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Cerca de ti por Mero-Mero-San

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Notas del capitulo: Tarde un poco, creo, vieron mi otro fic? :D re contenta XD

Los derechos son del Gran Oda-Sama, un beso!

Discupen si hay errores o faltas de ortografia
-¡¿Qué quieres decir con que yo…con que yo lo-?!- por la evidente vergüenza no lograba completar su oración

-Entiendo que estés confundido Zoro-kun- de golpe abrazo por detrás al peli verde que se altero, Sanji trato de defenderlo, pero las manos de Mizaki se lo impidieron –no te preocupes, no te hare daño, solo que…- lamio su cuello –en verdad me hubiera gustado penetrarte-

Mizaki soltó al rubio de inmediato y con su palma lo empujo, no fue necesario acercarse ya que con sus habilidades le era fácil golpearlo –no te pases Simon, explícales lo que hiciste-

-Tan adorable como siempre Onee-san- se sobo la espalda sin borrar su sonrisa –verán…con mi habilidad soy capaz de confundir las mentes y hacer sentir cosas inigualables, ejemplo, el abuso hacia Sora-

-No logro entenderlo- hablo confundido el espadachín

-Seré más claro, en el momento que te penetre, el que realmente lo hizo fuiste tú con mis sentimientos y cegado por una imagen falsa, revertí los papeles y luego te envié la sensación de abuso, sin mencionar que el placer sentido por la acción fue para mí, por supuesto que cambiamos de lugar antes de tiempo ¿no soy genial?-

-En pocas palabras un control, lo cegaste visualmente y emocionalmente, hiciste sentir a Zoro que él era el abusado y tu el abusador, cuando realmente las cosas eran al revés-

El chico asintió alegremente; en un instante recibió la patada del cocinero –vaya, no creí que se enfadaría mucho Sanji por ti, Onii-chan, yo me di cuenta cuando te estaba sanando, la sangre resulto ser falsa, al igual que las heridas y…¿Onii-chan?-

Zoro no podía pensar en nada más que, no lo perdió, no perdió su tan querida virginidad, su primera vez aun no fue, Simon solo lo confundió, ese demonio le envió las sensaciones que sintió; le provoco odio y asco hacia la persona que amaba, casi dio un paso a la muerte y…¿muerte? Esperen ¡¿El no debería estar muerto?!

Tomo el brazo de la pequeña -¡¿Por qué estoy vivo?!- le grito con un enorme enfado

-¡Duele! ¡Suéltame Onii-chan! ¡Me lastimas!- el peli verde la soltó, hasta el pudo sentir que la había lastimado

-Lo siento ¿estás bien?- ella asintió, aun que tenía una pequeña lagrima en la esquinilla de su ojo –Mizaki ¿Qué sucedió con el contrato?-

Simon quien era ahorcado por las manos de rubio se movilizo rápidamente y tomo a su ángel haciéndola sentar sobre su hombro derecho y estar en una de las ramas de un gran árbol

-Rompí el trato en cuanto me diste la mano ese día- Zoro lo recordó, fue cuando estaban en la barandilla y Robin apareció –aquello fue un engaño, si me dabas la mano el trato se rompía al instante-

-No lo entiendo ¿Por qué me ayudaste si no había trato?-

El demonio y el ángel se miraron, decidió hablar Simon –en realidad…Sora es en verdad nuestra Onee-sama…tu eres muy parecida a ella, solo que siendo hombre y no dudamos que una parte de ella viva en ti- el peli verde quedo impactado

-Hace un millón de años nuestra Onee-sama amo a un humano llamado Jinsa, cometió ese supuesto pecado y tuvo que morir para que no lo mataran; los ángeles simplemente no lo aceptaron- hablo Mizaki con pena –no hacia diferencias entre humanos, ángeles y demonios, nosotros no somos hermanos de sangre, pero ella nos crio así-

-Yo era un temible demonio, pero gracias a ella cambie, no hago acciones buenas, pero tampoco acciones dañinas que lastimen a humanos como ustedes, soy un demonio después de todo-

Sanji encendió un cigarro –O sea que…Zoro no fue abusado por ti y que además una parte de su Onee-sama vive en el, además…pudo haber sido mi pareja hace mil años atrás- dio una larga calada para luego suspirar -esto es increíble-

-Oye cocinero ¿Por qué dices que nosotros, no…Sora pudo haber sido tu pareja hace mil años?-

-Piénsalo un poco Marimo, Jinsa, ubica bien las letras y se forma Sanji, mi nombre- estaba tan nervioso, Sora le perteneció, entonces debía pertenecerle Zoro, no importaba el género, lo amaba

-Onii-chan a pesar de ser un hombre ¿siempre serás nuestra Onee-sama?-

Los miro a ambos chicos con su único ojo –Onii-chan, Onee-chan, Onee-sama, siempre seré lo que ustedes consideraron, Mizaki, te agradezco todo y Simon…agradezco que no abusaras de mi y que me hayas ayudado en la ciudad-

Ambos asintieron –Somos el ángel y el demonio…cielo e infierno, hemos cumplido con nuestra promesa de juntarlos, Onee-sama quien ahora consideramos nuestro Onii-chan, la…lo amamos, se feliz- otra ventisca se presento, el rubio protegió al Marimo por las dudas de que ellos quisieran llevárselo de nuevo, la cortina de tierra disminuía lentamente

-Cierto- desde el viento se oía la voz de Mizaki –Onii-chan, siempre supe que amabas a Sanji, por esa razón te convertí en una bella mujer, en mi Onee-sama, no por Nami-san, sin no por el-

Se deshizo del abrazo del rubio -¡Espera Mizaki!- ya era en vano llamarla, se había ido

-Zoro- al voltearse vio a un tímido cocinero, se veía tan tierno como un gatito –lamento todo lo que paso…- el peli verde no respondía -Zoro, sabes que hay es el espectáculo natural y…quería saber si quieres disfrutarlo conmigo, si no quieres no diré nada-

Ya todo paso, todo estaba claro, no había por qué preocuparse -Está bien, desde aquí se puede disfrutar de todos modos, solo eso ¿lo entiendes?- aun estaba apenado de que sus sentimientos estuvieran al descubierto, se suponía que iba a morir y punto final, pero ahora estaba allí, con el rubio… -malditas nubes- exactamente, unas nubes efímeras pasaban ocultando en ese momento la luna llena

-Oye Marimo, sobre lo que dijo Mizaki-chan…entonces tú me amabas y lo ocultabas amando a Nami-San, supongo yo-

-T-Tal vez ¿se puede engañar uno mismo de esa manera?-

-Puede ser, el corazón nos traiciona en ocasiones raras- se paro junto al espadachín observando el cielo –me hace feliz que hayas regresado- le obsequio una sonrisa que descoloco emocionalmente al peli verde, siempre vio que el rubio sonreía de esa manera a sus damas, pero ahora le sonreía y de una manera tierna, no seductora.

Tomo su mano sin dejar de observar las nubes, la mano del cocinero era bastante cálida y delgada; el rubio desde sus adentros sentía que no aguantaría sin estar más cerca de él, se dejo llevar y enredo sus brazos en aquel cuello que anhelo desde que su corazón le indico que aquello era amor

-Zoro…te amo-

Rodeo su cintura con sus formidables brazos, aun se sentía algo cohibido con la situación de que ambos eran hombres, se amaban mutuamente y en esos momentos sus reacciones lo traicionaban -¿besarías a alguien como yo?- Sanji sonrió de lado y respondió con un suave beso que el espadachín no se negó en aceptar, amar y ser amado, era algo que le llenaba el corazón de una manera indescriptible; deslizo una de sus manos hasta llegar al trasero del rubio, este se sorprendió y separo sus labios repentinamente -¿Qué pasa?- comenzó a dejar besos en mejillas y cuello del rubio –Sanji ¿no quieres?-

-No es que no quiera, pero…estamos en el bosque-

-Que importa, nadie está aquí, solo nosotros- con el reverso de su mano acaricio su mejilla -Sanji- oír su nombre en ese tono tan calmado le era una tentación para su ansiado cuerpo –si tú me amas no te negarías a lo que quiero, cuando era una mujer quería que me tocaras como la tocabas a ella, a Sora-

-¿Sientes celos de ti mismo?- hablo con burla mientras acariciaba su espalda –eras tú mismo-

Suspiro –pero, sentía que te gustaba-

-No, a mi me gusta un Marimo- ambos soltaron risillas en los cuellos contrarios, esa charla se sentía bien, llena de sinceridad –amo a un Marimo que es dormilón, malhumorado e increíblemente fuerte…que robo mi corazón hace tiempo y que deseo que me haga el amor toda la noche- Zoro no espero más, esa era la respuesta que ansiaba, trabo una de las piernas del rubio; ambos cayeron, claramente el cocinero se molesto por la brusquedad, pero rápidamente se calmo al sentir las manos de su amado acariciar su torso, su rostro, suspiro extasiado, el maldito Roronoa sabia convertirlo del peor de los piratas a una foca bebé, una indefensa criatura.

-Sanji, gracias- decía de beso en beso

Extrañado por sus palabras enredo una de sus manos en esos verdosos cabellos -¿Por qué agradeces?-

-Por amarme como yo te amo a ti- en un definitivo beso atrapo al cocinero, ya desde ahora, no podía dejarlo ir, ahora ambos se convertirían en uno esa noche

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-¡Miren!- la navegante apunto a la flor; la arqueóloga con su habilidad llamo la atención de la anciana que permanecía en la tienda-

La flor de loto lentamente comenzó a abrirse y de repente miles de pétalos fueron expulsados de su interior, volaban por todos lados con ayuda de diminutas brisas -¡Increíble!- entre los demás chicos hicieron una cadena de tirones tratando de detener al Capitán que intentaba con su habilidad subir hasta la flor de 6 metros -¡Eso quiere decir que todo ah resultado bien con Sora y Sanji!- sus Nakamas le dieron la razón, ahora estarían todos juntos en el Sunny

-¿Dónde estará Zoro?- se preguntaba la arqueóloga sin apartar la vista del espectáculo que miles de ciudadanos presenciaban con señalamientos y sonrisas, en verdad que aquello era único

La anciana desde la puerta de su tienda observaba con total fascinación, eso era lo que siempre deseo ver y ahora, después de tanto tiempo se cumplió, se sentía con una inmensa felicidad, aun que se preguntaba quien había sido la pareja que competo la flor

-¡Esto es Súper! Me apena haber enviado a Brook al barco-

-No te preocupes, estoy seguro que también tiene una gran vista- le respondió el tirador para calmarlo un poco

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Zoro acariciaba sus muslos mientras lo penetraba con una lentitud extraña de su parte, Sanji solo emitía diminutos quejidos al sentirse invadido por el hombre que amaba, era una nueva sensación que lo estaba partiendo, pero que a la vez llenaba su corazón de una inmensa felicidad, llevo sus brazos a la cintura de su Marimo, quería sentirlo hasta donde pudiese; con éxito el espadachín entro en su totalidad, se sentía realmente caliente en aquel interior, era la primera vez que se sentía así –Sanji, repítemelo por favor-

Aun con el dolor gritando en cada rincón de su rostro hablo –te amo Zoro, te amare hasta mi muerte- se tapo los ojos con su ante brazo le resulto embarazoso al igual que agradable decírselo al Marimo-san.

Permanecían totalmente quietos, el peli verde no se atrevía a moverse sin señal alguna, solo se dedico a quitar aquel brazo que obstruía la vista hacia el rostro del rubio. La luna dejo de ser tapada por esas nubes, que al parecer no fueron tan pasajeras, el cuerpo de Sanji debajo suyo era un deleite, sudado, sonrojado, con la respiración alterada, el cocinero era un adonis ante sus ojos

-Sanji ¿quieres que salga?-

El rubio negó varias veces –quiero que te muevas- las acato con claridad, comenzó con movimientos paulatinos que enloquecía y adoloraban a Sanji, era verdad que la primera vez dolía, pero él era especial, era la pareja de Roronoa Zoro, no debía de molestarle e incomodarle aquel dolor –más rápido- sentía que todo en su interior se acomodaba para recibir a cada momento el miembro de su peli verde, se sentía completo con Zoro de ese modo.

El espadachín masajeaba con una lentitud enloquecedora el miembro de Sanji, quería que dejara de estar tan tenso, que disfrutara como él –relájate Sanji, no quiero lastimarte- ¿Qué no quería lastimarlo? Eso sí que le resulto un chiste, después de todo lo que paso eso debería decir el, disculparse, que lo perdone de algún modo, pero ahora su boca estaba ocupada entrelazando con fervor su lengua con la contraria, frotándose, intercambiando saliva y respiraciones -Sanji- dijo en un jadeo, llevo encima de si al rubio, sentándolo sobre su regazo –siénteme Sanji, siente todo de mi- en ese instante su punto sensible fue tocado, se arqueo mostrándole a Zoro lo que había hecho, con picardía volvió a tocar de nuevo allí, Sanji cegado por sus deseos comenzó a subir y bajar con locura sobre el miembro de espadachín, este estaba maravillado de ver a su rubio tratar de tomar las riendas de la situación, eso le gustaba y tal vez por esa razón se enamoro de este Ero-cook

-Zo-Zo…ro- mordió su labio inferior, ni siquiera era capaz de pronunciar algo con claridad, ese aparato le estaba llevando al borde del abismo del placer

-No te…contengas- cabalgo con más rapidez sobre él, ya no quería esconderse, no era una damisela, ni su Marimo tampoco –este es mi anteúltimo regalo- apretó sus nalgas y arremetió con más fuerza dando con profundidad de nuevo ahí, ese lugar que llevo al orgasmo al rubio esparciendo su semen por el estomago del Marimo.

Siguió empujando en su interior, estaba siendo asfixiado sin piedad y sin más remedio tuvo que venirse llenando las entrañas del rubio con sus espermas, el éxtasis fue increíble, permanecían abrazados mientras pétalos sobrevolaban cerca de ellos, el viento era pícaro o mejor dicho, cierto ángel y demonio lo eran -Sanji-

-¿mm…?- su rostro permanecía escondido en el cuello del espadachín

-¿Quieres mi otro regalo?- el rubio asintió sin saber, el peli verde quito su miembro seguido de un grito de Sanji, abrió sus piernas y se recostó sobre el césped atrayendo al cocinero sobre el

-¿Zo-Zoro?-

-Este es mi último regalo ¿lo aceptas?-

Piernas abiertas, el sobre el Marimo, eso quería decir que…el sonrojo se volvió mas fuerte, eso debía ser un sueño o más que eso -¿estás seguro?-

-Toma lo que nadie aun no ah tomado de mí, quiero que seas el primero y el único, que esa sensación se vaya aun que no haya sido real-

Desvió su mirada –I-Idiota, eres muy sentimental cuando te lo propones- el peli verde soltó una diminuta risa. Se fijo de nuevo, era inusual verlo reírse, normalmente era amargado, así lo era…acaricio sus mejillas, el estúpido Marimo se le estaba entregando y no desaprovecharía esa oportunidad –con permiso- se acomodo entre sus piernas –te hare el amor-

Sanji cuando se lo proponía era gracioso…así pasaron toda la noche, entregándose infinidades de veces

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Se removió incomodo, la luz del día le daba de lleno en su rostro, molesto, se cubrió con una manta, por lo menos esa tela cubría todo su cuerpo y…¿manta? Se sentó do golpe logrando que las punteadas de su zona trasera le dolieran más; estaba recostado en el césped, con el abrigo del Marimo, esa era la supuesta manta, no logro divisar al espadachín, comenzó a pensar que lo de anoche solo fue una jugarreta de su parte, que solo hizo desahogo sexual, que lo utilizo; no había escuchado mucho su te amo, no volvió a decírselo y su corazón comenzó a dolerle, su Zoro no…¡Allí estaba! Se encontraba a unos metros frente a él, mojándose los hombros con el agua de la laguna.

Sentía la mirada de su rubio sobre su espalda -¡¿Te encuentras bien?!- ese grito lo asusto -¡¿Te duele tu cuerpo?!-

Temía que alguna persona escuchara sus gritos, era vergonzoso que preguntara eso sin pensar, se puso sus ropas y con un ligero dolor se levanto

-¡Te pregunte si-!-

Corrió hacia el Marimo y le golpeo la cabeza arrojándolo a la laguna -¡No grites eso! ¡Es vergonzoso!-

Emergió del agua dando una bocanada de aire -¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Solo pregunte por tu cuerpo! Anoche sentí que fui muy brusco y…- había disminuido el tono por la pequeña vergüenza que sentía, el rubio se lanzo sobre él para callarlo

-¡No lo digas, no lo digas, no lo digas!- a pesar de estar siendo sujetado del cuello, el peli verde se reía descontroladamente -¡No te rías Zoro! ¡Es vergonzoso!-

-No sientas vergüenza, nos amamos ¿verdad?- aflojo el agarre y escondió su rostro en el cuello del Marimo, se sintió feliz y seguro -¿Qué pasa contigo? Deja de avergonzarte, yo también te di lo mío-

-Lo sé, pero…aun no deja de ser vergonzoso para mí- salieron de la laguna; el espadachín se vestía, mientras el rubio trataba de secar sus ropas -¿Qué haces?- fue abrazado por detrás, al no oír respuesta le extraño –¿Zoro?-

-Si quieres nos secamos con calor corporal- con un autocontrol que no sabe de dónde salió, alejo lentamente a Zoro, no era que no quería, pero estaba algo cansado y además en el bosque ¡¿Acaso no se sentía cansado?! ¡¿Cómo podía reclamar más acción?!

Se deshizo de aquellos brazos que tanto lo sujetaron por la noche hasta la madrugada -Zoro-

Su tono preocupo un poco al espadachín -¿Qué pasa? ¿Ya te estás arrepintiendo?-

-¡Por supuesto que no! ¡Jamás me arrepentiría de estar contigo!- dijo con convicción, temía que se hiriera por falsedades de su cabeza; llevo su mano a su saco que por suerte no se haba mojado, extrajo una cajita verde –sabes Zoro…ya que nosotros somos…- murmuro algo que Zoro no comprendió

-¿Qué dijiste? No te oí-

-¡Dije que ya que nosotros somos pareja no estaría mal pedírtelo!-

-¿Pedirme qué?-

Sus manos temblaban, pero estaba decidido sería un gran paso para él, para ambos, saco una argolla y se la puso en frente –¡Cásate conmigo por favor!-
Notas finales: La verdad no me dejo muy satusfecha, pero eso los dejo a su criterio, los amo!

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