Acababa de amanecer, eran si mucho las 7 de la mañana, sin embargo todos los que trabajaban en la mansión Onodera caminaban de izquierda a derecha. Todo debía de estar perfecto para la celebración del cumpleaños del joven Ritsu, los padres de Ritsu estaban trabajando y no podrían ver los preparativos de la fiesta hasta en la tarde.
Todo se hacía como ellos habían pedido, los chef hacían un pastel enorme, los jardineros arreglaban el jardín, las muchachas arreglando los trajes que llevarían sus amos. Todo estaba como ellos querían pero nadie se había percatado que el joven Ritsu no estaba en ningún lugar de la casa, es mas no estaba en ningún lugar de la zona.
- Señora, señora - le llamo la ama de llaves a la madre de Ritsu
- ¿Qué pasa? Algún problema - Le dijo sin imaginar de lo que se trataba
- Señora, el joven Ritsu no está por ningún lado
- ¿Cómo que no está en ningún lado?
- Es que no lo encontramos en la casa ni en ninguna parte de la zona
- ¿Y ya lo buscaron bien?
- Si señora, lo buscamos como locos por toda la zona pero no lo encontramos por ningún lado
- No es posible ¿Cómo pudo desaparecer? y ¿A dónde pudo ir?
- No lo sabemos señora
- Bien entonces síganlo buscando y llámame si tienes noticias
- Si señora tenga feliz día
Ritsu se había levantado casi después de la madrugada, debería estar feliz, era su cumpleaños pero estaba triste, el no quería celebras su cumpleaños, el solo quería estar con su familia, pero no, sus papas querían una gran fiesta y el debería estar entre gente que solo estaban cerca de el por ser el heredero de una de las familias más ricas del mundo.
Ritsu había salido corriendo en cuanto sus padres se fueron, se había ido para que no lo encontraran, además el casi no se relacionaba con nadie de esa zona, solo corría y corría, cuando se dio cuenta estaba muy lejos de su casa y entonces comenzó a caminar, no sabía dónde estaba, pero paró en seco cuando encontró una biblioteca, estaba abierta para su buena suerte, subió tranquilo y en cuanto entro fue al área de literatura. Empezó a ver los títulos de los libros, habían varios que ya había leído pero encontró uno que nunca había leído, lo tomo y se fue a sentar en una de las mesas de lectura que habían en la biblioteca, a los minutos en la mesa de enfrente se sentó un joven muy guapo, quería hablarle, pero ¿Debería?, lo iba a hacer cuando vio que uno de los jefes de la seguridad de la mansión entro a la biblioteca, por lo que se levanto y se empezó a meter entre los pasillos de libros, iba distraído y no se fijo en si alguien estaba en su camino, por lo que rápidamente choco con alguien. Qué suerte debía tener era el mismo muchacho que estaba sentado en frente suyo, y tendría mas suerte si no hubiera pasado lo que le paso
¡HABIA CAIDO SOBRE EL MUCHACHO Y PARA COLMO SIN QUERER SUS LABIOS SE HABIAN ROZADO!