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Lo que Haga Falta por jotaceh

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Notas del capitulo:

Salu!!!!

Hola a todos... bueno, ahora viene un nuevo capítulo... lo siento mucho por no subirlo antes... pero he tenido muchas cosas que estudiar u.u 

 

Muchas gracias por leer la historia y comentar...

Espero que les guste y se sorprendan.... porque desde ahora la historia tomará un rumbo diferente :O

CAPITULO XXVIII: Decisiones.

 

Ahí estaba, frente al hombre que más ha amado en esta vida, todavía puede reconocer en su rostro aquellos ojos verdes que tanto adora, pero que hoy tienen un brillo peculiar, uno que jamás había visto. Antonio no puede más que correr a los brazos de Guillermo cuando lo ve aparecer tras la enorme puerta de la mansión. Sentir el calor del cuerpo amado es todo lo que su corazón necesita para serenarse y curar tantas heridas que ha acumulado durante el último tiempo. No hay atisbo de palabras, solo un fuerte y prolongado abrazo que al parecer ninguno de los dos quiere interrumpir. De la nada el menor de los primos levanta su rostro en búsqueda de aquellos labios anhelados, encontrando en ellos tanta pasión como la última vez que se unieron. Todo es perfecto, aquel momento podría durar una eternidad y él vivir allí, feliz de tener de regreso a Guillermo. Sin mayores complicaciones, este muchacho levanta a Antonio para llevarlo al interior de la mansión, sin separar sus labios en ningún momento. Cuando se dan cuenta están en la pieza del mayor, tendidos sobre la amplia cama, acariciándose y desnudando sus cuerpos, en un frenesí interminable. –Guillermo… yo sólo quería…- pero los labios del hombre interrumpen las palabras del menor de los Palmer, en ningún momento ha hablado, sólo se dedica a contemplar el níveo cuerpo de su primo, observando la belleza que tanto añoraba.

 

Lentamente besa el cuello de Antonio, inundándose con su fragancia y los recuerdos de su pasado. Sus manos se mueven a través de aquel cuerpo como si fuese propio, haciendo suyo cada pedazo de piel. Percibe sus brazos, sus delicadas piernas, aquel abdomen que más tarde inunda en besos, aquellas nalgas que tanto placer han de cumplirle. Haciéndose a esta tarea, comienza a sentir los delgados dedos de su acompañante, quien lentamente lo desprende de su camisa, para luego destrabar el cinturón y despojarlo de sus pantalones. Muchas cosas han cambiado desde la última vez que sus cuerpos interactuaron. La piel bronceada de Guillermo le hace lucir más saludable, a la vez que los marcados músculos de su abdomen y brazos demuestran su nueva fortaleza. Esta nueva energía es la que utiliza cuando gira el menudo cuerpo de Antonio y lentamente penetra su ser. Su poderoso falo intenta ubicarse en aquel lugar, mientras el hombre besa tiernamente la nuca de su primo, demostrándole tiernamente cuanto desea que ambos sientan placer. –Te amo… jamás podré sacarte de mi alma…- Sin querer el menor rompe aquel pacto de silencio implícito, produciendo que todo movimiento en Guillermo se detuvieran por un momento. Algo ha sucedido tras la demostración de amor, pero ninguna palabra brota de sus labios, solo con un ademán intenta pedirle silencio, para regresar al mágico momento anterior.

 

Los movimientos cada vez son más rápidos y Antonio no puede impedir que simultaneaos gemidos inunden su boca. Sus cuerpos sudados se unen en uno solo, abrazados y sedientos de placer, ambos se sincronizan en una danza interminable. El falo impetuoso de Guillermo intenta buscar mayor desafío, por lo que vigorosamente levanta el cuerpo de su acompañante desde los muslos, y poniéndose de pie sigue con el vaivén incesante que su cuerpo le implora. Penetra a su primo, sintiendo todo el peso de su menudo cuerpo sobre su pene. Cuando siente que muy pronto llegará al clímax, apoya a Antonio a la pared e inunda su cuerpo con su esencia, produciendo un feroz gemido, seguido de un apasionado beso en aquella boca tan deseada.

 

 

Javier camina de un lado hacia otro de la enorme sala que conforma su loft. No sabe en qué momento Antonio pudo escaparse. Está preocupado, especialmente por el estado deplorable en que se ha encontrado desde la muerte de su madre, teme que pueda atentar contra su propia vida. –Voy a salir a buscarle, me tiene muy preocupado, no quiero que cometa una barbaridad…- El hombre se dirige a Regina mientras camina rumbo a la salida, está decidido a recorrer cada centímetro de la ciudad hasta encontrarlo, pero es la anciana quien lo detiene y le señala sus deducciones. -¿Y si hubiese escuchado nuestra conversación?... Creo que lo más probable es que haya oído la noticia y en este preciso momento esté en la mansión Palmer, reencontrándose con Guillermo. No se preocupe, conozco perfectamente a Antonio y sé que no dejará solo a Daniel. Cálmese, que le aseguro que no atentará contra su vida…- las tranquilas palabras de la mujer calan hondo en el pecho de Javier, quien tan solo al pensar que ahora el muchacho esté en los brazos de su eterno enamorado, comienza a sentir como su sangre hierve. Antonio es el tesoro más preciado que posee y no puede concebir su vida sin su presencia. ¿Cómo puede ser que siga amando a aquel chico? Tan sólo el pensar que pueda separarlos, crea tanto temor en su interior que no puede impedir que un vendaval de lágrimas se apodere de su rostro.  Regina al verlo tan afligido lo abraza tiernamente, acariciando constantemente su espalda. –No puede esconder aquel amor… Quizás es hora de confesarle todo a Antonio y luchar por él, quizás sea su afecto el que logre sanarlo.- La anciana habla tan calmadamente y con tanto cariño en su voz, que tranquiliza a Javier. Piensa lentamente en estas palabras y quizás tiene razón, tal vez es momento de ser sincero y luchar fervientemente por aquello que tanto anhela.

 

Guillermo se levanta repentinamente de la cama, asombrando a Antonio quien sólo quería seguir acurrucado a su lado. Algo en el rostro de su primo le inquieta, pero por más que le pregunta, él no responde. Se viste rápidamente y abandona la habitación, dejando al menor con un fuerte dolor en el pecho. Ya no es el mismo de antes, ni física ni psicológicamente, pero qué significa el silencio que ha reinado en sus labios durante todo el acto sexual y aun después, qué significará aquella salida intempestiva, realmente Antonio no se quedará con la duda, por lo que imitando a Guillermo se viste raudamente y abandona aquella habitación.

 

Cuando baja las escaleras se encuentra con él, sosteniendo la manilla de la puerta principal, viendo detenidamente el exterior, en una señal inequívoca que desea que su primo se marche cuanto antes de la mansión. -¿Qué significa todo esto? Acabamos de amarnos ¿y ahora deseas que me vaya?... Por favor dime una palabra, necesito saber qué ha sucedido contigo todo este tiempo…- No aguantando más tantos secretos, Antonio estalla en gritos y lágrimas buscando alguna reacción en su amado, quien tranquilamente suelta la manilla y camina hacia él, pero una vez frente a frente su expresión cambia y bruscamente lo toma por los hombros. Sus facciones endurecen y por primera vez su voz se hace presente, pero en un tono que jamás nadie había percibido, fuerte y autoritario, enérgico y enojado.- ¿Qué me ha sucedido? ¿Quiere que te cuente mis penurias? Pero ¿para qué? Si tú ya sabes todas ellas… ¿no fuiste tú quien atropelló a Daniela y por culpa tuya ahora ella está muerta? ¿No eras tú quien sabía de los planes de tu madre y le ayudaste a robar la fortuna que me pertenecía? ¿No fuiste tú quien al enterarse que Estela fue la asesina de Fernán y de mi padre no hizo nada?... Aguanté tu venganza cuando nos dejaste a mi padre, a Daniela y a mí en aquella bodega, cuando te burlaste de nosotros, pero jamás imaginé que fueras cómplice de las atrocidades que cometió tu madre. Nunca pensé que llegarías tan lejos… Yo… llegué en un momento a creer que te amaba, pensaba que eras débil y que por todo lo que tuviste que sufrir, habías creado aquella máscara dura y vengativa, pero ahora me doy cuenta que no eres más que un vil desquiciado… más que mal eres hijo de Estela… Escúchame bien, porque sólo te lo diré una vez… Te dejaré ir sin hacer nada en tu contra, no me vengaré por haber destruido mi vida y la de mi amada Daniela, pero a cambio debes entregarme algo que me pertenece… Devuélveme a mi hijo y te aseguro que no te haré pagar por tus pecados…- Cada palabra de odio calan hondo en el pecho de Antonio, quien siente como toda su piel se deshace al oír a su amado humillarle de esa manera. Está arrepentido de todo lo que ha hecho, cuando vio morir a Daniela se dio cuenta de cuánto daño cometió y que aun cuando hizo hasta lo imposible por lograrlo, no pudo retener a Guillermo a su lado. Quizás merezca tal trato, pero al escuchar hablar sobre Daniel, todo cambia en su interior. –Daniel es mi hijo, soy yo quien me he sacrificado por él…no puedes quitármelo…- Entre sollozos el muchacho intenta explicar que no puede realizar lo que le pide, pero Guillermo no reacciona de buena manera y con mucha fuerza lo empuja, dejándolo caer bruscamente fuera de la mansión. Tirado en el piso, con la respiración entrecortada y el rostro deshecho en lágrimas observa a un hombre desconocido, a un ser lleno de resentimientos y odio, que lo observa con aborrecimiento mientras pronuncia las últimas palabras antes de cerrar la puerta. –Daniel es mi hijo y lo recuperaré a como dé lugar… si tú no quieres entregármelo por las buenas, tendré que quitártelo por las malas… Prepárate, porque no tendré compasión contigo…-

 

-Ten mucho cuidado Guillermo, tanto odio no puede significar otra cosa que lo sigues amando… No vayas a hacer algo que tu corazón no desea…- Una voz fina aparece en lo alto de la escalera, mientras el dueño de la mansión Palmer se aleja de la puerta principal rumbo a la sala de estar. De la nada aparece un joven moreno, con los ojos más oscuros y penetrantes que jamás Guillermo haya visto, su piel es perfecta y combina con su cabello, un conjunto de finos rulos negros que caen delicadamente sobre sus hombros, sus facciones son delicadamente bellas y sus labios, dos grandes protuberancias de carnes rojas y suculentas. Su acento le delata, proviene de las entrañas del caribe, no es hispanohablante, sino que nativo de un arrasado y sufrido Haití. – ¡No vuelvas a decir eso nunca más, Michel! La única persona a quien he amado es a Daniela…- Un fuerte grito impresiona al moreno, quien bajando los últimos peldaños de la escalera, acerca su delgado y cadencioso cuerpo al de su acompañante, y acariciando su rostro, termina por entregarle un prolongado beso. –Daniela, Daniela, Daniela… No trates de engañarte, a quien amas es a Antonio… pero tengo una buena noticia, pronto a quien amarás es a Michel…- Sonriendo sensualmente, el muchacho observa detenidamente los verdes ojos de Guillermo, buscando así disipar de ellos aquel fulgor de odio que lo ha poseído.

 

Su corazón es casi inexistente, sus extremidades apenas puedes soportarle, pero de todos modos corre desesperado por las calles que no hace mucho conformaban su barrio. Sin pensarlo dos veces Antonio llega al amplio parque ubicado cerca de la mansión y allí se esconde entre unos matorrales. Quiere desaparecer de este mundo, siempre pensó que el regreso de Guillermo podría iluminar en algo su atormentada vida, pero ahora se da cuenta que ya ha perdido todo por qué vivir. Ha acabado con la vida de su madre, destruyó la de su amado primo, y está a punto de perder a su adorado hijo, está seguro que aquel hombre cumplirá con su palabra y le quitará a Daniel, ¿qué hará en contra del padre biológico? ¿Cómo podrá demostrar que es una buena imagen para el pequeño si es un asesino? Ya nada tiene sentido, nadie lo necesita ni lo ama, está solo en este mundo. Un solo pensamiento comienza a inundar su mente y se ve culminado con el fuerte sonido del agua que proviene del tormentoso río. Decide salir de su escondite y embrujado por aquel canto camina en su dirección, estando seguro que aquella majestuosa corriente puede solucionar todos sus problemas.

 

Sus pasos son lentos mientras camina por el largo puente, bajo sus pies el caudal del río suena incesantemente, embrujándolo con su canto e instándolo a unir su vida con la suya. No hay nadie que lo observe, al parecer todos están en sus trabajos o en las escuelas. Se siente dentro de un sueño, el dolor se ha desvanecido y su cuerpo se siente liviano, capaz de flotar rumbo al paraíso. De repente todo sonido se apaga y sólo queda Antonio y el río, uno frente al otro, observándose detenidamente. Los frondosos árboles a su alrededor dejan de bailar al compás del viento y el agua bajo el puente deja de fluir, el tiempo se detiene y su corazón da un fuerte brinco, todo está preparado. Sus manos se posan sobre el barandal del puente, para luego dar cabida a sus piernas, las que lentamente se posan sobre ella, quedando sentado en aquel lugar, a un brinco del río. Todo está tan claro, todo es tan hermoso en aquel instante. Ya nada se interpondrá en su camino, ya nada le hará sufrir, sólo será él y la eternidad por siempre. El instante se acaba, decidido a saltar deja de aferrarse al barandal y cuando está a punto de brincar, dos brazos se aferran a su cuerpo y lo obligan a quedarse sobre el puente.

 

Cuando todo vuelve a la normalidad, cuando el viento regresa a soplar, cuando el rio regresa a fluir y cuando los árboles regresan a mecerse, Antonio se encuentra tirado sobre el piso del puente, sintiendo un fuerte dolor en su espalda y un ardor en una mejilla, acaba de ser abofeteado por el hombre que le ha impedido acabar con su existencia. Camilo ha sido el elegido por el destino para salvarle y ahora es quien lo observa disgustado. -¿Qué es lo que pretendías? ¿Acaso crees que esa es la mejor solución?... Pensaba que eras alguien fuerte, pero ahora me doy cuenta que estaba equivocado.- Palmer al escuchar estas palabras se da cuenta de lo que estaba a punto de realizar y sin darse cuenta, comienza nuevamente a llorar. La pena en su corazón y en su alma florecen repentinamente, regresándolo a la pesadilla en que se ha convertido su vida.

 

Las manos de Leighton se posan en los hombros de Antonio mientras caminan. El muchacho ha dejado de llorar y ahora solo atina a observar el suelo. La caminata ha sido larga, al igual que el soliloquio protagonizado por Camilo, que intenta demostrarle al muchacho que el suicidio no es la mejor solución. Ha intentado decirle todo lo que piensa sobre él, pero nada ha resultado para eliminar aquel ensimismamiento, por lo que decide despertarlo con aquello de lo cual está seguro. Mirándolo detenidamente y aun con las manos en sus hombros, el hombre pronuncia las palabras que ha intentado decirle desde hace mucho. –Tú naciste para ser grande, estás destinado a la grandeza y no puedes huir de esto… Escúchame muy bien, porque todo lo que diré es verdad… Tu madre siempre te dijo que quería crear un mundo nuevo para ti, un lugar donde pudieras ser feliz, pero lamentablemente esto nunca sucedió. Las cosas han cambiado… y ya no necesitas a nadie que cambie el mundo por ti, tú mismo lo puedes lograr… Date cuenta Antonio, si hay alguien que puede cambiar este país eres tú, estoy seguro de ello… No te rindas ahora, lucha por alcanzar el sueño de tu madre, un mundo mejor no solamente para ti… sino que también para tu hijo…- Nunca antes había escuchado nada igual, la mente de Antonio colapsa y no puede seguir procesando lo que acaba de recibir. Todo es tan extraño en Camilo, pero aquellas palabras, aquellas ideas calan hondo en su alma. ¿Y si realmente fuese él el único que pueda cambiar esa realidad? ¿Qué sucedería si pudiera cambiar aquel país, provocar que nadie más sufra lo que él ha tenido que pasar? Ya no estaría en juego solo su felicidad, sino que la de mucha gente, muchas personas con sus mismos sueños y anhelos, los que pueden seguir siendo destruidos por gente que no los comprende ni respeta. Tal vez, en sus manos hay mucha más responsabilidad que la que creía.

 

-¿Y si llamamos a la policía?- Javier se encuentra impaciente. Camina de un lado hacia el otro de la habitación, mientras Regina lo observa tranquilamente. Ya han pasado largas horas desde que Antonio desapareció, la luz de la luna ilumina la gran ciudad y él no ha tenido noticias sobre su paradero. El hombre siente como su corazón está contraído, pensando cada segundo que algo malo le ha pasado a su amado joven. Estando de esta manera es cuando observa abrirse la puerta y ver ingresar a Antonio al departamento. Como por arte de magia, todo acongojo se disipa y corriendo abraza aquel menudo cuerpo. –Pensé que te había sucedido algo, estaba muy preocupado por ti… No vuelvas a escaparte de esa manera.- Javier observa detenidamente los marrones ojos del muchacho mientras le habla, pero no puede dejar de sorprenderse por algo en particular. El brillo de su mirada ha cambiado, hay algo en su interior que ha desaparecido y dado lugar una nueva energía. Pareciera que la pena se ha escapado y ha dado lugar a la determinación. –Necesito darme un baño…- Es lo único que Palmer menciona, y apartándose de su amigo camina directamente a su recamara, se quita lentamente la ropa y se dirige a la ducha.

 

Las cálidas gotas de agua repletan su piel nívea y tersa, mientras que su mente se despeja y comienza a maquinar velozmente, regresando a ser el mismo que ya hace mucho había olvidado. Las palabras de Camilo le han remecido el alma y le han hecho recordar una vía que olvidó: la lucha. Ahora se siente más determinado que nunca a no dejarse vencer por nadie, ni siquiera por el gran amor de su vida. No permitirá que Guillermo le arrebate el tesoro más grande que posee y por esto, debe ganarle. Por sus venas corre sangre Edwards, aquella familia que jamás ha deseado pequeñeces, sino que todo lo contrario, grandeza y poder. Sabe de lo que es capaz y luchará hasta alcanzarlo. Daniel seguirá siendo su hijo, pero mucho más importante que ello, le entregará un mundo nuevo, donde no pueda sufrir lo mismo que él ha padecido. Cambiará este país cueste lo que le cueste, haciendo lo que haga falta.

 

El fuerte viendo remece los dóciles cabellos castaños de Antonio, vestido tan solo con  una bata se asoma en la terraza de aquel departamento, observando detenidamente las nubes oscuras de aquella noche. Su sangre hierve y su alma le exige poder, todo ha cambiado dentro de sí, y lo que antes fue débil ahora es fuerte, lo que fue sufrimiento ahora es poder, lo que fue temor ahora es decisión. Un fuerte grito emana de su garganta, diciéndole al mundo que su ser acaba de despertar y que muy pronto se darán cuenta de su presencia. Un rayo cruza la ciudad y acompaña aquel sonoro grito, para luego iniciar una intempestiva lluvia. Todo el cuerpo de Antonio se moja en cuestión de segundos, pero él permanece firme, sintiendo todo el poder de aquella tormenta, que solo puede asemejarse con el vendaval que muy pronto ocurrirá en su vida. 

Notas finales:

y en creole o criollo haitiano es Mèsi!!

Muchas gracias por leer!!! espero muy pronto subir un nuevo capítulo..

 

pd: como hay un nuevo personaje, Michel, que es haitiano, elegí un idioma de ese país en los comentarios xD 

Que estén bien!!!!!


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