Mi pecado eres tú.
Capítulo I
Invidia.
La envidia le recorría todo el cuerpo, un sentimiento que no debería sentir porque sólo eran hermanos, porque no debería sentir lo que sentía hacia su hermano gemelo, pero por mucho que su cerebro le dijese que no tuviese envidia, esta le recorría cada poro de su piel cada vez que le veía hablar con esa persona que parecía especial para él.
Y tenía envidia, porque quería ser él el especial para su hermano.
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Ya volvían a estar juntos, no entendía que veía mí querido hermano en esa persona que se divertía haciéndole la vida imposible a los demás. Ese sujeto lo único que quería era quitarle la virginidad a mí amado Tsuna para luego dejarle tirado y no volver a hacerle caso.
Y eso no lo consentiría. Debía proteger a mí hermano de cualquiera que quisiese hacerle daño, y Reborn era el primero en mí lista de sospechosos.
Observándole nuevamente no ganaría nada, debía actuar pero era sencillamente difícil. Mí hermano nunca creería mis palabras, sólo diría que estoy celoso porque él es su amigo y no yo. Otra cosa que encontraba una soberana tontería, ¿por qué demonios iba a querer ser amigo de un sádico tortuoso?
…
Ah, cierto.
Reborn es más popular que yo en la escuela, y eso que yo también soy popular.
¡Pero eso qué importa! Tsuna debía ver que ese personaje no es bueno para él… bueno, realmente, nadie es bueno para él. Sólo yo soy bueno para él.
—Ya vuelves a pensar en lo mismo —murmuró un joven pelirrojo observando el rostro de su rubio mejor amigo.
—¿Y qué si vuelvo a pensar en lo mismo, G?
—Giotto, no es sano que intentes matar con la mirada a nuestro "sempai" —dijo G con disgusto la última palabra.
—Y qué sino es sano, es que él no debería acercarse tanto a Tsuna… ¡mira! ¡Ya vuelve hacerlo!
G suspiró dirigiendo su mirada hacia donde su mejor amigo señalaba con el dedo, y aunque Giotto, retorcidamente, tuviera razón eso no quería decir que debía actuar de esa forma… eran herma—gemelos y debían comportarse como tal, cosa que el gemelo menor ya hacía.
Para Tsuna, Giotto era su gemelo ni más ni menos.
Pero para Giotto, Tsuna era más que su gemelo.
Y eso le traía muchos quebraderos de cabeza, y uno de ellos era sentir envidia de todo ser viviente que se acercase de maneras poco étnicas hacia el castaño.
—Lo tuyo no tiene solución —suspiró G observando, nuevamente, a Giotto morderse las uñas mientras vigilaba que Reborn no se acercase a su "hermano".
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Estaba harto de sentir envidia, de sentirse el último en todo a lo que le concernía a él. Ya tenía suficiente de no ser más que el gemelo de su querido hermano, quería ser más que eso, quería ser visto desde otra perspectiva por parte de su amado.
Y como que se llamaba Ieyasu Sawada, también conocido como Giotto para los amigos, que su hermano gemelo iba a ser sólo suyo.