El concluir un día aquí es ligeramente genial: te relajas, disfrutas cada uno de los platillos del restaurant y hasta degustas una bebida en el lujosos bar que el hotel les presenta; todo normal para el servicio de 5 estrellas que presta… pero lo que sus clientes no saben, es el rotundo secreto que guarda cada una de sus habitaciones, pero más que nada, de los empleados que las trabajan.
Más debajo de la recepción, había una gran puerta que da hacia un pasillo con luces rojas. La habitación estaba custodiada por muchos guardias que no dejaban el fácil acceso de esta: un chica rubia con el uniforme más atrevido de lo normal abrió esta, pero los custiodiadores le dejaron la entrada, camino más a lo que parecía el pasillo más infinito y tenebroso de ese edificio, pero paro directamente a una puerta roja, más grande que la anterior:
—bienvenidos sean al “paraíso del máximo placer” aquí contaran con la participación de cada uno de los fetiches más buscados del mercado… tenemos el servicio a la habitación de su gusto… pace… —sonrió de una manera maniaca mientras hacia una reverencia y su mano derecha dirigiéndole a la manilla—. Pero antes, ¿aceptarías las consecuencias?
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………
Ya eran las 6 de la mañana: el mayor estaba despertando de su sueño pesado que lo había acorralado la noche anterior: se había cansado un poco más de lo normal por su “servicio” del hijo de su jefe, que estaba singularmente en un cosplay de sirvienta, prestando servicio a este hotel—. Vaya que está loco… —pensó al recordar cómo se presentó.
Se levantó de su cama y la hizo como comúnmente hace en la suya; se vistió con tranquilidad en su aposento y escucho como tocaban la puerta: — ¡servicio al cuarto! —grito una voz familiar al otro lado de la puerta.
—Shinobu… —dijo con una vena saltada del estrés—. ¿Qué pasa? No pedí nada —dijo algo estresado por la presencia del ojigris al abrirle y verlo.
—Vine por mis actos… —camino hacia enfrente—. No puede ser que seas tan cruel… —en este momento, estaba sumamente normal, sin uniforme ni nada.
— ¿y entonces? Ya vete —dijo frio.
—vaya, que en verdad sigues siendo igual de amargado como siempre: ¿será siempre si por mi hermana? —pregunto sin pensarlo.
—no para nada… de hecho, nunca ame a tu hermana, y eso nunca cambiara, por mucho que lo reclamen todos.
—Bueno… al menos no seas así cuando estamos juntos… —se acercó lentamente y lo abrazo por detrás de manera posesiva.
—Suéltame —aparto sus manos.
—amargado este… —se apartó de el mientras se devolvía en el carrito— ¿quieres comer o no? —le menciono de lejos.
—Ya que hiciste el favor de traerlo hasta aquí, tendré que aceptarlo —siguió sin mirarle por un buen rato.
— ¡gracias! —sonrió feliz.
Se sentaron en la mesa para comer tranquilamente, aunque la verdad no estaba tan placido todo, ya que el silencio era totalmente abismal, mas que el de fondo por la que se oia a leguas cuando masticaban.
—Shinobu.
— ¿si Miyagi? —le prestó atención recién escucho la primera silaba de su boca.
— ¿porque llegaste a trabajar aquí?
—vaya vaya, a pesar de todo, si te preocupas por mi —sonrió mientras recargaba su cabeza con sus manos.
—no, no es eso.
—ahh… —hizo un puchero por ello.
—me lo preguntaba, ya que por la manera que vistes y haces tú “trabajo” me imagino que ha de haber una historia detrás de todo esto.
—Si… —se levantó de la mesa y de nuevo agarro los platos y los puso en el carrito para irse— no es momento de saberla…
—Espera… —cuando le respondió, ya se había ido.
—En verdad que es una mera lata ese chiquillo… —suspiro y se paró de inmediato y salió a su reunión que tenía.
— ¿le dirás?
—no, aun no…
—conste que luego se dará cuenta y después será tarde para ti.
— ¡solo dame tiempo!
El rubio se haya hablando con otra persona, estaba aún espiando al may9or mientras salía de su habitación para el ascensor.
—mi querido Shinobu… espero que no te arrepientas de lio que te estas metiendo… es peligroso querido… —una silueta femenina estaba a un lado de él, no se veía nada de ella, pero en verdad se le notaba en la obscuridad de su rincón una sonrisa amplia y blanca—. Aunque no te diré que se está poniendo divertido…