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Regret por IchirinNoHana

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¿Podemos hablar?

Su cuerpo tembló al escuchar la voz de Shiraishi en su cabeza mientras leía el mensaje de texto. Al haberse deshecho de sus redes sociales había evitado cualquier contacto con el resto de su antiguo grupo, antiguo curso y con su ex novio, pero se había saltado la parte de bloquear el número de teléfono. Bueno para qué habría de hacerlo, si tampoco lo iba a llamar, o eso suponía. No se dio cuenta cuándo había comenzado a comerse las uñas, que se mordió fuertemente un dedo. Inhaló largo y pausado. ¿No se suponía que las cosas habían quedado claras ya? O que al menos él le había entendido, Shiraishi no quería estar con él. Y bueno, es lo que es, o era lo que era, o como sea. A veces se despertaba llorando, no dejaba de llorar durante todo el día y no se levantaba de cama. A veces se levantaba sintiendo una fuerza extraordinaria, se sentía positivo y con la idea de dejar que las cosas se dieran a su manera. Sus emociones eran un constante flujo de ir y venir, pero terapia ayudaba un poco, así como todo lo que tomaba para regularse anímicamente, desde píldoras hasta hierbas medicinales, cualquier cosa con tal de sentirse en un estado de equilibrio. El cual era falso, estaba consciente de ello, pero también era consciente que ése estado no sería duradero, y que tarde o temprano podría estar en equilibrio consigo mismo.

Durante todo este tiempo, había pensado mucho, lo cual solía ser agotador, pero siempre encontraba alguna lección que aprender. Una de las cosas que más le daban vueltas en su cabeza era Tezuka. La forma en que le había tratado, el poco valor que le había tomado a sus sentimientos. Está bien ser egoísta, en ciertos aspectos, uno tiene que velar por uno mismo y si las personas salen heridas en el proceso –por opción propia, como dicen, el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional- es parte de la vida, no podemos complacer a todo el mundo y ser infelices porque es más cómodo mentir que enfrentar la realidad. Pero Fuji había sido egoísta todo el tiempo con él, darle esperanzas cuando no estaba seguro de lo que sentía, seguirle eternamente el juego y estirarlo hasta que ya no dio más, hasta que él mismo no dio más. No sabía nada de Kunimitsu, absolutamente nada, y todo esto no era más que un peso en su corazón.

Shiraishi podía esperar, era el turno de Tezuka esta vez.

Kunimitsu fue su primer amor, cada vez que lo veía sentía cómo su corazón se azotaba con desenfreno dentro de su pecho, y sus pulmones dolían al respirar. Era feliz a su lado, apoyándolo como si fuese la mano derecha de algún rey. El capitán lo notaba, nunca estuvo seguro en su totalidad de lo que Fuji sentía por él, pero se había acostumbrado a la idea de que estaría siempre, ¿quién iba a decir que no lo estaría en algún momento? Fuji era fiel a esa relación que tenían, donde ambos se apoyaban silenciosamente sin buscar nada a cambio.

Sin embargo, en algún punto eso comenzó a carcomer al de ojos azules. Sentía que Tezuka no valoraba su compañía, a veces lo ignoraba, o se enojaba con él por cualquier cosa. Fuji no entendía que ésa era su forma de mostrar que estaba pendiente de lo que él hacía, y aunque los sentimientos se demuestran, como Tezuka estaba seguro que Syusuke seguiría ahí, no sentía necesario demostrarle en un cien por ciento lo que él sentía. También estaba enamorado, y creyó que sería siempre un amor incondicional, pero se equivocaba.

Cuando Fuji conoció a Shiraishi su corazón dio un vuelco, el rubio lo buscaba, se interesaba por él y le hacía saberlo. Esto, claramente le llamaba la atención, después de haber estado constantemente al lado de una persona que parecía no valorar su compañía e incondicionalidad a esa relación que tenían, descubrir a ése muchacho fue algo significativo. Fue eso mismo lo que lo llevó a aceptar la proposición del otro, quería sentirse amado también, y quizás, por qué no, un clavo saca al otro.

Aquel pensamiento, había sido un error grande. No se puede jugar con eso, y emparejarse con quién se le diera la gana para “olvidar” a Tezuka, porque había acabado peor que con su primer amor. Si bien sabía que había amado al capitán, lo que le entregaba Shiraishi estaba fuera de cualquier explicación, era realmente un amor incondicional hacia él, a pesar de que el tiempo entre haberlo conocido y haberse hecho novios fue realmente corto, y sin considerar los años que conocía a Tezuka, se sentía como si hubiese conocido al rubio toda su vida. Todo se daba de manera tan natural, que podían ser ellos mismos dentro de su relación. Fuji se había enamorado nuevamente.

Sin embargo, el por qué se confundía, se debía a la costumbre de estar siempre con Tezuka, se había acostumbrado a ser feliz de esa manera, a pesar de que el capitán fuese confuso con él en muchos sentidos, a pesar de no conocer los verdaderos sentimientos de Tezuka. Y al conocer al otro muchacho, ese gigantesco amor no había logrado aplacar el malestar que sentía al pensar en el capitán de Seigaku precisamente por la costumbre que llevaba encima. Se había dado cuenta tarde, de lo mucho que podría haberse evitado si se hubiese detenido a pensar.

 

Volvió a casa. Volver a su ciudad natal se sentía extraño. Los recuerdos inundaron su mente a medida que recorría viejas calles, habían sido muy buenos tiempos. Él mismo había sido feliz allí, y por esa misma felicidad, se encontraba tocando la puerta del hogar Tezuka.

El corazón de Kunimitsu dio un vuelco al ver a Fuji al otro lado de la puerta:

-          ¿Fuji?

-          Hola Tezuka, lamento no haber avisado que venía.

-          No te preocupes –negó con la cabeza- pasa por favor.

-          Gracias.

Pasaron directamente a la habitación de Kunimitsu. Se sentía incómodo, y Fuji andaba con esa sonrisa de siempre que a veces lo perturbaba un poco, no imaginaba qué podía andar haciendo el castaño en su casa después de tanto tiempo.

Le indicó la cama para que se sentara, él acercó la silla del escritorio y se sentó.

-          Cómo estás Syusuke.

-          Bien, trato de estar mejor cada día. ¿Y tú?

-          Bien, llegué hace unos días de Alemania.

-          ¿Ah sí?

-          Sí –se  removió levemente en su silla- estoy entrenando.

-          Me alegra oír eso.

-          ¿Y tú?

-          Dejé el tenis –Tezuka enarcó una ceja, abrió la boca pero el castaño continuó hablando- Necesitaba enfocarme en mí y es lo que he hecho durante estos meses –miró sus manos- wow, casi un año va.

-          ¿Estás seguro que estás bien?

-          Sí Tezuka, y en realidad, no vine para hablar de mí –carraspeó- vine a pedirte disculpas.

-          Syusuke…

-          Fui injusto contigo, debí haber sido claro desde un principio.

-          Yo fui quién te insistió y te presionó para obtener una respuesta.

-          No, Tezuka, no hace falta que te excuses, entiendo que hayas querido estar conmigo, y te lo agradezco, pero yo no fui claro conmigo mismo desde un principio y eso revolvió todo. Fui injusto contigo, lo siento mucho.

-          Te amo –desvió la mirada- Te amo Syusuke, no creo que pueda volver a amar a alguien de esta forma, pero está bien, entiendo tus sentimientos y los respeto, no volverás a saber de mí.

-          Tezuka… -se levantó a abrazar al de anteojos- mi cariño por ti no desaparecerá nunca, no es necesario que digas que no volveré a saber de ti, cuando quieras, aquí estaré –Tezuka correspondió el abrazo.

Un par de lágrimas recorrieron sus mejillas hasta su mentón. No era fácil, por Dios que no lo era, pero quería que Fuji fuese feliz, aunque lo fuese con alguien que no era él. Se conocía muy bien, dudaba poder abrir su corazón nuevamente de esa forma. No le mencionó lo del botón dorado, se lo quedaría, al menos eso ayudaba cuando estaba triste, sentirse cerca de su corazón. Se acercó a sus labios a darle un último beso, Fuji no se negó, él sabía en carne propia lo difícil que era, y si eso dejaba tranquilo al ex capitán, estaba bien. Por todo el amor que le había tenido y por todo el amor que seguía sintiendo por él, aceptó el último beso.

Sin embargo, en su corazón habitaba un amor más fuerte aún. El mensaje de texto leído hacía algunos días volvió a resonar en su cabeza al despedirse de Tezuka.

¿Podemos hablar?

Claro, podían. Pero después de todo este tiempo ¿realmente quería volver a ver a Shiraishi? Todavía pensaba en él constantemente, y como no sabía de qué se trataba este repentino interés en conversar, temía que verlo le hiciera peor y volviese a decaer. Ya había perdido un poco las esperanzas de volver con él, por lo que hacerse expectativas de esa conversación sería lo peor. Tampoco le había respondido el mensaje, podía ser que el rubio también hubiese tomado eso como una respuesta y había decidido no insistir. No había manera de saberlo.

Pasó unos días con su familia antes de volver al departamento en el que vivía después de mudarse al haber roto con Shiraishi. Debía volver cuanto antes ya que estaba trabajando como fotógrafo. Una revista había dado con su página de fotografías en Internet, y lo contrataron para un par de sesiones. El producto final fue tan bueno que terminaron por contratarlo indefinidamente, por lo que había dejado los estudios un poco de lado para enfocarse en la fotografía. Iban a lanzar una nueva línea de ropa y debía hacer los preparativos.

Pasó a una tienda a comprar un lente que le faltaba para su nueva cámara, víveres para el resto de la semana y se encaminó a casa.

Encendió las luces, acomodó su ropa en el armario para luego preparar la cena. Estaba tan entusiasmado con el desfile que había olvidado comprar pasta de dientes.

-          Supongo que tendré que salir de nuevo –suspiró- eso me recuerda que también debo adoptar un gato, me hace falta un poco de compañía.

Se abrigó, y puestos los zapatos abrió la puerta. Shiraishi estaba del otro lado con la mano arriba, empuñada y con la intención de tocar.

Se miraron, ambos abrieron la boca pero no salió ninguna palabra. Kuranosuke enrojeció hasta las orejas, llevaba diez minutos fuera de la puerta dudando si tocar o no, y cuando al fin se había decidido, Fuji abrió de la nada.

-          ¡Lo siento! –se inclinó el rubio- ¡De verdad lo siento mucho!

Fuji seguía pasmado, no lo podía creer.

-          Cómo… ¿Cómo encontraste mi departamento? –fue lo único que atinó a decir.

-          Le pregunté a Yumiko-san –dijo aún inclinado. Fuji le tocó el hombro y el otro dio un respingo.

-          Pasa.

Muy bien Syusuke, estas cosas pasan cuando uno no contesta un mensaje de texto. Pensó.

Kuranosuke barrió con la mirada el lugar, se asemejaba un poco al departamento que tuvieron juntos en algún momento.

-          Por favor toma asiento –dijo Fuji señalando el sofá cerca de la ventana.

-          Te hace falta un gato –dijo con una risita nerviosa. Fuji a sus espaldas rodó los ojos, no llevaban ni cinco minutos en la habitación y el otro ya sabía lo que estaba pensando.

-          Pensaba adoptar uno –dijo, sentándose cerca de él. Miro por la ventana y vio que comenzaba a llover. Inevitablemente recordó la nieve que caía del cielo aquel día.

-          Uhm, te mandé un mensaje hace un par de días, todo este tiempo creí que habías desaparecido, que habías cambiado de nacionalidad y te habías dejado crecer bigote –le tembló el labio, dejando escapar una sola carcajada, se sentía tan a gusto con Fuji. El castaño lo miró divertido.

-          Lamento no haber respondido, le estaba dando algunas vueltas antes de saber qué responder.

-          Está bien, quería preguntarte directamente lo del mensaje, por eso estoy aquí, para saber si podíamos hablar.

-          Eso estamos haciendo ¿no?

-          Sí, si… -rió a medias, se quedó en silencio sin saber cómo comenzar- Syusuke, no sabes cuánto te he echado de menos –sonrió tristemente mirando al castaño, quien no respondió- He soñado con este momento no sabes cuánto, el hecho de volver a verte, me hace muy feliz.

Fuji suspiró. Ambos se miraron largamente, no sabía qué decir, tenía un poco de desconfianza dado lo que el rubio le había dicho tiempo atrás, su corazón aún estaba dolido. Sin embargo, verlo ahí cambiaba un poco las cosas.

Kuranosuke se levantó y se acercó al castaño quedando de pie frente a él. Extendió los brazos.

El castaño se enjugó una lágrima mientras se levantaba a corresponder el abrazo.

 

-          Te extrañé mucho, Shiraishi.

-          Y yo a ti Syusuke, no te imaginas cuánto.

 

Ambos rompieron en llanto. El rubio lo miró tratando de contener un poco las lágrimas y la sonrisa que se le asomaba por la boca.

 

-          Lamento haber dicho todo lo que dije, fui un tonto, aun cuando sabía que podíamos conversar hasta lo más obvio, me dejé llevar por la tristeza y…

No pudo terminar la frase. Fuji había sellado sus labios en beso.

-          Ya tendremos tiempo para conversar, ahora por favor, abrázame y no me sueltes.

Kuranosuke sonrió.

-          Abrázame y no me sueltes –repitió- por favor. 

Notas finales:

No saben qué satisfacción me da saber que por fin, después de casi cuatro años de ausencia, lo he terminado.

Sí señoressss, se acabó, como siempre y en casi todas mis historias, tendrá un epílogo, pero le pongo finalizado por si el epílogo demora otros cuatro años (hehehe) mentira xD Todos mis epílogos suelen ser una idea bonita, chistosa o romántica, o ambas, así que algo bonito se me ocurrirá para finalizar este fanfic como Ichirin manda :D

Al final, quería que el capítulo final también fuese algo así como un mensaje de amor y esperanza. Me siento como una abuelita que da consejos a la nueva generación (? Shoy miembro de eshte lugar deshde el doshmil onche xD SIETE AÑOS PO!

Ah, ya estoy volviendo a ser yo después de dos semanas horribles. Al final darse un tiempo no es tan malo, creo que terminar definitivamente hubiese sido peor, pero eso no quita la pena de que echo mucho de menos a mi pareja. Me pasó algo parecido a Fuji, entregué mucho en una amistad incondicional, y cuando descubrí que alguien podía hacer lo mismo por mí quedé en shock, y me enamoré nuevamente. Y sin embargo cuando uno necesita reencontrarse a sí mismo tiene que hacer lo que tiene que hacer, tampoco hay que echarse a morir, aunque uno llore día por medio sintiendo que se va a morir de la pena, siempre habrán días mejores.

Los amo, como siempre, toda esta emoción de finalizar este fanfic me han dado ganas de volver a escribir fanfics, pero pucha, no prometo nada porque en tooodos los fanfics que he hecho siempre empezaba estas notas con: LAMENTO LA DEMORA.

No, esta vez no lamento la demora, hay cosas que toman tiempo, eso es todo. 

Nos vemos para el epílogo! Espero que les haya gustado, ojalá comenten para saber qué les pareció uwu y si no les gustó, bien también, al menos espero haberles hecho pensar un poquito, o brindar consuelo a alguien que esté pasando por lo mismo.

Jaa Ne!

IchirinNoHana desu!

 


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