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Lo que Haga Falta por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hei!


Hola a todos!!! Espero que estén muy bien =)


Anteeksi!!!


Lo siento mucho, no había podido subir este capítulo antes, porque estaba sumamente estresado con con los estudios... pero esta semana terminé el semestre y ahora estoy mucho más relajado.... Muchas gracias por comprender...


 


Espero que les guste el capítulo y sigan leyendo la historia =)

CAPITULO XXIV: El inicio de un pesadilla.

 

Una leve llovizna recuerda que el otoño ya ha llegado, mientras que las hojas rojizas en el suelo de los parques ayudan a darle a la ciudad un aire de nostalgia. El elegante vehículo de Antonio se estaciona frente a un apartado restaurante. Sus delgadas e interminables piernas abandonan la máquina para emprender camino hasta la entrada de aquella construcción antigua y rústica, adornada sobriamente por unas enredaderas, que juguetonas suben hasta el techo. Unas grandes gafas oscuras esconden sus ojos marrones, sostenidos por la delicada nariz, la que siempre en alto se dirige hasta la mesa más apartada, donde un extraño le espera.

 

-Cuando recibí tu mensaje quedé pasmado, jamás pensé que el hijo de Estela Edwards quisiera conversar conmigo… pero vayamos al grano, ¿qué es lo que buscas?...- Aquel sujeto que lo esperaba, impacientemente busca conocer la verdad tan solo al verlo sentarse frente a sus ojos. Camilo Leighton es uno de los más conocidos dirigentes a cargo de los movimientos tras la muerte de Horacio y Fernán, el mismo que arruinó la fiesta de matrimonio de la madre de Antonio y quien ahora escucha atento la razón por la cual éste lo ha citado. –Me acuerdo aquella vez que te vi irrumpir en mi casa y es por ello que he pensado que eres el indicado para esto… Te sentías molesto al ver que nuestra familia festejaba tan solo meses después del deceso de mi tío Horacio, pero ¿qué pasaría si te dijera que dentro de los Palmer está su asesino?... Tengo pruebas y un video que inculpan a esa persona de este y de muchos otros delitos, pero como sabes… no puedo ser yo quien públicamente le denuncie, más que mal, es mi pariente… y aquí es donde entras tú en mis planes. ¿Serías capaz de difundir esta información en todo el país?...- Camilo queda pasmado al escuchar la historia de Antonio, tanto que ni siquiera se da cuenta de la presencia del camarero del restaurante, quien gentilmente sirve su comida. Ha buscado todo este tiempo la justicia de aquellas muertes, pero nada ha logrado frutos. Ahora, de la nada, aparece este muchacho para entregarle todo lo que necesita, sinceramente el destino puede ser muy caprichoso. –Esto suena maravilloso, como un sueño hecho realidad… pero yo no soy estúpido, ¿delatar a alguien de tu propia familia sin recibir nada a cambio? Eso no me convence, ¿qué es lo que realmente buscas con todo esto? ¿Acaso quieres quedarte con el dinero de la compañía?... Si es así, no quiero ser parte de esto…- El rostro de Palmer se petrifica al escuchar aquellas palabras y cambiando el amable tono que había mantenido le da a conocer sus verdaderas intenciones. No quiere seguir conviviendo con alguien que ha hecho tanto daño y desea por sobretodo, redimir a aquella persona, darle la oportunidad de arrepentirse. Los estrechos hombros del dirigente se encogen al escucharle, es una muy buena razón para traicionar y especialmente, el aura de seguridad que emite aquel chico le hace confiar. Todo parece legal, provechoso para lo que él busca lograr y por ello termina estrechando la mano con Antonio, comprometiéndose a divulgar a cada rincón de la nación la identidad de aquel cruel asesino. –Creo que este es el inicio de una gran amistad querido, me has llegado como anillo al dedo, por fin podremos conseguir justicia… Te estoy muy agradecido… pero todavía tengo una duda, en todo este tiempo no me has dicho de quién se trata… entonces, dime ¿quién es el asesino?...- Camilo busca resolver por completo el misterio, pero impresionado escucha que la persona a quien Antonio delatará es su propia madre. Sabiendo esto no puede dejar de pensar en la fortaleza que debe tener el muchacho para planear la destrucción de su propia progenitora, la mujer que más lo ha amado en esta vida.

La mansión sigue inalterablemente majestuosa y frente a ella se encuentra Jaime, observando detenidamente cada movimiento que puede percibirse dentro de ella. Ahora que no tiene un hogar, su cuerpo se ha demacrado considerablemente, una oscura y espesa barba cubre la mayor parte de su rostro y ha bajado notablemente de peso. Aun cuando su vida está destruida no logra sacar de su mente el recuerdo de Antonio, a quien añora segundo tras segundo de aquella tragedia en que se ha convertido su vida. Pareciera que puede dejar de comer y beber por días, mas no puede dejar de alimentarse del recuerdo de su amado, siendo lo único que lo mantiene con vida. Ha perdido todo lo que consideraba su existencia, incluso a él, pero no puede dejar de preservar la esperanza de que algún día el muchacho regresará a su lado, reconociéndole que nunca ha podido olvidarle. Espera afuera de su casa, como si de esta manera pudiera lograr que él se percate de su presencia, pero nada de esto ha logrado. Cual loco se pasea por el barrio, esperando el sagrado momento en que Antonio regrese a su hogar y pueda observarlo aunque sea unos pocos minutos. Amor u obsesión, es tan delgada la línea que los diferencia, que ya no puede distinguirse dentro del corazón y la mente de Jaime.

 

Los días transcurren rápidamente, sintiendo cada vez más la llegada del otoño. Todo se cubre de una llamativa alfombra rojiza de hojas secas, el viento es cada vez más frío y las mañanas son recibidas con una débil capa de hielo que por momentos aclara toda la ciudad. Como los días, también transcurren velozmente los rumores, especialmente en esta era de la tecnología. –Soy Francisco Álvarez Figueroa, esposo de Estela Edwards Montt y por muchos años su cómplice… Debo confesar que fui yo quien la ayudó a robar la corporación Old Edward a su cuñado Horacio y también fui yo, quien luego cooperé en su asesinato… Debo reconocer que tengo las manos manchadas con sangre, pero yo sólo recibí órdenes, quien planeó por años el final de aquel hombre fue Estela…- Es parte de lo que Francisco pronuncia en el video que Antonio le dio a Camilo, y quien lo difundió por las redes sociales, lo envió a cadenas de televisión y periódicos de tiraje nacional. Ya no hay nadie en el país que no sepa esta historia, ya no hay nadie que dude de la culpabilidad de aquella mujer. Como era de esperar, una muchedumbre descontenta por la impunidad que aun ostenta Estela, ha decidido manifestarse frente a su casa como también a las afueras del edificio corporativo de Old Edward. Con pancartas y cánticos piden que sea ella misma quien se entregue ante las autoridades, de lo contrario, harán justicia con sus propias manos.

 

Desesperada Estela camina de un lado hacia el otro de su amplia habitación. En días no ha podido salir de su hogar, si lo intentara pondría en riesgo su propia seguridad. Como el resto del país, ella también ha visto el video de Francisco y no puede creer que la haya traicionado de tal manera, muchos menos que se haya dado a la fuga luego de esto. Ahora se siente cercada, a punto de caer del trono que ella misma ha forjado, directo al patíbulo de los acusados, siente que el inicio del fin está acercándose a pasos agigantados. Asustada escucha como la puerta se abre, pero es tan solo Regina, quien amablemente le ha preparado un té. –Debe tranquilizarse señora, tome esto, la relajará…- pero antes que termine de pronunciar estas palabras siente como el brebaje se esparce por el suelo, tras ser aventado por Estela, quien colérica la echa de la habitación, no quiere ver a nadie. Nuevamente en la soledad, sigue con aquella rutina, caminando de un lado hacia el otro, como un león enjaulado, preparándose para la batalla.

 

-Debes esperar a que las cosas se calmen, muy pronto Estela se irá detenida y cuando la policía la tenga, todos se dedicarán a obtener sus declaraciones, los medios de comunicación se concentrarán en ella y en ese momento podrás marcharte del país, por mientras permanece en aquel lugar… No vayas a cometer ninguna imprudencia… te puede salir muy caro, ¿entendiste?...- Casi susurrando Antonio conversa a través del celular con Francisco, a quien ha resguardado en una pequeña casa cerca de la frontera. Tras aceptar su propuesta de revelar toda la verdad, grabando aquel video y recopilando todos los documentos que avalen la estafa cometida contra su tío, el hombre viajó hasta un aparatado y desconocido pueblo donde se escondería hasta que todo se apaciguara, pero nunca imaginó que la espera fuese tan prolongada. –No quiero pasar un solo día más en esta pocilga… quiero salir de aquí…. Quiero escapar, ¡Por favor sácame!...- La voz del hombre se demuestra atormentada y temerosa, a punto del colapso. Tiene miedo de caer en la cárcel y que ahí los reos le hagan pagar por todas las fechorías que ha cometido. Hay noches que no puede conciliar el sueño pensando en que lo mejor hubiese sido seguir del lado de Estela, pero los celos y el despecho le cegaron a tal punto de no medir las consecuencias de sus actos. -¿Miedo, tú?... ¿El gran Francisco aterrado? Por favor, sí así no eres… Deja de llorar como un bebito y concéntrate, sólo debes esperar un poco más… pronto todo se acabará, te lo prometo…- Antonio con un burlesco acento pronuncia estas palabras, para luego escuchar sólo el pito que anuncia el fin de la llamada. El hombre está realmente alterado.

 

-¿Eso quiere decir que es usted Antoñito quien está detrás de todo esto?...- La voz de Regina asusta a Antonio tras la conversación con Francisco. Se ha desprevenido y no se dio cuenta de la presencia de la anciana. Sintiendo como su corazón galopa fuertemente, comienza a idear qué decirle a la mujer, que aterrada lo observa directamente a los ojos. Tratando de contener el nerviosismo, el muchacho cierra rápidamente la puerta para luego sentar a la sirvienta sobre la cama. Cariñosamente toma sus envejecidas manos y las acaricia, para de esta forma contarle toda la verdad, a ella nunca ha podido mentirle. –Todo lo que dicen en internet, en la televisión y en los periódicos es verdad. Mi madre planeó desde que era muy joven la destrucción de los Palmer, y cuando mi tío Horacio la despreció, eligiendo a la madre de Guillermo, fue la gota que rebasó el vaso. Desde ese día comenzó a crear un odio tan grande dentro de su corazón, que terminó realizando los actos más viles. Como gerente de finanzas de la empresa, desvió por mucho tiempo fondos, haciendo creer a mi tío que todo iba mal, cuando en realidad era ella quien se quedaba con toneladas de dinero. Luego vino lo peor, ya que decidió pagarle a un doctor para que terminara con la vida de Magdalena, a quien sintió como un estorbo, y la sangre no paró hasta asesinar a Horacio y a Fernán… Ella es capaz de muchas cosas y si no la detenemos ahora, pronto será muy tarde…- La voz del joven se entrecorta al revelar todas las barbaries que su madre ha cometido, pero siente que la inocente Regina debe saber toda la verdad. –Usted hizo hasta lo imposible para separar a su primo de Daniela, lanzó a su madre por las escaleras e incluso atropelló a la muchacha cuando supo que estaba embarazada, ¿supongo que sabe que fue ese accidente lo que terminó provocando la muerte de ella verdad?... Ahora es capaz de hacer que todo un país odie a su madre, que todos deseen fervientemente su muerte, ¿Por qué no simplemente la denunció ante las autoridades? ¿Por qué realizar todo esto?... Entonces dígame Antoñito, ¿será que usted terminará igual que su madre?... Dese cuenta que no hay personas más parecidas que ustedes dos, ambos tienen la misma personalidad y si no termina de comportarse de esta manera, cometerá quizás acciones aún peores que la señora Estela… Deténgase ahora que es tiempo, luego no se vaya a arrepentir…- Las palabras de la mujer repercuten fuertemente en el alma de Antonio, quien queda paralizado al darse cuenta de todo lo que Regina sabe. Nunca imaginó que la anciana pudiera enterarse de todo lo que él ha hecho, y de ser así, quizás también sabía hace muchos años ya que su madre planeaba acabar con Horacio. Sin poder pronunciar palabra alguna, observa como la sirvienta se marcha lentamente de la habitación. No vio en su mirada recriminación, tampoco odio ni pena, tan sólo sabiduría, sintiendo la inmensidad de la verdad sobre sus hombros. Jamás podría pensar que él pudiera terminar de la misma forma que Estela, pero las palabras de Regina se han depositado en lo más profundo de su ser.

 

-Prepárate, porque ya entregué los documentos a la policía, es cuestión de horas para que vayan por tu madre…- No pasa mucho tiempo para que el celular de Antonio suene nuevamente, siendo esta vez Camilo Leighton. El hombre tras publicar el video a pedidos de Palmer, ahora ha dejado los documentos reunidos por Francisco y el cheque que demuestra la participación de Estela en la muerte de Magdalena, en manos de las autoridades. Antonio escucha a Camilo sintiéndose distante, como si ya no le interesara lo que le informa. Tras colgar decide acercarse hasta la ventana de su cuarto para ver las estrellas que comienzan a poblar el firmamento. Muy pronto todo se acabará y habrá logrado todo lo que se propuso, pero hay algo que no le deja sentirse tranquilo. Un presentimiento o simple nostalgia, hay algo que se ha apoderado de su corazón, mas no puede identificarlo con exactitud.

 

Se tiende sobre su amplia cama para poder pensar con mayor claridad, Javier ha estado todo el día ocupándose de la gran fortuna que ha logrado acumular tras desviar incesantemente fondos desde Old Edwards. El mismo Antonio le ha pedido que diversifique ese dinero comprando acciones en variados rubros, y ha sido el mismo muchacho quien ha tomado la decisión de las empresas claves en las cuales debe invertir. Aquel mismo día un corredor de la bolsa de comercio le llamó para informarle sobre la situación de sus inversiones. –Déjeme felicitarle, en todos los años en los que he trabajado aquí nunca había visto a alguien con tan excepcional capacidad para los negocios. Todos los destinos que usted me ha señalado han dado frutos inmensamente productivos, si sigue tomando de esta forma las decisiones, créame que muy pronto podrá hasta triplicar su fortuna…- Estas palabras calaron hondo en Javier, quien siguió las indicaciones de Palmer sin mucho optimismo, pero ahora se da cuenta que el muchacho es sumamente inteligente. Él nunca ha estudiado algo relacionado con los negocios, de hecho, no ha ido a la universidad, primero por cuidar a Guillermo y ahora a Daniel. Es un genio y debe convencerlo de cultivar aquel don que posee, sabe que si lo alienta a seguir, este puede ser el inicio de un imperio aún más grande que Old Edward, quizás uno tan grande que pueda controlar al país entero. –Todo lo que tocas se convierte en oro. Puedes triplicar un capital y sin darte cuenta, convertir mi seco corazón en una fuente inagotable de elogios hacia ti. He tratado de negarlo, pero ya no puedo seguir… Me he enamorado de ti, como si fuese un niño pequeño. No son tus ojos los que me atraen, ni tu rostro, ni siquiera tu cuerpo, sino que tu mente… Es tu esencia la que me hace claudicar a mis principios y seguir adelante con todo lo que me pides… Me hago pequeño ante ti y ya no puedo seguir viviendo si no estoy a tu lado…- Habiendo materializado en palabras todo aquello que siente dentro de sí, decide cerrar sus ojos e intentar dormir, ya no le quedan fuerzas para aquel día.

 

La noche es fría y todo lo que toca lo congela. Jaime intenta dormir sobre un par de cartones en aquel parque cercano a la mansión Palmer. Es aquel rincón el que se ha convertido en su hogar y el dinero que la gente le entrega por caridad, su sustento. Tirita incesantemente, sintiendo como el frío cala hasta sus huesos. Ya no siente las extremidades y sus pensamientos se sienten difusos, nunca antes se había sentido peor. Constantemente se ha drogado con el poco dinero que consigue como limosnas, pero ninguna de aquellas veces se puede comparar con lo que ahora siente. Una desesperación tremenda inunda su pecho, ¿será que así morirá?

 

No es muy alto, su cabello es oscuro como aquella noche, sus ojos son de un profundo color miel y su piel dorada como un día de verano. No tiene más de veinticinco años, pero su mirada demuestra una madurez que no se condice con su edad. Ni su rostro ni su cuerpo son deslumbrantes, pero la convicción dentro de sí son las que lo hacen grande. Camilo no ha podido dormir aquella noche, expectante por lo que pasará con Estela. Es él quien se ha encargado de congregar a la muchedumbre a las afueras de la mansión Palmer y del edificio de Old Edward, intentando así darle mayor realce al descontento social. Ahora se dirige hasta la casa de Antonio para ver a sus colegas, los que aun de noche siguen protestando fuera de aquel lugar. Camina rápidamente para así no sentir el intenso frío que extrañamente se ha presentado aquel otoño. Va apresurado, pero hay algo que lo detiene en su caminar. De repente observa como un mendigo se retuerce en el suelo, tiritando a no más poder y cubierto sólo por un par de cartones. Impresionado por la escena se dirige para socorrerlo, pero es ahí cuando queda aún más impactado. Un hombre joven, un veinteañero, alto y de un rostro sumamente atractivo, que aún decorado con aquella espesa barba logra demostrar su belleza. Intenta hablarle, pero es tal el estado del muchacho que no logra responderle. Decidido a ayudarle, coge su celular y llama una ambulancia, es imperante que lo socorran, es notorio el grave estado de salud en el que se encuentra.

 

Tal como la noche apareció, el día hace su presencia en la gran ciudad. Todo sigue igual, y los manifestantes siguen afuera de la mansión Palmer, pidiendo respuestas a las dudas que se han planteado. De sus carpas aparecen tan sólo al escuchar la llegada de un gran vehículo, del cual aparecen dos hombres uniformados, la policía por fin se ha hecho presente. Como si fuese el galardón del triunfo, todos aplauden y gritan frases en alusión al aprisionamiento de Estela. Los hombres ingresan a la casa gracias a Regina, quien tranquila como siempre los hace esperar en la sala, mientras sube lentamente las escaleras en búsqueda de la acusada.

 

Sus ojos le delatan, no ha podido dormir en toda la noche y ahora intenta darle de comer al pequeño Daniel, quien con sus grandes ojos azules le observa como al bien más preciado en la tierra. Antonio no logra conservar la calma, muy pronto su madre deberá ser llevada ante los tribunales y todo gracias a él. Termina de darle de comer a su hijo cuando escucha un alboroto en la pieza de Estela, por lo que decide dejar al tranquilo Daniel en su cuna y se dirige hasta aquel lugar. Ahí encuentra a su madre, colérica y botando todo lo que a su paso encuentra, mientras Regina la observa asustada desde una esquina.

 

-Hijo mío, qué bueno que has venido… Necesito de tu ayuda, por favor baja y dile a aquellos incompetentes que no me pueden llevar detenida. Yo soy Estela Edwards Montt, una de las mujeres más importantes de este país, no me pueden hacer esto… Te lo suplico, no me abandones en este momento… Todo mi imperio se ha destruido y lo único que me queda eres tú….- Desesperada la mujer corre a los brazos de Antonio para abrazarlo como nunca antes lo había hecho. Todo su cuerpo tirita como si fuese de papel y su corazón late fuertemente, nunca antes el muchacho había visto tan indefensa a su madre. Al contacto con su progenitora siente una sensación tan inmensa y a la vez tan indescriptible, que nunca antes ni después pudo sentir. Ahí está, la mujer que le dio la vida y a quien siempre ha visto inalterable, altiva y poderosa como ninguna otra persona en el mundo, capaz de destruir todo y a todos con tal de lograr sus objetivos; ahora, destruida al darse cuenta que nada salió como ella esperaba. Siente nuevamente la sensación de culpa por meter a su madre presa, por traicionar al único ser que siempre ha estado a su lado incondicionalmente. Es por eso que tenerla entre sus brazos, indefensa y al borde de la desesperación, le hacen expulsar entre llantos toda la verdad. –Fui yo… yo planeé todo esto… Cuando me enteré de todo lo que habías hecho me inundó una gran desesperación… eres mi madre, no podía permitir que siguieras de este modo… ¿No te das cuenta? Te estabas destruyendo a ti misma y por eso decidí contarle al mundo toda la verdad… Yo convencí a Francisco para que me ayudara… y yo… sólo quería…- pero no puede seguir con el parlamento porque la fuerte mano de Estela lo abofetea de tal manera, que termina tendido en el suelo. Nunca antes la mujer le había golpeado, pero esta vez no pudo contener sus fuerzas. -¿Quieres verme presa? Pues muy bien, entonces eso haré… me entregaré a la justicia… Pero quiero que tengas algo muy en claro, este no es mi final y tú ya sabes de lo que soy capaz de hacer con quienes me estorban… ¿Querías hacerte el justiciero? Ahora tendrás que atenerte a las consecuencias…- Toda la desesperación que se había apoderado de Estela desaparecen con aquella bofetada y caminando como siempre lo ha hecho, abandona la habitación rumbo a donde se encuentran los policías, dejando a un pasmado Antonio, que sólo atina a acariciar su mejilla, la que comienza rápidamente a colocarse roja.

 

Las enfermeras vestidas de un impecable blanco transitan de un lado hacia el otro del hospital, mientras Camilo espera alguna noticia del mendigo a quien rescató la noche pasada. Cree en un mundo mejor, donde todos volvamos a ayudar al resto sin pedir nada a cambio, donde podamos vivir tranquilos y preocupados en la felicidad más que en la acumulación de riquezas. Por ello cada vez que puede, intenta ayudar al más necesitado, aunque dentro de su pecho siente que esta no ha sido una vez más. Aquellos ojos negros, aquel rostro varonil, todo en aquel mendigo le han producido una extraña sensación, algo tan profundo que no podría expresarlo tan sólo en una palabra. Cree en el amor libre y en que uno puede enamorarse de otro ser humano, independientemente de su género, por lo que no le sería extraña la sensación de interesarse por otro hombre.

 

Sigue sentado en la sala de esperas cuando ve salir al doctor que trata a aquel muchacho, por lo que rápidamente se levanta para consultarle sobre él. –Se encuentra dentro de lo normal. La ingesta desmedida de alcohol y drogas, unidos a la onda polar que ha azotado la región, produjeron un cuadro muy severo en el paciente, pero hemos logrado estabilizarlo y ahora se recupera satisfactoriamente. Eso sí, hemos tratado de comunicarnos con su familia, pero no hemos tenido respuesta, ¿Podría usted intentarlo nuevamente?...- Y al escuchar aquella petición, el hombre decide aceptar. Así recibe la billetera del sujeto a quien salvó, donde están sus documentos y los números de sus familiares. –Así que te llamas Jaime Sandoval y tienes veintidós años… Sí, realmente eres muy guapo muchacho, tu foto de identificación te delata…- Viendo sus pertenencias Camilo logra enterarse de quien se trata y corroborar lo que había pensado toda la noche, le interesa realmente aquel hombre. Sin saberlo, ha salvado al mismo Jaime que ha estado por tanto tiempo enamorado de quien le ha ayudado a poner presa a la asesina de Horacio.

 

Cuando Estela aparece a través de la puerta principal de la mansión, todos los ahí reunidos comienzan a gritarle insultos y a agitar las pancartas que tienen a mano. …¡Asesina!… ¡Ahora pagarás tus fechorías, perra!… ¡Vete al infierno!… ¡Morirás en la cárcel, maldita!…Son algunos de los muchos gritos que se escuchan al mismo tiempo afuera de la casa, y los que se incrementan cuando la mujer ingresa al vehículo. Estela camina con la frente en alto, como siempre lo ha hecho, altiva y sin dejar que nadie la intimide. Pareciera que no escuchara los insultos a su persona y como si nada hubiese hecho, camina entre ellos, mientras los policías intentan que nadie agreda a la detenida. Cuando el automóvil está a punto de partir, Estela observa uno de los ventanales del segundo piso de la mansión encontrándose con la figura de su hijo, quien pasmado observa su partida. Con aquellos ojos poderosos lo observa detenidamente, convirtiendo todo el amor que sentía por él, en el más inmenso y repugnante odio que jamás haya podido guardar. Alguna vez sintió algo parecido por Horacio, pero esta vez es aún más grande y es que la traición no ha venido de cualquier persona, sino del mismo ser a quien hace veinte años dio a luz. Sus miradas están conectadas, por un lado el odio y por el otro el temor. Madre e hijos enfrentados a la distancia, ambos sabiendo que este no es el final, sino que el inicio de una profunda pesadilla. 

Notas finales:

Y en filandés es .... Kiitos!


Muchas gracias por leer, espero que estén muy bien y muy pronto subiré el capitulo 24 =)


 


Hei, hei!


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