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Simplemente Humano por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

One Piece es propiedad de Eiichiro Oda, si no quien sabe...

Mil disculpas por las posibles faltas ortograficas y realmente perdonen por no traer antes conti DX gomen TuT pero que sepan que me he esforzado muchisimo en terminar este fic y no se como quedo, en especial el lemmon que lo hice bastante corto en comparacion a otros, pero tengo poco tiempo en el pc de mi hermana y para poder cerrar este fic preferi hacer un pequeñomuy largo dialogo que le dedica nuestro marimo a Sanji kun, ya entenderan porque .w.

Un saludo especial para: Lizz_Cerezo, Anónimo, ZOSAN, Mero-Mero-SanChilderika; especialmente a mi nichan, ReiTa-Sensei, a quien le dedicare este fic n.n/

Sin mas preambulos, les dejo con el cap de hoy:

Acaricia con cariño los lacios cabellos de su cocinero al sentir como este se había quedado dormido luego de largos minutos llorando por su causa, metiéndose bajo las cobijas y estrechando su delgado cuerpo con amor, sintiendo como el sueño poco a poco empezaba a vencerle a él también. Aquella experiencia por la que habían pasado le había hecho darse cuenta de lo importante que era la vida, y de lo estúpido que había sido por desperdiciarla en vez de pensar en todo lo que hacía y sufría Sanji solo por verle feliz.

Cerró los ojos mientras se sumía en el mundo de los sueños, sonriendo levemente como no lo había hecho en mucho tiempo. Ya el mañana seria una nueva oportunidad y planeaba darle a su rubio el mejor de los regalos cuando ambos estuviesen recuperados por completo, incluyendo sus destrozadas almas y sus dolidos corazones…

Xxxxx

Ya habían pasado dos meses desde aquel horrible incidente en el cual tanto el cocinero como el espadachín habían acabado atrapados en aquel islote sin agua ni comida. Ambos habían logrado recuperarse de sus heridas y pasaban gran parte del día entrenando para recuperar su antiguo físico arruinado por el tiempo de hambruna y dolor que habían tenido que soportar durante aquel cruel mes en que sus vidas habían pendido de un hilo, casi terminando en el oscuro foso de la muerte.

A pesar de que Sanji había retomado sus deberes de cocinero un par de semanas después de que fuese dado de alta oficialmente por el renito, aprovechaba cada instante que tenia para ir al gimnasio con el peli verde y entrenar hasta desfallecer, viendo con gozo el resultado que estaba dando su entrenamiento y fantaseando con la expresión que tendría su ahora oficial novio cuando, apenas llegasen a la próxima isla, tuviesen tiempo para ellos solos arrendando alguna habitación de un hotel o de alguna cabaña.

Aun recordaba, no sin cierta vergüenza, lo que había pasado al día siguiente de que Zoro hubiese ido a verlo a la enfermería luego de despertar. Sus pálidas mejillas enrojecieron fuertemente al recordar como los chicos, incluida sus damas del barco, le habían hecho toda clase de comentarios y preguntas sobre su relación luego de que le contasen entre risas y miradas cómplices lo que había hecho su peli verde para poder ir a visitarle a pesar de las advertencias de Chopper.

Y que por lo que había hecho, Zoro se había quedado vetado de tocarle más allá de besos y abrazos hasta que llegasen a la próxima isla. O al menos, esa era parte de su excusa.

Sanji sabía que su peli verde aun tenia la culpabilidad corroyendo su alma, que cada noche que dormían abrazados el espadachín despertaba sobresaltado por sus recuerdos y el, para no dañarle aun más de lo que ya lo había hecho, pretendía seguir durmiendo mientras le abrazaba, procurando calmarle. Sabía que aun no estaba preparado para intimar con él hasta que sus recuerdos desaparecieran de su mente, y Sanji se había encargado de borrar poco a poco todos y cada uno de ellos a base de cariño y amor, de besos cálidos y tiernas caricias.

Podía ver no sin cierta alegría como poco a poco, día tras día, el único orbe de aquel guerrero que se había ganado su corazón hacia ya tanto tiempo atrás volvía adquirir aquel brillo salvaje que le caracterizaba, dejando de una buena vez por todas el dolor y la angustia atrás. Zoro lo sabía, por más que no lo demostrase abiertamente: sabía que no podía darse el lujo de dejar todo el peso en los hombros de su rubio por mas mal que se encontrase, que debía salir adelante como él lo había hecho.

Había prometido hacer al rubio feliz y eso nunca cambiaria, ni siquiera por las heridas que aquel cruento pasado habían dejado en lo más profundo de su corazón.

Y aquel día, luego de semanas a la deriva en las aguas del Nuevo Mundo, finalmente habían llegado a una nueva isla. Luego de perderse un par de veces aprovechando de que el cocinero estaría ocupado toda la mañana en busca de víveres, hizo las reservaciones en uno de los mejores hoteles de la zona alejado lo más posible de la posada en la cual estarían sus compañeros por la semana que estarían en aquel lugar. Quería darle a su cocinero un poco de paz y tranquilidad antes de volver a su peligrosa travesía por el Grand Line, y aunque aquello había aumentado y casi duplicado la deuda que tenía con Nami, sabía que valía la pena. Sanji lo valía.

Rio divertido al recordar el rostro que había puesto la navegante cuando le había pedido el dinero, explicándole los planes que tenia y el sonrojo que se había instalado en sus mejillas luego de darse cuenta que era lo que en realidad harían durante aquella semana. Y claro, se había divertido el doble al escuchar como Robin se unía a la conversación objetando que eran cosas de adultos y que era mejor que tuviesen su privacidad para no traumar a los niños de a bordo.

Seguro Sanji le daría el regaño de su vida por haber hablado de aquel tema con sus preciosas damas, pero él no contaba con el dinero suficiente para hacer todas las reservaciones y la única que contaba con los medios era la pelirroja. Bueno, al menos esperaba que eso le sirviese de excusa contra la ira del rubio.

Apenas vio al cocinero llegar a cubierta le tomo del brazo y prácticamente le arrastro dentro de la isla, sin darle tiempo siquiera a recoger los víveres que había comprado junto con Chopper y sin importarle tampoco las risitas cómplices de la arqueóloga quien, haciendo aparecer un par de brazos gracias a su habilidad, le ayudo al renito a ordenar los alimentos mientras se despedía de ellos.

No quiera ni siquiera imaginar el lio en que se habría metido cuando volvieran al barco, así que debía aprovechar al máximo el tiempo que tendría a solas con el rubio.

Llegaron cerca del atardecer a un lujoso hotel, sonrojado hasta la raíz del cabello al darse cuenta de las horas en que habían pasado perdidos por culpa de su mal sentido de la orientación. Pero al menos habían llegado a la hora a la cena, y no habían perdido la reservación.

-Zoro ¿Por qué estamos aquí?-cuestiono el rubio algo apenado al darse cuenta de lo que había hecho su espadachín por él, intentando hacerle recapacitar- sabes que no es necesario, yo soy feliz de solo estar a tu lado…-trago saliva al ver el rostro serio del peli verde, dejando que este le llevase hasta el restaurant que se encontraba en el primer piso del hotel, hacia un salón que había reservado solo para ellos dos-

-Cook…-llamo su atención una vez que hubiesen pedido sus ordenes y el maître les hubiese dejado a solas- ya te lo dije, prometí hacerte feliz. Pasara lo que pasara. Este es solo un pequeño regalo que quise hacer, quiero que aprovechemos al máximo este tiempo solos…con los chicos, convivir todos los días en un espacio tan reducido como el barco…yo…creí que nos vendría bien un poco de privacidad-susurro algo apenado, sintiendo como Sanji tomaba su mano con suavidad sobre la mesa, sonriéndole cariñosamente al darse cuenta de las molestias que este se había tomado solo para hacerlo sentir especial-

Cenaron en un silencio tranquilo y acogedor, tomados de las manos sobre la mesa sin importarle en lo más mínimo lo que el resto de la gente pensase de ellos. Al acabar de cenar se dirigieron a la recepción del hotel, dejando que el espadachín vendase sus ojos con su pañuelo para guiarle a la que sería su habitación por la próxima semana.

Riendo, el moreno tomo en brazos a su cocinero, dejándole sobre la enorme y espaciosa cama de su lujosa habitación. Sin dejar que este adivinase sus intenciones, le tomo de las muñecas mientras le besaba con suavidad, amarrándole al respaldo de la cama a pesar de sus protestas.

-¡Marimo!-se quejo el oji azul mientras se removía en la cama, sin poder evitar sentirse excitado ante la perspectiva que le brindaba su novio- ¿Qué-que crees que haces?- trago saliva algo nervioso, sintiendo como el peli verde abría su camisa poco a poco y empezaba a pasear sus manos por su pálido abdomen, recorriéndolo tranquilamente mientras bajaba su boca a sus pectorales, lamiéndolos un poco-

-relájate-susurro el moreno al tiempo que le quitaba sus pantalones, acariciando sus piernas con dulzura, sonriendo al ver como el rubio se estremecía entre sus brazos; consiente que intentaría tomar las riendas de la situación y aquello era algo que no podía permitir-solo relájate y disfruta. Deja todo en mis manos esta vez, Sanji- pedio mientras terminaba de quitar su ropa, relamiendo sus labios embelesado al notar su cuerpo aun mas trabajado que antaño- al parecer el entrenamiento a dados sus frutos, eres una delicia mi cocinero-lamio suavemente su miembro de la base hasta la punta, introduciéndolo en su boca mientras iniciaba un vaivén lento pero profundo, entreteniéndose unos momentos en el glande mientras dejaba pequeñas mordidas en todo su falo-

-Ahh Zo-Zoro~ mmm- gimió el rubio tímidamente, removiéndose algo inquieto al sentir como poco a poco su acompañante empezaba a aumentar el ritmo- si sigues así yo ahhh~-susurro al sentir placenteros calambres extendiéndose por todo su cuerpo, jadeando con las mejillas rojas y un pequeño rio de saliva deslizándose por sus apetitosos labios- ¡AHHH!-exclamo ya sin poder soportarlo, temblando al sentir como el orgasmo finalmente llegaba, derramando su semilla en la boca del espadachín sin proponérselo-

Sonriendo, el peli verde trago su semen mientras le miraba enternecido, acariciando sus mejillas mientras besaba sus labios con dulzura, sin apuros. Lentamente, y al sentir como Sanji estaba ya más calmado, desato el amarre que le tenía inmovilizado, rodeándolo con sus brazos mientras les cubría a ambos con las mantas; sintiendo como el rubio rodeaba sus caderas con sus piernas, intentando estar aun más cerca de él.

-también se nota que el entrenamiento te ha dejado mejor de lo que estabas-susurro el rubio algo avergonzado, paseando sus manos por sus aun mas marcados abdominales y sus poderosos brazos-marimo, hazlo…-pidió mientras le veía directamente a los ojos, silenciando sus protestas con un pequeño y corto beso-por favor, lo necesito. Hazlo, Zoro…-se abrazo mas a él al sentir como acataba su petición, internándose poco a poco en su sensible cuerpo mientras soltaba algunos gemiditos ahogados por un caballeroso beso de parte del espadachín-

Zoro se quedo quieto unos minutos, abrazando el delgado cuerpo de su acompañante contra su fornido pecho. Sabía que Sanji era igual a él en muchos aspectos, sobre todo en temas relacionados con el amor.

Cada vez que la oportunidad se presentaba y podían disfrutar de la compañía del otro, siempre acababan peleándose por quien tomaría el control, intentando complacer a su acompañante sin importarles el placer propio.

Por eso, en aquella ocasión, el espadachín se había visto en la necesidad de consentir a su rubio, de quererlo como nunca lo había hecho antes. Porque, y luego de aquel horrible mes que habían pasado en aquel islote y lo cerca que estuvo de perderlo, el solo hecho de pensar que aquello podría volver a repetirse sin poder mostrarle a Sanji lo que en verdad sentía por él, cuanto le amaba, hacían que un nudo se formase en su garganta y una dolorosa opresión apareciera en su pecho.

Luego de pasar por aquel mal trago, Zoro se había dado cuenta de lo estúpido que había sido durante aquel tiempo, ocultando su relación y tratando mal a su pareja a pesar del amor que sentían el uno por el otro. Y por eso, desde ahora, trataría a Sanji como realmente se lo merecía: como la persona que, en definitiva, de alguna u otra manera se había ganado su rudo corazón.

Lentamente y con cuidado empezó a moverse, gimiendo quedamente en su oído mientras sentía al cocinero estremecerse entre sus brazos, pidiendo más con la voz ronca por la excitación. Ni siquiera supieron cuanto tiempo estuvieron así, amándose, queriéndose bajo el suave cobijo que les entregaban las mantas, aquel cálido sentimiento que se extendía por su pecho y les hacia jadear, sintiéndose completos y felices por primera vez en mucho tiempo.

Ahogaron sus gritos en los labios del otro cuando el inminente clímax llego a sus agitados cuerpos, acurrucándose juntos mientras intentaban regular sus respiraciones, viendo a través de la ventana la hermosa luna que había aquella noche, brillando intensamente al igual que el reflejo de cientos de estrellas en el lienzo oscuro.

-¿sabes, Sanji?-susurro Zoro mientras abrazaba al rubio contra él, acomodándose en la cama mientras con su mano disponible retiraba el cabello de sus ojos, mirándolo intensamente- nunca creí que existiese un dios, ni nada parecido a un destino que rigiese nuestras vidas. Siempre pensé que cada quien formaba su camino a su manera y yo, para convertirme en el mejor espadachín del mundo, tente la suertes cientos de veces y me enfrente cara a cara a la muerte otras miles. Creí que llevar mi cuerpo y mi espíritu al límite me darían la fuerza necesaria para cumplir mi sueño, pero me di cuenta tardíamente de lo equivocado que estaba-coloco un dedo en los labios del rubio, impidiéndole hablar-nunca me importo morir en batalla, creía que si la hora me llegaba era porque no tenía lo necesario para seguir adelante. Pero luego llegaron Luffy y los chicos, llegaste tu a mi vida, y fue entonces cuando empecé a darme cuenta de lo estúpido que había sido por tantos años-suspiro audiblemente, viendo como el cocinero se incorporaba un poco sin dejar de abrazarle- me di cuenta que no valía nada seguir adelante si no era para proteger a los que quería, para protegerte. Que de nada serbia morir en batalla si incumpliría mi promesa nuestro capitán, que te dejaría solo. Por mucho desafié a la muerte y empecé a sentirme invencible, y aunque Taka No Me logro abrirme los ojos en nuestro encuentro en el Baratie, seguí comportándome como aquello que mas detestaba: como un dios-hizo una pequeña pausa, intentando dar con las palabras exactas para poder expresar aquello que sentía- pero luego de aquella experiencia, luego de vivir en carne propia todo lo que sufriste cuando eras niño. De darme cuenta lo difícil que es resistir sin alimento, de entender lo idiota que había sido por poner mi vida en riesgo tantas veces por tonterías, de rechazar la comida solo por orgullo: solo fue entonces que me di cuenta de lo mal que lo habías pasado, del verdadero significado de tus concejos, el horror y miedo que sentí al verte allí, moribundo, cubierto de sangre y una enorme herida en uno de tus hombros; fue cuando finalmente lo entendí-tapo su rostro con una de sus manos, ocultando las lagrimas que luchaban por escapar de sus ojos- somos simples humanos viviendo un tiempo indeterminado en este mundo, en este universo. Pero eso no nos convierte en seres insignificantes ni tampoco que estemos viviendo una vida inútil. No, nada de eso-sin poder evitarlo, dos finos ríos de lagrimas empezaron a deslizarse por sus ojos, sintiéndose de cierta forma aliviado al poder revelarle a su pareja todo aquello que por aquellos meses había mantenido en secreto en lo más profundo de su corazón- sino que aquello es lo que hace la vida hermosa. Que la rutina se vuelve aburrida, pero vivir al máximo, aunque sea a contrarreloj pero sin ponerla en peligro, es lo que verdaderamente cuenta. Que la vida es bella, no sencilla; sino seria llamada puta-sonrió de lado, algo divertido ante sus propias palabras- y pensar que necesite estar realmente al borde de la muerte, en condiciones extremas, para pode abrir los ojos. Que los chicos me consideraban un modelo a seguir, alguien maduro, siendo que el verdadero hombre aquí siempre fuiste tú, por más que no lo demostrases-sintió como Sanji quitaba la mano de su rostro, abrazándolo fuertemente mientras limpiaba sus lágrimas con cariño y dedicación- que de nada sirve la vida si no puedo disfrutarla contigo, de estar sin ti. Que al ver que tú estuviste dispuesto a sacrificar tu brazo solo para seguir a mi lado, renunciando a tus sueños y a tus promesas, finalmente me hizo recapacitar: que soy un simple humano, uno más en este universo. Un humano que se vuelve loco por ti-

Sin poder soportarlo más y con lagrimas recorriendo sus mejillas el cocinero beso suavemente al espadachín, transmitiéndole a través de aquel gesto todo lo que sentía en aquellos momentos, dándole a entender que sus palabras y gestos le habían enternecido, llegando a lo más profundo de su corazón.

Porque así era, el espadachín era el único que podía lograr una reacción así en el, que podía estremecer de aquella forma su alma y dejarle prácticamente postrado a sus pies. Porque para el, a pesar de haber pasado por una experiencia como aquella años atrás, había necesitado de mucho tiempo y reflexión para darse cuenta del verdadero significado que tenia la vida, el verdadero motivo por el cual seguir adelante.

Porque todo el sufrimiento había valido la pena, mas si ahora podía estar entre los brazos de aquel hombre que, tal y como el mismo había dicho, lo había vuelto loco por él. El único humano que podría decir, no sin cierto toque de orgullo, se había ganado su corazón…

¿The End?

Notas finales:

Espero les haya gustado y sus rew, y realmente espero no haberles aburrido con el dialogo de zori D: es algo que me salio del alma, por asi decirlo Q.Q es que siempre he visto al marimo como un filosofo XD y bueno, uni mi filosofia a la de el y asi nacio este fic! *w* XD espero les haya gustado, realmente es algo mas profundo y cursi para ser el, pero queria cambiar un poco .w. cuidense mucho mis lectores y gracias a todos, especialmente a aquellos que se daban el tiempo de dejar comentarios luego de leer n.n hasta la proxima!

Sayo!!! x333

Kuro-Chan!


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