no entiendo por qué Wufei lo provoca siendo que sabe lo que le puede pasar si éste se enoja - se volvió hacia le rubio árabe.
- Bueno, no estoy muy seguro de lo que sienta o piense Wufei...
- Está celoso de mí - interrumpió Dúo molesto - él no me lo va a quitar, que ni lo intente siquiera- amenazó furioso.
- ¿Piensas que le gusto a Wufei? - preguntó Heero divertido.
- No lo creo, lo afirmo, pero no es ninguna competencia para mí, bajo ninguna circunstancia - replicó.
Heero movió la cabeza negativamente y abrió la puerta de su lado.
- Vamos, cumplamos nuestra parte del trabajo - les dijo fastidiado bajándose.
- Creo que lo hice enfadar - dijo encogiéndose de hombros.
- No te preocupa mucho que se enfade contigo ¿verdad?
- No, eso significa que le importa mucho lo que diga.
- Pues mejor vamos a ayudarlo, no vaya a pensar que por el hecho de haber sido faraón no eres capaz de poner el hombro y trabajar con los demás, y que necesitas que te cuiden constantemente.
- El que necesita que lo cuiden es él - se rió mientras se dirigían a la parte de atrás - este león pretende comérselo muy pronto de desayuno.
- Muévete, León - le respondió Heero - veremos si no te da indigestión luego de comerme, si es que me atrapas.
- Bueno, iré de cacería primero - sonrió y tomó la caja que este le entregaba - aunque será la primera vez.
- Heero, la cocinilla está a tu derecha - le dijo Quatre - y baja un bidón con agua y la heladera.
Trowa y Wufei montaban la carpa doble en silencio. Pero el primero podía ver como el chino apretaba los puños o golpeaba con mayor fuerza las estacas cuando Dúo le hacía alguna insinuación al japonés, pero también podía ver como los ojos se le oscurecían y se le llenaban de lágrimas al oír como éste respondía a sus provocaciones positivamente.
- Es por eso que no quisiste regresar a China ¿verdad?
- Heero es menor que yo, pero le conocí en la escuela. Yo iba en tercer año de primaria, él apenas empezaba a estudiar. Era un chico calado, frío, autosuficiente, pero por lo mismo llamaba la atención de los chicos malos. Yo he estudiado artes marciales desde pequeño, así que lo defendí un día que estos lo molestaban y lo tomé a mi cuidado. Recuerdo esa vez, me dijo: "Arigato, sempai" mientras se inclinaba ante mí. Me sentí halagado, en especial cuando supe quien era él, unas semanas más tarde comenzó a llamarme "sensei", a mí me extrañó, pero era que él había comenzado a aprender de mí a pelear y a usar su mirada fría para intimidar. …ramos pequeños, pero yo lo amé.
- Eran demasiado niños.
- Para tu cultura lo seríamos, pero para la mía no, yo estaba seguro que era con él con quien quería estar el resto de mi vida, así que cuando terminé la escuela, regresé a Beijing, pero allí me dijeron que estaba comprometido y que cuando ella cumpliera los 14 años deberíamos casarnos. Yo quería estar con Heero, pero no quise causarle problemas, así que me fugué de casa y me fui a Italia donde tú me encontraste.
Quatre, del otro lado de la fogata que habían encendido, decidió empezar a hablar de historia con Dúo para que dejara en paz a Heero, que lo dejara de atosigar con sus insinuaciones, aunque realmente no creía que este estuviese molesto por ello.
- Ven, Dúo, te contaré un poco de historia mientras preparo la cena - lo invitó -deja que Heero descanse un rato.
Trowa y Wufei se sentaron en unas cajas que hacían las veces de asientos provisionales. Heero los imitó.
- Ese Dúo es más cansador que mi trabajo de todo un año - se quejó cansado - ojalá y decida dormir solo esta noche o moriré.
- ¿Qué quieres decir con eso de dormir solo? - lo miró Wufei.
- Desde que abrimos la pirámide que duerme abrazado a mí - admitió - y no he podido hacerlo entender... - se calló al ver como Wufei iba hacia el trenzado y le daba feroz bofetada en la mejilla - ¡Wufei! - lo regañó.
Dúo miró a Wufei con lágrimas en los ojos, incapaz de reaccionar de ninguna manera, nunca nadie le había pegado así. Miró a Heero y se echó en sus brazos llorando a lágrima viva, este lo abrazó en silencio y le acarició el cabello con ternura tratando de calmarlo.
- Creo que esta vez te propasaste, Wufei - besó a Dúo en la frente - no tienes derecho a tratarlo de esa manera, ya no estamos en la escuela para que me protejas, ni yo necesito que lo hagas ya, lo puedo hacer yo mismo.
- Pues no me parece que lo estés haciendo muy bien que digamos.
- Tal vez sea que yo no quiero hacerlo - le replicó acariciando al trenzado y acomodándolo en su regazo para que se durmiera - todo aquel o aquella que se acerca a mí con intenciones románticas es alejado por ti ¿por qué, Wufei? ¿Tanto me odias que no me puedes ni me quieres ver feliz? - le reclamó molesto y herido.
- ¡Han sido siempre tus sentimientos los que más me han importado! - replicó - ¡Por ti fue que perdí toda posibilidad de ser el jefe de mi clan!
- ¡Pues yo no te pedí que lo hicieras! - le gritó de vuelta.
- Por favor, no se peleen - intervino Quatre apoyando sus manos sobre el pecho de Wufei tratando de apartarlo - no ganas nada - le dijo por lo bajo.
- Al menos me sentiría mejor - contestó furioso.
- Cálmate, Wufei - le dijo Trowa - no te olvides de sus poderes síquicos - se acercó a él y le dijo al oído - y Heero lo quiere - lo abrazó - Quatre tiene razón, lo único que vas a conseguir es que él se ponga sobre protector con él, que este te saque ventaja - agregó - deja de luchar y entrégate a lo inevitable.
- ¿Cómo voy a hacerlo? - gimió llorando también - ¿Cómo?
Heero le acariciaba la mejilla golpeada a Dúo con delicadeza y este se acomodó mejor durmiéndose tranquilamente, ya sin llorar.
- ¿Ves lo que te digo? Le has dado un triunfo seguro - los señaló Trowa molesto - ¿No ves que Heero buscaba a alguien a quién proteger?
- Siento haberte gritado, Wufei, pero no debiste golpearlo, ya no somos niños y Dúo no me ha hecho daño para que saltes así sobre él. No deberías ser tan posesivo conmigo, no soy tan importante como para que te pongas así, no soy lo suficientemente bueno para ti.
- ¿Cómo puedes decir semejante estupidez? Eres el último de los príncipes Yuy de Japón, ¡eres tan importante como tu emperador!
- Eso es tan sólo en el papel, lo sabes, sólo soy un huérfanos con buen nombre y nada de dinero que tiene que trabajar para mantener todas aquellas tierras que heredó pero que no valen nada. Además, no tengo ninguna familia que me apoye.
- ¡Eso a mí no me importa!
- Tal vez a ti no, pero al resto de tu clan le importa demasiado, tanto así que tu abuelo me amenazó con matarme si me volvía a ver contigo cuando fui a buscarte a tu casa, incluso me persiguió hasta Londres cuando me fui a estudiar allá, tanto así que le tuve que pedir a la embajada de mi país resguardo policial, ni siquiera podía salir a la esquina sin tener un guardaespaldas.
- ¡Mi abuelo no tenía derecho a hacer eso!
- Bueno, ya no tiene importancia, ahora tengo a alguien a quien cuidar.
- Lo siento mucho, Heero, nunca me enteré de eso.
- Ya te lo dije, no importa, tengo a alguien que realmente necesita de mí, alguien a quien cuidar.

Continuará...

Lo volví a hacer, la historia empieza a ser diferente a la que tengo en el papel (soy perfeccionista y suelo cambiar las cosas cuando no me parecen bien) y por lo mismo no puse la imagen de Dúo vestido de faraón, van a tener que imaginárselo.
Por el momento no voy a entrar en detalles sobre la relación infantil entre Heero y Wufei cuando estaban en la escuela, pero lo haré más adelante, en especial porque explicará la reacción de Wufei cuando regrese a su hogar en Beijing.
Otra cosa más, la relación de Quatre y Trowa ya es más que de amistad, pues se conocen hace años, pero no profundizaré más en ella hasta que aparezcan los guerreros (sí, aquí están sus Gundams) en los capítulos siguientes.
¡Apareció el primer beso! Por lo tanto también voy a poner más adelante (falta bastante para eso) un pequeño lemon de ser posible (recuerden que deben tener amor en todas sus expresiones o Dúo regresará al valle de los muertos)
Shio Chang.
Ji, ji, aún no aparecen los malos ni la leyenda, aunque Dúo ya preguntó sobre los guerreros.

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