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Regret por IchirinNoHana

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Notas del capitulo:

Just love = Simplemente amor.

Era todo gris. Gris e inconsistente.

Era un túnel gris. Se sentía atrapado y asfixiado. Corría, pero había muchos caminos y aquello lo aturdía. ¿Qué camino debía tomar?

Incapaz de elegir, continuó corriendo a tientas con los ojos cerrados.

Pero pronto se detuvo. Alguien lo llamaba, y él conocía muy bien esa voz.

Shiraishi lo llamaba, con una sonrisa en los labios. Y Fuji quería asir su mano pero el otro se alejaba con la mano extendida. Quería alcanzarlo pero no lo lograba.

La desesperación lo inundó y volvió a sentirse asfixiado, sintiendo cómo caía dentro de un pozo que no parecía tener fin.

 

 

La vida le volvió en un suspiro.

Asustado, trató de incorporarse pero no pudo. Estaba jadeando y un sudor frío le recorría el cuerpo.

Tranquilo –trató de serenarse – fue sólo un sueño… sólo un sueño”

 

Comenzó a ser consciente de dónde estaba. Las imágenes acudieron a su cabeza de golpe, haciéndole recordar el viaje en bus, el hotel, las palabras de Tezuka, las lágrimas…

Lo que no recordaba era cuándo se había quedado dormido.

Miró a su lado y comprendió cuál era la razón por la cual no había podido levantarse: Tezuka lo estaba abrazando.

 

Se levantó, deshaciéndose del abrazo, cuidando no despertar al otro y notando que éste no llevaba nada sobre el torso. Se acercó hasta la ventana a contemplar el paisaje.

Se veía todo completamente oscuro, y la nieve que caía a esa hora le daba una frialdad que de una u otra forma, sentía que le calaba los huesos.

Pensó en Shiraishi, pensó en Tezuka. Y por un momento deseó poder olvidarlo todo.

 

Dio un respingo al oír movimiento a sus espaldas y se volvió asustado. Tezuka se había despertado.

 

-          ¿Fuji?

-          Ah, siento haberte despertado.

-          No, no. Me estaba acomodando y no te sentí. ¿Qué haces allí? ¿Estás bien?

-          Nada, sólo quería ver la nieve –El otro se levantó, buscó a tientas su teléfono en la otra cama y al encontrarlo miró la hora – son casi las diez.  

-          ¿Tanto dormí?

-          Dormimos – lo corrigió – podría apostar a que se te quitaron esas ojeras terribles que tenías –se acercó al castaño – Puede que los demás estén abajo en el salón de juegos.

 Fuji devolvió su mirada hacia la ventana.

-          ¿Seguro que estás bien?

-          Sí.

Le rodeó la cintura con sus brazos y apoyó su mentón en el hombro izquierdo.

-          Te amo – el castaño lo miró de reojo y suspiró.

-          Lo sé.

El otro se ciñó más a su cuerpo.

-          Aún… ¿Aún sientes algo por mí?

 

Silencio.

Cerró los ojos en un intento de controlar los latidos de su corazón, sin notar que Fuji trataba de hacer lo mismo. Quitó su mentón y apoyo su frente.

-          Quizá…

 

Con suavidad, dirigió una mano al rostro del ojiazul y con la otra lo volteó, dejando la primera mano en su nuca. Estaba sonrojado, pero tenía una expresión de duda en la mirada. Ahora mismo, ese quizá era más que suficiente para él. De un movimiento atrapó sus labios, desesperado, buscando su lengua para hacer más profundo el contacto. El castaño posó sus manos sobre el torso desnudo de Tezuka, y éste lo sujetó con más fuerza, temiendo que si lo soltaba en esos momentos, lo perdería para siempre.

Logró acorralarlo contra la pared, pero Fuji se separó bruscamente.

 

-          ¿Qué pasa?

-          No… lo siento, yo…

-          No te preocupes – suspiró, acariciándole la mejilla – Yo lo siento, no debería haber hecho esto.

-          No, no es eso… - Tezuka soltó una risita despreocupada.

-          Mejor bajemos al salón de juegos.

-          Bien – el castaño se vistió rápidamente - Me adelantaré y te esperaré abajo.

-          Está bien.

 

Le sonrió y esperó a que este saliese de la habitación para comenzar a vestirse.

No podía negarlo: estaba feliz.

Y no era tanto por el beso, aunque siendo sincero, había esperado mucho para besar a Fuji como lo acababa de hacer; sino que, era por ese quizá, que había revolucionado todos sus miedos y esperanzas.

 

Por su parte, el castaño salió de la habitación con una sonrisa. A pesar de haber llorado, aquel parecía un gran día. Se sentía vacío, desde el buen sentido, claro. Por fin había desahogado gran parte de toda esa pena que tenía dentro.

Presionó el botón del elevador, y al abrirse las puertas, la sonrisa se le esfumó del rostro.

 

-          ¿Shiraishi? – El muchacho abrió los ojos, sorprendido.

-          Fuji…

Las puertas comenzaron a cerrarse. Shiraishi tomó de la mano al castaño y lo introdujo dentro del elevador.

-          ¿Qué haces aquí? – preguntó.

-          El club de tenis.

-          Pero se supone que no vendrías.

-          ¿Hm, y tú cómo sabes? – lo miró extrañado.

-          Masaomi me lo dijo ayer.

-          Entonces, ¿vas a continuar en el club?

-          Sí… eso creo.

Las puertas se abrieron en el primer piso.

-          ¿Hacia dónde vas? – preguntó Shiraishi.

-          Al salón de juegos. ¿Tú?

-          A ver la nieve. De noche debe verse maravilloso – sonrió.

-          ¿Te… acompaño? – preguntó con duda. De pronto Tezuka se había esfumado de su mente.

-          Oh, si quieres.

 

 

 

Bajó tranquilamente al salón de juegos. Sonrió al ver a la mayor parte de los miembros del club reunidos allí. Masaomi le alzó la mano desde la mesa de billar, y él le respondió el gesto, acercándose sin dejar de mirar hacia todos lados, buscando a Fuji.

 

-          ¡Tezuka! ¿Dónde estabas?

-          Encontré a Fuji afuera, estaba helado. Me quedé con él y terminamos quedándonos dormidos.

-          Oh, ya veo…Pero, ¿él está bien?

-          Sí… por cierto, ¿lo has visto?

-          ¿No estaba contigo recién?

-          Bajó primero.

-          No, no lo he visto aquí...

-          Dijo que vendría…

-          ¿Tezuka? – éste se volteó sorprendido.

-          ¿Shishido?

-          Oh, creí que no habías venido, como no te vi en todo el día.

-          Pero yo no te vi en el bus.

-          Sí, es que llegamos más tarde.

-          ¿Con quién? – preguntó al ver la cara del castaño.

-          Um – mierda, pensó – Con Shiraishi.

-          Ya veo, nos vemos, tengo que buscar a Fuji.

-          Sí…

Salió del salón apresurado. No le cabía duda que Fuji se había ido con Shiraishi. ¿O éste lo había obligado? Continuó caminando sin saber qué pensar.

 

 

 

Caminaban en silencio bajo la nieve, sin rumbo alguno. Shiraishi estaba nervioso. No sabía qué decirle a su ahora ex novio. Tenía más que claro el hecho de que aún lo amaba, pero ante aquella situación no sabía cómo reaccionar. El otro ex capitán tampoco se había alejado de su cabeza durante esas semanas, y en el fondo, lo culpaba enteramente a él por su ruptura con el castaño.

 

 

-          ¿Cómo está Yukari-chan?

-          Bien – sonrió – dice que te extraña, quiere que vayas a verla.

-          Oh, quizá pase por allí un día de estos.

-          Y… tú, ¿cómo estás?

-          Ah, bueno. Aquí, supongo.

Las imágenes del reciente sueño con Shiraishi se hicieron presentes en su cabeza, al igual que el beso que se había dado con Tezuka unos minutos atrás.

-          Shiraishi… Um, yo… - suspiró, haciendo una pausa - quisiera pedirte perdón, por todo lo que he hecho.

-          Ah – suspiró – Fuji… Supongo que ya no importa – alzó la mano hacia los copos de nieve que caían lentamente - Si hay una cosa que desearía, es no haberte conocido.

Al castaño se le llenaron los ojos de lágrimas de un solo golpe. Lo miró, asustado.

-          De esa forma, no me habría enamorado de ti.

-          S-sí. Creo lo mismo… Serías feliz sin mí – agachó la mirada

-          Fuji, yo aún…

-          ¡Fuji! – Ambos voltearon con sorpresa. Tezuka estaba detrás de ellos. Él y Shiraishi se dedicaron una mirada de odio.

El ojiazul parpadeó varias veces y salió corriendo en dirección al hotel bajo la mirada de los otros dos.

 

-          ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó el de anteojos una vez que Fuji desapareció de su vista.

-          Nada.

-          Le haces mal a Fuji, ¿es que no lo entiendes? No quiero volver a verte cerca de él.

-          Tranquilo – dijo mientras continuaba caminando – no volveré a hacerlo.

 

Tezuka se dio media vuelta y salió tras Fuji mientras Shiraishi se detenía y se sentaba en la nieve, llorando por un amor que ya no era correspondido. Y que quizá nunca lo fue.

Sin embargo, estaba equivocado.

Finalmente, después de todas las confusiones, después de los besos con ambos muchachos, Fuji se había dado cuenta de que, quizá aún tenía sentimientos por Tezuka; pero, a quien realmente amaba, era a Shiraishi.

 

 

Notas finales:

Por fin! que alguien aplauda a Fuji por favor jajaja

Los sentimientos son revelados *-* Pero todo terminará en una confusión:( jajajaja

Muchas gracias por su paciencia^^ 

Jaa ne!

IchirinNoHana.


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