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Guerreros Legendarios por Shiochang

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Guerreros Legendarios
Los Guardianes del Infierno

Debido al contacto que había tenido Dúo con el libro de los muertos, terribles pesadillas habían poblado sus sueños, en el viento del desierto escuchaba una fea voz metálica que lo llamaba y le decía que debía entregarle al guerrero de hielo. A cada rato abría los ojos esperando que ya hubiese aclarado, pero parecía que la noche se había estacionado a su lado para torturarlo. Encendió la lamparita a pilas que le diera Quatre y se sentó en la cama, lo único que le quedaba era rezar las oraciones que le enseñaron los monjes para que aquellas horribles imágenes se fueran con lo que consiguió dormir tranquilo unas cuantas horas.
Ya en la mañana, luego de desayunar por última vez con los monjes, se dedicaron a ponerle combustible al camión y recargaron agua limpia.
Heero se detuvo en su trabajo al ver a Dúo más dormido que despierto con unas ojeras tremendas y pálido como la leche. Se acercó a él y lo jaló por la trenza para que lo mirara y así examinarlo mejor.
- Estás muy pálido - le tocó una mejilla - y ojeroso ¿pasaste mala noche?
- Un poco, es que me dio claustrofobia y no quise molestar a nadie.
- Que te iba a dar claustrofobia, si estuviste encerrado...
- Wufei - lo interrumpió Heero al ver que los monjes estaban atentos a ellos, podrían mal interpretar sus palabras - ¿terminaste tu trabajo?
- Sí.
- Entonces ve si Trowa y Quatre terminaron para irnos - se volvió hacia Dúo - regresaremos al Cairo y te llevaré conmigo a Japón, te gustará conocer mi casa en Tokio - le sonrió.
- Supongo que a los demás no nos vas a invitar.
- Tú deberías regresar a tu hogar en China.
- ¡Primero muerto! - replicó furioso y se marchó.
En eso regresó Quatre que venía con un libro en la mano y los tres se subieron al camión a esperar a Trowa y a Wufei.
- ¿Qué haces, Quatre? - le preguntó Dúo volviéndose hacia él.
- Leo la Biblia de Jerusalén en una de las versiones más antiguas que tienen aquí, busco una pista hacia los cinco Guardianes.
- ¿Y por qué no sacaste una traducida?
- Es muy simple, amigo mío, la mayoría de los escritos, más que traducidos, fueron interpretados por los traductores de la época y modificados en el tiempo por los copistas cuando la tinta se había corrido y no entendían lo que decía, además, hay términos que no siempre calzan por lo mismo. Esta Biblia está escrita entre Arameo, el idioma oficial de los judíos del tiempo de Cristo, el griego, que era el idioma de los hombres cultos de la época, y el latín, la lengua más común. Pero a mediados de la edad media, había una gran confusión acerca de cuáles libros eran los verdaderos o no, así que los agarraron todos, los echaron en una hoguera y los que sobrevivieron al fuego fueron declarados de inspiración divina y formaron la Biblia Cristiana.
- Entonces, necesitas una Biblia que contenga los textos que sí se quemaron ¿verdad?

Wufei estaba muy molesto por la actitud que Heero había tomado con el trenzado, le fastidiaba sobre manera lo protector que era con él, lo cariñoso que se ponía cuando el muchacho decía ingenuidades o hacía pucheros por no conseguir lo que quería, le hizo saber a todos que él debía de ser muy capaz de cuidarse solo, después de todo tenía sus poderes síquicos y ya había aprendido muchas cosas como para valerse por si mismo ¿Para qué seguir cuidándolo? Pero Heero lo había apartado de los demás y le dijo: "Amo a Dúo y no voy a dejar que nada ni nadie lo aparte de mí", lo que había terminado por deprimirlo viendo que tenía perdida la batalla.
Partieron a media mañana, luego de haber escuchado la misa, Heero conducía y Dúo iba sentado a su lado, pero este iba hincado sobre su asiento conversando con Quatre y Trowa hacia atrás acerca del libro que había estado leyendo la tarde anterior con el primero.
- ¿Por qué no duermes un rato, Dúo? - lo miró Heero preocupado recordando las feas ojeras que tenía temprano.
- No, porque a la noche no tendré sueño - le contestó sin mirarlo y se dirigió a Quatre - ¿me imprimiste esa historia que me dijiste ayer?
- Sí, aquí lo tienes - le entregó un fajo grueso de hojas y Dúo se sentó bien en su asiento decidido a leerlo, aunque debía admitir que aquel idioma era más complicado de leer que el suyo, aquellas letras unidas formaban una palabra, en cambio en el egipcio las imágenes podían representar una oración completa.
- Creo que los ideogramas son más fáciles de comprender - le sonrió a Heero apoyándose en su hombro - pero voy a aprender a leer tu idioma.
Heero miró el horizonte y se detuvo preocupado al verlo tan negro, miró por el espejo retrovisor y vio que el cielo estaba rojizo, aquello presagiaba una sola cosa: ¡se acercaba una tormenta de arena! Como la que había hecho aparecer y desaparecer la pirámide de Dúo para el explorador francés.
- Viene una tormenta de arena - dijo Dúo mirando el cielo oscurecido - debemos refugiarnos en alguna parte para que no nos dañe - añadió.
- Allá hay unas rocas - señaló Quatre - ve hacia ellas.
Heero volvió a poner el vehículo en marcha y lo colocó tras de ellas. Los cinco se bajaron dejando bien cerrada la cabina y se subieron en la parte de atrás. Heero cubrió el tubo de escape para que no se llenara de arena, se subió junto a los demás y Dúo, asustado, se echó en sus brazos.
- ¿Le tienes miedo a las tormentas, Dúo? - lo abrazó Heero pero notó que este se reía - ¿de qué te ríes, baka? - le preguntó.
- Es que se parece a las pesadillas que tuve anoche.
- ¿Has tenido pesadillas últimamente? - le preguntó Trowa preocupado y él asintió - ¿desde cuando?
- Desde que toqué ese texto maldito - admitió - y cada sueño fue peor que el anterior, más oscuro, más terrible.
- ¿Y por qué no nos habías dicho nada al respecto?
- No quería que pensaran que soy un débil que le teme a sus pesadillas - respondió mirando a Heero - por eso no le conté nada a nadie, no quería que se burlaran de mí.
- ¿Qué fue lo que viste cuando tocaste aquellos rollos?
- Fue algo horrible - de estremeció - esa chica fue abierta viva por el vientre, le rasgaron la zona de los genitales y la dejaron desangrarse hasta morir. Recogieron la sangre en una tinaja. Vi a un hombre muy hermoso, de largos y hermosos cabellos rubios, que le dictaba las palabras a un escriba, él no tenía sus ojos y en las cuencas tenía pequeñas bolas de fuego rojo - volvió a estremecerse - eran horribles - se cubrió el rostro con las manos - los veo una y otra vez escribiendo más y más palabras y mis sueños siempre empiezan con una terrible tormenta de arena.
- Calma, Dúo, ya pasó - lo acarició Heero atrayéndolo de regreso a su lado - no eres cobarde por tener pesadillas, eres un valiente por soportarlas sin decirle nada a nadie, tal vez por eso te amo tanto - le susurró.
- Gracias, Heero, yo también te amo - se acurrucó en su pecho.
- Bueno, ya basta de niñerías - dijo Wufei molesto- sellemos todo o se nos meterá el arena hasta en las orejas.
Dúo soltó a Heero a ayudó a reforzar las ventanillas tratando de no ver la tormenta que se formaba en el horizonte, hacia el norte, pero no lo estaba consiguiendo y comenzaba a revivir sus pesadillas. De repente, comenzó a sentir una opresión en el pecho y un terrible dolor de cabeza comenzó a asediarlo.
- ¡Heero! - gimió abrazándose - ¡detenlos! ¡Diles que se callen!
- ¿Qué pasa, Dúo? - lo abrazó y se fijó en sus ojos - Clama, detén tus poderes - le dijo preocupado.
- No puedo, Heero, ellos me están llamando ¡No quiero ir!
- ¿Quiénes te llaman? - le preguntó Trowa.
- ¡No lo sé! Son cinco voces, dicen que nos esperan detrás de la tormenta - gimió apoyándose contra Heero - no quiero que me aparten de ti, no ahora que me he librado de la maldición del libro de los muertos.
Quatre le sonrió a Dúo y se acomodó en el hombro de Trowa que lo abrazó inconscientemente para estar más cómodo.
- Durmamos mientras dura la tormenta - dijo el árabe cerrando los ojos.
- No quiero dormir, vendrán las pesadillas otra vez.
- Calma, Dúo - lo besó Heero - yo velaré tu sueño.

Heero se mantuvo despierto la mayor parte de la noche mientras velaba el sueño de su trenzado que se apoyaba en su regazo. No quería dormirse, pero el sueño se la estaba ganando, claro que no lo vencería por completo, siempre había tenido el sueño liviano y si Dúo tenía pesadillas, se despertaría para ayudarlo estando así más descansado. Cerró los ojos y escuchó una voz extraña que lo llamaba:
- ¡Heero Yuy - exclamaba la voz metálica - ven a mí!
- ¿Quién eres? - preguntó - no dejaré a Dúo.
- Deia Mon debe traer a nosotros a los cinco guardianes terrenales para que juntos, guerreros Guardianes de la Tierra y del infierno, evitemos que se abran las puertas del infierno y se libere todo el mal que estas encierran con la unión del libro de los muertos y del libro del Diablo.
- ¿Los cinco guardianes terrenales? - repitió intrigado - ¿qué es ese libro que me mencionas?
- Ven por mí, tu corazón es el más firme, el más seguro, tienes en él la llave de Zero y junto a ti a la que nos liberará.
Heero abrió los ojos y acarició las mejillas de su trenzado, aquel hermoso faraón vuelto a la vida quien sabe por qué designios misteriosos de Dios, tal vez todo había sido planeado desde tiempos inmemoriales y este había venido al mundo en la hora equivocada y por eso todo lo de la maldición había ocurrido para que al final se reuniera con los otros guardianes de la Tierra y la protegieran del mal que estaba a punto de liberarse.
- Ven por mí, Heero Yuy, y conocerás todas las respuestas que quieres.
Heero abrazó a Dúo con más fuerza hacia su pecho esperando que la tormenta pasara o que amaneciera y así despertar a todos, pero repentinamente una luz cegadora apareció sobre el vehículo y este comenzó a moverse en silencio. Heero miró a los demás que seguían profundamente dormidos, Trowa y Quatre abrazados el uno al otro, lo que no le asombraba ya que sabía que ellos se gustaban pero que no podían estar juntos como quisieran por culpa del padre del rubio, pese a que este no conocía al latino, y Wufei en un rincón, con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño fruncido, y se preocupó ¿cómo era posible que fuera el único que se diera cuenta de lo que pasaba? ¿O era acaso que él soñaba con semejante locura? Parecía ser lo último, era lo más lógico para su fría mente analítica.
- Heero, tú eres el corazón de los guardianes - le dijo una dulce voz femenina - y por lo mismo serás el único que conocerá el camino, no dejes que tu guardián se posesione de tu mente y corazón o te obligará a hacer lo que él quiera, incluso liberar el lado malo de tu propia naturaleza. No te preocupes de los demás, sólo Zero es capaz de lograrlo, pero una vez que lo controles, no dejes que tus emociones mueran dentro de ti, sigue amando.
El vehículo se detuvo suavemente frente a una bodega de metal y Heero remeció a Dúo para despertarlo.
- ¿Ya amaneció? - preguntó somnoliento - ¿dónde estamos? - dijo al ver afuera.
Heero no le respondió y remeció a Trowa y luego a Wufei pues Quatre se despertó tan pronto el latino se apartó de él. Los tres miraron a Heero que salía llevándose del brazo a Dúo.
- ¿Qué pasa? - le dijo Trowa asomándose - ¿Qué es esto? ¿Dónde se supone que estamos? - se bajó y ayudó a Quatre a imitarlo mientras Wufei se bajaba por su cuenta de un salto.
Heero caminó con Dúo a su lado agarrados de la mano, sí en aquel lugar estaban los cinco guardianes del infierno, sólo él era capaz de abrir las puertas de la bodega.
- ¿En dónde estamos, Heero?
- Dúo, abre las puertas ¿quieres?
Dúo se adelantó y puso las manos sobre ellas. Casi sin pensarlo uso sus poderes síquicos y de inmediato aparecieron dentro de la bodega sobre una plataforma en medio de cinco enormes robots.
- ¿Qué es esto? - preguntó Wufei.
- Los cinco guardianes del infierno - dijo Dúo saliendo del trance - uno para cada guardián de la Tierra.
- ¿Qué quieres decir con eso? - dijo Trowa mirándolo.
- Que a cada uno de nosotros se nos ha asignado la misión de proteger nuestro mundo del mal que la fundación Romefeler y la organización Oz pretenden despertar - dijo Heero - cada uno de ellos forma parte de nuestros corazones y sólo uno puede pilotearlo.
- ¿Uno para cada uno? - repitió Quatre y tocó uno de los guardianes - Sandrock, como mis adoradas arenas del desierto que tanto amo - y el guardián le dio un destello en respuesta y su cabina se abrió.
- HeavyArms - dijo Trowa tocando otro - una poderosa mezcla de destreza y poder, com muchas armas dentro de sí.
- Nataku - dijo Wufei - un dragón sagrado.
- DeathScythe - dijo Dúo - el señor de las sombras de la muerte.
Las cabinas de todos se abrieron y comenzaron a investigar como era que funcionaban.
- Wing Zero, el más peligroso de los cinco guardianes - dijo Heero tocándolo - Me dijiste que si venía a buscarte me darías todas las respuestas.
- Pregunta, Heero Yuy, corazón de los guardianes.
Los cuatro jóvenes se volvieron a mirar Heero y al guardián que hablaba con él.
- ¿Por qué ha pasado todo esto?
- Deia Mon nació en una época equivocada, los otros guardianes de la tierra no habían nacido y no era aún el tiempo para que …l viniera a habitar entre los hombres, faltaba mucho para que su pueblo estuviera preparado para recibirlo, para que se cumplieran las escrituras. Fue algo que se le permitió hacer a esos malvados para el bien de la humanidad, en especial porque la otra mitad de la llave del infierno estaba muy lejos y a salvo, pero esto ya no puede contenerse más. Tú debías conocer y amar al pequeño y cariñoso faraón para liberarnos.
- ¿Por qué fui yo el elegido para ser el corazón de los guardianes de la Tierra?
- Tú eres un joven de firmes convicciones, tu corazón se mantiene a salvo dado que sabes mantener tus emociones bajo un férreo control, no eres del tipo de persona que actúa sin razonarlo muy bien primero, sin meditarlo, sin embargo, deberás primero dominarme.
- ¡Heero, no! - le gritó Dúo tratando de detenerlo, de cogerlo de la camiseta - ¡él puede destruirte interiormente!
Pero Heero fue llevado al interior de la cabina de Zero rápidamente sin que nadie pudiera hacer algo para evitarlo. Dúo trató de contactarse telepáticamente con él, pero fue rechazado violentamente y fue lanzado lejos cayendo a los pies de Quatre que lo ayudo a ponerse de pie angustiado.
- ¡NO VOY A PERMITIR QUE ME QUITES SU ALMA Y SU AMOR!
- No tienes derecho a intervenir ya, Deia Mon.
- ¡NO SOY DEIA MON, SOY DÚO MAXWELL, SU NOVIO! - sus ojos se encendieron de ira - ¡DEVU…LVEME A HEERO!
- Heero Yuy no regresará hasta que me controle - respondió Zero y desapareció frente a los asombrado ojos de todos. Dúo enfureció y se subió a su guardián, iba a recuperar a su amor a costa de lo que fuera, ese Zero no le robaría su alma.
- ¡Dúo, espera - le dijo Quatre - debes confiar en Heero!
- Ese guerrero es diferente a los nuestros, Zero es capaz de potenciar el nivel guerrero de su piloto, de llevarlo a niveles insospechados, pero este deberá pagar un terrible precio por ser el mejor, entregará su alma y su corazón, se quedará sin sus sentimientos más nobles y será sólo una cáscara vacía.
- ¿Acaso no nos dijiste que no sabías nada de los guardianes? - preguntó Wufei.
- Eso lo vi cuando entré en contacto con la mente de Heero y Zero me rechazó, él necesita de su corazón para liberarse, para estar vivo de verdad y le importa poco lo que tenga que hacer para conseguirlo, que Heero me ame y que yo lo ame, me lo quitará igual.
- ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarlo?
- ¡Ir por él! - encendió su guerrero poniendo las manos en los controles, de inmediato un montón de cables se conectaron a sus brazos, a sus manos, a sus piernas, a su cabeza y una luz pestañeó en sus ojos en clara señal de actividad.
Los otros lo imitaron en silencio y se asombraron al ver lo que pasaba cuando ponían sus manos sobre los controles en el tablero y al poco rato los cuatro guerreros Guardianes despegaban en pos de Zero que permanecía de pie en el árido desierto.
- ¿Acaso no lo comprendes, Deia Mon? Heero Yuy y todo lo que ha sido es sólo mío ahora - se burló Zero - absolutamente.
- ¡No lo permitiré, apenas ayer me confesó su amor!
- Te destruiré, entonces - le dijo por medio de la propia boca de Heero - así demostraré todo mi poder.
- Eres uno de los guardianes del infierno - le recordó Quatre - no puedes destruir a uno de tus compañeros.
- Ninguno de ellos vale tanto como Heero, Quatre Raberba Winner, ellos sólo son de metal.
- ¡No es cierto! - dijo Dúo - ellos tienen alma, como nosotros.
Zero cortó la comunicación, no permitiría que Deía rompiera el control absoluto en que tenía a su piloto que era en estos momentos su esclavo incondicional. Sus metálicos ojos brillaron y cargó su espada, si destruía al faraón, Heero sería sólo suyo, no habría nadie que pudiera interferir entre ellos, y juntos defenderían al mundo del mal que estaba por despertar. Se lanzó contra el trenzado pero este levantó su escudo en acto reflejo de defensa.
- ¡Heero, reacciona, dijiste que me amabas!
- Déjame, Dúo, o te mataré - le respondió - ya no te necesito.
- ¡Nunca, Heero, te amo! - trató de quitarle la espada atrapándole un brazo - Heero, recapacita, no quiero pelear contigo.
- Si no quieres dejarme, regresarás a la Tierra de los muertos - y le dio un violento golpe con el otro brazo en el costado para liberarse - te mataré.
- ¡Ah! - gritó Dúo cayendo al suelo tocándose las costillas al ver que el golpe dado al guardián repercutía en su cuerpo.
Quatre avanzó para ayudarlo, pero un disparo lo detuvo.
- Quédate atrás si no quieres conocer el otro mundo también.
- Heero - le dijo Dúo poniéndose de pie aún tocándose las costillas - tú no quieres matar a tu amigos, no dejes que Zero te domine.
- ¡Cállate! - se lanzó de nuevo con la espada por delante - morirás sin conseguir nada!
- ¡Heero, dijiste que me amabas! ¿Acaso eso no te importa?
- ¡Cállate! - repitió y volvió a golpearlo con la espada en el hombro haciendo un profundo corte en el hombro del guerrero que repercutió de inmediato en Dúo.
El grito de dolor del joven trenzado fue demasiado para los demás y los tres se lanzaron y desarmaron a Zero.
- ¡No, no lo ataquen, lo herirán como me pasó a mí! - Les pidió Dúo tomándose el hombro que sangraba - si voy a morir, que sea a manos de mi amado Heero.
- ¡No, yo no te mataré! - dijo Heero quitándose los cables de los brazos y la cabeza que lo mantenían unido al guardián - ¡Yo te amo, Dúo, y Zero no me va a quitar tu cariño!
- ¡No! - reclamó Zero tratando de volver a conectarse con Heero con los cables, pero este consiguió salirse de la cabina y Zero se apagó de inmediato.

Continuará...

Lo malvado de Zero lo saqué de la serie ¿recuerdan la primera vez que Heero lo piloteó? Le dieron los locos y por poco y mata a Quatre (este también se puso loquito, por poco y no mata a Trowa), pero después lo dominó por completo y lo ayudó a obtener la paz.
Me temo que Dúo se ha olvidado de algo (A que no es voladoJ), aún no es libre por completo de la maldición del libro de los muertos, tiene que hacer el amor con Heero antes de la tercera luna (a propósito, los ciclos lunares son de 28 días), pero de ahora en adelante empiezan los problemas.
No puedo adelantar mucho porque estoy tratando de pensar que sigue, claro que aquí aparecen los malos representados por Traize y Miliardo (Esta va a ser una linda parejita de malvados), pero detrás de ellos habrá otra historia sombría (la idea es que uno de ellos es un agente del infierno y es el más interesado en que los dos libros del mal se reúnan, pero no les diré cual, adivinen)
Otra cosa, aquí no aparece ni Relena, ni Lady Une, ni Doroty, pero si aparecerán más adelante Noin y Hilde, que son hermanas del verdadero Dúo y que lo confundirán con Deia (no es coincidencia que sean como dos gotas de agua). Ese es otro hilo de esta trama que voy a ir devanando de a poquito (aún no sé que voy a hacer con el verdadero Dúo).
Shio Chang.
Ah, perdonen la demora, estoy con el mismo problema que tenía con amado elfo, pero pronto estará solucionado, espero que cuando lo arregle pueda subir un montón de capítulos para reivindicarme.

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