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Regret por IchirinNoHana

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Notas del capitulo:

Este capítulo se titula "persona" haciendo referencia al concepto filosófico. Esta palabra proviene del latín que a su vez, proviene de otra palabra griega, si mal no recuerdo, que hacía alusión a las máscaras que utilizaban los actores en las épocas antiguas. 

No sabía de dónde había aparecido esa extraña energía que tenía, pero aquella semana no se detuvo por nada del mundo. Comenzó a entrenar duro. Se quedaba hasta más tarde en las canchas de la preparatoria, los días que no había entrenamiento salía a correr por la ciudad durante horas y comenzó a estudiar más de lo que lo había hecho en toda su vida. Y al final del día se encontraba tan cansado que simplemente caía rendido en los brazos de Morfeo. No le daba el tiempo para pensar ni para soñar.

 

Aunque de pensar, la única cosa que había pensado en toda esa semana era en el viaje que el club de tenis iba a hacer esa tarde. Lo había mucho, pero finalmente había decidido ir.

¿Cómo conseguían el dinero para costear un viaje a las montañas? No habían pedido una colaboración monetaria, e ignoraba de dónde salían los recursos para hacer esos viajes.

 

Preparó su bolso con calma, y al salir del edificio, le sorprendió ver a Tezuka esperándolo.

 

-          ¿Qué estás haciendo aquí?

-          Vine a buscarte, Masaomi-san dijo que vayamos a la preparatoria en lugar de su casa, y llegué a la conclusión de que no lo sabías.

-          Podría haberme llamado. Además, ¿cómo sabías que iba a ir?

-          No lo sé, sólo lo presentí. ¿Nos vamos?

El castaño asintió.

 

En silencio, caminaron hasta la preparatoria donde el resto de los integrantes del club los esperaban ya dentro del bus. El capitán se acercó a recibirlos con una sonrisa.

 

-          ¡Finalmente llegan! Ustedes son los últimos.

-          Lo siento mucho – se disculpó el castaño – como no sabía que se iban a juntar aquí, Tezuka fue a buscarme y…

-          No importa  - sonrió, haciendo un ademán con las manos – Les guardé dos asientos adelante, ¡subamos!

 

El viaje duraba 3 horas, y Masaomi les había reservado dos asientos juntos. Fuji se sentó a la ventana y estuvo un buen tiempo mirando a través de ella sin hacer ningún comentario. Por su parte, Tezuka no sabía cómo romper el hielo. Lo único que pasaba por su mente era que Fuji y Shiraishi habían terminado y que ésta era su oportunidad, tenía que aprovecharla para volver a acercarse.

 

-          A todo esto – el castaño volteó después de un rato– ¿Cómo es que el club puede costear esto?

-          El padre de Masaomi-san es dueño de un pequeño hotel en esas montañas, es él quien costea el viaje, que por lo demás, no es muy caro. Como él es el dueño, no es mucho trabajo… supongo. Además nos quedaremos sólo tres días.  

-          Interesante.

-          Sólo los del club lo saben. Supuestamente – Fuji soltó una risita.

-          Sí, sólo los del club, a menos de que a alguno se le hubiese ocurrido abrir la boca.

-          Lo cual es bastante probable.

 

Fuji sonrió y volvió a fijar la mirada en el paisaje. Se mantuvo varias horas con aquella sonrisa en los labios, que el de anteojos había notado demasiado frecuente esa última semana. Miraba receloso, los pálidos labios del ex tensai de Seigaku que se curvaban en aquella sonrisa para nada natural. Era esa sonrisa que detestaba, desde hacía un buen tiempo.

Y si era  más sincero, detestaba esa sonrisa desde que había conocido al castaño. ¿Por qué no era más transparente con sus sentimientos? Si no quería sonreír no tenía por qué forzarse a hacerlo. ¿Era para que los demás no lo notaran sus emociones?

Eran escasas las ocasiones en las que había visto una sonrisa que no fuera falsa en Fuji. Cuando ganaron los nacionales, cuando se habían hablado por primera vez y luego aquella escena en uno de los pasillos de la secundaria, por mencionar algunas; y claro, cuando estaba junto a Shiraishi en el campamento que tuvieron en el verano. Esa era la razón por la cual no le quitó la mirada asesina de encima al otro ex capitán. Él quería ser la persona que le arrancara aquellas gratas sonrisas al castaño, y que Kuranosuke estuviese prácticamente “usurpando” aquel “derecho” lo ponía de mal humor.

 

Sintió que el viaje fue más largo de lo que parecía, y pasadas las tres horas, se encontraban ya rodeados de nieve. Llegaron al lugar de destino, bajaron del autobús y se adentraron en un hotel más bien sencillo. En el hall de éste, los estaba esperando un hombre mayor, que se presentó como el padre del capitán del equipo.

 

-          Fuji – Tezuka en ningún momento se alejó del otro.

-          ¿Hm?

-          Compartamos una habitación – Syusuke lo miró distraídamente y asintió a lo que sonaba más como una orden que como una pregunta.

 

No se tomó la molestia de preguntar de cuántas personas eran las habitaciones, dejó que Tezuka hiciera y deshiciese a su antojo. Y claro, como estamos hablando de Tezuka, él había hablado de antemano con el capitán para que les diesen una habitación aparte. El resto del club se dividiría en dos habitaciones, con tres estudiantes por habitación, y la última que sería donde ellos dos dormirían.

 

Le entregaron la llave a Masaomi y luego subieron hasta el tercer piso y caminaron hasta el fondo del pasillo, donde estaban ubicadas las habitaciones.

 

-          Tenemos un lapso de una hora antes de que se sirva el almuerzo en el comedor. Podemos descansar mientras tanto – le dio una llave a Tezuka y a otro miembro del club – Nos juntaremos abajo.

 

Hubo un coro de afirmaciones y movimientos con la cabeza, para luego adentrarse cada uno en su habitación.

Fuji entró tras Tezuka y se recostó en la primera cama que encontró. Estaba agotado. Suspiró y cerró los ojos en un intento de ordenar sus ideas. “No pasa nada, no pasa nada –Se repetía mentalmente –Es sólo Tezuka, ya has estado en esta situación antes, tranquilo”

 

-          Fuji, bajaré a comprar, ¿quieres algo?

-          Está bien.

-          ¿Algo en específico?

-          No, lo que sea – le sonrió.

El de anteojos salió de la habitación a paso rápido. Fuji se frotó las sienes, notando como su cabeza comenzaba a doler. Tezuka no tardó mucho, volvió sólo un par de minutos después. Se acercó y le extendió una paleta de piña. El otro la tomó con cautela.

-          Gracias – le sonrió.

 

Y otra vez estaba esa sonrisa falsa. Se sentó en la cama de al lado, simuló estar distraído bebiendo el agua embotellada, pero en realidad estaba observando a Syusuke con atención. Éste, le quitó la envoltura a la paleta y se la llevó a la boca. La chupó un par de veces y luego, con la envoltura que le había quitado, la dejó sobre la mesita de noche que separaba ambas camas.

 

-          ¿No te gustó? – preguntó Tezuka. El castaño hizo un movimiento negativo con la cabeza.

-          No soy un fan de la piña, eso es todo.

 

Se levantó de la cama y salió de la habitación en silencio. Kunimitsu se maldijo internamente.

No era como si no le gustara la piña, pero era desagradable en cierto sentido. Era coincidencia, claro estaba, pero resultaba ser, que la boca de Shiraishi solía tener un sabor parecido al de piña. Era un sabor dulce. El cual no probaba hace ya varios días, y que quizá, no volvería a probar.

Llegó hasta la recepción del hotel y salió a contemplar la nieve.

 

 

 

Masaomi carraspeó fuertemente para que el resto le prestara atención.

-          ¿Estamos todos?

Hubo una pequeña pausa. El pelinegro que estaba a su lado mencionó.

-          Falta Fuji.

-          Gracias Okada. Tezuka – le hizo una señal con la mano para que se acercara - ¿Has visto a Fuji-kun?

-          No, pero puede que esté afuera. Iré a buscarlo, ustedes pueden adelantarse.

-          Está bien.

 

El de anteojos salió del hotel preocupado, Fuji llevaba alrededor de una hora fuera del lugar y estaba nevando fuertemente. Salió mirando hacia todos lados. Caminó hasta la parte posterior, donde había una pequeña piscina templada, cubierta por un techo bastante simple. En una de las tantas sillas alrededor de la piscina, se encontraba Fuji, solo, mirando la nieve caer con un deje de hastío rayano a la tristeza.

 

-          Fuji, los demás nos están esperando.

El castaño lo miró, indiferente.

-          ¿Qué pasa? – se acercó hasta tocar su mejilla – ¡Estás demasiado frío! –Tocó su ropa. Estaba mojada.

 

Lo miró de pies a cabeza y cayó en la cuenta de que no llevaba puesta más ropa que aquel suéter, y que la silla estaba puesta de modo en que le caería nieve, porque el techo no alcanzaba a cubrirle. Lo tomó de la mano y lo llevó rápidamente a la habitación.

Fuji no dijo nada. Se sentía cansado y su cuerpo pesaba. No sentía sus manos ni sus pies  y tenía el cabello bastante mojado.

El de anteojos se quedó quieto, contemplándolo, pero al ver que el castaño no haría el menor esfuerzo por regularizar la temperatura de su cuerpo, lo sentó en su cama y le quitó la ropa mojada. Con prisa buscó su pijama en el bolso, se lo puso y lo abrigó con una manta.

 

-          Fuji – se arrodillo frente a él, tomando sus manos para calentarlas con las suyas - ¿Qué pasó ahí afuera? ¿Por qué no entraste?

El otro negó con la cabeza.

-          ¿Qué te pasa? Puedes contarme.

Fuji volvió a negar.

 

¿Cómo podía contarle qué le pasaba si ni siquiera él lo entendía? Sacudió la cabeza una tercera vez y sonrió.

 

-          Gra…

-          ¡Basta! – Exclamó Tezuka, sobresaltando al otro - ¡Detesto esa sonrisa! – Fuji parpadeó sin entender.

-          Deja de fingir que estás bien cuando no lo estás. ¡No hagas eso conmigo! –Syusuke abrió los ojos sorprendido – Te conozco, y esas sonrisas no son de verdad. Realmente odio tus sonrisas que no son sinceras – Suspiró, cubriendo su rostro con las manos del castaño – Si quieres llorar, llora, grita, patea, haz lo que quieras, pero por favor, no finjas que estás bien… no finjas tus sonrisas.

 

El muchacho de ojos azules no respondió.  Tezuka, levantó la vista para ver una escena que le partiría el corazón en mil pedazos. Fuji estaba llorando. Y no. No eran esas lágrimas que había derramado cuando él le había ganado dos partidos de tenis, no era las lágrimas que había derramado cuando se estaban besando frente a Seigaku. Era algo completamente diferente. Fuji estaba llorando desde lo más profundo de su corazón y su mente. Tenía los ojos cerrados y el ceño ligeramente fruncido, las lágrimas caían una tras otra y se mordía los labios tratando de contener los sollozos que sacudían su cuerpo. Tezuka estaba al borde de las lágrimas.

Antes de que pudiese hacer algo, el castaño se dejó caer en el suelo, junto a él, y se escondió en su pecho. Cerró los ojos mientras acariciaba el cabello del castaño lentamente, mientras una lágrima descendía hasta su mentón. 

 

 

Notas finales:

¡Hola Hola!

¡Mis manitos están mejor! Jaja, pero voy despacio, porque la última vez dije que estaban mejor y miren lo que pasó, no podía ni tocar guitarra y tuve que tomar pastillas. Como es común de la tendinitis, aún se resienten y duelen un poco, y no quiero tener otra recaída así que voy despacio:)

Espero que les haya gustado el capítulo, y muchas gracias por tener paciencia y esperar:)

Jaa Ne!

IchirinNoHana.


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